Promotion Game | Capítulo 02: Lobo Solitario

Hola de nuevo, soy MMBelial presentando un segundo capitulo de mi novela "Promotion Game".

Si te perdiste el primer capítulo pica aqui aquí.

Si tienes alguna consulta, puedes hablarme por aquí (facebook).

¿Alguna vez se han preguntado por qué estamos en el mundo? ¿Existe Dios? ¿Nos ama? ¿Somos los únicos? ¿Somos los primeros? En esta historia, sin relleno, intentaré explicarles una nueva forma de ver a la humanidad y al universo.

En esta oportunidad no cuento con la fantástica pluma de Shyori Nya, una pena porque es culpa mía, Ah pero les pondré dibujos míos (disculpen, es que dibujo con el ratón). Les dejo con el segundo demonio, Belial.


Belial.


Bueno, aquí les va.


PROMOTION GAME 2: Lobo Solitario

PARTE 1

—No tienes porqué usar un cuchillo, puedes tomar lo que quieras.
Un hombre sonriente, alto y de piel muy clara mostraba el interior de su billetera a un ladronzuelo. Aquel sucio callejón oscuro era el territorio de una alto y delgado muchacho de cabello lacio que se dedicaba a despojar de sus pertenecías a los incautos.

— ¡Ey, bastardo, solo tírala y lárgate de aquí! — dijo de forma amenazante
Aún sin perder esa sonrisa tan cálida, el hombre, que llevaba una capa negra sobre un traje elegante, le dijo con una amabilidad increíble.

—Solo acércate y toma lo que quieras.
— ¡Te cortaré el cuello!
Pero solo recibía una sonrisa como respuesta. Una sonrisa inquietante que le ponía de mal humor.
— ¡Bastar... Agh!
Justo cuando intentó acuchillarlo, en menos de un segundo, aquel misterioso hombre tenía sujetada su cabeza con un brazo, punzando suavemente la espalda del muchacho con el cuchillo que hasta hace muy poco tenía en la mano.
— ¿Cuando... tú?
Aquel hombre de cabello oscuro sonreía mientras le decía al oído.
— ¿Por qué me atacaste si te ofrecía mi dinero pacíficamente?
— ¡Cállate pedazo de mierda! ¡Aaaaarrrgh!

El cuchillo perforo un poco su piel.

—Soy un hombre amable, aún no toco tus riñones. Responde, por favor.
El muchacho intentaba ver los ojos de aquel hombre que se suponía era su víctima, pero estos estaban entrecerrados. Sus pestañas apenas dejaban notar la luz que rebotaba en la humedad de sus ojos.
—Está bien, tío... arrgg... supuse que harías algo como esto en el momento que me acercara... ¡Pero te dije que dejaras el dinero y te largues!
Je je... Así que fue eso.
El hombre empujó al muchacho y este cayó en la suciedad del callejón. Perdió su navaja, fue humillado y ensució la única muda de ropa que tenía.
—Qué decepción... Te dejaré vivir si te largas de aquí— le dijo aquel señor ostentoso, mientras hacía girar la navaja en su mano.
— ¡Cabrón!

Paf.

— ¡Uhg!
Cuando intentó levantarse para atacar, su rostro recibió un fuerte rodillazo. El impacto le dejó la vista un poco borrosa.
—Vaya, así que aún puedes reaccionar así. No tienes oportunidad. ¿Tanto necesitas el dinero?
El hombre tomó su cartera y dejó caer los billetes que contenía sobre sus pies. La denominación de cada billete que caía era lo suficientemente alta como para cubrir diez veces los gatos semanales de ese ladrón.
<<Maldito perro, solo lárgate, ya me venciste…>>

—Es todo tuyo. Tómalo.

El ladrón se incorporaba lentamente, sus brazos temblaban pero aun así su respiración parecía calmada.
—Esa sonrisa tan amable... Tu actitud, tu vestimenta cara... yo... ¡Mierda!
El muchacho golpeó el suelo con toda su fuerza. Gotas rojas tiñeron su puño, sus venas se hacían notorias.
— ¡Te mataré, maldito!
—Ah, no podrías... Solo arrástrate y toma estos papeles insignificantes.
<<Aún si me asesina... Aún si muero aquí... un perro sucio, una rata callejera que el mundo no extrañará... Aún si muero yo solo quiero golpear a un sujeto como él... Quiero manchar su rostro perfecto, que recuerde mi cara cuando quiera dormir... yo... yo... >>
— ¡Maldito!

Tuck.

— ¡Uuuugh aaaaeg!

Paki Paki.

Gotas de sangre caían de la mano derecha del ladrón. Atravesando su puño había un cuerno similar al de un toro, que nacía sobre el ojo derecho de ese hombre misterioso. Un sólido trozo tan resistente como hierro reflejaba un poco la luz.

Tsa.

Alas negras aparecieron en su espalda. Hermosas plumas cayeron después de desplegarlas.

—Escúchame bien mocoso impulsivo-decía con una voz gruesa y vibrante, completamente opuesta a la que usaba hace poco, -mi nombre es Belial, próximo rey del Infierno.
Los ojos del ladrón se abrieron tanto como era posible.
—Humano que responde bajo el nombre de Mijaíl—, decía el ente demoníaco, su cuerno se retraía lentamente libreando la mano herida del muchacho. —Yo seré el próximo Rey del Infierno... Únete a mí, me encargaré de que nunca más te sientas inferior en este mundo, solo debes hacer un trato conmigo.
— ¡Qué mierda eres tú!
—Soy un ángel negro, un ente de la oscuridad, un demonio... Esto no es una alucinación, te estoy mostrando mi verdadero rostro-. El cuerno se retraía lentamente hasta desaparecer y las alas se replegaban lentamente.
—Ja já—, rió el muchacho, —demonio de mierda—. Cayó sentado, recostándose en un muro. — ¿Sabes cuantas veces quise que aparecieras?
La sangre corría por el suelo.

— ¿Quieres mi alma? Esa mierda la hubiese cambiado hace mucho ¿Por qué no apareciste antes? En este mundo de mierda dios no reconoció mi existencia, aunque clamé por ti... no apareciste... Igual no creo que mi alma tenga valor con las cosas que he hecho... Aarg, me jodiste bien la mano.
—No busco algo como tu alma. Solo quiero que me ayudes en unos asuntos. A cambio puedes pedir lo que quieras.
Mijaíl observaba el hoyo en su mano. —Esta mierda tardará un poco en sanar. Ey, demonio de mierda, ¿qué coño quieres que haga para salir de esta vida miserable?
—Ja ja, mocoso... Tú nunca bajas la cabeza... Necesito que me ayudes en algo llamado Promotion Game.

— ¿Hu? ¿Eso qué es?

—No te puedo dar más detalles.

Mijaíl rió fuertemente. — ¡Je Je Ja! Tío... si es mierda de demonios ¿Debo matar a alguien verdad? Por hacer esos encargos pagan unos tres ceros por estos lados. Yo no tengo arma más que... Mierda, mi cuchillo. ¿Cuánto ofreces?
—Ja jaa—, rió aquel demonio de una manera muy sutil. —Rata callejera. ¿Cuantos ceros quieres?
—Humm, ja ja, maldito… Quiero cinco... No, siete cifras... Mucho dinero y un piso cerca de la playa… con un balcón grande.
Belial se acercó a Mijaíl, se puso en cuclillas frente a él y le susurró.
—Exígeme todos tus deseos, humano, solo quiero que selles un pacto conmigo, luego te daré lo que me pidas. Solo deja aflorar tus impulsos, muéstrame que tanto puedes desear…
Mijaíl cerró los ojos.
—Quiero mucho dinero... un auto azul...  ¡Una mansión! ¡Y un avión!
—Ja ja.
— ¡Una piscina enorme y mucho oro! ¡Lo quiero todo demonio de mierda, solo sácame de esta letrina!
—De acuerdo, Mijaíl.
Mijaíl lloraba sin hacer ruido.
—Joder, necesitaré tiempo antes de poder hacer el Prom, Pron... joder...
—Mijaíl, toma este anillo... En el momento que lo uses nuestro trato estará sellado.
Mijaíl estiró la mano, temblando. El fino metal plateado cubrió su dedo, la gema roja incrustada reflejaba perfectamente la luz de la luna.
—Listo. ¿Ahora qué...?
—Ahora duerme… Campeón de Belial…
Mijaíl se desmayó, lo último que vio fue el rostro del hombre ostentoso que lo humilló, sonriendo, desapareciendo poco a poco, en una infinita pantalla negra.


PARTE 2

—Amo Mijaíl, despierte... Amo...
Mmmm mierda, mi cabeza...
—Amo, por favor. Son más de las once...
— ¿Debería llamar al señor Belial?
—Ey, Arnett, creo que ya se está despertando.
— ¡Joder déjenme dormir en paz!— grité.
¿Ah? ¿Dónde mierda estoy? Lo último que recuerdo es ese extraño sueñ...
— ¡Aaaarg!
— ¡Amo Mijaíl, cuide sus heridas!
¿Eh? ¿Quiénes son estas mujeres? Sus vestidos negros ¿Estoy en un hotel?
— ¡Eh!— ¡El techo es tan alto! ¡Ah! ¿Quién necesita ventanas tan grandes? Mi mano duele, está vendada. Mi abdomen también lo está, y este algodón en mi rostro... Este anillo… Entonces ese demonio de mierda, Belial, eh...
—Amo Mijaíl, buenos días.
Las dos muchachas hicieron una reverencia...
— ¿Eh...? Mmm... Buenos días.
Esta debe ser la casa de ese demonio ricachón. Joder...
— ¡Amo Mijaíl, por favor no se levante así!
Dijo la más pequeña, intentando detenerme cuando me levantaba de la cama.
— ¿Ustedes quiénes son?—les pregunté, una parecía ser mayor que yo y la otra aún estaba en la primaria, de eso estoy seguro. Ambas se golpearon levemente con los codos, susurrando cosas que no pude escuchar.
—Ah... mmm... Yo soy Arnett, y ella es Chiharu. El amo Belial nos encomendó cuidar de usted— dijeron poco después.

— ¿Y dónde está ese bastardo, Belial?

—Oh... El amo Belial está en la planta baja. Hace un momento nos envió a despertarlo— dijo Chiharu, una mujer algo alta, de largo cabello liso y negruzco. Sus ojos rasgados y su rostro pequeño... Parecía una mujer de China o algún lugar cercano, muy diferente a la pequeña de al lado... Arnett, creo, cabello rubio hasta los hombros, ojos verdes, nariz pequeña... Son ese tipo de chicas que se asustan al cruzarse con sujetos como yo.

Chiharu y Arnett.

—Amo, ¿U-usted desea tomar un baño?—me preguntó Arnett. Nadie me había llamado "amo" antes.
Tsss, tomaré un baño cuando quiera— le dije, desabotonando esa camisa ridícula que traía. Entiendo que la gente con dinero use pijamas para dormir pero ¿debe ser tan estúpida?
—Ah-ah, amo, por favor permítame.
Arnett intentando no mirarme intenta tomar la tela de mi ropa.
—Ey, ey, no soy un bebé. Solo díganme donde está mi ropa.
Arnett juntaba sus manos delante de su boca mientras miraba el suelo, Chiharu intentaba no verme a los ojos, al parecer las pongo incómodas... ¿Son así de engreídas todas las mucamas?
—A-amo Mijaíl, su ropa está en la tintorería, pero el amo Belial dijo que tome que guste del armario contiguo—respondió Chiharu.
— ¿Eh? Ey, eso que señalas es una habitación, no un ropero. Tonta chica…
—Bueno... e-es como una habitación para la ropa- dijo Arnett. Esa niña es como un conejo asustadizo, joder. Espera... ¡Todo eso es un armario!

***

Tchchchchch.
Tenía bien jodida la mano... ahora solo un rasguño... y este anillo que no sale. Este baño es muy grande, el agua de la ducha cae verticalmente, como si fuera lluvia ¿Así se baña la gente rica?
—Amo, traemos toallas limpias.
—Ey, ey, lárguense, estoy en la ducha—. Estas niñas... ¿Será ya medio día?
—Amo ¿Necesita algo más?— decían a través de la puerta. Me van a volver loco...
— ¡Voy a salir desnudo! Retírense.
Waah, Chiharu, el amo es un exhibicionista—se oyó, —Quizá tiene mucho calor, además no es exhibirse si nos pidió retirarnos— le respondió. —Ey, ¿Por qué sonríes Chiharu? Vamos, vamos, se enojará-.
Haaa... la gente así me aburre.

***

Este armario podría ser usado como habitación, qué desperdicio… Oh... Hay mucha ropa aquí, pero todas son iguales. Trajes negros, trajes grises, corbatas sólidas ¿Son de mi talla?  Quizá Belial tiene a todos sus asesinos vestidos como ejecutivos... Ja, ja... Qué presumido... Me pregunto por qué me metió a su casa… Un demonio ¿Seré el primero en ver uno? Por supuesto que no, la gente siempre ha hablado de esas cosas. Este anillo… Ninguna de esas dos chicas tenía uno, probablemente solo sean criadas, no me hacen sentir esa mierda tan complicada, como si mi cuerpo me dijera que me aleje rápido, definitivamente no son demonios. Al parecer solo dormí una noche, pero no sentí como me trajo aquí, quizá uso alguna especie de truco sucio, magia tal vez. Lo mejor será vestirme y observar bien el lugar.
¿Cómo mierda anudo una corbata?

***

—Ja ja, pequeño Mijaíl, ¿Por qué traes la camisa desabotonada? ¿No te he dejado muchas corbatas apropiadas?— Decía Belial sonriendo, estaba de pie en una terraza bebiendo algo.
—No entiendo esas cosas... ¿Esta es tu casa, verdad?
—Correcto—. Tch, porque siempre sonríe así. Si no hubiese visto su cuerno no creería que se trate de un demonio. Parece uno de esos sujetos que salen en revistas de moda.
Belial se sentó en la terraza, al lado había dos mujeres con vestidos iguales a los de Chiharu y Arnett.
—Sofy, Amelia, vayan a desayunar algo, aliméntese debidamente— les dijo.
—Sí, amo Belial, con permiso, con permiso amo Mijaíl— dijeron al unísono, hicieron una reverencia y se marcharon.
—¿Eh..? ¿Belial, porqué me llaman amo?— le pregunté. Es molesto.
—Jo jo, eres mi campeón. Ellas te ven como un pequeño Belial.
— ¿Campeón?
— ¿Recuerdas lo que dije sobre Promotion Game?— me sonrió mientras observaba su jardín ¡Es enorme! ¡Es un océano verde!
— ¡Cuánto dinero tienes, tío!—, sorprendente...
—Bueno, esto puede ser tuyo si cumples el trato.
—Solo dime a quién quieres que asesine sin darle tantas vueltas— le dije. Impresionante, su casa es una mansión enorme.
—Esa es la actitud pequeño Mijaíl, pero no debes matar a nadie aún. El anillo en tu dedo es mi marca... no se quitará a menos que completes el Promotion Game, cuando pueda ser quitado de tu dedo podrás reclamar este lugar y la cantidad de dinero que quieras. ¿No es maravilloso?
Todo esto para mí... ¡Cool! Eh, pero...
— ¿Qué debo hacer exactamente?
—Por ahora estarás bajo cuidado de las pequeñas Chiharu y Arnett.
— ¿Niñeras? ¿Esas idiotas?
—Yo soy un demonio, Mijaíl, pero estoy viviendo en este mundo desde hace años. Aquí hice fortuna como cualquier otro humano, en ningún momento use mi poder para tener todo lo que tengo, claro... aveces juego sucio, pero lo hago como cualquier otro humano. Hace poco un demonio llamado Lucifer murió, la última vez que lo vi peleamos por el título se Satanás, rey del Infierno. Verás —me sonrió —, yo sentí vergüenza de regresar... Ahora que el título está disponible, tú, mi campeón, me ayudarás a coronarme... Recibirás a cambio lo que tú me pidas.
—Ya veo...
Este tío, quizá fue humillado en aquel lugar... Qué raro, nunca creí que esta mierda de demonios existiera, ni que tuvieran sentimientos.
—Aún no sé qué tengo que hacer.
—En unas semanas entraras a una escuela media. Al último año.
— ¿Eh? ¿Pero y eso que mierda tiene que ver?
—No me cuestiones. Además mientras me ayudes puedes quedarte en este lugar, comer, dormir y lo que te haga falta.
—Ah, supongo no tengo problema si lo pones de esa forma.
—Escúchame bien Mijaíl, las chicas de esta casa son todas como mis hijas. Ellas no saben que soy un demonio, me respetan como un padre. Me sirven como a su amo, pero no son esclavas. Estudian y viven como cualquier otra mujer... Así que no quiero que les causes problemas.
—Viejo guarro, vives con un montón de chicas...
—Verás Mijaíl, me gusta que mis sirvientes sean absolutamente leales. Estás chicas han sido rescatadas de la calle por mí... Son absolutamente fieles.
— ¿No hay ningún chicho?
Humn... los hubieron, pero ciertamente se revelan, no importa que tanto los mime... Procura no levantar tu mano contra mí. Eso me hace enojar.
—En-entendido—. So-solo levantó un poco las cejas y casi me hago encima…
Belial se acomodó el Cabello.
—La habitación de antes es tuya, si necesitas más ropa solo pídesela a Chiharu... por cierto, Arnett y Chiharu son tus guardianas, como ya lo dije. Te enseñaran todo para que no me dejes en vergüenza a mí ni a tus hermanas antes de que entres a la escuela...
— ¿Qué coño dices?— le dije. Qué se cree que es ese sucio cuervo.
—Obedécelas en todo. Tú llevarás mi apellido en la escuela como todas las damas de aquí.

Se fue caminando. ¿Qué mierda haré? apenas se algo de matemáticas...
—Si escucho una queja de Arnett o Chiharu, no seré tan amable…
—Belial, espera…

— ¿Humm?— me miró por encima del hombro.
— ¿A ellas también las heriste como  a mí?— pero volteó y siguió caminando.

—Ellas no me decepcionaron… Tú si…


Mijaíl.


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Acerca de El Tío Gato

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