CAPITULO 4
LA  GUERRA DE LOS DIOSES 

Aquí David E con el 4 capitulo de esta novela, he tratado de mejorar lo mas que he podido y espero que les guste, tratare de publicar cada 4 o 6 días, eso depende del tiempo que tenga, espero que los disfruten,nos vemos y hasta pronto

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Entretanto el congreso de los cielos, se discute por el hecho de que la nueva generación de dioses ha despertado, en este lugar se encuentras los 12 santos más poderosos de todos, ubicado en lo más alto de los cielos, un lugar lleno de flores rojas y blancas con una gran mesa redonda blanca y en ella estando sentados todos los santos alrededor de ella con un hermoso color celeste, todos los santos están discutiendo por el comienzo de la nueva guerra, no paran de hablar hasta que un santo, bastante viejo con una túnica y una barba blanca los interrumpe a todos.
-Recuerden que este lugar fue destruido hace millones de años atrás por los dioses del lanthasménos, esos dioses los cuales estas descritos como malignos y llevan un gran odio hacia la tierra, como en la vez pasada, nosotros estaremos en el bando de los dioses del kalós, por ahora necesitamos reunir la mayor información posible acerca de los nuevos dioses-dice el viejo mientras todos los santos lo miraban.
 Ahora que la gran deidad guardiana kidemónas ha despertado no creo que vuelvan a destruir este lugar-piensa ese viejo mientras se sienta en una de las sillas.
El viejo toma un libro enorme que estaba repleto de polvo por todas partes, sopla sobre el y levanta el polvo, observando en la portada, unos símbolos  muy raros, pero que recuerda haber aprendido cuando era un aprendiz, al traducirlo a su idioma lo que decía era bastante simple “primer guerra de dioses” al pasar página por página recuerda las palabras de su maestro, era un mar de lava que se acercaba desde el sur, mientras que desde el norte la lluvia era tan fuerte que destruía todo a su paso, 14 dioses reunidos en Platea, cada uno de ellos, lucharon hasta el final, su fuerza era increíble, pero lo que más le sorprendió fue como dos de los dioses más fuertes peleaban a una gran velocidad, esquivaban y golpeaban cada vez más rápido, hasta que uno de ellos lo golpeo en el pecho mandándolo a volar hacia una montaña que estaba demasiado lejos, pero en cuestión de segundos con el impacto la destruyo toda haciéndola volar en pedazo, hasta que el cielo se hizo tan negro que no pudo ver nada más, cuando la oscuridad desapareció, los dioses ya no se encontraban y el lugar estaba totalmente destruido, habían partes amputadas, escombros y sangre por todas partes, pero aun así no pudo hallar ningún cuerpo, el mar estaba tranquilo y se podían escuchar a las gaviotas a lo lejos con una gran cielo azul despejado, el maestro atónito no podía creer lo que había pasado ante sus ojos, el viejo anciano siguió leyendo ese libro tan peculiar en el cual se hallaban miles de historias acerca de los primeros dioses y la primer guerra, sabía que por los relatos de su maestro, esta guerra sería más sangrienta y violenta que la primera, esta guerra traería muchos cambios a este mundo y los humanos tendrían que estar preparados para ellos, el viejo cubrió el libro y con una mirada de esperanza miro hacia el cielo y cerró los ojos.------------------------------------------------------------
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Sora sonreía mientras secaba las lágrimas de Haru, cuando ella se disponía a darle un abrazo, la enfermera interrumpió el momento de una manera abrupta, sorprendiendo a los dos y separándose el uno del otro.
-¿Qué hacen ustedes dos aquí?-pregunta la enfermera mientras sostenía una aguja en su mano.
Haru al ver la aguja grita sorprendida.
-¡AGUJAS NO POR FAVOR!-Grita Haru.
-Cálmate Haru-Dice Sora.

ACUERDATE CUANDO ERA PEQUEÑA, CADA VEZ QUE ME ENFERMABA HUIA DEL LUGAR APENAS MIRABA EL FILO DE LA AGUJA!
-Oye niña, tranquila esta aguja no es para ti-dice la enfermera.
Haru siente un alivio y se recuesta sobre la camilla, la enfermera deja la aguja en una mesa y se dispone a revisar la herida de Haru, no parece muy mal pero Sora ya le había hecho la curación, se aleja de ellos y en un gabinete saca una tirita y la puso con cuidado en la herida de Haru.
-Bien, ya está, oye tu chico, quédate con ella un momento, no tardo-dice la enfermera mientras salía.
Haru voltea a ver a Sora y le causa gracia el momento en el cual el balón de voleibol le da en la cara.
-¿De qué te ríes?-Pregunta Sora.
-No, nada, es que me acorde que cuando éramos unos niños, tú en un partido de voleibol el balón te dio en la cara y fue por eso que te di esa tira para el pelo.
-Sí, aún recuerdo que estabas sorprendida que hasta me regalaste esta tira, cuando vi que te acercabas y te quitabas esa tira y dejabas caer tu cabello…
-¿Cabello y…?-pregunta Haru.
Sora mira hacia el suelo cierra los ojos y vuelve a mirar a Haru.
-Y quede sorprendido de tu belleza-dice Sora mientras se quitaba la tira para el cabello y dejaba caer su pelo largo y blanco sobre su rostro.
Haru quedo muy sorprendida cuando pudo observar los ojos de Sora, estos eran muy diferentes a cuando estaba enojado, eran de un color rojo suave, de los cuales quedo enamorada.
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-¡MIERDA COMO NOS ENCONTRARON!-Dice Liam mientras corre por un callejón llevando de la mano a un chico de pelo amarillo y una chaqueta descubierta, mostrando el signo de Aries desde su pecho hasta su abdomen.
Liam y el joven con el signo de Aries corrían frenéticamente por las calles de Róterdam, mientras que alguien les disparaba a una gran velocidad con unos proyectiles mientras saltaba de los tejados de las casa, los cuales generaba de su cuerpo, Liam solo podía responde mientras corría produciendo bolas de fuego con su mano izquierda, las cuales no eran muy fuertes, ya que no le hacía efecto alguno, Liam cada vez que atacaba podía ver que su oponente tenía un símbolo de dios en su rostro, pero no podía ver muy bien cual era.
Liam desesperado de correr por las calles, suelta de su mano derecha al otro chico mientras concentra en ellas una gran bola de fuego, antes de dispararla sus ojos están del rojo vivo y la tira sobre el piso, haciendo una gran explosión de fuego y humo, para poder escapar del otro dios, Liam sigue corriendo junto a el otro chico hasta que pierden de vista al dios que los estaba persiguiendo.
-¿Cómo te llamas?-pregunta Liam mientras jadeaba.
-Arie… Arie Ömer-responde también jadeando.
-Déjame ver tu símbolo-dice Liam
Arie, descubre por completo su pecho, dejando ver un gran símbolo de Aries.
-Con que Aries-Dice Liam.
-Aun no entiendo muy bien esto, ni porque tengo este “símbolo” en mi cuerpo, todo paso muy rápido y no recuerdo muy bien lo que paso.
-Que suerte tienes-exclamo Liam
-¿Suerte? No sé porque tengo esto es mi cuerpo-dice Arie.
-Yo recuerdo detalladamente como obtuve mi símbolo-Dice Liam mientras quitaba su bufanda y dejaba ver su símbolo en el cuello.
Arie se quedó sin palabras y no se inmuto a hablar.
-Bueno, por ahora tenemos que escapar de este lugar-dice Liam mientras mira por los lados de los callejones.
-No creo que sea buena idea, ese tipo nos puede asesinar en cualquier momento-aclama Arie.
-Si nos quedamos en este lugar nos encontrara y nos asesinara, si nos movemos viviremos-responde Liam
Arie decide irse de ese lugar con Liam, pasan por varias calles tratando de ir desapercibidos, empieza a llover y la noche se empieza a hacer aún más oscura, Liam y Arie siguen caminando por las calles de Róterdam, sus cimientos eran hermosos, como si de un cuento de fantasía se tratara, la ciudad era muy iluminada y trataban de ir por los lugares más oscuros posibles, Liam pudo escuchar un ruido desde un callejón y le ordeno a Arie que se detuviera, camino con cuidado para ver de qué se trataba, cuando volteo a ver a Arie y ordenarle que siguiera apareció otra vez ese sujeto y con un golpe en su cara lo mando hacia la parte de atrás del callejón, estrellándose fuertemente contra la pared, tumbando varios ladrillos, Arie fue detrás de Liam y cuando lo observo, tenía bastante sangre en su rostro, el chico se acercaba lentamente.

-Soy Lars Stenger, sucesor de capricornio-dijo mientras que con un relámpago se pudo observar su pelo de color amarillo, sus ojos estaban de color amarillo, su pupila era negra y cuadrada como el de una cabra, mientras que resaltaba su símbolo de capricornio en su rostro. 
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