NOX VOLUMEN 2 CAPITULO 19



        Aqui les dejo lo prometido. Disfrutenlo.







En un parpadeo se encontraron dentro de la inmensa mansión tipo castillo propiedad de la familia Marshall, alrededor de ellos yacían varios militares tirados en el suelo debido al agotamiento, eran los magos que habían creado su vía de escape.


La joven doncella de cabello rojo se acercó hasta donde su gemela se encontraba.



-Jirem necesitamos un sanador para tratar al Vizconde Nox, algo de ropa limpia también sería útil-.



-¿Qué le pasó? ¿Por qué se encuentra tan herido?-.



-Luego te contaré, pero ahora no podemos perder el tiempo-.



La gemela de cabello gris pálido dio una orden a uno de los hombres cercanos y a una de las sirvientas.



-Tú ve a buscar a un sanador y no pierdas tiempo, y tú trae algo de ropa de mi padre-.



-¿Dónde está Nelu? ¿Por qué no la veo aquí?-.



Jiram miraba a todos lados pero no podía localizar a 
su hermana mayor.



-Estamos siendo atacados, un ejército de humanoides está asediando todo el lugar, ella y Noa se encuentran peleando en el frente-.



-Esto no puede ser coincidencia, eligieron un momento en el que el Gran General Marshall está afuera tratando otros asuntos, además tenían la intención de invocar a un guardian dentro de la ciudad, estoy seguro que su plan era causar una gran conmoción para que sea mas fácil invadir desde afuera-.



Jean se incluyó en la conversación al mismo tiempo que ponía encima de sus destrozadas ropas el uniforme que una sirviente le entregó.



-Si, concuerdo con usted Vizconde Nox, tal parece que han planeado esto con mucha anticipación-.



-En ese caso iré a apoyar en el frente-.



El joven declaró su intención de seguir peleando.



-No puedes dada tu condición morirías, no lo permitiré.



Jiram se opuso fervientemente, y agarró con fuerza el brazo de Jean.



-Señorita Marshall, he visto el ejército enemigo y sé que es numeroso, si logran entrar en la ciudad personas inocentes morirán, mientras halla aliento en mi continuaré peleando, además créame cuando le digo que he estado en peores situaciones-.



Soltandose del agarré, Jean invocó a una de sus monturas preferidas.



-Amado y bravo corcel que surcas el camino del sol, cuya ira de tu especie puede secar los mares y quemar los bosques, necesito tu veloz montura, dígnate en aparecer ante mí-.



Un semental formado totalmente de fuego apareció delante de él, con prisa se subió en su montura y partió hacia las murallas.



-¡No, espera!-.



Jiram intentó perseguirlo pero no pudo seguir el paso.



Jirem se acercó a su hermana, sorprendida al ver que su actitud había dado un giro de 360 grados.



-Jiram ¿Qué pasó entre ustedes dos?-.



-Él salvó mi vida, peleó contra un guardian dorado, un Gran Argos y lo derrotó-.



La doncella pelirroja le respondió a su hermana sin perder de vista la imagen de Jean haciéndose cada vez más distante.



La doncella de cabello gris solo se quedó en silencio.



-(Igual que nuestro padre en su juventud… lo siento hermana Nelu pero creo que tendrás que esforzarte más de ahora en adelante)-.

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Nelu, Noa y un grupo de soldados se encontraban defendiendo una de las puertas principales, una horda de goblins, kobolds y ogros intentaban atravesar.



-¡Retírate Nelu, lleva tu pelotón a las murallas! ¡Yo me encargo de ellos!-.



Noa dentro de la cabina de su Neo Golem Terra se comunicó con su mejor amiga.



-No podemos dejarte son demasiados-.



-¿Con quién crees que estás hablando?, soy Noa Warbringer, descendiente del linaje que ama la guerra, si se quedan aquí solo limitaran mis movimientos, podría aplastarlos sin que me dé cuenta-.



-Entendido, pero no dejes que te maten-.



-No te preocupes, acabo de conocer a mi hombre ideal, no pienso tirar mi vida inútilmente-.



Con ese intercambio de palabras la joven capitana ordenó a sus hombres la retirada, la situación era terrible, en pleno aniversario cuando todos estaban felices fueron atacados, primero fue el secuestro de su hermana, y después en distintas partes de la ciudad aparecieron demonios grotescos que atacaban sin distinción, mantis religiosas de dos metros con patas delanteras como cuchillas que podían cortar cualquier cosa, cabras bípedas que saltaban de un lado a otro portando antorchas incendiando todo a su paso.



Así como orugas gigantes con caras humanas que lanzaban un ácido potente, e intentaban trepar por las murallas.



Nelu por fin llegó a auxiliar a un grupo de arqueros totalmente diezmados, además de híbridos, el lugar se encontraba lleno de demonios necrófagos, criaturas parecidas a ciempiés que en lugar de patas tenían brazos, sus rostros eran humanoides, sin ojos, solo dos pequeños agujeros en lugar de nariz, de color negro o gris, sus fauces estaban llenas de dientes, babeaban profundamente.



Con un rápido movimiento, usando sus dos espadas Nelu cortó a un necrófago en pedazos, después arrojó cuchillas de viento cortante a los enemigos que estaban a punto de alcanzar la cima, los cuales cayeron y golpearon a sus compañeros en el proceso, tirándolos al vació.



Algunos soldados aliados se dirigieron a una caldera con aceite hirviendo y vertieron su contenido sin piedad.



-¡Gwaaaaaaaaaaaaaa!-.



Los enemigos alcanzados se prendieron en llamas, mientras gritaban en agonía.



En represalia piedras enormes arrojadas desde catapultas azotaron las murallas, sin embargo no lograban derribarlas sin importar cuanto golpearan, no por algo el lugar era llamado la Ciudad Acorazada, cada piedra usada para la construcción de la muralla contenía una gran cantidad de encantamientos defensivos escritos en su superficie, no era broma decir que eran las más resistentes del mundo.



Cuando los soldados comenzaban a recuperarse del ataque sorpresa sucedió algo imprevisto, un cuerno de batalla sonó, a lo lejos pudieron ver lo que se avecinaban cientos de ciclopes dos a tres veces más grandes que los ogros comunes, y en medio de ellos vestido con una armadura que le cubría totalmente estaba su líder, el cual  dada su corpulencia y altura hacia ver a sus súbditos como niños.



Y para hacer la situación todavía peor un grupo de mantis aladas se acercaban volando a toda velocidad, en cuestión de un minuto estaban a cien metros de la ciudad, la moral de los soldados cayó nuevamente, pero otro evento no previsto los sacudió.



Otra horda de cerca de cincuenta criaturas voladoras apareció desde el bosque cercano, se trataba de dragones menores conocidos como wiverns, de múltiples colores, rojos, purpuras, negros, con grandes alas y patas traseras, pero con el cuerpo corto, de diez metros de envergadura y encima de ellos iban montados los trolls de puente, armados con jabalinas y arcos, a la cabeza de todos ellos, se encontraba una fémina que Nelu reconoció inmediatamente, se trataba de Sitr.




-¡Es hora de cobrar venganza por nuestras hermanas y hermanos, destrúyanlos!-.



Con ese comando la batalla aérea inició, las mantis y los wiverns intercambiaron salvajes ataques, las flechas y jabalinas difícilmente fallaban sus blancos, los demonios voladores usaban sus patas delanteras como espadas pero cada vez que topaban con la piel de los trolls, estas rebotaban, momento que era aprovechado para contraatacar.



-¿Qué rayos está pasando?-.



Un joven soldado expresó el pensamiento grupal.



-¡Escuchen bien Sitr la líder de los Trolls es nuestra aliada! ¡Repito los trolls son nuestros aliados en esta batalla, por ningún motivo los ataquen!-.



Nelu intentó aclarar la situación.



Un soldado cerca de sus cuarenta años, con diversas cicatrices en su rostro intentó desafiarla.



-¡¿Quién crees que eres, mujer?!-.



-¡Yo soy Nelu Maeru Marshall, hija del Gran General Leo Marshall, si me desobedecen tendrán que atenerse a las consecuencias!-.



Al escuchar eso el hombre cambió su disposición.



-Entendido señora, obedeceremos su orden sin falta-.



Los demás hombres y mujeres secundaron esa decisión.



-(Probablemente seré juzgada por abuso de autoridad, pero este no es el momento para pensar en eso)-.



Una nueva tropa de soldados subió hasta la muralla para reforzar las defensas, entre ellos se encontraba el Coronel Rait el hombre a quién su padre dejó a cargo.



-Coronel Rait yo…-.



-No se preocupe Señorita Marshall, estoy de acuerdo con su decisión, puede estar tranquila-.



Al parecer el coronel era más comprensivo que otros soldados de alto rango que Nelu había conocido.



El encargado de la defensa de la Ciudad mandó a varios mensajeros a las diversas partes de la muralla para comunicarles, que consideraran a los trolls de aliados.



El campo de batalla parecía haberse nivelado.

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Noa se encontraba en un grave aprieto cada vez que le daba una orden a su Neo Golem, decenas de enemigos sucumbían, ya sea cortados por su espada, o aplastados bajo las pisadas de su máquina de guerra, pero aun así el número de goblins y kobolds no disminuía.



Lo peor eran los ogros que necesitaban mas de un golpe para morir, además creaturas similares a orugas con rostro humano usando su ácido habían derretido algunas de las articulaciones de su “Gran Armadura Terra” con lo que la velocidad de sus movimientos disminuyó considerablemente.



-¡Mueran, mueran! ¡Nadie saldrá con vida! ¡Miserables criaturas!-.



La mente de Noa estaba sumergida en modo de batalla, fríamente calculaba sus posibilidades de ganar y determinó, que en poco tiempo sería derrotada, era necesario pedir ayuda si ella caía,hordas de monstruos entrarían a la ciudad.



El Neo Golem hizo distancia de sus enemigos y aprovechando el tiempo, tomo un gran rifle que tenía adherido en su pierna izquierda y disparó al aire, una bengala explotó en el cielo dispersando humo de color café.



Ahora tenía que esperar a que la ayuda llegara, nuevamente tomó su espada y regresó a la confrontación.


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Jean se encontraba entre las calles de la ciudad asesinando híbridos sin piedad alguna, usando la carga de su montura creó una pica de fuego y embestía a todas las mantis que se acercaban a él, desafortunadamente no morían inmediatamente, ya que se trataban de híbridos maduros.



Así que su estrategia era atravesarlos y anclarlos a la pared o el suelo, una vez inmovilizados creaba una inmensa guadaña y les cortaba la cabeza, el plan funcionaba adecuadamente gracias a la cooperación de los demás soldados que limitaban los movimientos del enemigo, los cuales gustosos aceptaron su ayuda.



Sin embargo Jean no se había dado cuenta de que la razón por la que no pusieron peros, era debido al uniforme que portaba, antes de separarse de las gemelas, recibió un cambio de ropa que había pertenecido a su padre, además de parecerse a un uniforme militar estándar tenía en la espalda y los hombros un escudo de armas con un León  de perfil en medio de dos espadas todo enmarcado por una corona de olivo y en la parte delantera el rango de Mayor.



Ese era sin duda el escudo de la casa Marshall, el cual solo podía ser usado por un miembro de dicha familia, los soldados sabían que su general solo tenía hijas pero cabía la posibilidad de que el joven enfrente de ellos aunque no sea un descendiente directo de Leo Marshall, si era miembro de otro rama familiar, el hecho de que su líder era conocido por ser algo mujeriego metía más incertidumbre a la situación.



Su apariencia física también jugó un gran papel, ojos y cabello rojo, semblante fiero y actitud temeraria eran también parte indiscutible de dicho linaje.



Una vez que los enemigos fueron mermados, Jean continuó hasta el frente.

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Noa había sido rodeada por un grupo de seis ogros, los cuales lograron derribar a Terra, y se encontraban arrancándole los brazos y piernas, cuando terminaron volvieron su atención hacia la cabina principal forzándola para abrirla y matar a su piloto.



-(Así que este es mi fin, es una verdadera pena. Lo siento madre, lo siento padre te he fallado, el linaje Warbringer termina conmigo)-.



Desde la frente de Noa un hilo abundante de sangre corría, al caer su Neo Golem, su cabeza se impactó con fuerza.


-(Nelu…Jean por favor sobrevivan)-.


Mientras sus últimos pensamientos pasaban por su mente, la luz se filtró en la cabina, los ogros lo habían conseguido ahora solo le quedaba esperar la muerte, con un último esfuerzo arrancaron la escotilla.



Ella pudo ver el rostro deforme de un apestoso ogro el cual tenía una sonrisa de punta a punta.



Entregándose a su inevitable final Noa cerró los ojos.



Pero su muerte no llegó, algo se impactó contra el ogro y lo mandó a volar, el sonido de armas siendo disparadas, y espadas chocando hizo que abriera los ojos nuevamente.


-¡Peleen, no dejen a nadie pasar!-.


-¡UHHHHHH!-.


El grito de guerra de seres humanos resonó, pero entre todas esas voces escucho la de él.


-¡Mueran! ¡Mueran! ¡¿Creyeron que era fácil?! ¡Se equivocaron bestias inmundas, todos sus descendientes recordaran este día! ¡Bueno, eso es si alguno de ustedes sobrevive! ¡Jajajja!-.



Desmontando su caballo de fuego, Jean decidió pelear cuerpo a cuerpo, creando una guadaña de llamas se colocó en primera línea.



Cada vez que blandía su arma una vida era segada, en determinado momento se adentró en el centro de la formación enemiga y girando su guadaña alrededor de él mientras caminaba lentamente como si estuviera dando un paseo, los diezmó, sangre y partes corporales volaban en todas direcciones, el tornado de muerte en el que se había convertido, infundió miedo en el enemigo y valor en los aliados.



Por fin haciéndoles retroceder Jean azotó con fuerza su pie derecho en el suelo y este se levantó, una pared de piedra  sólida bloqueó la entrada, repitió el proceso tres veces más para asegurarse que la barrera fuera lo suficientemente resistente.



-¡Yeeeeeeeeahhhh!-



Los aliados comenzaron a celebrar, ahora veían más posibilidades de ganar.



Jean se acercó al Neo Golem caído y encontró a Noa quién le dirigió una mirada llena de incredulidad.



-Noa Warbringer hiciste un gran trabajo, ahora es necesario que descanses déjame el resto a mí-.



El joven la sacó de la cabina con delicadeza y luego la entregó a un grupo de soldados que eran sanadores los cuales inmediatamente comenzaron con el tratamiento.


-Vigilen este lugar, si ven que la situación es difícil vuelvan al centro de la ciudad y usen guerra de guerrillas-.



-¡Entendido, Señor!-.



Los hombres colocaron una torreta portátil guardando la entrada, sus semblantes mostraban decisión.



Jean subió a las murallas y lo que vio fue al grueso del ejército enemigo combatiendo a campo abierto con los aliados que los intentaban hacer retroceder, las puertas principales habían sido recuperadas.



Con agrado también observo que Sitr se había unido a la pelea, su tribu montaba magníficos Wiverns y lanzaban proyectiles a los enemigos.



Con la señal de su Jefe  “Glotón”  los ciclopes atacaron con furia, hasta ese momento se habían mantenido alejados del campo de batalla, esperando el momento adecuado  en una guerra de desgaste, una vez que la Ciudad se encontrará debilitada darían el golpe final, ese momento había llegado.



-Jean, ¿Qué haces aquí? ¿Cómo está mi hermana? ¿Por qué estás vestido de esa forma?-.



Nelu se acercó corriendo al joven y lo llenó de preguntas.



-Su hermana está bien, esta ropa me la dieron ellas, y estoy aquí para ayudar-.



-Gracias al cielo, pensé que había perdido a Jiram, muchas gracias por salvarla, mi hermana se comunicó primero conmigo y me dijo que se encontraban atrapados en el laberinto de la ciudad, preparé a un grupo de magos para salvarlos pero no pude quedarme debido a esta repentina invasión, ¿Pasó algo que deba saber?-.



-Nada interesante capitana-.



-Mi familia te recompensará sin falta Jean Nox Crow, te lo prometo-.



-No piense eso por favor, mejor concentrémonos en vencer al enemigo-.


-Entiendo-.



Los dos regresaron sus ojos hacia la batalla. Lo que vieron fue crudo, los ciclopes eran muy fuertes y resistentes a los ataques físicos y mágicos, los aliados en tierra eran masacrados a un ritmo alarmante.



-A este paso aunque ganemos, el precio será muy alto-.



El coronel Rait caminó  hacia donde se encontraban ellos de reojo miró a Jean pero no comentó nada de su vestimenta.



-Es necesario cortarle la cabeza a la serpiente, así el cuerpo morirá-.



-Entiendo lo que quiere decir Coronel, pero ¿Cómo haremos eso? si concentramos todo el poder de fuego que tenemos tal vez podamos lograrlo pero dudo que dejen desprotegido a su líder-.



-Así es, si tu padre estuviera aquí tendríamos la mejor mano pero debemos ser realistas pelearemos hasta el último hombre en pie-.



-Señor pero los civiles no se podrán defender-.



-Ya ordené que los escolten fuera de la ciudad usando dirigibles-.



Sitr se acercó a toda velocidad hasta donde estaba Jean, su wivern se posó en la muralla.



-Es bueno ver que sigues con vida Jean Nox Crow-.



-Lo mismo digo Sitr, ¿te molesto si me llevas a dar un pequeño paseo?-.



-Adelante sube-.


Con una sonrisa la joven líder le tendió una mano y le ayudó a subir.



-Nox ¿A dónde vas?-.



Nelu se preocupó al ver ese comportamiento, Jean era su responsabilidad si algo le pasaba no podría ver a los ojos a la Duquesa Xellar, además él había salvado a su hermana.



-Voy a matar ciclopes, coronel dispersaré al enemigo en grupos más pequeños en ese momento necesitaré que contraataquen y los mantengan distraídos para que pueda retar a su jefe-.



El wivern despegó y volvió con los demás.



-Señor del Sol y Soberano de todas las artes, te imploro tu ayuda para que la oscuridad no apague la Luz, para que la ignorancia de las bestias no alcance la sabiduría de los seres pensantes, bendice mis flechas para que no erren el corazón de mis enemigos-.



Una lluvia de flechas de fuego cayó sobre los ciclopes, a pesar de sus increíbles defensas mágicas y físicas, tenían una gran debilidad, su único ojo, el conjuro que Jean usó era uno que en teoría siempre daba en el blanco.



Uno tras otro cayeron derribados con una flecha de fuego atravesada en su cráneo.



Jean repitió el conjuro tres veces más, las dos veces siguientes volvieron a cobrar muchas vidas enemigas, pero en la última ronda ya preparados los enemigos se cubrieron su ojo.



Eso era lo que Jean estaba buscando, dispersarlos y ponerlos a la defensiva, el coronel Rait aprovechó para ordenar el contraataque.



-Sitr, me enfrentaré a “Glotón” y para ello tendré que recurrir a algo que odio mucho así que sin importar que, no te acerques a mí hasta que la batalla haya terminado-.



-No entiendo lo que quieres decir pero lo haré, solo te pediré una cosa, no mueras por favor-.



-Ya he muerto hace tiempo, Noctis Ignis-.



Jean se arrojó al vacío mientras pronunciaba el aspecto negativo de su nombre mágico, la parte oscura de su ser.



Las flamas que le rodeaban, sus ojos, cabellos y uñas se tornaron negras y aumentaron su intensidad. En el aire invocó una guadaña inmensa y la dirigió hacia su enemigo, el jefe de los ciclopes que era tres veces más grande que uno normal se percató y usó el mango de su hacha para detenerlo.



El impacto creó una onda de choque terrible, un cráter apareció a los pies de su enemigo quien perdió el equilibrio y cayó al suelo, Jean aprovechó para hacer distancia.



-¡Tú! ¿Quién eres?-.



Lentamente  “Glotón” se puso en pie, parecía totalmente intacto.



-No mereces saber mi nombre-.



La actitud de Jean cambió, a pesar de la diferencia de tamaño respondió desafiantemente mientras miraba a su oponente con desdén.



-Jajaja, cuando te aplaste no importará pero primero haré que me pidas piedad-.



Sin previo aviso atacó, Jean le esquivó, el hacha dejó una gran destrucción en la tierra.



El joven reunió chi alrededor de su cuerpo y corrió alrededor de su oponente a una velocidad increíble, el enorme ciclope atacaba una y otra vez sin dar en el blanco mientras Jean contraatacaba golpeando a puño limpio el cuerpo de su enemigo.




-¿Eso es todo lo que tienes?  ¿Tus golpes ni se sienten?-.



-Eso significa que todo va bien, bestia ignorante-.



- Jajaja, disfrutaré devorarte pequeña hormiga-.



El ciclope a pesar de su volumen dio un gran salto, cuando aterrizó la onda generada mandó a volar a Jean varios metros, “Glotón” nuevamente saltó sin perder tiempo pero esta vez en dirección a Jean intentando aplastarlo con su cuerpo, cuando estuvo a unos centímetros de él este desapareció.



Glotón terminó rodando en el suelo misereblamente.



-¡¿Dónde estás?! ¡Pelea de frente!-.



-Jajaja, eres tan estúpido que me haces reír, ¿Quién en su sano juicio lucharía de frente contra una bola de grasa como tú?-.



Jean reapareció detrás del cíclope.



-¿Bola de grasa? ¡Me has enfadado pequeño, ahora verás de lo que soy capaz!-



El cuerpo del monstruo se cubrió con una luz verdosa y nuevamente atacó a Jean pero en esta ocasión su velocidad aunmentó drásticamente, balanceando su hacha destruía todo a su alrededor incluso a sus aliados que habían llegado a apoyarle.



Jean se transportaba de una sombra a otra esquivando con éxito los ataques pero sin poder contraatacar.



-(Esto es bastante difícil afortunadamente, estas bestias inútiles eligieron atacar al alba si fuera una noche sin luna no tendría sombras en donde escapar)-.



-¡Ahí estás!-.



El monstruo de un ojo tomó un par de piedras y las arrojó hacia el pequeño joven, tres escudos antiguos con serpientes en su frente se materializaron delante de él deteniendo las rocas.



-Estoy comenzando a aburrirme, una bestia sin cerebro como tú que solo confía en su fuerza física, es algo lamentable, ¿por qué mejor no te vas de aquí?, y cuando aprendas a leer regresas tal vez así te vuelvas un poco más inteligente-.



-¡Aghhhh!-.



El rostro del cíclope enrojeció de cólera, venas se podían ver palpitar en su frente sin pensarlo atacó.



-JAJAJAJA-.



El joven comenzó a reír sin control, y azotando su pie en el suelo un montículo de piedras se levantó, el cíclope tropezó con el y por la inercia dio vueltas sin control azotando todo su cuerpo, Jean creó otra saliente de piedra pero en esta ocasión de varios metros de altura que golpeó a la bestia en el torso y lo envió varios metros hacia arriba.



La escena de un gigante cayendo fue digna de ver, al azotar contra el suelo sangre de color purpura salió disparada por su boca, jadeaba  constantemente intentando recuperar el aliento.



-Deja de jugar Gran Jefe de los Cíclopes es obvio que no has sufrido daño alguno, es mejor que te pongas serio o no tendrás oportunidad de derrotarme-.




-Jajaja, vaya me descubriste pero debo corregirte algo, tú eres el que no tiene ninguna oportunidad de derrotarme-.



El cíclope se levantó intacto, soltó su arma, retiró su armadura y lanzó un puñetazo hacia el humano, la velocidad fue prácticamente imperceptible incluso Jean no se percató pero instintivamente conjuró un escudo Égida para defenderse, aun así una gran fuerza atravesó el escudo dañando severamente el cuerpo de Jean, el cual salió rodando miserablemente.



Si perder tiempo su oponente lanzó una lluvia de golpes, el joven invocó una decena de escudos creando un domo y se cubrió con ellos.



La tierra retumbaba una y otra vez tras cada golpe, era imposible pensar que alguien sobreviviría ante tal castigo, finalmente Glotón entrelazó ambas manos y reuniendo toda su fuerza destruyó los escudos.


El cíclope movió los restos de ellos intentando buscar a su presa pero no halló nada en su lugar un geiser de fuego estalló desde debajo de la tierra cubriendo todo su cuerpo al mismo tiempo cuatro torres de piedra se erigieron alrededor de él.



-¡Aghhh!-.



Las flamas eran tan intensas que el monstruo aulló de dolor, su piel gruesa no sirvió de nada, sus defensas mágicas fueron inútiles frente a una técnica puramente alquímica.



Desde el inició de la pelea cuando el gran Cíclope estaba subestimando a Jean, él colocó golpes en ciertas partes del cuerpo del gigante no con la intención de dañarle sino con la meta de crear un vínculo para usar el conjuro alquímico Niflheim y Muspelheim, robar la energía del monstruo y usarla en su contra le permitió tener una forma de resistir y debilitar a su oponente, mientras recuperaba sus propias fuerzas.



Una parte de esa energía la absorbió en su cuerpo lo que le permitió usar una mayor cantidad de conjuros, la otra parte la acumuló debajo de la tierra, el geiser de fuego que explotó era la manifestación de ese hecho.



-¡Mi ojo! ¡¿Que has hecho?!-.



Al ver esa escena sus súbditos acudieron a su auxilió, previendo eso Jean creó las torres de roca para mantenerse alejado de ellos.



-¡Te devoraré!-.



Parcialmente ciego el monstruo atacó todo lo que se le acercaba.



-Jajajajajaja-.



Jean desde la distancia se reía a carcajadas disfrutando la escena.

Guiándose por el sonido el gran cíclope corrió en su dirección, abrió su boca todo lo que pudo, un círculo mágico apareció dentro de sus fauces y comenzó a absorber todo.



Jean quedó atrapado en ese torbellino y fue arrastrado hacia la boca del monstruo, el cual al darse cuenta que lo había atrapado cerró sus mandíbulas y comenzó a masticar, de repente se detuvo en seco.



-Jaque Mate. Este es el final para ti-.



El joven habló con una voz fría y carente de vida, él no había sido atrapado por el cíclope, él había atrapado al cíclope.



-“Déjame invitarte un banquete digno de los reyes, de plato fuerte la carne de tus víctimas, de bebida la vid que hay en sus venas, devora todo, no dejes nada, pues esta podría ser tu último día. ¡Río Estigia!”-.



Los restos físicos de sus aliados goblins, kobolds, ogros y otros ciclopes, se partieron en pedazos reuniéndose en un solo lugar, la sangre derramada se combinó con ellos formando un río  de porquería, el cual rápida y violentamente se dirigió hacia la boca de “Glotón”.


Jean que se encontraba dentro forzó la poderosa mandíbula del gigante y la abrió, el torrente de carne y sangre entró sin resistencia, el joven fue llevado hacia el estómago del monstruo.



El líder de los ciclopes no podía gritar pero el miedo se veía en su rostro, él no sabía qué demonios estaba pasando, intentó cerrar su boca pero no pudo la presión que generaba ese río de muerte se lo impedía, su estómago comenzó a crecer exageradamente, la respiración se detuvo, finalmente cayó al suelo moviendo sus brazos en desesperación.


-¡Púmp!-.


Con un fuerte ruido acuoso su abdomen explotó liberando su contenido, una lluvia fétida cayó del cielo abarcando varios metros a la redonda.



Las tropas enemigas se detuvieron, ellos tampoco sabían que había pasado, su grandioso líder aquél del cual estaban seguros era invencible había sucumbido de una manera irónica. Su sobrenombre era “Glotón”, pues tenía  la costumbre de comerse vivas a sus víctimas, la terrible escena delante de sus ojos parecía un castigo divino por sus impiadosas acciones.



Pero Jean aún no había acabado,  intacto y limpio emergió del interior de su enemigo, las llamas negras que le envolvían habían aumentado su intensidad, una sonrisa macabra de oreja a oreja se mostraba limpiamente, lentamente se subió al pecho de su enemigo.



-Me dijiste que harías que te pidiera piedad, en tu estado actual ¿Cómo piensas hacer eso?-.



Con una voz apenas  audible  el monstruo respondió.



-¡Te mata…ré!-.


Más porquería salió de su boca lo que le impidió continuar hablando.



-Lo dudo mucho, ahora si me disculpas quiero disfrutar del fruto de mi victoria-.



El joven levantó su mano izquierda en la cual tenía algo que se contraía lentamente, se trataba del corazón de su oponente, el cual era tres veces el tamaño de su puño.



-Realmente pensé que tu corazón sería más grande, digo tu cuerpo es inmenso, espero que la falta de cantidad sea compensada por la calidad-.



Enfrente del derrotado y moribundo, como si fuera una suculenta manzana Jean comenzó a devorar el corazón, mordida tras mordida.



-¡Nooooooo! ¡Por favor, detente!-.



Cuando acabó de comer aunque era innecesario creó una lanza de fuego negro y la hundió en el cráneo de su oponente, después se viró para ver al resto de los enemigos, sus ojos parecían los de una bestia sedienta de sangre, firmemente declaró.



-¡Aún tengo espacio para el postre! ¡Así que corran, corran! ¡Tal vez solo pierdan sus vidas si huyen! Jajajajaja-.



Esa fue la señal para la retirada del enemigo, soltando sus armas corrieron despavoridos, pero Jean no los dejaría escapar fácilmente usando la energía recién adquirida al devorar un corazón exclamó un nuevo conjuro.



-“Muerte, muerte y muerte, eso es todo lo que hay, eso es todo lo que existe, despierto o dormido, en tus sueños o realidad, nunca escaparás de ella, pero no estés triste la diversión que ofrece la oscuridad es infinita, ¿Qué? ¿No me crees?, entonces déjame darte una mirada al mundo del más allá, déjame invitarte al Walpurgisnacht”-.



Una puerta gigante apareció detrás de Jean, y de un solo golpe se abrió, en ese momento las criaturas de las pesadillas se liberaron en el mundo, la luz se desvaneció en pleno día la oscuridad reinó.



Una de las cuatro invocaciones masivas prohibidas por la inquisición fue usada.



Bestias deformes, murciélagos gigantes, esqueletos vestidos en sudarios usando guadañas, caballeros con armaduras oxidadas montados en los restos óseos de corceles portando sus cabezas cercenadas, brujas ancianas con horrendos rostros y piel putrefacta en escobas de madera, como aquellas descritas en los cuentos de hadas, y  una multitud más de criaturas bizarras caminaron fuera de la puerta, todas y cada una de ellas voltearon a ver a Jean, esperando sus órdenes.



-Maten a todos los goblins, kobolds, ogros, demonios y especialmente a los cíclopes, el método que usen no me interesa-.



Esas palabras fueron suficientes para liberar el pandemónium, los enemigos fueron masacrados brutalmente mientras se batían en retirada, atravesados, cortados, aplastados, devorados, ahogados, quemados, congelados, electrocutados y otras formas de morir se hicieron presentes en el campo de batalla.



Los soldados aliados que habían comenzado a celebrar se detuvieron, atónitos veían el infierno , algunos vertieron el contenido de su estómago al no poder soportar la escena delante de sus ojos.




Sitr y los trolls se retiraron hasta la muralla, ella se dio cuenta porque Jean le había pedido que no se acercara a él durante la pelea, su cuerpo temblaba de miedo la persona amable que la había salvado y curado sus heridas desapareció, él se había transformado en un avatar de la muerte, era el ser más monstruoso que sus jóvenes ojos habían visto, incluso más que el cíclope que mató a su madre.



En la muralla Nelu se encontraba conmocionada,  a su lado se encontraba Noa envuelta en vendajes en el mismo estado.



-Tengo que hacer algo, ya sabía que algo andaba mal con él, mis instintos me lo decían es mi obligación detenerlo antes de que se salga fuera de control-.



-Es muy peligroso Nelu, es mejor que todos tomen refugió detrás de la muralla hasta que todo se calme-.


Noa intentó detenerla.



-No puedo hacer eso, es mi responsabilidad vigilarle, además después de todo lo que ha hecho por mi familia, por mi ciudad y por mí, no me puedo quedar de brazos cruzados-.



La joven capitana  corrió en búsqueda de Sitr, cuando la encontró le pidió que la llevara cerca de Jean.



-Él me pidió que no me acercara, sabía que se saldría de control, si intentas detenerlo tu vida correrá peligro-.



-No me importa, por favor ayúdame-.



Sitr la quedó viendo firmemente después de unos segundos respondió.



-Si veo que estás en peligro, te sacaré de ahí sin importar que-.



-Muchas gracias Sitr-.

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Montando al wivern, las dos mujeres se acercaron hasta Jean, el cual se encontraba en éxtasis asesinando a sus enemigos.



Nelu se plantó delante de él con los brazos extendidos intentando llamar su atención.



-¡Jean Nox Crow detén está barbarie ahora mismo!-.



Él la ignoró completamente, blandiendo su guadaña cortó a la mitad a un pobre goblin que suplicaba por su vida.



-Dije que te detuvieras-.



Nelu nuevamente se puso enfrente de él y lo tomó de su ropa, en esta ocasión no fue ignorada.



-Si quieres vivir, suéltame mujer-.



-¡No lo haré hasta que regreses a la normalidad!-.



-No me dejas más opción-.



Jean extendió su mano izquierda y apretó el cuello de la joven mujer, ella le quedó viendo con sorpresa en sus ojos mientras su conciencia se desvanecía



-¡Jean suéltala! ¡Recuerda que ella es una persona muy importante para ti!-.



Sitr intervino intentando razonar con él, el despiadado ser soltó a Nelu.


-Llévatela ahora mismo o no habrá una segunda oportunidad-.



La líder troll se acercó a su compañera, quien se encontraba tosiendo intentando recuperar la respiración.



-¡Tú me prometiste que nunca me harías daño o dejarías que alguien lo hiciera!-.



Las palabras pronunciadas por Nelu detuvieron en seco a Jean, él extrañamente se agarró la cabeza con ambas manos como si luchara con un intenso dolor.


-Capi..tana… yo-.



Viendo esa reacción Nelu decidió actuar.



-¡Así es, soy la capitana Nelu Maeru Marshall y te ordeno que te detengas!-.


-Yo no..puedo, ¡Callate mujer!-.



El joven parecía estar sufriendo debatiéndose sobre que hacer.



- ¡¿A quién crees que le hablas, escoria?! ¡Cuida tu tono de voz! ¡¿Quieres ser juzgado en una corte marcial por revelarte ante tu oficial superior?!-.



-¡AGHH! No quiero…por favor… no me obligues-.



Nelu lo volvió a tomar de la ropa, extendió su cabeza para atrás y con un rápido movimiento le dio un cabezazo a Jean y luego un golpe en el estómago.


-¡Eso duele! ¡Para!-.



-¡No pararé hasta que obedezcas mis órdenes, gusano!-.



La joven capitana continuó con su abuso físico, realizando combos de golpes en el pecho, piernas y brazos del joven.



-¡Esta bien usted gana! ¡Nunca más la desobedeceré! ¡Pero por favor no me pegue más!-.



Jean volvió a su habitual ser.



La oscuridad se disipó como por arte de magia, las llamas oscuras que envolvían su cuerpo se apagaron, la luz regresó, las criaturas invocadas se detuvieron y se convirtieron en polvo mismo que fue absorbido por la gran puerta después de lo cual se cerró y desapareció.




Nelu levantó a Jean del cuello de la camisa y le quedó viendo fieramente.



-Espero que hallas aprendido tú lección-.



-Si… lo siento mucho… no me pegue otra vez…-



La voz del joven se fue haciendo más débil hasta que cayó sumido en la inconsciencia.

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- Increíble ¿Quién es esa mujer?-.



-¿Cómo pudo controlar a ese monstruo?-.



Los soldados tanto hombres como mujeres vociferaron sus dudas.



-Ella es Nelu Maeru Marshall, hija del Gran General Leo Marshall. Y probablemente heredó la habilidad de su madre de poder domar bestias peligrosas, así que tengan cuidado de no hacerla enojar-.



La persona que les respondió fue el coronel Rait.




Todos los presentes asintieron fervientemente ante sus palabras.

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Acerca de David-A Gato

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