Hola lectores, les saludo Miguel, Tío Gato o MMBelial, como quieran llamarme.
Aqui está el tercer capítulo de mi novela "Promotion Game", un paseo por la subjetividad de la existencia humana. Para esta ocasión el tercer demonio emparejará con un humano ordinario, espero se entretengan tanto al leerlo como yo al escribirlo.
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Sin más les dejo con el episodio de hoy, por favor apoyen el proyecto comentando sus críticas.
PROMOTION GAME 3: Rompecorazones
PARTE 1
—Estoy nerviosa— dijo una
señorita en edad escolar, su cabello negro cubría un poco sus ojos maquillados
con poca habilidad. Unas manos fuertes pero jóvenes la tomaron con firmeza por
la cintura.
—Sin nervios significaría
que estamos acostumbrados. La costumbre es aburrida...
— ¿Entonces tú
también estás nervioso?—le preguntó al muchacho que la sujetaba muy de cerca.
Este tenía el perfil simétrico y el cabello alborotado y amarillento.
—Por supuesto,
solo intento actuar genial para darle confianza a mi chica.
— ¿Tú... chi-ca?—
susurró mientras acercaba su boca pintada de rojo.
—Si...
La banca del
parque, iluminada pobremente por una farola ambarina, sostenía el peso de dos
jóvenes acaramelados.
—Me da miedo
no ser la única en oír eso— le dijo, cruzando sus brazos. Su vestido de noche
brillaba débilmente.
—No pienses en
esas cosas —, dijo sonriente.
—Leonard... Tú de verdad...
Pat pat pat patpat
pat-pat.
Una pelota
salió de la oscuridad. Leonard se puso de pie.
— ¿Quieres
jugar conmigo? —se oía.
—Hunmm—, los ojos de la muchacha se
tornaron opacos, luego de un segundo se desmayó. — ¡Ágata, ey!— la sacudía
Leonard, pero ella no reaccionaba.
Una niña
pequeña de cabello negro salió de las tinieblas. Su vestido correctamente
arreglado combinaba con los lazos de sus trenzas. Las mangas que tenía eran más
largas que sus mismos brazos y sus labios estaban pálidos, como si tuviera
mucho frío.
—Mierda, niña,
del susto desmayaste a mi chica— le dijo mientras arreglaba el cabello de la
muchacha.
— ¿Es tu
novia?—le preguntó la niña, su sonrisa era inquietante, como si sus músculos
estuvieran congelados.
—Ja ja, dije
que es mi chica. Bueno, uno de mis chicas, pero sé buena y no se lo digas a
nadie ¿vale?—soltó una sonrisa desagradable, pero la niña no reaccionó.
— ¿Por qué
ríes de esa forma?— preguntaba curiosa sin perder su gesto sonriente
—Eres muy
pequeña para entender—dijo Leonard, acomodando su cabello, mientras recostaba
en la banca a su pareja ocasional.
—Esa mujer no
es asustadiza—, dijo la niña— ¿Me puedes dar mi pelota?
—Seguro,
pequeñita, pero ¿dónde están tus padres?
Leonard tomó
el balón aun sonriendo. Dio un par de pasos hacia la pequeña niña que era lo
único que se interponía entre él y la oscuridad.
Sllliaaarg
El balón
manifestó unos ruidos extraños y muchos tentáculos salieron de él intentando
sujetar los brazos del muchacho.
— ¡Ga-aaa!... — lo soltó, cayó sentado
hacia atrás.
Los tentáculos
serpenteaban y ondulaban aleatoriamente, había una boca circular llena de
colmillos en él. Un par de segundos después en el balón apareció un ojo gigante, con una pupila que buscaba a
la chiquilla. Luego de divisarla logró rodar hacia ella rápidamente recuperando
su forma de balón.
— ¡Pero qué
mierda!— gritó sorprendido el muchacho, con la cara pálida por el susto.
—Ku ku ku, es un juguete mío— le
respondieron.
<< ¿Qué
demonios es esa cosa?>> Pensaba Leonard sentado en el suelo.
—Leonard
Aldrich, ¿Quieres jugar conmigo?
— ¡Largo...
monstruo!— dijo asustado...
Tririririri.
Un batir de
alas trasparentes se escuchó. La pequeña niña comenzó a elevarse del suelo, su
vestido bailaba con el aire. El zumbido era fastidioso.
—Hay algo que
quiero jugar contigo, señorito Aldrich— decía mientras mantenía su vuelo sobre
el joven.
— ¡Aléjate de
mí! ¡Monstruo!
—Ku ku, solo un juego... Por favor...— le
dijo acercando cada vez más su rostro, mirándolo directamente, sin perder ese
gesto de inocencia.
— ¡Aléjate! —
decía Leonard retrocediendo sin dejar de verla.
Paf.
La pateó en el
rostro.
Pluuuuarg. Brrrr Brrr.
Su pequeño
cuerpo explotó un millar de moscas que volaron alrededor.
<<
¡Mierda, que está pasando! Ágata... No la puedo dejar tirada aquí… Son muchos
bichos, no veo nada>>.
—No pienso
lastimar a la chica, ni a ti, solo quiero que juguemos— se oía entre los
zumbidos.
— ¡De acuerdo,
de acuerdo pero solo para...!
Las moscas se
juntaron en un solo punto hasta formar la figura de una niña.
—Mi nombre es
Belcebú. Mucho gusto en conocerlo— dijo, inclinando sus piernas mientras
levantaba un poco su vestido.
— ¡Qué quieres
de mí! —decía temblando.
—Hay un juego
para dos llamado Promotion Game, se juega con un demonio y un humano. Al final
ambos ganamos un premio fa-bu-lo-so—, dijo con las mejillas rojas mientras
sonreía.
— ¡Pero yo por
qué! Déjame en paz, demonio...
—Tranquilízate,
no te voy a hacer daño. Nadie te hará daño si aceptas jugar conmigo.
Leonard se
quedó callado pero aun su respiración estaba acelerada. Una niña diabólica que
explotaba en miles de moscas hablaba con naturalidad en lo que pensaba que
sería una cita tranquila.
—De momento
solo quiero que me aceptes como compañera de juego—insistió.
—No entiendo
nada pero por favor, por favor déjanos en paz.
La niña se
quedó callada. Su mirada anunciaba su insistencia.
—No... Ya sé,
imagina que soy el genio de la lámpara de Las mil y una noches. Pide un deseo,
señorito Leonardo.
— ¿Uh? ¿Un
deseo... como "Quiero ser millonario" y cosas así?—respondió luego de
controlar sus temblores.
—Ya
comprendiste. Verás, en el Infierno están haciendo un concurso, así quieren ver
quien es mejor. Entonces debo emparejarme con un humano para superar un reto
que aún no me dicen. Yo vine con el señorito Aldrich porque es muy listo y
guapo, ku ku ku, seguro ganaré si me
ayudas. Las reglas dicen que a cambio te debo ofrecer algo que pidas, sin
obligarte- le dijo con una sonrisa tímida.
<<El
Infierno… esta niña viene del infierno a joderme a mi… ¿Pero yo por
qué?>>
—Ey, ey...
¿Estás diciendo que entre todos los humanos me elegiste a mí? —preguntó
Leonard, Belcebú guardaba sus alas.
—De entre todos
los disponibles.
<<Bueno,
quizá entre los jóvenes de mi edad yo fui el que más le gustó. Esta niña
demonio dice que los demonios quieren comprobar su superioridad, un juego que
se realiza con un humano y un demonio… Claro, quizá alguien con tan buen gusto no sea
tan malo, pero es aterradora. Esa cosa que traía casi me come la mano, será
mejor que guarde mi distancia. Las mil y una noches eh… Me pregunto si me
pedirá algo como mi alma a cambio, después de todo los demonios siempre juegan
sucio, al menos eso siempre dicen los viejos>>.
— ¿Tengo tres
deseos, verdad?—rompió el silencio.
—No es como el
cuento, solo tienes uno, y se cumple hasta después de ganar. No te puedo
ofrecer nada fuera de mis posibilidades, pero ciertamente son muy altas.
Leonard miraba
a Belcebú mientras esta observaba el parque.
— ¿Bel-Belcebú
cierto?
—Mi nombre es
Noaí Belcebú, pero llámame Belcebú—,
respondió sonriendo.
—Genial,
pequeña Bel ¿Me puedes hacer lucir joven toda mi vida?— dijo Leonard sacudiendo
su ropa—. No quiero ser un viejo muerto en vida, con ese aspecto tan
desagradable. Debe ser muy pesado arrastrarse por ahí esperando morir…
— ¿Uh?
¿B-Be-Bel?— respondió algo sonrojada. Se acomodó el cabello tras una oreja.
— ¿Puedes?—
preguntó curioso.
—Por supuesto
que puedo. Aunque igual morirás tarde o temprano— dijo levantando las cejas—
pero tu apariencia será la misma.
— ¡Genial! Me
gustaría poder… ¿Pero ese juego es
peligroso?
—Yo no lo
sé... pero yo te protegeré si alguien intenta lastimarte... en caso que algo
así suceda... Yo te protegeré, por favor acepta.
— ¿Puedes
protegerme? Tienes apariencia de una niña muy bien educada, me es difícil
creerlo— respondió sorprendido.
—Hace un
momento rogabas porque me fuera— dijo de forma tajante.
—Eeek... Jaja.
Increíble, un demonio... Oye pequeña Bel, ¿Todos se ven así de lindos como tú?
Tu cuerpo pequeño contrasta con esa personalidad, claro no es que no parezcas
una niña al hablar solo que…
— ¿Eh? ¿Lindos?
Bueno yo-yo soy muy joven. Nuestro aspecto visible a los humanos es similar...
No es algo en lo que debas fijarte.
— ¡Tengo ganas
de arroparte! Siempre he pensado que sería buen padre... jaja, no se lo digas a
nadie.
<<Su
miedo desapareció por completo, no puedo oler su miedo corriendo por sus venas.
Soy un fracaso. A este paso no aceptará nunca>>. Pensaba Belcebú.
—Has dejado
inconsciente a Ágata...
—Despertará
pronto — dijo Belcebú— solo hice que durmiera para que podamos hablar. Nadie
más debe enterarse que los demonios andamos por aquí.
—Bueno,
mientras no tenga secuelas estoy satisfecho... Estaría bien ser joven por
siempre, pero también quisiera algo de dinero... Hay cosas que quisiera comprar
ya. Ya sabes, un chico tiene necesidades.
—No te
preocupes señorito Leonard, yo cumpliré sus deseos si colabora conmigo.
—Una niña tan
pequeña no debería hablar de esa forma con un muchacho — levantó a Ágata. —Debo
llevar a esta chica a su casa antes de las 2am. Es una lástima, iba a pasármelo
bien con ella.
— ¿Entonces
quieres sellar el trato conmigo o no?— se apresuró.
Leonard
volteó, tenía a Ágata en su espalda.
— ¿Hay que decapitar
a una cabra o algo así, verdad?
— ¡Claro que
no, tonto!
— ¿A qué te
refieres? ¿Un contrato?—dijo muy
curioso.
—Algo así...
Los demonios tenemos una marca familiar cuando sellamos un trato, es una prueba
para evitar estafas... Símbolo de un trato con un humano. Generalmente tiene
que ver con firmas universales: sangre, huellas, cosas únicas en cada
individuo.
— ¿Jaa? ¿Algo
como qué?
—Ten —, Belcebú
le dio una esfera de metal con una aguja incrustada—punza la aguja en cualquier
parte de tu cuerpo. Se fundirá en tu carne.
— ¿Podrías
hacerlo por mí? Tengo las manos ocupadas sujetando a esta preciosa mujer.
Leonard se puso
en cuclillas.
—Perfora el
lóbulo de mi oreja, hazlo, ya he tenido aros en la oreja así que no pasa nada.
Belcebú caminó
hasta estar muy cerca, sus mejillas enrojecían. <<Su perfume huele
bien>> pensaba.
Snif Snif
— ¿Qué haces
pequeña Bel? No puedo estar así durante mucho, esta chica está bien alimentada.
—De-de
acuerdo.
Pac.
La aguja
atravesó la piel del lóbulo de su oreja izquierda, apenas cayeron unas gotas de
sangre.
—Listo. Tengo
que dejarla en casa. Hablaremos luego pequeña Bel, volveré a este mismo parque
a la misma hora.
—Oye…
Leonard
desapareció trotando en el horizonte. El silencio del parque hacia audible el
corazón de Belcebú.
<<Este
chico... Resultó ser más fácil de lo que pensé ¿Podré lograrlo?>>
pensaba.
PARTE 2
"Eres un
idiota, nunca más me vuelvas a hablar".
Me colgó el teléfono.
Bueno, yo, Leonard Aldrich, estoy acostumbrado a eso. Las mujeres suelen pensar
que son más importantes de lo que en realidad son, o quizá yo les hago pensar
eso… El punto es que siempre terminan lastimadas de alguna manera, y así uno
quiera evitarlo no puede.
Ayer logré
quedar con una chica, de esa que tienen booom
y baaaam, pero algo salió mal.
¿Quién podría
creer que una linda niña sería Belcebú? Ese demonio conocido como “Señor de las
moscas”.
La vida últimamente
se ha hecho aburrida, mamá nunca está en casa—, suspiró — al menos logro pasar
el rato con chicas bobas y divertidas. No entiendo como pude pasar años viendo
la vida pasar por la ventana, la vida es más tolerable si distraes el cuerpo.
Ser joven hasta mi último día... Sumado a una buena suma de dinero la vida se
haría más entretenida. Recuerdo cuando mamá me llevaba durante los veranos a casa de la abuela, en el campo... "Pastelito", me decía. Gradualmente su piel se arrugaba y su vos se hacía más seca. No podía recordar donde había puesto las llaves, era gracioso al principio... luego olvidó quién era yo... su único nieto, con el que pasaba más tiempo... No podía caminar, comer sola, ducharse... Debe ser como vivir en una prisión de carne, como si tu mente estuviera atrapada en una caja que eventualmente se desmoronará. Debe ser bastante feo, era muy lista y graciosa, no he encontrado mujeres tan interesantes...
Supongo llegarán nuevas experiencias, estoy algo
emocionado. Ayer me cortaron la inspiración. Tuve que dejarla a salvo en casa y
luego le reenvié ese mensaje de despedida que suelo usar en situaciones así...
Quizá comprar
algo de ropa me despeje la mente, ya viene el otoño, debo verme bien para
cuando entre a Red Star High. Me deprime pensar que será así de tranquilo por
el resto del día cuando espero un futuro emocionante…
— ¡Leo, mamá
está en casa!
Oh, mamá llegó
temprano...
Pat Pat Pat.
Bajé los
escalones.
—Enseguida
bajo... ¡Ehhhhh!
Mamá está de
pie ahí, en la entrada, con su cabello rubio hecho moño y su blusa de trabajo,
sujetando de la mano a una pequeña niña, una niña con trenzas y listones,
similar a... pero si es...
— ¿Por qué no
me dijiste que ayudabas a esta pequeña con sus estudios?
Belcebú me
sonreía.
—Bel vino a
buscarte, sus padres quieren que le des lecciones aquí, no te preocupes
pequeña, puedes venir a mi casa cuándo quieras ¡Aaah, mi hijo es un joven
maestro! Hace mucho no me hacía sentir orgullosa.
—Es usted muy
amable señora Aldrich, yo de verdad quiero mucho al señorito Leonard, es como
mi hermano mayor— decía Belcebú mientras se quitaba una pesada mochila de la
espalda.
— ¿Quieres
comer algo, Bel?
— ¿Tiene
manzanas?
Estoy
estupefacto, pero prefiero esto a que desmaye a mi madre como a esa muchacha de
ayer... ¿Cómo es que se llamaba? Por cierto, hoy no está tan inquietante… Qué
extraño, le pediré que no muestre sus alas.
—Traeré
algunas de la tienda ¿Te quedarás a cenar? Podemos comer lo que quieras ¿O
quieres que pida una pizza o algo? ¿Qué opinas tú, Leo?
—Oh no, no
puedo quedarme a cenar, debo regresar a casa antes de las cinco— interrumpió
Bel sonriendo.
—Bueno, Leo te
acompañará. No es bueno que regreses sola.
—Ah, mi
hermano es muy amable conmigo, algún día—, giró la cabeza y me miró de forma penetrante—,
lo recompensaré.
—Bueno, voy de
salida. Leo, atiende apropiadamente a nuestra invitada. Bel, estás en tu casa,
solo ten cuidado con las cosas frágiles y no te acerques a la habitación de ese
muchacho, debe haber cosas inapropiadas.
Pa-kat.
Una vez cerró
la puerta no pude evitar reaccionar.
— ¡Intentas
echar abajo mi reputación!
Esta niña
viene y echa abajo mi nombradía de muchacho guaperas, justo cuando había
logrado despegarme de mamá… Ella siempre es muy cariñosa, aun afuera, frente a
la gente…
—A tu madre
parece agradarle todo lo que dije de ti. Parece una mujer culta ¿Se dedica a
alguna actividad complicada?
—Niña, no
entiendes nada... Tú no debes interferir en esto, no hicimos un trato respecto
a venir a mi casa.
Bel se quedó mirándome.
—Te queda
bien...
¿Uh? No
escuché bien…
— ¿Qué?
—Te queda bien
lo que di— dijo mirando la pared, frunciendo los labios.
Esto se pone
enfermizo. Espero no haya tomado a mal cuando dije que era una "niña
linda". ¿Por qué las mujeres toman esas cosas tan profundamente? Se supone
que es un demonio. Aunque, aveces es útil. — ¿Has venido a hablar del trato
cierto? También he estado emocionado con eso pero me puse a pensar cosas
complicadas… ¿Será que tomarás mi alma?
— ¡Eso es
ofensivo! ¡Si no sabes, cállate!— me
gritó.
Esta niña...
Quizá de verdad dije algo indebido.
—Dentro de
poco entraré a la escuela... ¿Crees que tu juego afecte mucho mi vida escolar?
Ya sabes, hay algunas chicas que parecen mujeres adultas. Además mi escuela
tiene piscina y pues… sabes…
—Nuestro... es
nuestro juego— susurró algo, pero no lo hace lo suficientemente audible.
— ¿Qué?
— ¡Que es
nuestro juego!
Leonard
Aldrich
***
—Entonces Bel,
¿Vives cerca de aquí?— preguntó mi madre. Bel mordía su segunda manzana con una
sonrisa cálida. Sinceramente se ve adorable... No podría imaginar que se trata
de un demonio si no lo hubiese visto con mis ojos.
—No. Tomé el
metro.
La miré
directamente. Vaya, ese fue un error muy tonto.
— ¿Tomaste el
metro tú sola?—dijo mi madre muy preocupada. En este momento debe estar
pensando que los “padres” de Bel son unos malnacidos, degenerados y que
deberían morir en una prisión de Siberia.
Bel mi miró e
infló las mejillas.
—La verdad es
que mi mamá me trajo, lo siento, quería
sonar independiente para impresionar a mi hermano Leo.
Mamá sonrió.
—No te esfuerces
mucho con ese cabeza hueca— ¿A-eh? ¿Mamá se expresó mal de mí? ¿Yo, el chico
perfección? ¿El hijito que debe tener cuidado con las chicas malas?
Cuchicuchicuchi.
—Ju ju ju....
- Mamá le decía algo al oído a Bel, me miraban y luego reían.
Mamá se fue
riendo hacia la cocina.
—Oye,
pastelito...
¿Pastelito...?
pastelito... pastelito...
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