Ah... Lean los episodios extra (el primero, el segundo y el tercero) antes de entrar a este capítulo por favor. Si más les dejo el cuarto episodio.
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El de una ilustradora que disque me apoya :'v https://www.facebook.com/ShyoriNya/ Díganle que se mejore pronto.
Promotion Game 4: Nueva Amistad
Parte
1
—Hola. Ah... tu alcoba es muy
femenina…
Un hombre robusto y encapuchado
estaba en cuclillas sobre el marco de la ventana, sonriéndole a una chica que
lloraba en su habitación.
Zaf.
La muchacha reaccionó rápidamente con
una patada directa rostro. Aquel hombre la detuvo con una mano aun sonriendo,
el relieve de sus labios podía notarse un poco bajo la tela que cubría su cara.
—Ey, tranquila, no vine a hacerte
daño.
La muchacha tomó una estancia de
boxeo algo imperfecta. Miraba a su objetivo entre el espacio de sus puños. —
¡Ladrón¡— gritaba, intentando alertar a las personas del edificio, mientras
mantenía su guardia. El hombre robusto entró al dormitorio, se podían ver sus
ojos entrecerrados manifestando una sonrisa genuina.
— ¡Fuera! ¡Ladrón!— gritaba,
limpiándose las lágrimas de vez en cuando.
—Mía, no soy un ladró...
Paf.
—Gaaag...
Mia golpeó fuertemente con un
puñetazo, aquel desconocido tropezó y cayó hacia atrás, intentó sostenerse de
las cortina pero terminó saliendo por la ventana con las piernas hacia arriba.
— ¡Mierda, lo maté! — dijo
preocupada, acomodando sus pantuflas para salir rápidamente afuera y auxiliar a
su víctima. —Rayos...
Fuf fuf fuf.
Un batir de alas se oía. Subiendo
lentamente, el encapuchado de voz amable volvía a saludar desde fuera del
edificio. —Por favor no vuelvas a golpearme- le dijo levantando las manos. —No
soy tu enemigo. Los humanos y los demonios somos muy parecidos después de todo.
La chica enmudeció, retrocedía
lentamente, paso a paso, sin quitarle la vista de encima. — ¿Si estoy aquí
afuera no está mal platicar contigo, verdad? Fue culpa mía por invadir tu
espacio, te pido una disculpa.
La joven estudiante sacudió la
cabeza. — ¡Espiar a una chica en su habitación despreciable!— grito con su voz
aguda.
— ¡Jaaa! ¿No te sorprende verme
volando? ¿Eh...? ¡No te estoy espiando!—sus alas se sacudían lentamente. <<
¿Este sujeto realmente está volando?>> pensaba Mía. — ¡Qué quieres!
¡Monstruo!— gotas de sudor aparecían bajo sus ojos hinchados.
—Eres muy tenaz... ¿Por qué llorabas?
Pareces una mujer fuerte como para andarte lamentando…
Ella hizo un gesto raro durante un
momento.
—Entonces si espiabas, monstruo
perverso.
—Jo jo jo. Mía Baccellieri, tus ojos están
húmedos e hinchados... Por cierto, yo soy Azazel.
— ¿Ashasel?— repitió con la frente
mojada con sudor.
—Mi nombre es Azazel. A-za-zel, soy
virtualmente el demonio con más poder entre todos. Recuérdalo, porque vine con
intención de enlistarte a mi causa.
— ¿Y?— preguntó con una sonrisa confianzuda.
Azazel comenzó a rotar en aire.
— Déjame ver… — dijo el demonio,
tocando su rostro con uno de sus dedos. — ¿Hay algo que le hayas pedido a Dios
con tanto anhelo que de verdad creíste que te ayudaría?— Mía estaba enfadada.
— ¿Hu? ¡Solo vete!
—Bueno yo estoy aquí para demostrarte
que no le interesas a Dios, pero a mí sí y mucho, porque puedo obtener algo de
tí ¿No así como funciona este mundo? ¿Te gustaría ver a tu padre de nuevo?
Mía quedó callada, apretando los
dientes, su mente se congeló y se perdió en la pupila del demonio.— ¡Tú¡ ¡No
vuelvas a hablar de esa manera!
—Jo jo, bueno— dijo el ángel negro
mientras descendía — si tienes interés te espero en la recepción del edificio.
Bye-bye.
— ¡Espera!
—No diré más. Baja, podremos hablar— mientras
descendía lentamente con los ojos entrecerrados. Mía se quedó perpleja... sus
manos no dejaban de temblar. <<Mierda, un demonio... ¿De verdad?>>
Se quitaba el camisón de dormir y encajaba en su torso un abrigo de lana. <<
¿Será posible?>> Subía unos pantalones y abrochaba un cinturón delgado.
<<¿Papá... otra vez... conmigo?>> Se acomodaba las zapatillas.
Pat pat pat.
<<Papá >> Pat Pat pat, bajaba diez pisos a toda
velocidad.
<< ¡Papá!>>
Cuando salió del edificio un hombre
encapuchado la esperaba sentado en la baranda del jardín frontal.
—Vaya, una mujer que se alista rápido
para salir- dijo batiendo sus alas, mientras levantaba una mano.
—Ashasel...
***
Por las calles solitarias andaba una
pareja conformada por un fornido hombre encapuchado y una señorita de cabello negro.
<<Si alguien me viera caminar a esta hora... con un hombre... >>
pensaba la jovencita.
—Debes desear ver mucho a tu padre
como para salir con un demonio ¿Qué tal si fuera un pervertido? ¿Nunca has oído
de los inccubus?— decía Azazel caminando despreocupado.
—Tus alas son muy convincentes, y esa
intranquilidad que causa tu cuerpo... Es extraño, como si algo estuviera mal
contigo... Si quisieras hacerme daño ya lo habrías hecho, estoy segura que no
eres una persona normal, pero en cualquier caso creo poder defenderme, papá me
enseñó—. Mía juntaba las manos, su voz se oía perdida.
—Ja ja... Gracias. Eres una chica
encantadora— dijo Azazel. —Siento causarte una sensación tan incómoda... No
puedo evitarlo—. Estuvieron caminando por un rato muy largo, en silencio.
— ¿A dónde vamos?
—No a algún lugar en especial. Podemos
platicar caminando sin rumbo— respondió Azazel con una voz neutral.
Mía infló las mejillas, debía dar
pasos largos para seguir el ritmo de su acompañante. —Ashazel ¿De verdad puedes
traer a mi papá?
Azazel se detuvo.
—A-za-zel...— dijo levantando una
ceja mientras acercaba su rostro.
Mía repitió —A-sha...
Azazel siguió caminando.
—No puedo. Pero podría si me ayudas.
— ¿De verdad?— dijo intentando
ocultar su emoción.
—Si... En mi mundo no soy muy
aceptado... A lo largo de mi vida he descubierto como romper algunas leyes...
— ¿Leyes?— interrogó Mía con un gesto
de duda.
—Este mundo está regido por leyes...
Los humanos intentan describirlas con lo que llaman "ciencias
naturales", yo descubrí el método para romper ese tipo de cosas... Es algo
sumamente complicado— dijo Azazel mirando la luna.
— ¿Cómo la gravedad?— dijo Mía, muy
interesada.
—Bueno, lo pondré así: Los humanos
conocen la gravedad y sus propiedades, por lo que desarrollaron la forma de
forzarla. Un cohete espacial se eleva, pero se necesita mucha energía para
vencer esa fuerza. Ciertamente la has vencido, mientras se está elevando esa
ley nunca se detiene, en mi caso yo podría "desactivarla"—. Azazel
miró a Mía, ella tenía un rostro de incredulidad. —Claro que los humanos no
pueden percibir todas las leyes, solo aceptan como realidad aquellas que no
perciben correctamente. Es ahí donde entra lo que te dije, de tener a tu padre
contigo otra vez.
Mía se quedó meditabunda. —Si hay
demonios, hay un Dios... lo mencionaste. Si hay un Dios que puso leyes ¿Es
buena idea romperlas? — dijo luego de un rato.
—Pequeña Mia— le dijo sonriendo— podría
explicártelo ahora, pero tu cabeza colapsaría. De hecho yo aún no termino de
asimilar la verdad. Quizá con el tiempo te haga entender... Por ahora solo te confundiría...
Caminaron un rato en silencio.
— ¿Y por qué me ofreces esto de
repente?
Azazel volteó y dijo muy apenado.
—Es que necesito de tu ayuda... Ja
ja...
— ¿Mi ayuda?— << Pero si este
tío quiebra las leyes naturales, ¿Por qué quiere que una chica de escuela lo
ayude?>> pensaba Mía.
—Mia... Los demonio rompemos muchas
veces las reglas, básicamente lo que los humanos llaman "magia" es
romperlas, y los mismos "milagros" lo son, pero no es bien visto
romperlas así como así... Desde que el mundo humano se estableció, el Infierno
está en una especie de Guerra Fría con Dios. Cualquier acto mal visto
terminaría en una masacre...
<< ¿Tensión política?>>
se preguntaba Mía.
— ¿Y mi papel en todo esto es...?
—Promotion Game...
—Prom... Pron... no entiendo bien,
Ashazel... que es ese pron... —guardó silencio, apenada.
—En el infierno las cosas están algo
tensas, nuestro líder murió y los altos mandos han propuesto un modo extraño de
ascender a tal puesto.
— ¿Una prueba? ¿Cómo un examen?
—Aún no dicen que es exactamente.
Tengo mis sospechas. El paso uno es emparejar con un humano... He oído poco del
Promotion Game, al parecer tiene que ver con la naturaleza de los humanos.
— ¿Naturaleza? Em... em-emparejar...
Ashazel... No digas cosas así como así... Podría golpearte por acto reflejo— dijo
algo irritada.
—Ja ja, se trata de formar equipos.
Como para una carrera de tres piernas. Cuando sea Satanás nadie podrá impedirme
quebrar leyes, al menos no se manifestarán inmediatamente, entonces podré
recompensar tu ayuda, podrás ver a tu padre de nuevo...
Mía derramó unas cuantas lágrimas, emitía
pequeños chillidos.
—Es extraño que un demonio acudiera a
mi llamado...
Azazel elevó la mirada al cielo. —Dios
solo observa... De hecho ni siquiera sé si escucha las plegarias. Los demonios
y los humanos somos muy similares, ambos defraudamos a ese gran perfeccionista...
No logro comprender aún porque no somos bien vistos, si todo lo que somos ha
nacido de él...
Mía tomo la mano de Azazel.
—Te ayudaré Ashazel, tú me das
siquiera esperanza, la que ya había perdido... Siempre que buscaba ayuda
emocional decían que "algún día” nos encontraríamos. Que “solo sea buena y
espere", pero eso solo me desespera más... es horrible... es cruel...
¿Desde hace milenios hay gente en ese estado? que muere intentando sonreír...
Si tú me ofreces eso a cambio de algo, me esforzaré por conseguirlo... Aún si
no lo vuelvo a ver me quedará la satisfacción de haberlo intentado con toda mi
alma...
Azazel acarició la cabeza de Mía como
si se tratara de su hija.
<<Oh, al parecer Mía es una
chica lista... Bien hecho compañera, llevémonos bien>> pensaba Azazel.
***
—Aaah... me duele...— se quejaba Mía,
su voz aguda vibraba en la oscuridad.
—Tranquila es normal... —decía Azazel
con una voz neutral que denotaba concentración.
—Ay aaay...
—Hace poco parecías una chica ruda.
Listo, ya terminé ¿No fue tan malo, verdad?
— ¿Cuánto tiempo quedará rojo?
—Quizá mañana ya no sientas dolor.
Mía revisaba su hombro derecho recién
tatuado, tenía la figura de un cuervo impresa en su delgada piel. —Con esto el
contrato está sellado—, dijo Azazel, que tenía una aguja extraña en la mano,
estaba hecha de metal y tenía figuras grabadas en bajo relieve.
—No es bueno que me vean contigo aquí
y ahora, regresaré a casa, Ashazel—respondió con los ojos llorosos mientras
intentaba mirar su tatuaje.
—Ah, cierto. Mis ropas llaman mucho
la atención. Este parque parece muy tranquilo... Quizá me quede por aquí... No
te preocupes, contactaré contigo cuando sea necesario—. Mía intentaba no tocar
su piel recién marcada. Azazel le dijo que con ese sello estaría bajo su
protección, que representaba su emparejamiento.
—Antes de que me vaya, Ashazel, quería
preguntar ¿Es la primera vez que intentarás ser el Rey? Cuando papá murió
reprobé un examen importante... No pude concentrarme por ello, y la verdad es
un poco duro reintentar algo luego de fracasar, es obvio que no se comparan...
Azazel cálidamente interrumpió
—La verdad es que estuve en prisión
durante trescientos catorce años humanos. Es la primera vez que lo intentaré.
— ¿E-eres tan viejo? —Azazel reía —
¿Bajo qué cargos te aprisionaron?
Azazel quitó un vendaje que traía en
sus manos, tenía unas llagas cicatrizadas y marcas de sutura. Su piel había
sido chamuscada y ahora solo tenía marcas de batalla. Mía se cubrió la boca,
sus ojos se humedecieron un poco.
—Hace mucho yo... yo levanté mi puño
contra Lucifer.
Parte 2
Paki Paki
Mis lágrimas caen otra vez sobre el portarretrato,
la fotografía de papá... Pero esta vez no son lágrimas de melancolía, esta vez
tengo esperanza de volverlo a ver. Ya casi han pasado dos años... La vida de un
oficial de policía es así...
Espera papá, yo te traeré de vuelta.
Recuerdo cuando mamá murió, dijiste
que la vida es valiosa porque solo es una, que atesore cada momento de mi vida
porque son los únicos que tendré... Pero no pude, aun hoy la extraño... Y a ti.
Pronto nos veremos... Te traeré de
vuelta, tendremos esos momentos preciados de nuevo, los recuperaremos... Aunque
dios se reniegue de mí, aunque me cueste el alma…
***
Estoy en una librería buscando un compendio
de álgebra, mis clases comenzarán en poco tiempo. Aún si ayudo al señor Ashazel
no debo descuidar mis estudios. ¿Uh? Solo queda un ejemplar ¡Qué suerte!
— ¡Ey, es el que iba a tomar! Lo
divisé desde la calle, no puede ser...— Un chico simpático de gafas comenzó a
quejarse. Será mejor que lo ignore.
—Oye ¿Podrías dejarme el libro? Puedo
pagarte un monto extra o ayudarte a pasar alguna materia...
¿Eh? ¿Este chico quien se cree que
es?
—No me dirijas la palabra— le aclaré.
La tipa en la caja registradora me sonreía desde la recepción.
— ¡Por favor, necesito ese libro!—insistía.
Qué muchacho tan molesto, detesto cuando se me acercan tan bruscamente. — ¡Déjame
en paz!— le grité. El muchacho se apoyó sobre la caja registradora, justo
delante de mí.
—Te propongo un buen negocio, vamos,
te pagaré—, decía apresurado.
¡Este sujeto ya me hartó!
Paf.
Vaya… Es rápida. Una pelirroja
vestida con una blusa a rayas detuvo mi puñetazo con la mano opuesta. Rayos,
quería romperle la boca a ese sujeto… ¿De dónde salió?
—Ey, ey ¿Qué crees que haces?— me
dijo sonriendo, luego tomó la cabeza del muchacho y la pegó a su pecho,
mimándolo como a un niño pequeño... No creo que sea su madre... Es un poco
asqueroso.
—Si intentas hacer algo como eso otra
vez te descuartizaré.
¡Eh! Qué mujer tan trastornada ¿Serán
amantes? la forma en que lo toca, seguro le paga... Es repulsivo... Ah, mi cara
está un poco caliente...
—So-solo dígale a ese sujeto tan
escandaloso que se aleje de mí, vine a comprar un libro y eso es lo que voy a
hacer—. Pasé de largo.
—No debes ser tan impulsivo,
Segismundo— le decía esa mujer mientras arreglaba el cuello de su camisa ¿No
les da vergüenza?
—Aquí tiene su cambio, señorita.
Gracias, vuelva pronto— me dijo la encargada al sellar la venta. Tengo comezón
en el hombro, no soy de vestirme dejando ver mi piel, pero no quiero que nadie
se entere de mi tatuaje.
—Ah... Disculpe señorita... —escuché,
al voltear estaba ese chico, sonrojado y con la cabeza baja. La mujer que lo
acompañaba estaba detrás, cruzando los brazos mientras sonreía hipócritamente.
—Yo tengo muy poco tacto para
interactuar con otras personas... Usted tiene todo el derecho de conservar ese
libro... Discúlpeme por favor, me siento apenado por mi comportamiento.
Solo pude suspirar.
—Ey... Si vas a disculparte hazlo por
tu propia convicción— avancé, ese sujeto es patético... —Y al menos intenta
disimular cuando te pasees con tu amante—. Eso debió oírse genial, maldición
casi no puedo ocultar la satisfacción que siento.
—Ey ey, ella no es mi amante...
Me detuve y lo miré con asco por un
segundo. —No me des explicaciones... Imbéshil...
Silencio… ¿Hu? Esa mujer... ¿Acaso se
está atragantando?
—Pfff... pfff... Jaja ja...
—Ey, Agrat, no debes reírte de algo así—
decía el muchacho de gafas— lo siento señorita... Ella a veces... — intentaba sonreírme,
pero estaba muy apenado... Acaso esa... Esa puta...
— ¡Agrat basta!
—Jajaja, ríete conmigo, pequeñito—, decía
esa... loca. — Es mu-muy gracioso jaja.
Salí antes que mi cara enrojeciera
más, no es mi culpa no poder pronunciar bien algunas palabras, pero nunca nadie
lo entiende.
— ¡Oye!— Escuché un par de calles
después, es ese muchacho... ¿Será que todos los chicos se fijen en mujeres
mayores? ¿Qué les atrae? ¿Su busto? ¿O quizá que son independientes? He oído
que las chicas lo hacen por el dinero… ¿Pero los chicos?
—Oye... jaa... jaa — su respiración
está agitada... Su estado físico debe ser pésimo.
— ¡Qué quieres! Te dije que no me
hables.
—Es que... jaa jaaa... quería
disculparme, ella... jaa jaaa... está un poco mal de la cabeza. Fue grosera, me
disculpo.
—Bu-bueno... Solo se más educado al
dirigirte a un desconocido— le dije.
— Me alegra que comprenda... — me dijo.
¿Qué significa ese largo silencio? ¡Ah! —Baccerielli— tosí— Mía Baccerielli.
—Señorita Baccerieli, me alegra que entienda
y acepte mis disculpas—. Bueno, no parece un mal chico, quizá esa mujer lo
tiene en una situación complicada, pero no puedo andar enojad...
— ¿Segismundo, qué haces con esa perdedora?...
¡Veeen!— Gritaba la pelirroja desde otra calle... esa... maldita... Cálmate Mía,
tenemos mucho que hacer hoy.
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