Inmediatamente al llegar, la capitana Nelu
Maeru Marshall salió a toda velocidad de
su medio de transporte, se dirigió hacia los hombres que estaban en la entrada del
poblado de Ba que ahora parecía un pequeño fuerte, murallas de piedra de color
grisáceo rodeaban todo el lugar, algunos arqueros estaban apostados en torres
aunque improvisadas servían a su fin.
-Buenas noches, Quiero hablar con su líder.
Soy la capitana Marshall-.
- Ya es bastante tarde, ¿no lo cree, Señorita?
El hombre parecía aburrido y algo molesto.
-Si no se tratara de algo importante te daría
la razón-.
-Bueno, ¿Tiene alguna cita agendada?-.
El otro guardia también se unió a la
conversación. Perdiendo poco a poco la paciencia Nelu respondió.
-¿Te parece que tengo una cita? No… un
mercenario que ustedes conocen como Hoz me pidió que viniera a hablar sobre
algo bastante delicado-.
-¡Oh, el señor Hoz! ¡Haberlo dicho antes!
Esperé aquí un momento, iré a avisarle al Jefe Orb-.
Cambiando su actitud totalmente uno de los
hombres salió corriendo.
-Disculpe nuestros modales Capitana, como ve
estamos bastante tensos vigilando este lugar-.
-Entiendo, no se preocupen, (¿Por qué actúan
así solo por escuchar el nombre de esa persona?, de alguna forma me molesta)-.
Pasado unos minutos llegó a la entrada un gran
hombre con un prominente abdomen y un rostro igual de redondo con facciones
afables.
-Buenas noches Capitana Marshall si no me
equivoco…, Yo soy Orb-.
El gran jefe se presentó con una ligera
reverencia.
-Está en lo correcto, y también mucho gusto en
conocerle-.
Nelu le devolvió los saludos.
-Mis hombres me dijeron que quiere hablar de
algo importante, si no le molesta sígame, es mejor tener una reunión en un
lugar más seguro-.
Volteando a ver a sus subordinados añadió.
-Dejen también que pasé el carruaje, y provean
lo que sea necesario-.
Con esas indicaciones Nelu siguió al Jefe
Mercenario hasta un edificio que se encontraba en el centro, dentro había unas
cuantas sillas y una mesa, encima de la cual se encontraba un mapa de la
región.
-Siéntese por favor-.
Eligiendo el lugar más cercano a la salida
Nelu obedeció.
-Si viajó hasta aquí debe estar cansada, por
favor beba esto-.
El gran hombre le extendió una copa llena de
un líquido ligeramente anaranjado.
-No gracias, no soy buena con bebidas
alcohólicas-.
-Entiendo, debí suponerlo, entonces tal vez
preferiría algo de agua fresca-.
El jefe tomó una jarra cercana y una nueva
copa, los cuales dejó enfrente de la capitana.
-Entonces ¿de que quería hablar?-.
-A decir verdad estoy investigando sobre quien
puede ser el causante de los ataques a las diversas poblaciones cercanas-.
-Ya veo, supongo que estos eventos no solo son
debido a la malicia de los goblins y ogros-.
Nelu guardó silencio unos instantes antes de
continuar, se dio cuenta de que a pesar la apariencia inofensiva del hombre
delante de ella, él era bastante sagaz y había podido leer entre líneas.
-Así es Je… digo Hoz consiguió información
clave sobre esto, él descubrió quien o quienes son los culpables de esta
situación, quedamos en vernos en este lugar…-
-Entiendo, entonces creo que deberíamos
esperar a que vuelva… Señorita tengo curiosidad sobre algo, usted se apellida
Marshall ¿Tiene algo que ver con él General…-
Antes de terminar Nelu lo interrumpió.
-Así es, soy hija del General Leo Marshall-.
-Oh, disculpe mi curiosidad, yo…-
Nuevamente el gran hombre fue interrumpido.
-Señor, Hoz y Vot regresaron además trajeron
consigo a un acompañante-.
-¡Que buen tiempo! Traiganlos para acá,
informale a Hoz que tiene una invitada-.
Unos instantes después tres personas más
hicieron acto de presencia.
Un elfo oscuro de expresión adusta, un pequeño
hombre y una mujer troll que se encontraba abrazándolo del cuello.
-Sientense por favor, necesitamos tener una
reunión estratégica-.
Con la directiva de Orb todos tomaron asiento.
-Hola “Señor Hoz” (¡Veo que mientras sea mujer
la raza no te importa, maldito
pervertido!)-.
Nelu fulminó con la mirada a Hoz quién se puso
a temblar incontrolablemente, Sitr usando de pretexto de que se encontraba muy
débil, se encontraba muy cerca del desafortunado joven abrazandolo hasta tal
punto que mantenía medio cuerpo de él cerca, muy cerca de sus exuberantes
pechos.
-(¡Desearía que me tragara la tierra!)-
-Muy bien Hoz, podrías explicarnos que hace
una hembra
Troll en este lugar-.
Orb fue quién empezó el interrogatorio.
-…Ella es Sitr, las razas humanoides de la
región se unieron en una alianza, solo los trolls se negaron… !Hii!-.
Hoz se estremeció profundamente, la capitana
Nelu empezó a liberar un instinto asesino, no le quitaba la vista de encima sus
ansias de hacerlo pedazos eran evidente,
en respuesta Sitr aumentaba la fuerza de su agarré, algo que solo
enfurecía más a Nelu.
Tomando valor, Hoz continuó.
-Y por eso sus líderes fueron secuestradas
para obligarlas a unirse a la fuerza, pero aun así se negaron, Sitr… ella es la
única sobreviviente, hija de la anterior líder y por ende la siguiente
matriarca-.
El rostro de Sitr se ensombreció al escuchar
esas palabras.
-Entiendo, debo suponer que encontraron la
base de esas creaturas y la rescataron, si es así podemos conseguir más hombres
e invadirlos-.
Orb dio esa optimista sugerencia.
-No señor Orb, dentro ese lugar es un nido de
demonios, hay miles y miles, de goblins, ogros, kobolds y lo que es peor un ejército
de ciclopes, y aunque me cueste creerlo deben estar planeando algo-.
Esta vez fue el elfo nocturno quién corrigió
al líder.
-Esas bestias no tienen el cerebro para
planear algo Vot,… ¡Oh! entiendo, alguien con el suficiente cerebro los está
usando, ¿Lograron descubrir quién?-.
-No estamos seguros, pero sin importar quién
sea está claro que es un asunto que está fuera de lo que los mercaderes o
mercenarios pueden tratar-.
-Es ahí donde entro yo, le informaré a mi
padre sobre la situación para movilizar a las tropas y erradicar ese lugar,
también será necesario movilizar a los civiles hacia zonas más seguras-.
La capitana Nelu se incluyó en la
conversación.
-Vaya vaya, supongo que por nuestra parte
hablaremos con el gremio de comerciantes, deben saber que el rescate de esta
ruta comercial es una pérdida de tiempo
aunque hallamos recuperado este pueblo, si el ejército enemigo es inmenso solo
gastaremos recursos inútilmente y al robar las mercancías y productos solo los
estaremos financiando-.
Orb se encontraba sumido en sus pensamientos.
-Hoz ¿Podrías hablar con el jefe del gremio e
informarle de la situación?, creo que lo mejor sería retirarnos de este lugar,
pero no quiero que piensen que estamos incumpliendo nuestros contratos-.
-Entendido Jefe, lo haré-.
-Bien eso solo nos deja el asunto de esa
mujer-.
Nelu añadió otro tópico a la conversación. La
sangre de Hoz se heló.
-¿Qué piensa hacer el Señor Hoz con ella?-.
Aunque Nelu tenía una sonrisa forzada en su
rostro, estaba claro que no era por encontrarse feliz, el aura que exudaba era
oscura como la más negra noche.
-Si me permiten hablar deseo regresar con mi
tribu, si siguen pensando que estoy presa se pondrán en peligro innecesario
intentando rescatarme, por eso me gustaría que Je..Hoz me escoltara hasta mi
hogar-.
Nelu notando que Sitr estuvo a punto de decir
Jean, instintivamente dirigió sus manos hacia sus espadas gemelas con la
intención de desenvainarlas, mientras le preguntaba con la mirada a Hoz por qué
esa mujer conocía su verdadero nombre, él como respuesta solo se encogió lo más
que pudo en su asiento.
-Lo siento pero será necesario que él me acompañe
para brindar la ubicación exacta de la base enemiga-.
Nelu controlándose lo mejor que pudo respondió
de manera neutral.
-Si ese es el caso, aquél elfo nocturno
también conoce la ubicación exacta, de esa forma todo está solucionado-.
Las dos mujeres intercambiaron miradas y
sonrieron maliciosa y cortésmente, chispas se desprendían por la tensión en sus
miradas.
Nelu no queriendo ser derrotada se dirigió hacia el Joven.
-¿Qué opina usted Señor Hoz?-.
Después unos segundos no hubo respuesta.
-(¡¿Así que prefieres irte con esa mujer y no
conmigo?! ¡Te mataré por está humillación Jean Nox Crow!)-.
Con actitud altiva Sitr se dirigió hacia Nelu.
-Bueno supongo que eso significa que…-
Antes de terminar fue interrumpida.
Vot se acercó al desafortunado mercenario y lo
movió pero esté no reaccionó.
-Jajaja parece que Hoz se durmió, debió estar
muy agotado por todos los conjuros que usó para que logremos escapar-.
-Jajaja-.
Todos comenzaron a reír de manera forzada.
-(¡Pobre hombre, ser puesto entre la espada y
la pared, es obvio que no se durmió, mas bien se desmayó por la presión! ¡Me
recuerda a mis tiempos cuando era Joven!)-.
-(Lo siento Hoz, pero no quiero involucrarme
más con alguna de estas mujeres, se fuerte)-.
Orb y Vot decidieron abandonar a su
compañero a su suerte.
A la mañana siguiente Nelu, Sitr y Hoz
partieron en un carruaje hacia la Ciudad Acorazada, ahí Hoz informaría al
gremio de mercaderes la situación, después pasarían a hablar con las
autoridades militares con Sitr como testigo y finalmente Hoz la escoltaría de
vuelta con su tribu.
El ambiente dentro del carruaje era denso, con
Sitr pegada al joven, y la capitana fulminándolos con la mirada.
A medio camino el desafortunado ser, dejó su
papel de mercenario y regresó a su ropa habitual. Afortunadamente Sitr se
durmió durante todo el viaje, la adrenalina la había mantenido despierta pero
ahora que todo se había calmado su cuerpo cedió al cansancio.
Jean se separó de ella lentamente para no
despertarla.
-Y ahora dime ¿Por qué ella conoce tu
nombre?-.
Nelu fingiendo tranquilidad preguntó.
-Ah…yo… ella no confiaría en alguien a quién
no le conoce su rostro y su nombre, por eso fue necesario capitana-.
-¿No hay otra razón detrás?-.
-No, solo fue para convencerla de escapar de
ese lugar-.
-¿En serio?-.
-Si-.
-¿Y por qué parece tan apegada a ti, digo
también ese elfo oscuro le rescató pero ella no parecía interesada en él en lo
mas mínimo?-.
Jean volteó a ver a Sitr, comprobando que
estaba completamente dormida, respondió.
-Le hice creer que su raza me contrato para
rescatarla, supongo que por eso-.
Jean le extendió a la capitana un documento,
ella lo tomó y lo leyó.
-Pero esto es solo el documento de pago por
cruzar el puente-.
-Si, ella estaba en shock y quería quedarse a
vengar a su madre y hermanas, por eso fue fácil convencerla para que
desistiera, si a alguien le das esperanza, si te vuelves su salvador…supongo
que eso explicaría su apego-.
-Realmente eres un enemigo de todas las
mujeres Jean Nox Crow, pero entiendo que fue necesario, perder a su familia
debió ser terrible, no me lo puedo imaginar, pero es bueno que hallas
decidido salvarla, con todos sus líderes muertos los trolls podrían causar
grandes problemas, pero con ella viva tal vez se pueda llegar a un acuerdo con
ellos, es mejor tenerlos de nuestro lado, le diré a mi padre-.
Nelu le dirigió una mirada compasiva a Sitr
quien dormía plácidamente.
Al llegar a la Ciudad Acorazada entraron sin
ningún problema, el carruaje se detuvo enfrente del gremio de comerciantes,
Jean regresando a su papel de Mercenario le pidió a Sitr que le esperara en el
carruaje, ella aunque renuente al principio aceptó.
Hoz caminó hasta la taberna y pidió hablar con
el jefe de gremio Bert Aurus.
Ni un minuto pasó cuando un anciano
encorvado de amplia barba blanca apareció,
con un movimiento de su mano le pidió que lo siguiera.
Por fin en su despacho Hoz le informó la
situación.
-Señor Aurus, es imposible salvar la ruta
comercial, Vot y yo confirmamos la existencia de un ejército de monstruos
humanoides, goblins, orcos, ogros, kobolds y ciclopes, probablemente otras
razas están incluidos con excepción de los trolls de puente-.
-¿De cuántos miembros es ese ejército?-.
-Miles y Miles, y estoy seguro que seguirán
reclutando más miembros, para mantenerse continuarán saqueando y atacando sus
caravanas-.
-Esto es muy malo para el negocio las pérdidas
serán colosales, entiendo la situación creo que lo más prudente es aliarnos con
el gobierno y ayudarlos financieramente hasta que la amenaza sea tratada, si es
posible me gustaría que informaras de esta situación al gobierno tengo unos
contactos que podrían ser de utilidad…-
-Disculpe señor pero debido a ciertas
circunstancias nos encontramos con la capitana Nelu Maeru Marshall hija del
Gran general Leo Marshall, ella está dispuesta a hablar directamente con su
padre, me pidió que me presente como testigo, pero primero decidí venir a
hablar con usted-.
-Eso es grandioso no podría ser mejor, en vez
de perder el tiempo con este anciano debiste ir primero con ella-.
-Lo siento señor, pero era necesario, el Jefe
Orb quiere saber si continuaran guardando el poblado de Ba o tienen permiso
para abandonarlo-.
-Es innecesario continuar, daremos la ruta por
pérdida, mandaré a un mensajero, mientras toma esto-.
El anciano le extendió una inmensa bolsa con
dinero así como un papel con su firma, que indicaba que había cumplido
completamente con su contrato.
-En ese caso muchas gracias, ahora mismo
podemos comunicarnos con el jefe Orb no será necesario un mensajero-.
Hoz sacó un ave de madera de su bolsillo la
cual se tornó negra y comenzó a moverse, antes de partir dejó una igual con los
mercenarios.
-Jefe Orb, soy Hoz, el líder del gremio quiere
decirle algo-
Con un movimiento suave el ave voló hacia la
mano del anciano.
-Bueno ¿hay alguien ahí?-.
La voz fuerte de Orb se escuchó.
Comprendiendo que se trataba de un dispositivo
de comunicación el anciano sin perder tiempo habló.
-Orb escucha bien soy Bert, daremos la ruta
por perdida, sellen el lugar para que nadie lo pueda utilizar y luego
retírense, ¿Comprendiste?-.
-¿Eh? Sí señor, actuaremos inmediatamente, ¡ya
escucharon muchachos comiencen a trabajar!-.
Finalizado el intercambio de palabras el ave
regresó con su dueño.
-En ese caso me retiro, fue un placer trabajar
con usted-.
Con una reverencia Hoz se retiró.
-Lo mismo digo-.
Regresando al carruaje, Hoz regreso a ser
Jean.
-Ya está todo, capitana, el gremio también
está de acuerdo en avisar y cooperar con el gobierno para controlar la
situación, por el momento abandonarán esa ruta comercial-.
-En ese caso no hay que perder tiempo,
dirijámonos a hablar con mi padre-.
-Estoy de acuerdo quiero regresar lo más
pronto posible con mi tribu, temo que estén planeando hacer algo-.
Sin demoras el carruaje se dirigió hacia su
nuevo destino.
Dentro del inmenso edificio, fueron recibidos
por un par de sirvientas.
La capitana Nelu se dirigió a una de ellas.
-¿Delia sabes dónde está mi padre?-.
-Señorita Nelu lamento decirle que el Señor
Leo Marshall tuvo que salir de urgencia, el general Verier falleció, así que fue
a presentar sus respetos, dejó en su lugar al Coronel Rait-.
-En ese caso no hay nada que se pueda hacer,
¿Podrías decirme dónde encontrar al Coronel Rait?-.
-Él debe estar en la sala de guerra-.
-Muchas gracias Delia, solo una cosa más
podrías traerme algo de ropa limpia, la talla más grande que encuentres-.
Después de recibir lo que pidió nuevamente
Nelu subió al carruaje y se dirigió hacia la siguiente locación.
La sala de guerra era un edificio circular de
tres pisos, construido totalmente de roca, con diez torres alrededor, desde ahí se tomaban las decisiones
de la ciudad.
Antes de decidir entrar Nelu le dio la ropa
que había pedido a sus sirvientas a Sitr, aunque en el campamento mercenario la
habían provisto de ropa nueva, esa no era apta para una mujer al menos en la
opinión de la capitana.
Después de pasar las restricciones de
seguridad a Nelu, Sitr y Jean se les concedió una audiencia con el Coronel
quien se trataba de un hombre de más de 50 años, de cuerpo grueso, rostro rudo
con varias arrugas en el, usaba un bastón para desplazarse, a la brevedad se le
explicó la situación.
-Comprendo muy bien, aunque estoy a cargo en
estos momentos, es necesario consultarlo con su padre en caso de que decidamos
invadir la base enemiga, espero que entienda Señorita Marshall, sin embargo,
reforzaré las defensas de la ciudad y mandaré tropas para movilizar a las
poblaciones hacia lugares más seguros -.
-Es una prudente decisión Coronel Rait, le
agradezco su tiempo-.
Jean de antemano preparó un mapa con la
localización detalla de la base de los ciclopes y se la entregó.
-Muy bien, también enviaré vigilantes que estén
pendientes de los movimientos de nuestros enemigos, el mapa que nos entregó será
de mucha utilidad, y Señorita Sitr lamento lo que le pasó, cuando el general
Leo regrese le hablaré sobre la posibilidad de un tratado de paz y ayuda con su
raza aunque no puedo prometerle nada más-.
-Muchas gracias, con que se conozca que no
tenemos nada que ver con la alianza de los ciclopes me doy por satisfecha, pero
de presentarse la oportunidad de mejorar nuestras relaciones los recibiremos
con los brazos abiertos-.
Después de intercambiar despedidas de cortesía
se retiraron.
-Capitana, ya hemos hecho todo lo posible,
ahora partiré con Sitr hacia su aldea-.
-Está bien, pero recuerda no hacer nada
indebido-.
Nelu agarró a Jean de los hombros y los apretó
con fuerza.
-Capitana…espere…por favor, duele mucho, ¡Ya
entendí no haré nada!-.
La joven mujer liberó al desafortunado Jean.
-Ahora que lo pienso mejor, ya que no tengo
nada que hacer les acompañaré-.
-No creo que sea buena idea señorita Marshall,
los machos de mi raza son algo…no saben tratar con las mujeres humanas-.
-Si lo sé, pero ya que eres su líder si tú se
los ordenas no harán nada-.
Las dos mujeres intercambiaron miradas con un
profundo significado, solo Jean no pudo comprender nada de lo que estaba
pasando.
De esa manera salieron de la ciudad hacia la
aldea de Sitr.
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