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Capítulo 10: en el nombre del amigo (Nice_Coupling)
Resumen del capítulo anterior:
Algo se había roto, pero eso resulto
ser más fuerte y siguió junto aun cuando estaba roto.
Parte 1
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Capítulo 8
150— En la ciudad en llamas, el
dragón se acercó a la niña.
151— La niña y el dragón eran los
únicos que estaban vivos, el resto yacían en el suelo con
quemaduras en toda su piel.
152— La niña lloraba de manera
desconsolada mientras observaba su alrededor.
153— La niña tomó entonces una
decisión.
154— La niña tomó todo el peso
sobre sus piernas y se lanzó al dragón.
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(Extracto de los evangelios del nuevo
mundo, libro de las leyendas capítulo 8, versículos del 150 al 154)
(Versión oficial)
Con los ojos desorbitados, Kimizu miro
sus alrededores, desprendían un aire familiar.
Habían aparecido en medio de una
formación de piedras megalíticas en una zona de amplios y verdes
suelos. Una única palabra había pasado por la mente de Kimizu.
Stonehenge
Una construcción generalmente
encontrada en los países celtas, uno de los sellos del Reino Unido.
—¿Acaso, volví?
Pero más importante que eso…
—De todos los lugares del mundo, ¿Por
qué Inglaterra?
Kimizu recordó entonces sus notas de
inglés.
Kimizu Ouki reprobó los cursos de
inglés en el nivel B1.
Kimizu no pudo evitar una extraña
risa.
Repentinamente, los golpes que había
recibido se fueron acumulando, la situación en la que se encontraba
le había dado el último empujón antes del punto de quiebre.
Quiel solo observó la situación
confundido.
—¿Qué es Inglaterra?— preguntó.
Parte 2
Kimizu avanzaba junto a Quiel a través
del bosque mientras trataba de explicar el significado de
<<Inglaterra>>.
—En pocas palabras, es una isla, no,
es uno de los cuatro países que conforman una nación.
—Oh… ¿Cada país tiene su rey?
—Realmente no, o más bien, existe la
familia real, pero estos no ejercen un poder como los reyes y
príncipes de este mundo.
—Si no están bajo dominio
concentrado, ¿Cómo pueden unirse cuatro países? ¿Acaso la
relación entre ellos es tan conveniente?
—Pues, es más el hecho de que, estos
países tienen un problema en común.
—¿Problema en común?
—Alimentos; es una isla densamente
poblada, aunque no se compara con Japón.
—Ya veo, ¿eso es de cuando me
hablaste acerca de la estabilidad de bienes?
—Así es.
—Mm… entonces, ¿Cómo llegamos
hasta Inglaterra? Y ¿Qué tan lejos estamos de Japón?
—Pues, estoy seguro que en la capital
de Gales o de Escocia deben de haber embajadas.
—¿Embajadas?, ¿Cómo los enviados
de los países?
—Así es, en mi mundo, estos enviados
construyen edificios que se llaman embajadas, ellos se encargan de
las relaciones exteriores.
Ante cada palabra, Quiel solo asentía
mientras captaba la información.
—Por cierto, ¿tu pierna ya no te
duele?
—Eso… de hecho la espada de ese
héroe tiene la habilidad de una curación de área.
—¿Te duele?
Quiel frunció los ojos antes de
continuar.
—No hay problema.
La forma en que lo dijo fue certera,
fue una respuesta que evitaba que la gente preguntara de nuevo. Pero,
aun así, Kimizu preguntó.
—Por cierto, ¿te duele la pierna?
—La pierna… no es el problema —dijo
Quiel mientras opacaba su propia voz.
Había algo que Kimizu quería
preguntar.
“¿Qué fue esa bestia en la que te
convertiste?”
Pero, ¿estaría bien preguntarlo?, no
es solo eso, había algo aún más elemental en las razones, había
algo firme e intangible nadando en lo profundo de las razones mismas.
Miedo.
Parte 3
“Estoy seguro de que el principal
problema es la campiña inglesa; en ningún lugar del mundo existe
alguien con la buena voluntad de ayudar a dos niños bañados en
sangre sin sospechar ni un poco. Pero, ¿Qué más podría hacer?”
pensó Kimizu.
Mientras rodeaban el bosque empezó a
caer la noche.
Es en estos casos que las habilidades y
conocimientos apiñados como inutilidades hacían que Kimizu
brillara.
De una manera semi—profesional,
Kimizu logró arreglar una cama y encender una hoguera para pasar la
noche; la falta de presencia de nubes en el cielo les daba la
sensación de que no necesitaban un techo, además Quiel estaba
acostumbrado a dormir mirando el cielo estrellado.
Ambos se acostaron en una cama hecha
con hojas verdes sobre hojas secas mientras se calentaban con la luz
de la hoguera; ¿una cita romántica en la campiña inglesa sería
algo como esto? Kimizu pensó.
—Supongo que hace falta una guitarra
clásica —dijo Kimizu.
—¿Una guitarra?
¿Me equivoco?, ¿no es en estos
momentos en los cuales alguien saca una guitarra y empiezan a cantar
a la hoguera?
—Na… nada, no es nada.
Quiel sonrió.
Entonces entrecerró los ojos un poco
mientras respiraba profundamente.
—Sabes Kimizu…
—Ouki.
—¿Huh?
—Quisiera que me llamaras por mi
nombre.
—Ohh… está bien, entonces, Ouki…
Ouki se giró en el suelo y lo miró a
los ojos directamente.
—La verdad es que yo…
—¿Te duele la pierna?
—¡Te dije que no es eso!
—Lo sé, solo que parecías estar
reacio a decirlo.
Quiel enrojeció hasta un nivel que era
difícil de determinar en donde terminaba su cabello y empezaba su
piel.
—Esto es algo que quiero que Ouki
sepa.
—Bien, no te lo guardes, esta tensión
me va a dañar el hígado.
—Pues, veras, la verdad es que yo…
Estuve esperando por esta escena los
últimos trece años de mi vida, pensó Kimizu.
—Yo, estoy comprometido con la hija
de la familia noble de lotos, la duquesa Axhaliria Von Treniatis
Friulirian Chavott.
Luego de guardar silencio unos
segundos…
—¿Heh?...
¡HEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH!
Algo se rompió, algo dentro de Kimizu
se rompió, esto era un algo que le permitía mantenerse como humano,
quizás.
Hastier descendió y solidificó las
sombras formando una guadaña de dos metros de largo.
Parte 4
Una cierta mujer demi—humano con
apariencia de zorro miraba el vacío frente a ella buscando alrededor
de todo el mundo a dos personas.
Uno de ellos era Kimizu Ouki, el otro
era Dan—Quiel de los nobles de Lotos. Ellos habían desaparecido la
noche anterior después de que un hechizo mágico de largo alcance
hubiese sido lanzado desde la sede central de la iglesia humana.
Desde ese momento, habían pasado unas
7 horas.
Y…
¿Qué rayos están haciendo esos dos?,
pensó Villeta.
Le era difícil determinar todo el
contexto, pero no era difícil saber una cosa: Quiel y Kimizu estaban
peleando en un bosque.
Mientras Kimizu demostraba una gran
habilidad de una guadaña hecha de sombras, Quiel repelía y
esquivaba los ataques con la precisión de una bestia antes de
contraatacar con series de patadas y golpes a palma abierta.
La habilidad de Villeta se limitaba a
la visión, para captar conversaciones, tenía que tratar de leer los
labios de las personas, así que.
—¿Por qué te vas a casar con esa
ojou—sama de la que te vives quejando? —; espérate ¿Qué? ¿Esto
es un ataque de celos?; —No tengo más opción, debo tomar mi
responsabilidad—, espera, ¿responsabilidad?, ¿acaso ese chico
hizo algo +18 con esa chica avestruz?; —¿Qué quieres decir con
tomar la responsabilidad?, depende de lo que respondas, podrás
recibir mucho o muchísimo dolor—, espera un momento, ¿ese es un
comportamiento yandere?; —No lo malentiendas, me refiero a mis
obligaciones como alguien de la familia von—Henrius.
Mientras Villeta más trataba de
comprender las cosas, menos se daba cuenta de los acontecimientos.
En solo unos segundos, una acampada
nocturna se había convertido en una escena de una rovecome1.
Una rovecome con guadañas y uñas tan filosas como un cuter.
Unos segundos después, Villeta levanto
su ensimismamiento y activó su habilidad paralizando a los dos
belicosos del bosque.
Parte 5
—Así que, ¿Cómo te diste cuenta?
—preguntó Kimizu.
—Las estrellas, esa de allí es la
constelación de la trompeta —respondió Quiel mientras seguía
acostado en la cama de hojas.
—Así que fueron las estrellas…
—¿Y tú como te diste cuenta?
—Fue de hecho, Stonehenge. Stonehenge
es una construcción hecha para medir los cambios de estaciones por
medio de la luz del sol, para ello, la luz se debe filtrar por entre
las montañas y golpear la construcción; el principal problema es
que no había montañas lo suficientemente cerca para que funcionaran
de puntos de sombra.
—¿…? —Quiel dejó escapar un
ruido extraño mientras su cerebro se veía invadido por estos nuevos
y dolorosos conceptos.
Ambos habían descubierto una cosa; no
estaban en Inglaterra.
—Además hay una prueba más —Kimizu
continuó mientras añadía más leña a la hoguera —y es el hecho
de que esa lamia nos haya congelado.
—Pero aun así, ¿Dónde estamos?
—Bueno, eso se puede averiguar con
algo de pensamiento espacial.
—¿A qué te refieres?
—¿De qué hemisferio es esa
constelación de la trompeta?
—Hemisferio norte.
—¿Cuánta diferencia posee en el
cambio de los meses?
—Tres meses, ¿a qué…? ¡ahh!, así
que es eso.
—Así es, si comparamos entonces el
tiempo actual, entonces sería…
—¿Dibujas un mapa?
—Sí, ya lo había revisado en la
biblioteca de tu casa.
—Así que sería, por algún lugar
aquí. —dijo Kimizu mientras apuñalaba el dibujo que había hecho
con un trozo de carbón de la hoguera.
—¿Bromeas cierto?
—Lamentablemente, no. —dijo Kimizu
mientras negaba con la cabeza
—Aun así…
—Si…
—¿Cómo volveremos?
—Leí de alguien que viajó de
Inglaterra hasta Rusia sin saber más que japonés, usando la ayuda
de personas que iban de camino. —dijo Kimizu mientras su tono se
volvía plano y apático.
—¿En serio?
—Y luego se enfrentó a Fiama de la
derecha, el más fuerte de la mano de la derecha de dios.
—complemento con un tono de voz como si dijera ¡a quién le
importa la realidad!
—¿Eh?
Los ojos de Kimizu vagaban por el
ambiente como si quisieran desenfocar la realidad.
—Estando en estas, ¿no conoces de
por casualidad un doctor con cara de rana?
—¿A qué viene esto?, si conozco
uno, pero, ¿a qué viene esto?
—Ignórame, es solo una referencia a
la To Aru.
Y así, la noche de Kimizu y Quiel
continuó mientras Kimizu deliraba.
Parte 6 omake, mapa
Siempre quise hacer una historia del
viajero… yahoooo…
Según avance la historia, estos mapas
irán apareciendo cada tanto.
Por ahora no son mapas geniales, espero
conseguir un buen dibujante de mapas.
Este es el capítulo más corto hasta
el momento, pero también es uno que me hace ser feliz de haberlo
escrito.
Los capítulos a partir de ahora serán
un poco más cortos, pero el volumen será definitivamente más
largo, como sea, disfruten el libro.
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