Capítulo 11: la chica tatuada y el
dragón (First_Step)
Resumen del capítulo anterior:
Kimizu y Quiel tuvieron una noche ardiente…
y con un poco de violencia.
Parte 1
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Capítulo 8
170— La niña
lloró frente al cadáver del dragón, esta era una expiación de sus pecados.
171— La niña
levantó su símbolo como un héroe invocado, levantó su daga.
172— La niña
clavó la daga en el suelo con toda su fuerza.
173— La niña
destrozó el suelo con ese ataque.
174— La niña hizo
de ese lugar la tumba del dragón.
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(Extracto de los evangelios del nuevo
mundo, libro de las leyendas capítulo 8, versículos del 170 al 174) (Versión
oficial)
—¿Quién eres tú? —preguntó Kimizu a la
figura delante de él.
—¿Qué hace un demonio como tu tan lejos de
su territorio? —preguntó Quiel a la misma figura.
¿Quién era la figura?
—Yo, eh… —dijo la voz femenina con un claro
tono de miedo.
—¿Una chica? —dijo Kimizu sorprendido al
notar el tono de la voz.
Sin embargo, al haberse acercado lo
suficiente a la hoguera, hubo algo más que los había impresionado.
Tatuajes, esta niña de unos diez años estaba
cubierta en los brazos, piernas y rostro con tatuajes de esclavo.
Además, no era que hubiese sido un solo
tatuaje dibujado por un megalómano como era el caso de Kimizu, sino que, una
gran cantidad de los tatuajes estaban desactivados.
Cuando un tatuaje se rompe por uno u otro
motivo (como siempre que se revende a un esclavo), el tatuaje anterior no
desaparece, sino que se inactiva y se convierte en un simple tatuaje de color
negro, permaneciendo siempre sobre la piel del portador.
Así es, Kimizu luce como un fanático del
tatuaje en este momento.
Pero en el caso de la chica había algo más;
cada tatuaje individual era pequeño por sí mismo, pero estos cubrían casi la
misma superficie porcentual que el tatuaje de enormes proporciones de Kimizu.
Ejemplificando, suponiendo que cada vez que
esta niña fue comprada se agregara un tatuaje nuevo, así que solo contando sus
brazos expuestos y su rostro, esta chica había sido vendida más de 30 veces.
Este hecho había paralizado la capacidad de razonar de Kimizu y de Quiel.
Además, esa chica era un demonio.
Para ser completamente claros, esa chica
era un demonio de la clase dragón.
Su cabello verde no era largo en absoluto,
sino que era corto y estaba rígido mientras apuntaba hacia atrás. Sus ojos eran
de color verde igualmente y su nariz estaba levemente aplastada; el lugar donde
estarían las patillas del cabello, sobresalía lo que parecían ser escamas
pequeñas. Tenía además membranas escamosas entre los brazos y el cuerpo y entre
sus dedos, casi como un traje de planeación deportiva. Su aspecto era algo andrógino.
—¿Quién eres? —preguntó Quiel con un rostro
anonadado.
—Guh… —La niña se encogió del miedo.
—Tra… tranquila, no te haremos daño, solo
dinos ¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?
—Phiro…quimeria —respondió la niña mientras
evitaba la mirada de par.
—¿Phiro quimeria? —pregunto Kimizu.
La niña agitó su cabeza con fuerza mientras
negaba.
—Phiroquimeria.
—Phiroquimeria-chan ¿eh? —dijo Kimizu
tratando de sonar amigable, pero eso terminó asustando más a Phiroquimeria.
Phiroquimeria se envolvió en sus membranas
formando así una bola de escamas y tela, y pues… así se quedó.
Parte 2
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Capítulo 8
126- Por aquel
entonces el dios de las invocaciones realizó una convocación.
127- La niña que
fue invocada apareció en las afueras de un bosque.
128- La niña
lloró de miedo.
129- Los lamentos
de la niña fueron oídos por un dragón.
130- El dragón se
acercó a la niña que lloraba en el terreno vacío.
131- El dragón
miró a la niña directamente a los ojos.
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(Extracto de los evangelios del nuevo
mundo, libro de las leyendas capítulo 8, versículos del 126 al 131) (Versión
oficial)
Phiroquimeria había pasado toda la noche en
su forma de defensa personal activada por estímulos posiblemente dañinos. En
otras palabras, pasó toda la noche hecha bolita por el miedo. Durante el tiempo
que había pasado así, Quiel y Kimizu habían tomado turnos para descansar y
vigilarla. Durante estos periodos de tiempo, además, Quiel se había deshecho de
sus vendas desgarradas, ahora su piel estaba cubierta por costras marrones. Kimizu
por su parte había utilizado espinas para de alguna manera reparar los ropajes
rotos que tenía, y revisó su plantilla de estado
Nombre:
|
Kimizu
Ouki
|
Nivel:
|
5
|
Clase:
|
Héroe
invocado
|
Edad:
|
13
años
|
Sexo:
|
Masculino
|
Titulo.
|
Héroe
de la guadaña
|
Habilidad
de batalla
|
|||
Ataque:
|
498
|
Defensa:
|
498
|
Agilidad:
|
499
|
Evasión:
|
500
|
Velocidad:
|
500
|
Resistencia:
|
500
|
Habilidad
mágica
|
|||
Agua:
|
423
|
Tierra:
|
459
|
Luz:
|
469
|
Fuego:
|
443
|
Oscuridad:
|
500
|
Viento:
|
498
|
Habilidades
|
|||
-Héroe invocado: línea del héroe.
>Héroe de la guadaña
>Defensa del héroe
>Pensamiento del héroe
>Unidades de apoyo: 2
—Dan-Quiel
—Phiroquimeria
>Unidad equipada: ninguna
—Polivalente:
>Pianista.
>Contador.
>Creador de cuentos.
>Poeta.
>Alfarero.
>Jardinero.> Jardinero de plantas
medicinales.
>Maestro del origami.
>Carpintero.
>Creador de juegos.
>Estratega.
>Inventor.
>inventor de constelaciones.
>Creador de mapas estelares.
>Topógrafo.
>Creador de planos.
>Dibujante de edificios.
>Maestro de medicina.>Sanador.
>Agricultor.>Maestro de la
selección artificial.
>Lector.
>Escultor.
>Prestidigitador.
>Sastre.
>Chef.
>Pronosticador del clima.
—Artista Marcial:
>Usuario de Kendo.
>Usuario de aikido.
>Maestro de la guadaña.
—Genio
—Comprensión del idioma
Estado temporal: fuerte entre los fuertes
|
—¿Q... qué?
Al ver las estadísticas Kimizu no pudo
dejar escapar más que un ruido sin significado aparente.
(Si no me equivoco, estas tablillas
funcionan como un ranking con las 500 personas más cercanas con tablillas. Aun
si la tablilla no está cerca, el usuario de la tablilla es agregado al ranking
de manera automática, así que… ¡Soy el más fuerte de las personas registradas
en el área!... pero…)
Volteando a ver a Quiel que vigilaba la
esfera que era Phiroquimeria, continuó.
(Quiel está aquí, si nos comparamos, es
obvio que Quiel es más fuerte que yo, pero, aun así; además esa esfera si es
que tiene un registro es obvio que posee mucha más defensa que yo, así que debo
concluir lo siguiente.)
Ataque.
—1—497: XXX o Phiroquimeria
—498: Kimizu Ouki.
—499: XXX, Quiel o Phiroquimeria
—500: XXX, Quiel o Phiroquimeria
Defensa.
—1—497: XXX o Quiel
—498: Kimizu Ouki.
—499: XXX, Quiel o Phiroquimeria
—500: XXX, Quiel o Phiroquimeria
Agilidad.
—1—498: XXX, Quiel o Phiroquimeria
—499: Kimizu Ouki
—500: XXX o Phiroquimeria
Evasión, velocidad y resistencia.
1—499: XXX, Quiel o Phiroquimeria
500: Kimizu Ouki
Es una broma, ¿no?
Pensó Kimizu mientras sus ojos parecían vagan
en los datos.
¿Es posible que esta cosa se dañe? O
¿estamos en una ciudad de gente anciana?
No había ninguna otra forma de que este
resultado se hubiera podido dar.
Además, ¿Qué es eso de unidades de apoyo?
¿Acaso esto se comporta como una party en un MMORPG?
Y, ¿Qué es ese estado temporal de “fuerte
entre los fuertes”?
Mientras más información era enviada a
Kimizu, este mas parecía confundido, pensar que esto le había pasado a la lamia
hace solo unas horas.
Parte 3
La chica-demonio-dragón-Phiroquimeria se
mantuvo en esa forma hasta que llegó el día, en ese momento se relajó lo
suficiente al ver que el aura malvada que emitían esos dos extraños era
limpiada por la luz del sol.
Bajo esa nueva luz, los monstruos
aterradores de la noche anterior se habían convertido en niños.
Entonces, algo más nació de su corazón; una
palabra que nunca antes había dirigido a nadie.
En un tono casi inaudible, pero aun así,
este sonido expresó todo el sufrimiento que había cargado.
—Sálvenme, por favor.
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Capítulo 8
180- La niña miró
la criatura delante de ella.
181- La niña vio
la descendencia del dragón.
182- La niña
suprimió sus lágrimas.
183- La niña
avanzó hacia la descendencia del dragon.
184- Avanzó hacia
un niño, un niño que poseía escamas verdes en su cuepo desnudo.
185- Avanzó hacia
un niño, un niño que poseía membranas entre sus brazos y su cuerpo.
186- Avanzó hacia
un niño que lloraba la muerte de su padre.
187- Avanzó hacia
el sonido desgarrador del rugido de una bestia lamentándose.
188- Y cuando
estuvo frente a él, la niña levantó una garra, la garra del dragón que ahora
yacía muerto en una tumba.
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(Extracto de los evangelios del nuevo
mundo, libro de las leyendas capítulo 8, versículos del 180 al 188) (Versión
oficial)
En algún lugar del territorio humano,
dentro de la sagrada capital de Migami, hay un trono hecho de electro[1] e
incrustado con gemas de todo el mundo.
Sobre ella, hay una mujer humana llamada
Hilger Etalumis, conocida como la santa sacerdotisa de la iglesia de todos los
dioses, es la primera en recibir este título, pues la iglesia había acabado de
tener una revolución liderada por Rizume Yoru.
Esta mujer vestía de manera elegante
mientras demostraba un claro fastidio por el exceso de lujo con el que estaba
siendo tratada. Sus cabellos blancos debido a la vejez estaban peinados y
sujetos con unas pinzas de oro, su vestimenta era rojiza y con adornos en oro y
plata. Su edad: 52 años.
En su mano derecha sostenía un libro
abierto. En el libro negro se podía ver el título en dorado de <<Evangelios
del nuevo mundo –por Rizume Yoru->>.
Así, sin despegar los ojos del libro
sagrado, preguntó:
—¿No es esta parte de la historia en la
cual una aldea era destruida por un dragón?
—Así era en el antiguo libro, pero esta es
la información que extraje directamente de los dioses.
La persona que respondió era un hombre con
una palidez angelical y un cabello blanco de cinco metros de largo.
Él estaba revisando la estantería de libros
cerca de la pared.
—Si no estoy mal, el anterior sumo sacerdote
había puesto sus manos sobre los registros akashikos; incluso él sabe que estos
textos son reales.
—Ya veo, —contestó la mujer en el trono. —espero
que cosas así sirvan para evitar las injusticias aunque sea un poco.
—No lo hará, o no lo haría sin la fuerza
necesaria —respondió con un tono firme Rizume. —es por eso que el golpe de
estado fue necesario, necesitábamos inclinar la balanza a un punto en el cual
la gente deseara saber la verdad.
—Los resultados no serán inminentes.
—Pero, esto dejaría la religión de lado y
permitiría impulsar la política hacia el camino correcto.
—Hasta el momento, no había ningún
culpable.
—Es porque se consideraban a los demi-humanos
y a los demonios como <<la maldad absoluta>> que podían actuar como
quisieran y pisotear a los demás.
—Pero aun así —dijo Hilger —¿Cuánto se
puede pervertir la verdad?
Rizume guardó silencio por un momento,
luego respondió.
—Lo suficiente como para volver el héroe en
delincuente y al mal en heroísmo.
En ese momento, alguien tocó a la puerta. Era
un guardia que traía en sus manos unos pergaminos. En los sellos de estos
pergaminos se podía ver un emblema; era un colmillo cortado al medio y
ligeramente corrido, era el emblema de Fang.
Mientras recibía los pergaminos del guardia
y arrastraba su cabello por el piso de mármol, Rizume Yoru pensó: Parece que el
mundo sabe moverse hacia el lugar correcto.
Parte 4
—Sálvenme por favor.
Quiel y Kimizu no habían escuchado lo que
ella dijo, ellos lo habían notado tan solo al ver el movimiento de sus labios. No
es que pudiesen leer los labios muy bien, es que los labios expresaron más que
solo las palabras, expresaron dolor.
Y este dolor fue transmitido hacia Quiel y
Kimizu.
—¿A qué te refieres con sálvenme? —aun cuando
Kimizu hizo esa pregunta, la respuesta estaba escrita por toda su piel.
Phiroquimeria entonces contó una cierta
historia trágica.
Hace 20 años, un híbrido había nacido.
Ese híbrido había recibido el nombre de
Phiroquimeria.
Y ese híbrido había asesinado a un héroe
invocado.
Ese híbrido entonces alzó la furia y el
miedo del pueblo.
Y el cura dijo: debemos acabar con la prole
de los demonios.
Ese híbrido había visto como su padre era
atravesado por lanzas desde todas las direcciones.
Ese híbrido solo tenía 8 años de edad.
Phiroquimeria se convirtió en una esfera.
El cura le dijo al pueblo que la lanzasen
al río con unos enormes pesos, que la hirviesen en un gran caldero, que la
golpearan con espadas, lanzas y picos, pero aun así, esa esfera no había recibido
ningún daño.
Phiroquimeria no creció.
El cura murió y llego al pueblo un nuevo
cura.
Su nombre era Giltran Fadis; un hombre de
mediana edad que vio la forma de salvar a Phiroquimeria.
Giltran Fadis había hablado con dios; ese
dios era un dios de la paz y ese dios le dijo: No se crean tan especiales.
Así, Phiroquimeria fue salvada.
O así debería haber sido; hace una semana,
Giltran Fadis había muerto, repentinamente todas las miradas se posaron sobre
una adolorida Phiroquimeria.
En este pueblo, no hay nadie fuerte ni
inteligente no hay nadie lo suficientemente bueno para liderar y todos son
cobardes. Esa es la razón de que dependiesen tanto de una persona como un cura,
un <<Enviado de la iglesia>> y como un héroe un <<Enviado de
los dioses>>.
Ese pueblo era un pueblo de ignorantes, era
un pueblo de inútiles, era un pueblo de…
Ese pueblo solo tuvo la fortuna de haber
estado en el sitio en el cual un héroe fue invocado.
—¿Acaso no estaría mejor en cenizas? —preguntó
Kimizu mientras sus ojos se teñían de odio.
Kimizu había visto como una estupidez
implantada en el cerebro de una persona había provocado que la ciudad de lotos
desapareciera del mapa; los recuerdos seguían tan vívidos como si eso hubiera
ocurrido solo ayer. (De hecho había pasado ayer)
Entonces continuó: —ese pueblo no necesita
un héroe, necesita un villano.
Y ese pueblo, ganó un villano.
Parte 5 Extra: el contador
—Entonces, ¿Qué decías que querías hacer? —preguntó
un interesado Quiel a Kimizu.
Quiel vestía una ropa ligera que hacían dudar
de su título como noble debajo del traje que utilizaba para las clases de
piano; mientras se quitaba el traje, el color de la franela verde se podía
revelar poco a poco.
Mientras observaba el fanservice, Kimizu
contestó: —Quiero visitar el estudio de tu padre.
—¿Tou—san?
—Así es, es probable que pueda ser de
ayuda.
—¿A qué te refieres? —dijo Kimizu mientras
se desarreglaba el cabello rojizo con su mano.
—La verdad es que soy lo bastante bueno
como para llevar los registros contables.
—¿Hay algo que no puedas hacer? —preguntó
Quiel en un tono de auto-reproche.
—Mientras más haga más valgo, ¿no es
cierto?
—Aun cuando lo digas de ese modo, sabes que
te compré por otras razones —dijo Quiel mientras se terminaba de colocar unos
zapatos ligeros.
—Ara, ¿acaso a Quiel-chan no le importaba
si era chica o chico?
Enrojeciendo hasta las orejas (que de por
sí ya eran rojas), Quiel gritó molesto:
—¡COMO SI TE HUBIESE DADO PERMISO PARA
HABLAR ASI!
—No te negaste —murmuró Kimizu.
—¿Qué? —preguntó Quiel mientras inclinaba
su cabeza.
—Así que también sabes de…¡GAHH! ¡DUELE
QUIEL-SAMA! ¡YA NO LO VOY A HACER, ASI QUE DETENTE POR FAVOR!
—Como si te fueras a detener solo porque te
castigo —dijo Quiel auto-reprochándose de nuevo.
Kimizu solo logró asentir con una sonrisa
estúpida.
—Bien, —dijo Quiel mientras salía de la
habitación —vamos, mi padre saldrá pronto a la ciudad, así que deberías hablar
con él rápido.
Mientras se dirigían al estudio ubicado en la parte oeste de la
primera planta (en la dirección contraria al pasillo del piano), atravesaron
las escaleras de madera que veían al jardín interno y pasaron junto a la
habitación de los empleados.
Entonces llegaron a una puerta hecha de madera liviana idéntica al
resto, la puerta no tenía pestillo y tenía una cerradura hecha de bronce; nadie
esperaría que esta fuera la casa de un noble.
Tocando a la puerta, Quiel y Kimizu fueron recibidos con un
“Adelante”.
Mientras el eco de las pisadas de Juana eran lo único que se oía
sobre… me dejé llevar.
Como sea, ahí, frente a ellos, había un demi-humano de 32 años.
Tenía el cabello rojizo y largo similar al de Quiel, pero este era
mucho más corto y apuntaba hacia atrás de su cabeza de una manera antinatural,
además vestía un traje completamente blanco, ignorando la corbata roja que le
daban un efecto resaltante; la única diferencia notable con los rasgos de Quiel
era sus ojos, mientras el color de los ojos de Quiel era rojo el color de los
ojos de los ojos de Daniel era azul.
Daniel Von Henrius Tabul Igmel, este demi-humano dirigió una mirada
amable a su hijo y preguntó:
—Y bien ¿Qué los trae por aquí?
—Yo, eto… —Kimizu trató de explicarse pero las palabras se le
atoraron en la garganta.
No era porque Kimizu no quisiera ser impertinente bajo su postura de
esclavo; la familia Von Henrius es una familia que se ha caracterizado por
tratar bien a los humanos, después de todo es una familia con raíces
comerciantes apostillados en la frontera; la razón de la incapacidad de Kimizu
para hablar era otra.
<<¡MALDICIÓN, SOLO ESCLAVÍCENME DE UNA VEZ POR TODAS!>>
Desde que fue comprado, esas palabras
habían quedado grabadas en su registro de vergüenza personal.
Así es, no ha superado algo del segundo
capítulo.
Al ver al ahora enrojecido Kimizu, Quiel
esbozó una sonrisa sarcástica; mientras Daniel ponía una cara de tipo
conciliadora como si dijera ¿en serio te parezco tan aterrador?
Quiel entonces dio un paso adelante y dijo:
—Kimizu posee habilidades increíbles.
—Ya me contaron acerca de lo del piano, de
hecho cuando lo escuché supe que no habías sido tú precisamente, pero había
pensado que era tu profesora.
—El es bueno con las matemáticas y me dijo
que quería ayudarte con las cuentas.
—¿Es eso así? —preguntó Daniel dirigiéndose
a Kimizu mientras inclinaba su cabeza; entonces cayó en cuenta, el lugar en
donde había estado Kimizu hace solo unos segundos estaba vacío.
—¿Desa…pareció? —preguntó un Daniel
bastante confundido mientras Quiel seguía sin notar que Kimizu había
desaparecido.
—¿Qué estás diciendo? —preguntó Quiel
mientras inclinaba su cabeza igual que su padre.
—Me refiero…, estaba ahí hace un momento —dijo
Daniel mientras apuntaba al sitio detrás de Quiel.
—¡GAH! —gritó Quiel mientras caía en cuenta
de la situación, además, debido al susto, Quiel había recorrido una gran área
de un solo salto.
Enojado a niveles extraordinarios (si
tomamos en cuenta la situación), Quiel activó una de las funciones especiales
del tatuaje de contrato de esclavos: “ubicación actual”.
O eso es solo una forma más genial de decir
que hizo a Kimizu gritar del dolor para luego solo seguir el sonido.
Al final, un rendido Kimizu estaba sentado
en estilo seiza al lado de Quiel y mirando el suelo frente a Daniel.
—¿Cuál es el veredicto? —preguntó Quiel con
una voz juguetona.
Liberando sus pulmones del aire, Daniel respondió:
—Por mí no hay ningún problema, pero debo
revisar que haga bien su trabajo al final del día.
—¡Roger! —contestó de manera opaca Kimizu.
Levantándose de la silla, Daniel se dirigió
hacia la puerta mientras complementaba: —La pila de la derecha con documentos
sin revisar, por favor trabaja en borrador sobre ellos, los revisaré cuando
vuelva de la junta.
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