-MMBelial, el "Tío Gato".
Promotion Game 6: El beso de la mujer demonio
—Agrat, no puedes burlarte así de la
gente— decía Segismundo, estaba caminando junto con una pelirroja por un
bulevar justo cuando el sol se ponía en el horizonte.
—Pero fue muy gracioso.
— ¿Cómo puede ser gracioso? Esa chica
no pude pronunciar bien algunas palabras, debe ser algo muy problemático para
ella.
— ¿Y eso por qué te importa a ti?— le
preguntó perpleja y curiosa.
—No es que me importe, al menos no
personalmente— volteó la cara—. Solo que este mundo sería un lugar mejor si la
gente se preocupara un poco más en entender los sentimientos de las demás
personas.
Agrat acercó su rostro al de
Segismundo, la gente los veía, murmuraba, y seguía su camino. —Yo no soy de
este mundo, esas “reglas” no aplican a mi persona.
—Tch, cuando te pones terca no se te
puede decir nada— respondió frunciendo los labios. Segismundo refunfuñó un poco
y volteó hacia Agrat —Imagina que yo me burlo de…— vio de pies a cabeza al
demonio, desde sus largas piernas a su ondeado cabello rojizo.
—Humm…— ella soltó un sonido, acompañado de una sonrisa. —
¿No hay nada verdad?
Segismundo volteó la cara otra vez. —
¿Te gusta mi cuerpo verdad?— le preguntó Agrat, haciendo sentir su aliento en
el oído de Segismundo, ella podía sentir el calor que emanaba la piel del
muchacho.
—Cómo podría gustarme un demonio…
Además eres muy problemática…
—Si te gusto… — insistió. Sus pómulos
reflejaban el rojo del atardecer.
—Déjalo ya Agrat, mejor dime que
tenías que conversar conmigo… La última vez desperté en el restaurante, y hoy
te encuentro justo antes de llegar a la librería. Si no fuera porque me
distrajiste ya tuviera mi libro de algebra… Vas a tener que conseguirme un…
Agrat tomó la mano de Segismundo y lo
condujo a un callejón, apenas entraban las luces del bulevar a ese estrecho
pasaje entre restaurantes.
—Oye… — intentaba reaccionar, su
vergüenza había nublado su capacidad de reacción. Agrat lo había sujetado de la
solapa y lo colocó con su tremenda fuerza contra el muro de concreto, sus ojos
brillaban, su respiración se mezclaba con una pequeña risita que soltaba.
— ¡Ahg!
Sangre comenzó a brotar, tiñendo la
camisa de Segismundo. Agrat había mordido con un poco de violencia el hombro
del muchacho a través de su ropa, causándole una herida poco profunda.
— ¡Pero qué rayos haces!
—La vez pasada fui muy tonta—, dijo
con los colmillo encajados—, dejaste tu marca en mí, pero yo no te marqué a ti.
Sería una lástima que alguien te encontrará y piense que no has emparejado con
alguien… Tú eres mío.
<<Marcarme… joder nunca me
había lastimado con una mordida. Supongo que es lógico que ambos llevemos una
marca, esto comprueba mi teoría, ahí afuera hay más personas designadas como
objetivo, una vez sellan un trato llevan una marca distintiva>>
— ¿Por qué siento frío en la herida?
Agrat lo miró fijamente. Segismundo
apartó con cuidado la tela de su camisa, su piel se había vuelto negra, tenía
una marca muy extraña, de las heridas emergía una especie de fluido que
dibujaba algo similar a una rosa.
—Agrat ¿Qué es esto?— preguntó
asustado. Agrat sonreía, sin dejar de verlo bajaba la blusa que traía hasta
mostrar su hombro. Tenía la misma marca que Segismundo.
—Oficialmente somos una pareja—
sonrió la mujer.
—No digas cosas así de repente— dijo
Segismundo, avergonzado.
***
En un probador de súper mercado, un
muchacho con la camisa ensangrentada se cambiaba de ropa. En el espejo podía
ver su delgado cuerpo reflejado mientras se quitaba la prenda que cierto
demonio había estropeado.
— ¿Necesitas ayuda?— una cabeza sonriente con cabello rojo se asomó entre las
cortinas, Segismundo se alteró y tiró la ropa que traía en la mano.
— ¡Fuera de aquí!
Después de un momento Segismundo
salió con una prenda nueva encima y la ropa ensangrentada en una bolsa, bajo su
brazo. Agrat sonreía de forma coqueta y eso lo ponía nervioso. Segismundo había
entrado en confusión otra vez, durante los días posteriores a la aparición de
un demonio en su habitación solo había tenido citas extrañas, cuando el motivo
principal por el que se relacionaron fue una especie de juego diabólico entre
señores demonios por el trono del Infierno. Agrat parecía ser una mujer humana,
algo problemática y con poco tino para expresarse, parecía no incomodarle que a
pesar de su aspecto de mujer adulta, la vieran cariñosa y de la mano con un
muchacho de escuela.
Segismundo limpiaba sus gafas
esperando a Agrat, que se entretenía con unas figuras de gatito que vendía un
viejo barbudo.
<<Después de que Agrat se fue
de mi habitación no he vuelto a sentir esa presión que causaba, esa aura fría…
Cuando se me acercó por primera vez sentí que era su presa, que estaba perdido
por el simple hecho de que ella quería eliminarme… Su voz, incluso sus gestos,
todo ha cambiado, es como una mujer, y una muy distraída ¿Estas actuando Agrat?
¿Qué significa todo este espectáculo? ¿Quieres que olvide nuestra gran
diferencia? Yo mejoraré este mundo, es el único motivo por el cual he
compartido tiempo contigo, pero no sé porque haces todo esto…>>
Agrat se acercó sonriendo a
Segismundo, ella estaba riéndose, como si de verdad estuviera feliz. Segismundo
pensaba en esos gestos auténticos, esa felicidad que desbordaba, su rostro
femenino iluminado con esa luz amarilla del bulevar, sus brazos blancos
subiendo mientras se acercaba, sus labios juntándose con los suyos…
PARTE 2
¿Dónde estoy? Este lugar… el
horizonte es infinito… todo es blanco… ¿Dónde se separa el suelo del cielo? No
hay ningún ruido, no hace calor ni frio, no hay viento… ¿Qué hago aquí? Aunque
camine no llego a ningún lugar… Mis labios, mis labios están calientes… ¿Qué se
supone que pasa?
Después de parpadear estaba ahí, en
el bulevar del distrito del sur a mitad de la tarde, una mujer de cabello rojo
tiene su rostro pegado al mío… Ya recuerdo, Agrat ¿Por qué estás haciendo esto?
Ella se separa de mí y abre lentamente los ojos… las marcas bajo sus ojos han
crecido por un momento…
—N-Nos vemos luego— me dijo
susurrando, se mordía los labios mientras veía el suelo.
—No sé qué decir—, respondí
sinceramente. Estoy confundido. Otra vez Agrat ha hecho un enredo en mi cabeza.
Agrat recuperó su risa, se dio vuelta
y corrió. Corrió moviendo los brazos y las caderas alegremente, como las chicas
efusivas de bachillerato. Se perdió en el horizonte, entre las personas que
disfrutaban una tarde de risas y compras. ¿Eso fue un beso romántico? ¿A dónde
se fue mi cabeza cuando esto sucedió? Agrat… tú eres un demonio… Tenemos un
trato, ¿Por qué solo puedo ver a una chica alejándose torpemente después de
haberme besado?
Me quedé meditando, de pie como un
estúpido a mitad de la calle, viendo en la dirección por donde ella
desapareció.
— ¡Genial!— escuché. Cuando me di media
vuelta había un tipo delgado, rubio y a la moda viéndome con los ojos
sorprendidos. Llevaba a una pequeña niña de la mano, era muy pequeña, de
cabello negro y con trenzas tras los mechones que le colgaban en la frente.
Ambos tenían un adorno de metal clavado en una orejas ¿Qué? ¿Será una nueva
moda?
— ¿Di-disculpa?— le dije, luego de
toser, debía acomodarme las gafas.
—Viejo, esa mujer… Es increíble ¿Cómo
un chico de mi edad logra “quedar” con alguien así…?
La niña que llevaba encima comenzó a
tirar de su brazo, parecía estar algo fastidiada… Los niños son así,
impacientes.
—No hay nada increíble, simplemente
yo le agrado… Oye, no tengo tiempo para hablar… Tengo cosas que pensar.
—No, no, no, no— insistió— tengo que
hablar contigo, viejo.
—No tengo nada que hablar contigo, no
te conozco, por favor no te interpongas en mi camino.
—De acuerdo, de acuerdo, mi nombre es
Leonard Aldrich, y ella es la pequeña Bel— me dijo sonriendo. Su rostro inspira
confianza, su sonrisa me hace pensar que le puede vender carbón al demonio.
—Oye, puedo presentarme sola— dijo la
pequeña niña, tirando de su brazo ¿serán hermanos? El cabello de ella es muy
negro, tanto como sus ojos, no les veo parecido.
— ¡Bel, compórtate como la niña que
eres!— le reclamaba. Por su comportamiento podría decir que son hermanos, se
ven unidos, es extraño… ¿Qué estará haciendo Helena en este momento?
***
La calle del bulevar se ha llenado
aún más, las personas van y vienen entre las luces… Hace mucho que no salía de
casa. Me encuentro sentado en una banca de concreto frente a una confitería.
Tengo dulce de coco envuelto en una mano, platicando con un desconocido… jaaa… La verdad es que no tengo amigos
con quien conversar, es la primera vez que tengo un “problema” con una chica,
pero no creo que le pueda contar a un extraño que me tiene confundido un
demonio postulante a reina del infierno… Bel está bastante inquieta, parece que
tampoco sale muy seguido, por lo que lee la lista de productos de la confitería
con mucha atención… Bueno, creo que ve las fotos de los dulces, debe elegir
sabiamente.
— ¿Hace cuánto sales con esa tía?— me
preguntó aquel sujeto. Está tan interesado en mi asunto con Agrat… ¿Será que la
conoce? Es posible. No… Agrat dijo que mi habitación fue el primer lugar que
visitó cuando llegó aquí… Aunque quizá ella lo visitó después… Debo ser cauto…
Sí, no es normal que alguien te hable por verte besar a una mujer mayor…
—Yo… Es la segunda vez que salimos…
En realidad no es que la primera cuente como una cita.
— ¡Increíble!
La pequeña Bel recibía del encargado
una tartaleta de manzana. Estaba muy emocionada, sus mejillas redondas estaban
brillando… Es una niña adorable…
—Viejo, te veo con una cara de
conflictuado, Ñomnom— comía una
fritura azucarada.
—Bueno, ella es una mujer complicada,
la verdad no somos una pareja o algo así— le dije apenado. La acompañante del
muchacho probaba curiosa su golosina. Su mirada es tan fija, qué interesante…
—Ah, así que pasas el rato con ella…
¿O acaso ella pasa el rato contigo?
—Leonard… La verdad es que no lo sé…
No sé exactamente qué busca… Me prometió seguridad si la ayudaba con algo,
ahora somos socios, pero me da la impresión de que quiere que sea algo más y…
No estoy seguro si es lo que de verdad quiere… Yo no lo veo como un logro que
me haya besado, pero pareces impresionado…
Leonard suspiró. —Debe ser más
interesante salir con una mujer adulta. Y tú… Rayos… Le das mucha importancia…
La vida se pasa en un segundo ¿sabes? Solo intenta beneficiarte lo más que
puedas con eso, así cuando llegue la hora de que termine no saldrás tan
lastimado. Yo siempre lo hago y mírame, estoy perfectamente bien.
Callé por un momento. —Me causa
incertidumbre lo que ella realmente busca, ella es muy diferente, es un de… una
mujer mayor y de un lugar lejano, con una perspectiva completamente diferente a
la mía. Si realmente yo le gustara sería algo, digamos “inusual”, pero es
factible, por otro lado yo la he conocido cuando no demostraba ese “cara”, era
una mujer tan fría…
—Quizá no eres el primero— me dijo
ese sujeto. —Tú, eres un gusto, como un antojo… Mírate, con una camisa de chico
bueno y esas gafas… Eres un antojo, como una golosina.
—Jaja,
no creo que sea e…
—Ella solo se mimetiza— dijo la
pequeña Bel. —No es muy común en las personas pero ella solo está adaptándose a
algo que puedas tomar como una verdad, para que no dudes al momento de tomar
una decisión respecto a esos “asuntos” que mencionaste… “Socios”… tú lo
mencionaste.
¿Ah? Esta niña… sus palabras tienen
sentido… ¿Cómo no pude deducir eso?
—Si de verdad consideras inusual que
una mujer mayor se fije en alguien como tú, puesto en duda, solo debes buscar
el punto que los une… Sus asuntos… Eso es todo, no te dejes engañar por lo que
siente tu cuerpo.
Leonard interrumpió —Bel… ¿Por qué te
entrometes en una plática de chicos?
—Tú eres el que se mete en los
problemas de este sujeto y luego le das consejos inútiles— le respondió.
—Oigan Oigan, no pasa nada. Aprecio
los concejos que me dan, la verdad… Leonard, en parte tienes razón, aunque no solo
puedo sentarme a disfrutar, debo pensar en cómo me afecta cada situación en la
que me meto…
Bel meneó la cabeza. Leonard estaba
fastidiado.
— ¿Tú quieres seguir sintiendo sus
besos verdad?— preguntó, acercando su rostro, su sonrisa es tremendamente confiada…
¿Yo quiero eso? Los besos de Agrat… No pude sentirlo bien… ¿Pero acaso yo…?
—No lo pienses—. Volteé a ver a Bel,
me miraba fríamente. —Tus sentidos están encantados… Es normal que tu cuerpo
confunda a tu mente ¿No se habían estimulado así tus impulsos antes? Solo sé…
Leonard miró a la niña fríamente. Su
rostro cambió de un apacible muchacho a alguien capaz de cometer actos
violentos… Es extraño… ¿Qué ocultan estos dos? La niña, habla como una mujer
adulta, y no cualquiera, una muy sabia…
—Oye, no es necesario que seas tan
duro con ella—, tuve que intervenir.
—Tú… —me miró fijamente. —Ten mi
número… Dile a tu chica que me consiga a una amiga… —sonrió.
—Estás chiflado tío… Jajaja. Es verdad… Mi nombre es
Segismundo. Voy a la Red Star High ¿Has oído hablar de ella?
— ¡Ah!— gritó. —Yo entraré a esa
escuela en un par de semanas.
— ¿Al último año de escuela media?
— ¡Sí!
—J aja—. Me acomodé las gafas. —Qué
grata coincidencia, quizá nos toque vernos en clase. Bueno, debo marcharme. Yo…
No creo que sea posible eso de conseguirte una cita pero te llamaré por si
algún milagro sucede.
—Vale tío, vete con cuidado… Llama si
surge algo, estos días ando libre cuidando de esta latosa…
— ¡Leonard eres un tonto!— Respondió
su… ¿hermanita? La pequeña Bel comenzó a reír… Es una niña bonita, espero que
no le cause problemas ese fastidioso. Leonard Aldrich eh… No me agrada la gente
como tú, pero eres gracioso… Si me quedé a hablar contigo fue para desfogar mi
cabeza… Nos veremos luego, creo.
PARTE 3
No he podido dormir por pensar en
Agrat… Y las palabras de la pequeña Bel… Ellas son tan extrañas… Me levantaré
de la cama y tomaré un baño, no es bueno pensar en una misma cosa todo el
tiempo… Buuaaaah… Qué cansancio.
— ¡Segismundo!— oí, apenas volteé un cayeron
sesenta kilos de mujer en mi cama.
—Helena…— mi hermana mayor se lanzó a
mi cama. Mis padres han mejorado la economía de la casa así que nosotros iremos
a la Red Star en unos días, bueno yo iré a la escuela media y ella a la
preparatoria. Estudiaremos en edificios contiguos.
—Dime quién es…— sonreía. Ella es una
mujer bastante molestosa, aunque es muy lista, campeona de debate en la
secundaria… No obstante no sé a qué se refiere. —Ayer en la noche llamó una
chica, justo antes de que llegaras…
— ¿Una chica?—pregunté sorprendido…
Yo no tengo un teléfono celular, por lo que dejo el número de mi casa cuando
necesito ser contactado por alguien ¿Pero una chica?
Helena miró a ambos lados. —Ella dejó
un recado. Dijo que no me podía dar su nombre, pero que tú sabrías de quién se
trata—. Sonrió alegremente.
—Creo saber quién es—, comprendí que
era esa problemática… Agrat. –¿Qué te mensaje dejó?
Helena comenzó a sacudir mi cabello
con las manos. Es muy tosca para jugar, pero es una buena chica. —Tonto, tonto,
tonto, metiéndote ya con mujeres… Le contaré que no lavas tu ropa interior.
—Basta, basta, jaja, dime ya que te
dijo.
—Ella dijo que fueras a mediodía a
esta dirección— me dio un papel, su caligrafía es hermosa ¿Cómo lo haces,
Helena?
—Tienes ojeras Segismundo, espero no
hayas estado haciendo eso que hace los chicos— frunció los labios.
— ¡Qué clase de broma es esa!
—Recuerdo cuando eras una pelotita de
carne que me seguía a todos lados… Espero poder conocerla pronto… Me daré un
largo y relajante baño.
— ¡Oye déjame entrar primero!— le
dije intentando detenerla.
***
Ya casi es medio día… Agrat ¿Por qué
me citaste en esta montaña? Fue fácil llegar tomando el bus, es un lugar
pacifico… Hay miradores y restaurantes. Se ve toda la ciudad desde aquí, pero
ni rastro de mi cita… Agrat.
Caminé por una acera, está cercada y
tras la vaya hay árboles de copa tupida, el viento se siente genial, el tiempo
ha andado loco últimamente. Mis piernas están adoloridas, son casi la un… Ni
una nube en el cie… ¿He? Esa mujer allá arriba es Agrat… sacude la mano ¿Por
qué está hasta allá arriba? La zona comercial es aquí…
Subí por una trocha entre la
arboleda, había musgo y rocas picosas… Me salí de la carretera. Agrat ¿Me
besarás esta vez? Desde que pasó lo que pasó el Promotion Game ha pasado a un
segundo plano en mi cabeza… Las palabras de Bel, tu forma de actuar, los
consejos de Leonard… Helena te oyó hablar… ¿Acaso hablaste como una chica
enamorada?
Llegué a esa parte alta… Es un
acantilado hermoso, se puede ver una planicie desde ahí… ¡Qué belleza! Y Agrat
justo ahí, sonriéndome, con unos shorts indecentes y una blusa blanca… Me
acerqué corriendo, estaba algo emocionado… Cuando estuve a un metro de
distancia ella me abrazó, muy fuerte, como alguien a quien querías ver desde
hace mucho. Me apené bastante. Esperare a que me suelte para preguntar por qué
me trajo aquí. Subió la mirada, estábamos sonriendo. Se acercó pícaramente y me
besó la mejilla… Mis ojos se cerraron ¿Pero qué significa es…
¿Qué? ¿Qué es esa fuerza que sentí?
¿Por qué estoy cayendo?
¡Por qué Agrat se hace más pequeña
mientras me observa el desde el acantilado! ¿No harás nada Agrat?
¡Qué haré!
¿Acaso hoy es el día en que me toca
morir?
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