4 abr 2016

Promotion Game 06 | El Beso de la Mujer Demonio

Hola, aquì MMBelial con el sexto capìtulo de Promotion Game. La verdad este no es un capítulo extenso, pero está muy entretenido. Tiene solo 3 Ilustraciones, es que estuve ocupado :v bueno, este capitulo trata más sobre Segismundo, el "Batman" de Promotion Game. Se los dejo. Comenten aquí o en el post de la pag que les pareció. Agradezco mucho mucho su atención lectores.

-MMBelial, el "Tío Gato".

Promotion Game 6: El beso de la mujer demonio


—Agrat, no puedes burlarte así de la gente— decía Segismundo, estaba caminando junto con una pelirroja por un bulevar justo cuando el sol se ponía en el horizonte.
—Pero fue muy gracioso.

— ¿Cómo puede ser gracioso? Esa chica no pude pronunciar bien algunas palabras, debe ser algo muy problemático para ella.

— ¿Y eso por qué te importa a ti?— le preguntó perpleja y curiosa.

—No es que me importe, al menos no personalmente— volteó la cara—. Solo que este mundo sería un lugar mejor si la gente se preocupara un poco más en entender los sentimientos de las demás personas.

Agrat acercó su rostro al de Segismundo, la gente los veía, murmuraba, y seguía su camino. —Yo no soy de este mundo, esas “reglas” no aplican a mi persona.
—Tch, cuando te pones terca no se te puede decir nada— respondió frunciendo los labios. Segismundo refunfuñó un poco y volteó hacia Agrat —Imagina que yo me burlo de…— vio de pies a cabeza al demonio, desde sus largas piernas a su ondeado cabello rojizo.

—Humm…— ella  soltó un sonido, acompañado de una sonrisa. — ¿No hay nada verdad?

Segismundo volteó la cara otra vez. — ¿Te gusta mi cuerpo verdad?— le preguntó Agrat, haciendo sentir su aliento en el oído de Segismundo, ella podía sentir el calor que emanaba la piel del muchacho.

—Cómo podría gustarme un demonio… Además eres muy problemática…
—Si te gusto… — insistió. Sus pómulos reflejaban el rojo del atardecer.

—Déjalo ya Agrat, mejor dime que tenías que conversar conmigo… La última vez desperté en el restaurante, y hoy te encuentro justo antes de llegar a la librería. Si no fuera porque me distrajiste ya tuviera mi libro de algebra… Vas a tener que conseguirme un…

Agrat tomó la mano de Segismundo y lo condujo a un callejón, apenas entraban las luces del bulevar a ese estrecho pasaje entre restaurantes.

—Oye… — intentaba reaccionar, su vergüenza había nublado su capacidad de reacción. Agrat lo había sujetado de la solapa y lo colocó con su tremenda fuerza contra el muro de concreto, sus ojos brillaban, su respiración se mezclaba con una pequeña risita que soltaba.

— ¡Ahg!

Sangre comenzó a brotar, tiñendo la camisa de Segismundo. Agrat había mordido con un poco de violencia el hombro del muchacho a través de su ropa, causándole una herida poco profunda.

— ¡Pero qué rayos haces!

—La vez pasada fui muy tonta—, dijo con los colmillo encajados—, dejaste tu marca en mí, pero yo no te marqué a ti. Sería una lástima que alguien te encontrará y piense que no has emparejado con alguien… Tú eres mío.

<<Marcarme… joder nunca me había lastimado con una mordida. Supongo que es lógico que ambos llevemos una marca, esto comprueba mi teoría, ahí afuera hay más personas designadas como objetivo, una vez sellan un trato llevan una marca distintiva>>

— ¿Por qué siento frío en la herida?

Agrat lo miró fijamente. Segismundo apartó con cuidado la tela de su camisa, su piel se había vuelto negra, tenía una marca muy extraña, de las heridas emergía una especie de fluido que dibujaba algo similar a una rosa.

—Agrat ¿Qué es esto?— preguntó asustado. Agrat sonreía, sin dejar de verlo bajaba la blusa que traía hasta mostrar su hombro. Tenía la misma marca que Segismundo.
—Oficialmente somos una pareja— sonrió la mujer.

—No digas cosas así de repente— dijo Segismundo, avergonzado.


***


En un probador de súper mercado, un muchacho con la camisa ensangrentada se cambiaba de ropa. En el espejo podía ver su delgado cuerpo reflejado mientras se quitaba la prenda que cierto demonio había estropeado.

— ¿Necesitas ayuda?— una cabeza  sonriente con cabello rojo se asomó entre las cortinas, Segismundo se alteró y tiró la ropa que traía en la mano.
— ¡Fuera de aquí!

Después de un momento Segismundo salió con una prenda nueva encima y la ropa ensangrentada en una bolsa, bajo su brazo. Agrat sonreía de forma coqueta y eso lo ponía nervioso. Segismundo había entrado en confusión otra vez, durante los días posteriores a la aparición de un demonio en su habitación solo había tenido citas extrañas, cuando el motivo principal por el que se relacionaron fue una especie de juego diabólico entre señores demonios por el trono del Infierno. Agrat parecía ser una mujer humana, algo problemática y con poco tino para expresarse, parecía no incomodarle que a pesar de su aspecto de mujer adulta, la vieran cariñosa y de la mano con un muchacho de escuela.

Segismundo limpiaba sus gafas esperando a Agrat, que se entretenía con unas figuras de gatito que vendía un viejo barbudo.

<<Después de que Agrat se fue de mi habitación no he vuelto a sentir esa presión que causaba, esa aura fría… Cuando se me acercó por primera vez sentí que era su presa, que estaba perdido por el simple hecho de que ella quería eliminarme… Su voz, incluso sus gestos, todo ha cambiado, es como una mujer, y una muy distraída ¿Estas actuando Agrat? ¿Qué significa todo este espectáculo? ¿Quieres que olvide nuestra gran diferencia? Yo mejoraré este mundo, es el único motivo por el cual he compartido tiempo contigo, pero no sé porque haces todo esto…>>

Agrat se acercó sonriendo a Segismundo, ella estaba riéndose, como si de verdad estuviera feliz. Segismundo pensaba en esos gestos auténticos, esa felicidad que desbordaba, su rostro femenino iluminado con esa luz amarilla del bulevar, sus brazos blancos subiendo mientras se acercaba, sus labios juntándose con los suyos…


PARTE 2

¿Dónde estoy? Este lugar… el horizonte es infinito… todo es blanco… ¿Dónde se separa el suelo del cielo? No hay ningún ruido, no hace calor ni frio, no hay viento… ¿Qué hago aquí? Aunque camine no llego a ningún lugar… Mis labios, mis labios están calientes… ¿Qué se supone que pasa?

Después de parpadear estaba ahí, en el bulevar del distrito del sur a mitad de la tarde, una mujer de cabello rojo tiene su rostro pegado al mío… Ya recuerdo, Agrat ¿Por qué estás haciendo esto? Ella se separa de mí y abre lentamente los ojos… las marcas bajo sus ojos han crecido por un momento…

—N-Nos vemos luego— me dijo susurrando, se mordía los labios mientras veía el suelo.

—No sé qué decir—, respondí sinceramente. Estoy confundido. Otra vez Agrat ha hecho un enredo en mi cabeza.

Agrat recuperó su risa, se dio vuelta y corrió. Corrió moviendo los brazos y las caderas alegremente, como las chicas efusivas de bachillerato. Se perdió en el horizonte, entre las personas que disfrutaban una tarde de risas y compras. ¿Eso fue un beso romántico? ¿A dónde se fue mi cabeza cuando esto sucedió? Agrat… tú eres un demonio… Tenemos un trato, ¿Por qué solo puedo ver a una chica alejándose torpemente después de haberme besado?

Me quedé meditando, de pie como un estúpido a mitad de la calle, viendo en la dirección por donde ella desapareció.

— ¡Genial!— escuché. Cuando me di media vuelta había un tipo delgado, rubio y a la moda viéndome con los ojos sorprendidos. Llevaba a una pequeña niña de la mano, era muy pequeña, de cabello negro y con trenzas tras los mechones que le colgaban en la frente. Ambos tenían un adorno de metal clavado en una orejas ¿Qué? ¿Será una nueva moda?
— ¿Di-disculpa?— le dije, luego de toser,  debía acomodarme las gafas.


—Viejo, esa mujer… Es increíble ¿Cómo un chico de mi edad logra “quedar” con alguien así…?

La niña que llevaba encima comenzó a tirar de su brazo, parecía estar algo fastidiada… Los niños son así, impacientes.

—No hay nada increíble, simplemente yo le agrado… Oye, no tengo tiempo para hablar… Tengo cosas que pensar.

—No, no, no, no— insistió— tengo que hablar contigo, viejo.
—No tengo nada que hablar contigo, no te conozco, por favor no te interpongas en mi camino.
—De acuerdo, de acuerdo, mi nombre es Leonard Aldrich, y ella es la pequeña Bel— me dijo sonriendo. Su rostro inspira confianza, su sonrisa me hace pensar que le puede vender carbón al demonio.
—Oye, puedo presentarme sola— dijo la pequeña niña, tirando de su brazo ¿serán hermanos? El cabello de ella es muy negro, tanto como sus ojos, no les veo parecido.
— ¡Bel, compórtate como la niña que eres!— le reclamaba. Por su comportamiento podría decir que son hermanos, se ven unidos, es extraño… ¿Qué estará haciendo Helena en este momento?
***

La calle del bulevar se ha llenado aún más, las personas van y vienen entre las luces… Hace mucho que no salía de casa. Me encuentro sentado en una banca de concreto frente a una confitería. Tengo dulce de coco envuelto en una mano, platicando con un desconocido… jaaa… La verdad es que no tengo amigos con quien conversar, es la primera vez que tengo un “problema” con una chica, pero no creo que le pueda contar a un extraño que me tiene confundido un demonio postulante a reina del infierno… Bel está bastante inquieta, parece que tampoco sale muy seguido, por lo que lee la lista de productos de la confitería con mucha atención… Bueno, creo que ve las fotos de los dulces, debe elegir sabiamente.

— ¿Hace cuánto sales con esa tía?— me preguntó aquel sujeto. Está tan interesado en mi asunto con Agrat… ¿Será que la conoce? Es posible. No… Agrat dijo que mi habitación fue el primer lugar que visitó cuando llegó aquí… Aunque quizá ella lo visitó después… Debo ser cauto… Sí, no es normal que alguien te hable por verte besar a una mujer mayor…

—Yo… Es la segunda vez que salimos… En realidad no es que la primera cuente como una cita.

— ¡Increíble!

La pequeña Bel recibía del encargado una tartaleta de manzana. Estaba muy emocionada, sus mejillas redondas estaban brillando… Es una niña adorable…
—Viejo, te veo con una cara de conflictuado, Ñomnom— comía una fritura azucarada.
—Bueno, ella es una mujer complicada, la verdad no somos una pareja o algo así— le dije apenado. La acompañante del muchacho probaba curiosa su golosina. Su mirada es tan fija, qué interesante…

—Ah, así que pasas el rato con ella… ¿O acaso ella pasa el rato contigo?

—Leonard… La verdad es que no lo sé… No sé exactamente qué busca… Me prometió seguridad si la ayudaba con algo, ahora somos socios, pero me da la impresión de que quiere que sea algo más y… No estoy seguro si es lo que de verdad quiere… Yo no lo veo como un logro que me haya besado, pero pareces impresionado…

Leonard suspiró. —Debe ser más interesante salir con una mujer adulta. Y tú… Rayos… Le das mucha importancia… La vida se pasa en un segundo ¿sabes? Solo intenta beneficiarte lo más que puedas con eso, así cuando llegue la hora de que termine no saldrás tan lastimado. Yo siempre lo hago y mírame, estoy perfectamente bien.

Callé por un momento. —Me causa incertidumbre lo que ella realmente busca, ella es muy diferente, es un de… una mujer mayor y de un lugar lejano, con una perspectiva completamente diferente a la mía. Si realmente yo le gustara sería algo, digamos “inusual”, pero es factible, por otro lado yo la he conocido cuando no demostraba ese “cara”, era una mujer tan fría…

—Quizá no eres el primero— me dijo ese sujeto. —Tú, eres un gusto, como un antojo… Mírate, con una camisa de chico bueno y esas gafas… Eres un antojo, como una golosina.

Jaja, no creo que sea e…

—Ella solo se mimetiza— dijo la pequeña Bel. —No es muy común en las personas pero ella solo está adaptándose a algo que puedas tomar como una verdad, para que no dudes al momento de tomar una decisión respecto a esos “asuntos” que mencionaste… “Socios”… tú lo mencionaste.

¿Ah? Esta niña… sus palabras tienen sentido… ¿Cómo no pude deducir eso?
—Si de verdad consideras inusual que una mujer mayor se fije en alguien como tú, puesto en duda, solo debes buscar el punto que los une… Sus asuntos… Eso es todo, no te dejes engañar por lo que siente tu cuerpo.

Leonard interrumpió —Bel… ¿Por qué te entrometes en una plática de chicos?
—Tú eres el que se mete en los problemas de este sujeto y luego le das consejos inútiles— le respondió.

—Oigan Oigan, no pasa nada. Aprecio los concejos que me dan, la verdad… Leonard, en parte tienes razón, aunque no solo puedo sentarme a disfrutar, debo pensar en cómo me afecta cada situación en la que me meto…

Bel meneó la cabeza. Leonard estaba fastidiado.

— ¿Tú quieres seguir sintiendo sus besos verdad?— preguntó, acercando su rostro, su sonrisa es tremendamente confiada… ¿Yo quiero eso? Los besos de Agrat… No pude sentirlo bien… ¿Pero acaso yo…?

—No lo pienses—. Volteé a ver a Bel, me miraba fríamente. —Tus sentidos están encantados… Es normal que tu cuerpo confunda a tu mente ¿No se habían estimulado así tus impulsos antes? Solo sé…

Leonard miró a la niña fríamente. Su rostro cambió de un apacible muchacho a alguien capaz de cometer actos violentos… Es extraño… ¿Qué ocultan estos dos? La niña, habla como una mujer adulta, y no cualquiera, una muy sabia…

—Oye, no es necesario que seas tan duro con ella—, tuve que intervenir.
—Tú… —me miró fijamente. —Ten mi número… Dile a tu chica que me consiga a una amiga… —sonrió.

—Estás chiflado tío… Jajaja. Es verdad… Mi nombre es Segismundo. Voy a la Red Star High ¿Has oído hablar de ella?

— ¡Ah!— gritó. —Yo entraré a esa escuela en un par de semanas.

— ¿Al último año de escuela media?

— ¡Sí!

—J aja—. Me acomodé las gafas. —Qué grata coincidencia, quizá nos toque vernos en clase. Bueno, debo marcharme. Yo… No creo que sea posible eso de conseguirte una cita pero te llamaré por si algún milagro sucede.
—Vale tío, vete con cuidado… Llama si surge algo, estos días ando libre cuidando de esta latosa…

— ¡Leonard eres un tonto!— Respondió su… ¿hermanita? La pequeña Bel comenzó a reír… Es una niña bonita, espero que no le cause problemas ese fastidioso. Leonard Aldrich eh… No me agrada la gente como tú, pero eres gracioso… Si me quedé a hablar contigo fue para desfogar mi cabeza… Nos veremos luego, creo.

PARTE 3

No he podido dormir por pensar en Agrat… Y las palabras de la pequeña Bel… Ellas son tan extrañas… Me levantaré de la cama y tomaré un baño, no es bueno pensar en una misma cosa todo el tiempo… Buuaaaah… Qué cansancio.


— ¡Segismundo!— oí, apenas volteé un cayeron sesenta kilos de mujer en mi cama.
—Helena…— mi hermana mayor se lanzó a mi cama. Mis padres han mejorado la economía de la casa así que nosotros iremos a la Red Star en unos días, bueno yo iré a la escuela media y ella a la preparatoria. Estudiaremos en edificios contiguos.

—Dime quién es…— sonreía. Ella es una mujer bastante molestosa, aunque es muy lista, campeona de debate en la secundaria… No obstante no sé a qué se refiere. —Ayer en la noche llamó una chica, justo antes de que llegaras…

— ¿Una chica?—pregunté sorprendido… Yo no tengo un teléfono celular, por lo que dejo el número de mi casa cuando necesito ser contactado por alguien ¿Pero una chica?
Helena miró a ambos lados. —Ella dejó un recado. Dijo que no me podía dar su nombre, pero que tú sabrías de quién se trata—. Sonrió alegremente.
—Creo saber quién es—, comprendí que era esa problemática… Agrat. –¿Qué te mensaje dejó?

Helena comenzó a sacudir mi cabello con las manos. Es muy tosca para jugar, pero es una buena chica. —Tonto, tonto, tonto, metiéndote ya con mujeres… Le contaré que no lavas tu ropa interior.


—Basta, basta, jaja, dime ya que te dijo.
—Ella dijo que fueras a mediodía a esta dirección— me dio un papel, su caligrafía es hermosa ¿Cómo lo haces, Helena?
—Tienes ojeras Segismundo, espero no hayas estado haciendo eso que hace los chicos— frunció los labios.

— ¡Qué clase de broma es esa!

—Recuerdo cuando eras una pelotita de carne que me seguía a todos lados… Espero poder conocerla pronto… Me daré un largo y relajante baño.

— ¡Oye déjame entrar primero!— le dije intentando detenerla.



***

Ya casi es medio día… Agrat ¿Por qué me citaste en esta montaña? Fue fácil llegar tomando el bus, es un lugar pacifico… Hay miradores y restaurantes. Se ve toda la ciudad desde aquí, pero ni rastro de mi cita… Agrat.

Caminé por una acera, está cercada y tras la vaya hay árboles de copa tupida, el viento se siente genial, el tiempo ha andado loco últimamente. Mis piernas están adoloridas, son casi la un… Ni una nube en el cie… ¿He? Esa mujer allá arriba es Agrat… sacude la mano ¿Por qué está hasta allá arriba? La zona comercial es aquí…
Subí por una trocha entre la arboleda, había musgo y rocas picosas… Me salí de la carretera. Agrat ¿Me besarás esta vez? Desde que pasó lo que pasó el Promotion Game ha pasado a un segundo plano en mi cabeza… Las palabras de Bel, tu forma de actuar, los consejos de Leonard… Helena te oyó hablar… ¿Acaso hablaste como una chica enamorada?

Llegué a esa parte alta… Es un acantilado hermoso, se puede ver una planicie desde ahí… ¡Qué belleza! Y Agrat justo ahí, sonriéndome, con unos shorts indecentes y una blusa blanca… Me acerqué corriendo, estaba algo emocionado… Cuando estuve a un metro de distancia ella me abrazó, muy fuerte, como alguien a quien querías ver desde hace mucho. Me apené bastante. Esperare a que me suelte para preguntar por qué me trajo aquí. Subió la mirada, estábamos sonriendo. Se acercó pícaramente y me besó la mejilla… Mis ojos se cerraron ¿Pero qué significa es…

¿Qué? ¿Qué es esa fuerza que sentí?

¿Por qué estoy cayendo?

¡Por qué Agrat se hace más pequeña mientras me observa el desde el acantilado! ¿No harás nada Agrat?

¡Qué haré!


¿Acaso hoy es el día en que me toca morir?

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