Nox capítulo 12

Hola a todos, disculpenme por tardar en subir este capítulo, la verdad es que estuve un poco ocupado, pero no se preocupen, no abandonaré este proyecto.





             Imagen con fines ilustrativos.






El pueblo se encontraba destrozado, de sus orgullosos monumentos a los dioses del desierto o de las construcciones para la vida diaria, solo quedaba su antigua gloria.



Apenas entrar el grupo de mercenarios logró divisar que el lugar estaba infestado de goblins, el aire tenía un aroma pútrido, y se podía escuchar sus risas burlonas  dentro las casas de piedra.

Pertenencias como ropa, zapatos, juguetes y otras más estaban regadas por todas partes. Algunos huesos que con toda seguridad eran de humanos también se podían observar.



De todas partes los enemigos aparecieron y atacaron en grupo confiando en su superioridad numérica.



La primera oleada de goblins fue de cerca de 100.



-Estúpidos engendros, atacando sin un plan de antemano-.



El jefe Orb se burló de sus enemigos.



Hoz se colocó delante del grupo y levantando su mano derecha los recibió con una lluvia de esferas de fuego.



-¡Flamas del Castigo!-.


-¡Aghhh!-


-¡Kiiiiiiii!-



Parecían polillas atraídas por la llama de una vela buscando su perdición. Solo podían gritar aterrorizados cuando eran impactados.



Sus cuerpos se prendían en un fuego que consumía inicialmente lo interno, de sus bocas y cuencos oculares las llamas eran visibles así como su agonía, lo externo era lo último en ser alcanzado.



Hoz sin temor avanzaba hacia ellos, los pequeños goblins quisieron contraatacar pero cada vez que se acercaban, su impiadoso enemigo los cortaba a la mitad creando una guadaña de fuego.



Cuando intentaban arrojarle sus armas, estas se incendiaban y derretían antes de llegar a su destino.



-Vaya, vaya, parece que Hoz, no va a dejar que ningún monstruo salga vivo de este lugar-.



Vot se encontraba peleando con otro grupo de goblins que apareció detrás de ellos.



-Ni que lo digas-.



El jefe Orb  usaba como arma principal un gran mazo, su destreza era excelente, con facilidad golpeaba las cabezas de las pequeñas bestias las cuales explotaban esparciendo todo su contenido de rojo y rosado.



Vot al pelear usaba un arco para largo alcance y una lanza para corto.



Los demás mercenarios no se quedaban atrás, muchos de ellos sabían utilizar artes místicas, principalmente magia, con rayos de hielo o navajas de viento fulminaban a sus enemigos.



Uno de ellos era alquimista con movimientos de sus manos controlaba la tierra y arrojaba grandes rocas a los goblins, los cuales eran aplastados salpicando todas sus vísceras.



Después de treinta minutos y dos oleadas más por fin pudieron darse un respiro o eso creían.


Desde el frente de los edificios empezaron a bajar creaturas de color gris y negro, su cabeza era redonda, sin ojos, sin nariz, solo con dos orificios nasales, y una amplia boca que daba la impresión de estar burlándose llena de dientes afilados. Su cuerpo era largo con varios pares de brazos a modo de patas, ulceras rojas y sangrantes se encontraban diseminadas por todo su piel. Una versión bizarra de un ciempiés-humanoide.


-¡Demonios Necrófagos! ¡Tengan cuidado!-.



Los hombres usaron ataques de largo alcance, pero los demonios los esquivaron con movimientos ondulantes y rápidamente cerraron la distancia.



Uno de los necrófagos irguió su cuerpo enfrente de uno de los mercenarios y lo atrapó con sus múltiples brazos acercándolo lentamente hacia sus sardónicas fauces.



-¡AUXILIO!-.



El hombre empezó a temer por su vida.



Una lanza atravesó el costado del monstruo el cual lanzó un grito de dolor y soltó a su presa.



Con un nuevo movimiento, Vot ensartó su lanza en el cráneo de la bestia, pero no pudo atraversarle, rápidamente decidió soltar su arma y cambiar a su arco, mientras el monstruo intentaba arrancarse la lanza, él llenó de flechas de color plata el dorso de su enemigo.



Luz se dispersó por todo el cuerpo del demonio necrófago como si fuera veneno, después de retorcerse y emitir un grito desgarrador el horripilante ser, sin vida cayó al suelo.



Los demás también la estaban teniendo difícil, pero por fin lograron crear una estrategia sólida, los paralizaban con magia basada en hielo mientras otros los eliminaban.



Los únicos que parecían no tener problemas, eran el jefe Orb y Hoz, y no solo eso, ellos parecían estar divirtiéndose.



-¿Quieren algo de esto? ¡Pues, vengan aquí sucias creaturas!-.


El cuerpo del jefe estaba rodeado por un aura de color amarillo, y a pesar de su voluminosa barriga se movía a una velocidad sorprendente, golpeando incesantemente con su mazo los cuerpos de las bestias y burlandose de ellas, cada vez que su mazo impactaba se podía escuchar el crujir de huesos y el grito agudo y desgarrador de sus enemigos.



-¡Jajaja! ¿Eso es todo lo que tienen, basuras?-.



Por su parte Hoz se encontraba en éxtasis, desaparecía y reaparecía detrás de sus enemigos infligiendo graves daños a sus enemigos, después de inmovilizarlos les cercenaba miembro por miembro o los habría en canal exponiendo sus órganos, mientras reía como loco.



Al parecer no le importaba bañarse en la sangre de esos seres.



Uno de esos demonios logró embestir al Jefe Orb, pero este aumentó el chí alrededor de su cuerpo, y detuvo el embate, con todas sus fuerzas arrojó al monstruo al cielo.



-¡Hoz! ¡Encárgate de este!-.



-¡Entendido!-.



Creando un arco y flecha de fuego Hoz recitó uno de sus conjuros favoritos.



-Señor del Sol y Soberano de todas las artes, te imploro tu ayuda para que la oscuridad no apague la Luz, para que la ignorancia de las bestias no alcance la sabiduría de los seres pensantes, bendice mis flechas para que no erren el corazón de mis enemigos-.



Una miríada de flechas atravesó el cuerpo del demonio necrófago, el cual ni siquiera tuvo tiempo de gritar, todo su ser fue destrozado más allá del reconocimiento, una lluvia de carne quemada y sangre cayó bañando el suelo.



-¡Ah! ¡Por favor, Hoz! ¡¿De verdad era necesaria tanta violencia?!-.



Vot fue el primero en quejarse, pues no había encontrado refugio para evitar la asquerosa lluvia, todo su cuerpo y ropa quedó manchada de sangre.



-Desde luego que sí era absolutamente necesario-.



Con un tono que demostraba claramente que no se sentía arrepentido, el pequeño mercenario respondió.


Otros compañeros también murmuraban quejas al haber sufrido el mismo destino, pero nadie se atrevía a decirlo abiertamente.



-¡Cuidado, Hoz!-.



Un ciempiés demoniaco salió desde el suelo y logró atrapar al pequeño mercenario, sin querer perder su oportunidad rápidamente abrió sus fauces con la intención de devorarlo.



-Caíste-.



Fue todo lo que Hoz dijo, una bocanada de fuego salió desde él y entró de lleno en las fauces de su enemigo, Hoz rompió el agarré e invocando nuevamente su guadaña, corto sección por sección el cuerpo de su enemigo.



-No tienes que preocuparte Vot, ya sabía que se estaba ocultando, por eso le di la espalda-.



-Jajaja, el cazador cazado, que irónico, eso fue entretenido Hoz-.



El jefe Orb se acercó a ellos e hizo ese comentario.



-(Este sujeto es el verdadero monstruo)-.



Vot no fue el único que tuvo ese escalofriante pensamiento.



Continuaron adentrándose cada vez más en el pueblo y siguieron encontrando demonios necrófagos y goblins.



-Esto parece demasiado fácil-.


El jefe Orb comentó.


-Si, pienso lo mismo-.


Hoz estuvo de acuerdo.



Apenas avanzaron un poco más y un monstruo salió de una de las casas atravesando la piedra y golpeando al Jefe Mercenario, el cual salió volando varios metros.



La creatura que los sorprendió era un gigante de más de tres metros de altura de piel verde oscuro, sus brazos y piernas eran musculosos pero en su abdomen destacaba una gran barriga, su rostro era horrendo parecía estar deformado de ojos saltones y labios gruesos, su nariz era grande y desproporcionada. Su única vestimenta era un chaleco de cuero y un taparrabos, como arma llevaba un gran mazo de madera lleno de clavos.  Una nube de moscas cubría su ser, se trataba de un ogro.



-¡Grrrrrrrrrrrrrroar!-.



El abominable ser rugió con gran fuerza y como respuesta otros rugidos resonaron por todo el lugar.



-¡Maldición! ¡Estén atentos, está llamando a mas ogros!-.



El jefe Orb logró reponerse, un hilo de sangre recorría su rostro.



Como él dijo tres ogros más aparecieron y los rodearon.



-Jefe yo quiero el de la derecha-.



-Entendido, yo le cobraré el favor al de la izquierda-.



Sin perder tiempo, Hoz corrió hacia una de las bestias solo que en esta ocasión deshizo sus armas de fuego, un aura rojiza envolvió su cuerpo, se acercó hasta quedar enfrente de su oponente.



El ogro quiso recibirlo con un golpe de su mazo, pero arqueando su cuerpo Hoz lo evitó con facilidad y le propinó un puñetazo en el abdomen y con un giro también le pateó en el rostro. El monstruo se enfadó y comenzó a golpear a diestra y siniestra. Con movimientos ágiles y acrobáticos el pequeño mercenario esquivó todos los ataques enemigos mientras llenaba de golpes el gran cuerpo del ogro.



Después de unos momentos Hoz se alejó de su oponente.



El ogro comenzó a reír escandalosamente pensando que su oponente se había acobardado, pero su risa pronto se detuvo, el calor abandonó su cuerpo rápidamente comenzando por sus pies comenzó a congelarse, hasta quedar atrapado en un bloque de hielo.



En la mano de Hoz apareció una esfera de fuego que crecía al mismo tiempo que su oponente se congelaba, cuando alcanzó el tamaño máximo, la arrojó a su enemigo, que estalló en fragmentos de hielo que se evaporaron sin demora.



- Niflheim y Muspelheim-.



Se trataba de dos conjuros alquímicos de creación original que forzaban la transferencia de energía fuera del cuerpo lo que provocaba el descenso de la temperatura hasta el zero absoluto, esa misma energía robada se dirigía hacia el alquimista el cual la usaba para un segundo ataque, el único inconveniente es que el conjuro necesitaba el contacto físico para aplicarlo en el cuerpo del enemigo.



Hoz examinó el campo de batalla buscando un nuevo objetivo, pero este lo encontró antes, otro ogro al ver como uno de sus compañeros fue asesinado cargó contra él.



Tirándose y rodando hacia un lado esquivó el ataque sorpresa, contraatacó con una esfera de fuego que impactó en el rostro de su oponente.



-¡Aghh!-.



Los ojos de la bestia quedaron destrozados, sin poder ver comenzó a lanzar golpes al azar mientras gritaba por el dolor y el enojo.



-Tercer círculo infernal-.


Hoz recitó un corto conjuro mientras colocaba sus manos en el suelo. Inmediatamente la tierra a los pies del ogro se convirtió en lodo, este se hundió con prontitud, sus intentos por escapar fueron en vano, ciego y lleno de desesperación se ahogó en el fango.



Por su parte el jefe Orb moviéndose a gran velocidad golpeó a su oponente  en el estómago, antes de que este pudiera reaccionar le propinó otro golpe con su arma en las piernas rompiéndoselas, cuando su oponente cayó arrodillado, con un tercer ataque mando a volar la cabeza de su enemigo.



El cuarto ogro fue eliminado de forma más humana, una lluvia de proyectiles físicos y mágicos atravesaron todo su cuerpo, Vot le dio el golpe final atravesándole el corazón con su lanza.



Aunque no tuvieron pérdidas,  el grupo de mercenarios tuvo demasiados heridos, en el mejor de los casos menos de la mitad podrían continuar peleando.



Dieron una revisión más a todo el lugar antes de decidir si era seguro tratar a los heridos, cuando el Jefe estuvo de acuerdo llamaron al equipo de construcción que se había quedado en espera afuera del pueblo, los cuales sin perder tiempo empezaron a levantar una empalizada alrededor del lugar, mientras otros se dedicaban a dibujar círculos mágicos en posiciones estratégicas.



Algunos prestaron ayuda para tratar a los heridos, eligieron uno de los edificios que no se encontraba totalmente destruido y ahí improvisaron camas.


Una vez levantada la empalizada el equipo de construcción le rocío con una solución de color gris que se encontraba dentro de matraces de vidrio, la cual transformó la madera en piedra, también un barrera mágica fue erigida, con lo que las defensas adquirieron solidez.



Mientras tanto los mercenarios que se encontraban en buenas condiciones movieron los cuerpos de los monstruos hasta un rincón y ahí los quemaron.



-Eso fue una buena demostración de habilidad Hoz-.



El jefe Orb elogiaba a su compañero.



-No es nada Jefe, aún me falta aprender mucho-.



-No seas tan modesto, nos dejaste sin poder hacer mucho-.



Vot ligeramente le recriminó.



-No fue mi intención, es solo que me siento mas a gusto en el campo de batalla-.



-Jaja, sigo diciendo que me recuerdas a mí en mi juventud-.


El gran jefe comentó de manera nostálgica.



-(Solo espero que no termine como usted, con una gran barriga). Ahora que todos los preparativos están listos, con su permiso tengo que ir a presentar mis respetos al templo de Anubis-.


-¿Anubis? ¿Eres adorador de los dioses del desierto?-.



El elfo oscuro le preguntó con la curiosidad presente en sus ojos y voz.


-Algo así-.



-Muy bien, ve y luego te reportas-.



El jefe Orb concedió el permiso, Hoz con una reverencia dejó a los dos hombres hablando entre sí.



Se dirigió hacia una construcción simple pero grande de color blanco y dorado, con escalinatas en la parte delantera y dos estatuas inmensas una de ellas había sido totalmente destruida pero la otra estaba intacta, era la figura de un hombre con cabeza de chacal, en su mano izquierda sostenía una cruz ansada y en la otra una vara larga.




Hoz subió las escalinatas y atravesó la entrada principal.
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Acerca de David-A Gato

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