Novela Ligera Nox


Sin mas preámbulos les presentó el prólogo y capítulo 1 de esta historia.

NOX




(La portada del primer volumen, no está disponible por el momento. Cuando este disponible, esta ilustración será sustituída)



Prólogo.

Hoy la luna es hermosa, ¿no lo crees?- En el balcón de una mansión lujosa, un hombre de edad avanzada hizo una pregunta aparentemente a la nada, mientras sostenía una copa llena de vino entre sus manos.

-Varios nobles ya han muerto, así que supongo que es mi turno.-

-Vamos no seas tímido. Ya he preparado mi cuello. ¡Pero cielos! pensar que el imperio se preocuparía por un anciano como yo, eso solo lo esperaba cuando estaba en mi cenit, no en mi senectud- Hablaba en tono de broma.

-Tal vez me haces un favor, de cualquier manera ya he perdido todo -
Deshaciendo su corbata y después desabrochándose los botones del cuello de su camisa, continuó en el mismo tono burlón.

-Hazlo ahora, supongo que debes tener una agenda muy ocupada y no quisiera hacerte perder tu tiempo-.

De las sombras hubo una respuesta.

-Es bueno querer morir con una sonrisa, eso es envidiable; pero desafortunadamente anciano, hoy no es tu día. Te equivocas en algunas cosas. ¿Quieres que te diga en qué?-.

-Por favor, si fueras tan amable te lo agradecería mucho- contestó el anciano haciendo una ligera reverencia siguiendo el curso de la conversación, parecía bastante entretenido aunque aparentemente su vida estaba siendo amenazada.

-Primero no soy un enemigo, no vengo del imperio-.

-Segundo esos nobles, eran traidores a la corona de este país, a diferencia de usted-.

-Tercero y más importante si usted muere ¿quién me ayudará con mi venganza?

-Vaya, vaya, yo también tengo algo que decir- la respuesta del hombre mayor no se hizo esperar.

-Primero aunque sea verdad lo que dices de no ser enemigos, no necesariamente somos amigos, incluso aunque provengas de un país aliado-.

-Segundo no me interesa más lo que le pase al Reino, como dije ya he perdido todo-.

-Tercero y más importante todavía no soy lo suficientemente senil para ayudar a un loco completamente desconocido- Su voz se había vuelto más grave.

Desde las sombras una persona salió vestida totalmente con una túnica negra, con una capucha que cubría su cabeza y ocultaba su identidad, respondiendo con una voz suave habló.

-¿Anciano cambiaría de idea si no fuera un desconocido?- Quitándose la capucha mostró su rostro, cabello oscuro y largo, tez ligeramente pálida, ojos negros, nariz refinada y menuda así como labios pequeños.

Al mismo tiempo levantaba su mano derecha, en la que sostenía un dije con el grabado de un escudo de armas, en la parte central se encontraba la figura de un cuervo con un ojo de rubí; a cada lado tenía una hoz y una rosa, con un margen remarcando alrededor toda la figura.

El anciano por primera vez perdió su temple al ver su rostro y el escudo de armas, dejó caer su copa, apuntando a la otra persona.

-No puede ser, tú...tu eres Je...- Su voz flaqueó no podía articular palabras.

-Soy Jean Nox Crow, el nieto de su mejor amigo- declaró con convicción la persona vestida de negro, al mismo tiempo que la gema en su escudo de armas brillaba.

El anciano perdió toda precaución acercándose con las manos extendidas, sostuvo el rostro de Jean, observándolo como si fuera a desaparecer en cualquier momento.

-No soy un fantasma, soy real, Anciano Wilkens- susurró el joven.

En ese momento lágrimas se escaparon de los ojos del Hombre de edad, al mismo tiempo que abrazaba fuertemente a Jean.

- Si claro que eres tú, el nieto de mi mejor amigo...-.

- ¡Tienes muchas cosas que contarme!-

- Claro, pero ahora tienes que descansar anciano, tu corazón, ya no está para muchas sorpresas, mañana te diré todo lo que quieras saber.




Capítulo I

Reivindicación

Al día siguiente el anciano Wilkens mandó a preparar un banquete para el desayuno, mientras comían empezaron a platicar sobre los pasados acontecimientos, no sin antes decirle a los criados que no hablaran con nadie sobre el invitado que tenía su señor.

-Yo te juro que intenté buscarlos, después de ese terrible incidente- Con un ligero tono de arrepentimiento comentó el anciano.

- Hice todo lo posible, después de estos diez años había perdido toda esperanza de que hubieran sobrevivientes; dime en ¿dónde estuviste todo este tiempo?-.

-Le creo, para empezar era casi imposible que me encontrara, incluso después de localizarme no podría liberarme. Estos diez años estuve en un lugar que no debería existir-.

-¿A qué te refieres?-Preguntó cautamente el anciano.

-Estuve en Le Morte, una isla legendaria del imperio que no aparece en los mapas, y la peor cárcel que existe en el mundo.- Respondió Jean con un tono grave.

El rostro del anciano quedó pálido asimilando las palabras del joven

-Pero eso no importa más, ahora soy libre.- Añadió Jean con una ligera sonrisa, al ver lo afectado que lucía el anciano. -No se culpe por favor.-

Tranquilizándose el anciano le agradeció al joven, ahora sentía que había sido liberado, aunque sea un poco, de una carga muy pesada.

-Dime Jean ¿qué pasó en aquel entonces?-

-Anciano aunque le pedí ayuda, sería peligroso que se lo dijera, no quiero que 
por mi culpa le pase algo- su tono de voz denotaba una gran preocupación.

-Mi hijo murió en ese incidente al igual que tu abuelo, me dijiste que querías vengarte, así que puedo deducir que no fue un accidente, así que por favor dime, si fue provocado no se puede dejar así-.

Observando la actitud seria de la otra persona, Jean respondió.

-Como usted supone, fue el Emperador, planeó todo para eliminar a todas las personas importantes de los distintos países que le serían un problema en sus planes a futuro, incluso fue tan lejos como para sacrificar a varios de sus nobles, de su propia gente sólo para disipar las sospechas-.

-Aunque todos llevaron guardaespaldas poderosos, estoy seguro que nadie esperaba que ese asqueroso Emperador, rompiera varios tabúes.- Se podía ver el enojo del joven que aumentaba cada vez más, mientras apretaba con fuerza sus puños.

-El Ritual del Diablo, la demonificación de un humano, cincuenta de sus soldados imperiales masacraron a todos, ninguno tuvo una oportunidad-.

-¡¡Eso es terrible!! ¡Eso va más allá de lo que uno se pueda imaginar! ¡Es indignante¡ ¡Maldita sea!- El anciano estalló en ira justificada.

Después de unos momentos Jean continuó su historia.

-Yo sobreviví gracias a la locura de su general, decidió no asesinarme pero no por su piedad, me dejó claro que eso no sería suficiente, tenía planeado algo mejor que solo arrancarme la vida y así como rogué por mi vida, rogaría por mi muerte, llevándome a ese maldito lugar.- Al terminar apretó los dientes, en sus ojos se veía un gran rencor.

-Por eso he decidido destruir al Imperio sin importar el tiempo que tarde- No había duda en su voz.

Después de un breve momento que pareció una eternidad el silencio fue roto.

-Te ayudaré en todo lo que pueda, lo que dices es algo de suma importancia, si el Imperio fue tan lejos, es grave para todo el mundo, pero antes tiene que conocerlo este Reino-.

-De nada serviría, mi testimonio no es suficiente para declarar culpable al Imperio-.

-Es cierto políticamente el Imperio lo negaría, pero aún así hay quienes si tomarían lo que acabas de decir muy en serio. Antes yo solía pertenecer a una sociedad que es fiel a la Corona, siempre sospechamos de las acciones del Imperio. Una facción Anti-imperio apoyada por la misma Reina, aunque abiertamente ella trata al imperio de una forma correcta ante el público, pero en secreto cree que el emperador esta planeando algo desde hace tiempo-.

-Lo que sabes sería invaluable para que puedan prepararse contra ese demente-.

-Anciano, confío en usted, pero hay traidores en el Reino. No pretendo guardar secretos, así que lo diré, los dos Vizcondes y el Lord que fallecieron recientemente fueron mi obra-.

-No te preocupes, si eran traidores no se puede hacer nada, pero ¿cómo sabías sobre su traición?- curiosamente preguntó.

-En Le Morte se hacían peleas a muerte en las que varias personas importantes de todas partes apostaban, claro que sólo eso no sería razón suficiente para asesinarlos, estando allá conseguí bastante información directa e indirectamente de todos o casi todos ellos. Cuando llegue aquí los mantuve vigilados y una vez confirmada su traición...-.

-Ya veo- respondió el anciano en un tono ambiguo, se podía notar una ligera incomodidad.

-La persona que te mencioné es fiel al Reino, te lo aseguro, podría ayudarte también, sobre todo a recuperar los bienes que le pertenecían a tu familia, su opinión tiene mucho peso en la corte, dale una oportunidad; con el escudo de armas de tu familia y mi testimonio de que eres un descendiente de la familia Nox Crow, no debería haber oposición.-

-Supongo que está bien, lo primero que tenía planeado es eso mismo-comentó 
Jean en actitud pensante.

- Lo dejaré en tus manos entonces- Añadió.

Continuaron hablando sin cesar durante varias horas, en una larga sesión de preguntas y respuestas, así como compartiendo recuerdos importantes, el hecho de que el joven describiera cosas que un impostor no podría calmó las ya pocas dudas que tenía el anciano sobre la identidad del joven, al fin y al cabo él examinó personalmente el escudo de armas, que sólo resonaba con un descendiente de dicha familia; además Jean era el vivo retrato de su mejor amigo durante su juventud ,después el amo de la casa decidió mostrarle el interior de la mansión, el joven no quiso mostrarse fuera de la casa, estaba siendo demasiado precavido.

Después de un rato la hora del almuerzo llegó.

-Como ves la mansión principal ha sufrido varias remodelaciones durante estos diez años, siéntete libre de quedarte todo el tiempo que quieras, has traído alegría a este anciano- Insistió el viejo hombre con gran ánimo.

-Temprano envié una carta con el mejor de mis hombres para llamar a esa persona, mañana a primera hora debería estar aquí- El anciano Wilkens le notificó a Jean mientras inflaba ligeramente el pecho, se notaba la confidencia en la forma que lo dijo.

-Me pregunto si es así, un Lord como usted no debería ser tan descuidado, al fin y al cabo ni se dieron cuenta que entré a este lugar ayer en la noche, ¿lo recuerda?, hoy en la mañana el jefe de su guardia estaba bastante sorprendido, fue divertido ver su rostro apenado.- replicó en tono de broma el joven.

-Jajajaja- rio el anciano mientras se sostenía el estómago.-Tienes razón, aunque son tropas de infantería regular, siguen siendo élites, para serte sincero pensé que los habías asesinado. Creo que debo contratar algunos magos sólo para estar más preparado. Ahora no puedo dejarme matar, no sin antes arreglar cuentas con el Imperio-.

-Si me permites decir, es obvio que has cambiado mucho en todos los sentidos, la última vez que te vi eras un niño, ahora ya eres todo un hombre, estoy muy feliz de que estés con vida, aunque estas bastante más delgado de lo que me gustaría aceptar-.

Los dos contemplaban desde una ventana la puesta de sol.

Sacando un reloj de bolsillo, el anciano Wilkens lo inspeccionó con cuidado.

-El tiempo pasa rápido ya es hora de la cena, vamos muchacho.- declaró, jalando a Jean del brazo hasta el comedor.

Fue nuevamente una majestuosa comida, en la que el Lord insistía (después de muchas copas de vino) en que Jean era demasiado delgado, haciéndole comer de más a pesar de la insistencia del joven de que ya no podía.

Después de un baño, el invitado de honor fue al cuarto que le había preparado el Lord, comprobando que no había ninguna sorpresa entró. Los siervos habían llevado a su Amo hasta sus aposentos, pues él no podía levantarse después de cinco botellas de vino. A pesar de la atmósfera Jean nunca bajó su guardia, después de revisar el aura del Anciano y darse cuenta de que su comportamiento era real, así como de que no habían mentiras en sus palabras pudo relajarse ligeramente, de todas formas vigilaba a los sirvientes, soldados, la comida que les servían y los alrededores, aunque estaba seguro que nadie lo había seguido, los hábitos que desarrolló para sobrevivir ya eran parte de su ser, también puso varias protecciones alrededor del Anciano Wilkens, incluso de los criados.


Acomodándose en la cama entró en un estado de meditación más que de sueño, y la noche pasó.

A las primeras horas del día, después del desayuno, cuando el reloj marcaba las 9:35 am, un carruaje llegó a la mansión, el Lord fue a recibir al invitado, mientras Jean esperaba dentro de la casa.

El anciano Wilkens inmediatamente hizo pasar al invitado a la sala principal. Después de una taza de té, la persona en cuestión, que era una mujer de mediana edad, con un rostro serio, piel blanca, cabello rojo, ojos azules de mirada penetrante, con un porte noble y una agradable figura habló sin rodeos con una voz firme.

- ¿Qué es eso tan importante que necesitas decirme Lord Wilkens? por respeto a tus servicios a la Orden, vine personalmente como pediste.- Observándolo inquisitivamente.

- Antes que nada necesito recalcarle Duquesa que es un asunto bastante delicado, pido su discreción y perdón por hacer una petición tan ridícula- Después de que asintió la Duquesa, el anciano habló.

-Jean Nox Crow ven porfavor- acto seguido el joven entró vistiendo una túnica totalmente blanca, en su cuello llevaba una cadena con el escudo de armas de su casa a simple vista, aunque su vestimenta era simple su porte era elegante, se situó a lado del anciano.

-Mis saludos Duquesa Xellar, lamento mucho importunarla, soy el nieto del Conde Nox Crow- con una ligera reverencia dio sus respetos.

La Duquesa observó al joven por unos instantes.

-Igualmente joven, ya veo, así que de eso se trata. Lord Wilkens ¿puede demostrar lo que esta persona está diciendo?- Sin perder la compostura preguntó la Duquesa.

-Desde luego, lo que esta en su cuello es el escudo de armas original de la Familia Nox Crow.- Rápidamente contestó el anciano.

- Puede checarlo usted misma y ver que no es una falsificación, muéstrale Jean.

Quitándose el escudo de armas del cuello, Jean lo llevó a la altura de su rostro, mordiéndose ligeramente los labios dejó caer un poco de sangre sobre la gema del ojo del cuervo, la cual fue absorbida rápidamente, un destello un poco más intenso que la ocasión anterior se pudo observar, después aunque un poco reacio se lo dio a la Duquesa, la cual lo examinó desde todos los ángulos.

-Sirviente de la Reina muéstrame tu valor- Pronunció la Duquesa con un aire solemne mientras sostenía en su mano izquierda el escudo de armas, el cual cambió de color plateado a dorado, después de ver la reacción, lo devolvió a su legítimo propietario.

-Ciertamente es genuino.- Se podía ver en sus ojos una chispa de incredulidad- pero eso no es posible, hace más de diez años investigamos lo que pasó en la conferencia de los tratados de Paz, en ese buque no encontramos ningún sobreviviente, sólo cadáveres desfigurados, conozco claramente la lista de pasajeros, toda la familia Nox Crow incluyendo al Conde y su nieto estaban ahí, ellos así como muchas otras personas fueron asesinadas-.

-Lo único que puedo suponer, es que este joven es un hijo bastardo de esa familia, aunque lleva la sangre de los Nox Crow, no es miembro de la familia principal ni mucho menos el nieto que viajaba con el Conde, creer las mentiras de alguien así podría ser muy peligroso-.

-Discúlpeme Duquesa, pero yo lo he interrogado y sabe cosas que solo el verdadero nieto de mi mejor amigo podría saber.- el Lord estaba algo exaltado, al parecer no recibió bien el comentario de la dama noble.

-Anciano Wilkens - intervino Jean levantando una mano apaciguando al Lord, después volteó a ver a la mujer y le dijo.

-Estoy seguro que si usted Duquesa escucha todo lo que tengo que decir, y ve todas las demás pruebas que tengo no se arrepentirá- en tono conciliador e inclinándose ante la noble, Jean realizó una petición.

Después de relatar la historia que ya le había contado al Lord, sobre ser testigo de lo que pasó en la Conferencia de Paz entre Naciones y como terminó en la legendaria e infame cárcel Le Morte, cuando había capturado la atención de la Duquesa añadió algo nuevo al relato.

-Esta es la prueba. -Desabrochándose la camisa mostró una figura grabada en su abdomen, una figura de una calavera dentro de una jaula.

-Esta es la marca que me pusieron en Le Morte , con la ayuda de un metal al rojo vivo como si fuera un animal, representando que incluso en la muerte uno no obtendría la libertad-.

- Lord Wilkens me comentó que usted es una especialista en este tipo de cosas, estoy seguro que conoce este símbolo, si no es un atrevimiento por favor examínelo, - Con ligera voz suplicante pidió Jean.

La Duquesa se acercó en silencio, sin apartar los ojos de la marca la observó por unos instantes, después la examinó con sus manos. Regresando a su asiento, entrelazó sus manos y observó a Jean a los ojos durante unos momentos, durante los cuales el joven sintió que lo más profundo de su ser estaba siendo visto sin que pudiera resistirse.

-Lo siento Joven, no...Jean Nox Crow, te creo, esa marca es real, sólo muy pocas personas la conocen, únicamente aquellos que han estado en contacto con ese lugar saben de ella, solamente la he visto dos veces contando la tuya. Haber sobrevivido por diez años en ese infierno, cuando apenas eras un niño, no puedo imaginar los horrores que has tenido que pasar, en verdad eres un hijo de la casa Nox Crow, discúlpame por dudar de tu palabra.- En su comportamiento se podía ver la sinceridad de sus palabras.

Después de eso la conversación fluyó más tranquilamente, en la que Jean, compartió información con más detalles sobre los eventos de hace diez años, así como los nobles del Reino que tenía relaciones con el Imperio. Sin embargo él y el Lord se callaron los asesinatos que Jean había cometido en nombre de su venganza.

Cuando la noble dama estuvo satisfecha con la información obtenida, decidió partir.

-Haciendo una suposición, no creo que el imperio se mueva contra ti, al menos por medios legales, no te pueden reclamar como un criminal porque eso sería casi declarar su relación con ese incidente, no podrían explicar cómo es que no le devolvieron a este Reino a un importante testigo - Dijo la duquesa dirigiéndose hacia Jean.

-La situación es peor de lo que pensábamos, la información que nos diste es invaluable, haremos buen uso de ella para protegernos contra el Imperio y tomar las acciones que sean necesarias.

-Lord Wilkens, hablaré con la Reina para garantizarle protección a usted y al joven Nox Crow, la recuperación de los bienes de su familia, así como toda la ayuda que pueda brindarle-.

-Haber escapado de ese lugar es una gran hazaña, me gustaría escuchar esa historia en otra ocasión.- Hizo un último comentario antes de subir a su carruaje.

Los dos hombres la vieron partir en silencio.

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En el carruaje



-¿Qué opinas sobre ese joven Nelu?- Preguntó la Duquesa a su acompañante dentro del carruaje, una figura vestida totalmente de blanco, la cual tenía cubierto totalmente su rostro, no se podía determinar sólo con eso su género, aunque tenía figura delicada.

-No sé si todo lo que dijo era verdad o mentira, lo que sí creo, es que estuvo en ese lugar, a pesar de que utilicé un conjuro para que nadie me viera, él podía verme, eso sinceramente me sorprendió bastante, además su aura se parece bastante a la de esa persona- contestó con una voz claramente femenina.

-Lo que dijo era verdad pude ver dentro de él, tampoco sentí la presencia de magia o de otro método que me demostrara que sus recuerdos habían sido modificados o alterados de ninguna manera-. La Duquesa respondió y después se quedó pensando por un momento y luego continuó.

- Sin embargo hay algo que me preocupa, que clase de persona es ese joven ahora, haber pasado tantos años en ese lugar, no me puedo imaginar que tuvo que hacer un niño de 5 años. Si el joven Jean es como esa otra persona...debo suponer que sus habilidades son considerables para poder haber sobrevivido. 
Al menos esa es la impresión que tengo...ver dentro de él fue como mirar dentro de un abismo, odio, venganza, pero también...- Se mostraba el cansancio y preocupación en su rostro.

-Iremos a ver a la Reina, y le comunicaré la información que obtuvimos, ya después veremos cómo tratar con este asunto más detalladamente.- Terminó la noble dama, mientras volvía a sumirse en sus pensamientos.

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Después de que la Duquesa partió, el Lord y Jean continuaron hablando, el Anciano le pidió al Joven, detener sus acciones (asesinatos) contra los nobles traidores, explicándole que en vez de dejarse llevar por una satisfacción inmediata, necesitarían un plan más específico para lograr su meta, llamar la atención innecesariamente no era buena idea, al fin al cabo la venganza sabe mejor fría, concluyó el anciano.


Al pensarlo largamente, Jean aceptó ese razonamiento, tendría que preparar las cosas con calma.
Pasó la semana tranquilamente sin incidentes, la Duquesa Xellar fiel a su palabra envió a un grupo de soldados para proteger la mansión, dentro del cual había un par de magos.

Aunque eso nada más aumentó ligeramente la incomodidad de Jean algo que el Lord notó, dándose cuenta que el Joven era bastante desconfiado de la gente, aunque no se le podía culpar por todo lo que había vivido hasta ahora.

Estando en la mesa desayunando, el anciano no pudiendo contenerse soltó las buenas nuevas, hace tres días recibió una carta de la Duquesa en la que explicaba que la Reina estaba bastante complacida con la información que había proveído, la Duquesa les tendría una sorpresa, iría personalmente a visitarlos ese mismo día.

Aproximadamente a las tres de la tarde llegó el carruaje de la Duquesa, a la cual recibieron inmediatamente.

-Buenas tardes tengan- Saludó la noble dama al bajar del carruaje, seguida por una persona vestida de blanco, la cual ocultaba su rostro con una capucha, colocándose a lado de la Duquesa.

Después de pasar a la sala principal recibieron las buenas noticias.

-La Reina ha decidido reconocerte como un descendiente directo de la Casa Nox Crow, concediéndote el título de Vizconde y devolviéndote parte de las propiedades y tierras que le pertenecían a tu familia, no se te puede investir como Conde al menos por ahora debido a ciertos asuntos de política, sobre todo tu edad- Declaró la Duquesa con un tono alegre, extendiéndole un pergamino y un anillo al mismo tiempo.

-Entiendo, esto ya es bastante bueno por si solo- contestó Jean al mismo tiempo que desenvolvía el pergamino que confirmaba su título de nobleza y se colocaba el anillo en su mano derecha, mostraba una ligera sonrisa.

-Vizconde Nox, hay algo más que me gustaría hablar con usted- después de que Jean leyera el pergamino, continuó la Duquesa.

-Si me permite decirle, estoy segura que usted no dejará que el Imperio se quede impune por lo que hizo, ¿me equivoco?-.
Jean se quedó en silencio ante esta declaración.

-Así que tengo una pequeña sugerencia, que hacerle- Con un tono serio la Mujer dijo:

-En la ciudad de Lux, que es bien conocida por sus Instituciones y Academias, hay una en particular a la que me gustaría que usted acudiera como estudiante-.

-No entiendo por qué necesito ir a un lugar así, Duquesa- interrumpió Jean, aunque se veía en su rostro tranquilidad, interiormente no le encontraba sentido a esta sugerencia.

-Bueno hay varios razones, primero por todo lo que te pasó no pudiste tener una educación completa ¿no es así?- sin esperar respuesta continuó- como noble necesitarás aprender muchas cosas, además sí pretendes obtener el título de Conde en el futuro, necesitarás prestigio y méritos, la ciudad en sí es neutral, es una zona protegida por todos los países del globo, al menos es más segura que quedarse aquí, si vas ahí será más difícil que el Imperio haga un movimiento sobre ti, si lo hacen de alguna forma u otra habrá repercusiones sobre todo políticas-.

- Además si he de ser sincera, ha habido actividad inusual en ese lugar, inteligencia piensa que el Imperio está haciendo algo ahí, aunque todavía no tenemos ninguna prueba, no pretendo decirte que hacer, pero si quieres vengarte de ellos, frustrando sus planes sería un buen inicio, al fin y al cabo estoy convencida de que ninguno quiere que pase lo mismo que hace diez años.- Los dos se miraron a los ojos fijamente por unos momentos.

-Se oye bien para mí Duquesa, pero ¿Usted cree que tengo las habilidades necesarias para una tarea cómo ésta?- preguntó el Joven Vizconde con ligera actitud confidente, con una sonrisa en su rostro.

- Lo creo, tu supervivencia debería ser prueba suficiente de tu capacidad, pero es verdad, deberíamos hacer un pequeño examen si no te importa, al fin y al cabo el lugar que te comenté es solo para élites. ¿Qué dices de enfrentarte a mi guardaespaldas para ver tus habilidades?- Preguntó la noble dama.

-Hagámoslo así entonces- Después de esta declaración salieron a campo abierto.

-El enfrentamiento será por cinco minutos puedes utilizar todas las habilidades que tengas contra mí, si logras mantenerte durante este tiempo, has pasado la prueba. Se prohíbe causar al oponente heridas graves- Diciendo esto la guardaespaldas vestida de blanco le dio una espada a Jean, al mismo tiempo le susurró al oído- Puedes usar magia si quieres-.

El rostro de Jean mostro una leve sorpresa.

Una pequeña multitud se había reunido alrededor de ellos, entre siervos y guardias, se podían escuchar comentarios como "ojalá que le den una paliza a ese pequeño noble se lo merece" y otros similares.

Se decidió que Lord Wilkens sería el réferi, a su señal el combate inició.

Acortando rápidamente la distancia la guardaespaldas lanzó un corte horizontal con su espada, Jean paró el ataque, contraatacando con un corte de abajo hacia arriba, moviéndose para atrás velozmente su oponente esquivó el ataque. Agitando su espada desde su lugar la guardaespaldas hizo un corte a la nada, una corriente de aire cortante se dirigió hasta Jean, él brincó para esquivarla; sin embargo su oponente predijo este movimiento, después de su ataque de viento se posicionó arriba del joven y dirigió otro corte con su espada, con dificultad Jean logró bloquearla, durante el forcejeo liberó su mano izquierda de la empuñadura de su espada y en un momento golpeó con su mano abierta el abdomen de su oponente, recibiendo el impacto, la mujer fue repelida, no sin antes, responder con una patada al abdomen del joven.

Los dos recobraron el equilibrio rápidamente, al llegar al suelo, sin demora se volvieron a atacar ferozmente, después de un intercambio particularmente violento las espadas se rompieron, sin importarles en lo más mínimo soltando los restos de sus armas continuaron la pelea con sus cuerpos, la guardaespaldas tiró un golpe rápido dirigido hacia el pecho de su oponente el cual cruzó los brazos y contuvo el ataque, aprovechando este momento intentó colocar una patada a la cabeza del Vizconde para terminar la pelea; sin embargo el joven dio un salto hacia atrás, asestando una patada en el rostro de su oponente, al mismo tiempo que hacia distancia de su atacante.

Un pequeño hilo de sangre apareció por primera vez durante el transcurso de esta pelea, en los labios de su contrincante. Una sonrisa se dibujó en el rostro de ella, aunque no era posible verla debido a su atuendo.
Se quedaron viendo por unos instantes, la mujer volvió a atacar nuevamente, en sus palmas se habían acumulado esferas de un viento de color verde, estaba claro que estaba usando magia, para dicho fenómeno. Arrojó una después de otra sin parar, en esta ocasión Jean no saltó, decidió esquivarlas moviéndose de un lado para otro, acercándose hacia su oponente; cada vez que una de esas esferas chocaba contra un árbol lo destruía, cada vez que chocaba contra el suelo dejaba un cráter considerable.

Cuando estuvo cerca de su oponente, en las manos de Jean empezaron a aparecer esferas similares a las de su oponente, con una diferencia, eran rojizas y de fuego, saltó hacia su oponente juntando sus manos uniendo las dos esferas, al mismo tiempo que ella hacía lo mismo levantando sus brazos, al chocar ambas esferas contenidas en sus manos, hubo una explosión, una corriente de fuego y viento se dispersó desde la zona del impacto, haciendo que algunos de los espectadores tuvieran que tirarse hacia el suelo, los dos magos conjuraron un escudo de energía alrededor de la Duquesa y el Lord para protegerlos.

Cuando todo se disipó, se pudo observar a dos figuras mirándose fijamente, ninguno de los demostraba signos de querer terminar la pelea.

Antes que intercambiaran un nuevo ataque el Lord Wilkens intervino gritando que se detuvieran, su ropa se veía bastante desarreglada.

Regresando a sus sentidos los dos combatientes detuvieron su pelea.

Después de recibir un pequeño regaño de parte del Lord y la Duquesa, sobre lo exagerado de sus acciones a pesar de ser únicamente una prueba, todos regresaron a la sala principal.

-Eso fue impresionante, te has hecho muy fuerte Jean- mientras se acariciaba la barba, el Anciano Wilkens felicitaba al joven dándole unas palmadas en la espalda.

- Gracias anciano- Respondió tímidamente Jean.

-No creo que tenga problemas en la Academia del Sol- se unió a la conversación la Duquesa- Habiendo dicho eso iniciaré los trámites para que entres, este mes de Piscis ya está por terminar, dado que las clases inician en el mes de Aries debemos apurarnos.

- Así que se trata de ese lugar- comentó distraídamente Jean.

- Cuando estés ahí te voy a pedir que no llames mucho la atención, mantén un perfil bajo, pero no por eso no disfrutes tu estancia en ese lugar, acumula experiencias, sé que es mucho pedir, no creo que sea muy fácil adaptarse, tomando en cuenta tu pasado, pero intenta pasarla lo mejor que puedas- La Duquesa había cambiado a un tono más informal del que había estado usando para hablarle a Jean, en ese momento ella estaba sintiendo empatía por el joven, si se dio cuenta o no, nadie lo podría decir.

- Yo pienso lo mismo Jean, haz amigos genuinos, ellos serán muy importantes en tu vida, como tu abuelo lo fue y como lo eres ahora para mí, diviértete un poco y por qué no , conoce a algunas damas - Animadamente añadió el anciano mientras codeaba ligeramente al joven, con una sonrisa picara en su rostro.
En ese momento se escuchó el sonido de alguien que se aclaraba la garganta. Se trataba de la guardaespaldas y de la Duquesa.

-De seguro le quiso decir al Vizconde dama en singular ¿no es así Lord?- claramente era un tono de reproche el que usó la noble mujer.

-¡Oh! claro que sí a eso me refería, hay que ser honorables en todo momento.- Admitió embarazosamente el Lord.

Después pasaron al comedor a almorzar, el amo de la casa había mandado a preparar un banquete más grande que los anteriores, en ocasión de las buenas noticias.

Terminada la comida, la Duquesa continuó platicando con el Lord sobre diversos tópicos. Antes de que el sol se ponga ella, y su guardaespaldas partieron.

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En el carruaje


-Lo siento Duquesa, me dejé llevar en esa pelea- Cuando se había alejado bastante el carruaje la guardaespaldas se disculpó.

-Bueno fue un poco excesivo, pero no te preocupes- contestó la Duquesa en un tono amable- ¿Qué tan fuerte crees que es?-.

- Aunque no lo parezca creo que los dos nos contuvimos, pero si hubiera sido una batalla real creo que yo hubiera perdido. Cuando llegue a la ciudad iré con los sanadores, creo que tengo una fisura en mi pierna derecha y mis nudillos están bastante dañados-

Ante esta declaración la Duquesa se veía sorprendida, su mirada era inquisitiva, viéndola, Nelu dio una explicación.

-A pesar de su apariencia y su físico delgado, su cuerpo era bastante sólido, en la primera patada que le di mientras estábamos en el aire, sentí como si golpeara a una roca y parte de la fuerza también fue reflejada, no logro saber cómo, el flujo de energía fue raro, lo mismo pasó con mis puños cuando intenté golpearlo en el pecho y él los detuvo cubriéndose con sus brazos.-Su voz denotaba que estaba ligeramente emocionada.

-Para que un genio de la Nación militar lo reconozca quiere decir que su fuerza es genuina. Fue bueno confirmarlo, aunque es algo trágico que haya obtenido su fuerza de esa forma-.

-Nelu tengo una petición para ti, necesito que aceptes trabajar en la Academia y me informes de la situación, estando ahí si no es mucha molestia ayúdalo a adaptarse y coopera con él en esta misión-.

-Pero mi deber es protegerla Duquesa- Señaló la mujer, pero antes que pudiera continuar con sus argumentos, fue interrumpida.

- No te preocupes por mí, tengo otras personas de confianza, además si no fuera realmente necesario no te enviaría, tengo una intranquilidad sobre este asunto en la Ciudad de Lux, así que te pido que aceptes por favor-.

-Como usted ordene, pero cuídese mientras no estoy- Nelu se encontraba preocupada por dejar a la Duquesa, pero finalmente aceptó.

-Claro, no caeré hasta que los enemigos del Reino desaparezcan.- Con esa frase la conversación llegó a su fin.

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En la mansión

-Eso fue bastante rápido, pensar que no sólo recuperaría los bienes de mi familia, sino que también me darían un título nobiliario- Comentó con sorpresa Jean.


-Es de esperarse después de todo ella es la consejera principal de la Reina- A su lado se encontraba el Anciano Wilkens quien no parecía tan asombrado.

Después de ver partir a la Duquesa, entraron a la mansión y se pusieron a jugar ajedrez hasta que oscureció, el anciano es muy bueno pensaba Jean, en ese juego no pudo ganar ninguna vez, después de entrar en su cuarto se puso a meditar el flujo de los acontecimientos.

Varios días después de ese evento el anciano y Jean se dedicaron a poner en orden los bienes de su familia que le habían sido de vueltos.
Visitaron la antigua Mansión Principal y otras tierras, además de visitar el banco del Reino, para establecer al nuevo propietario del oro de la Familia Nox Crow.

Al llegar a su antiguo hogar, Jean tenía un aspecto triste y de melancolía , fue recibido por varios sirvientes que se alegraron de verlo con vida, el único que no parecía feliz fue el administrador (dado que se consideraba que su linaje ya no existía, el Reino mandó un administrador para vigilar la producción de las tierras) después de que el anciano y Jean revisaron las cuentas se logró determinar que el administrador había incurrido en varias irregularidades, pues los fondos, las cuentas y sus reportes no cuadraban, cuando se le señaló todo empezó a discutir con el joven, diciéndole que era un mocoso que no sabía nada, además de dudar de si era un verdadero miembro de ese linaje, a pesar de mostrar los papeles que comprobaban su posición.

El anciano intervino poniéndolo en su lugar, declarando que la misma Duquesa de Xellar había prestado testimonio de legitimidad y que si quería seguir discutiendo irían a las autoridades reales. Ante esa declaración el hombre se acobardó y fue expulsado de la casa sin poder sacar pertenencia alguna, pues Jean le dijo que ya no robaría nada más de las propiedades familiares.

El mismo administrador en cuestión apareció unos días después totalmente golpeado en el hospital local y cada vez que escuchaba a la gente hablar sobre las nuevas noticias del regreso del nieto del Conde Nox Crow, se escondía debajo de sus sábanas, mientras temblaba por alguna desconocida razón. 

Aunque esto nunca lo supo Lord Wilkens.

Jean pasó varios días en su hogar conversando con sus sirvientes y poniéndose al corriente de todo lo pasado esos diez años. Su ánimo fue mejorando con el tiempo. Después decidió regresar con Lord Wilkens, para la tristeza de sus sirvientes, no sin antes restituir sus cargos a los hombres y mujeres fieles a su familia, así como corregir los impuestos en sus tierras, como su abuelo lo hubiera querido.

Dos días antes que el mes de Piscis terminara, llegaron dos cartas provenientes, de la Academia Del Sol y de la Duquesa, explicando su admisión al colegio y la fecha de su asistencia al nuevo año.

En la otra carta la Duquesa explicaba que había utilizado ciertos privilegios para lograr su aceptación, cada país podía nombrar por año cierto número de personas para que se convirtieran en estudiantes de dicha academia, pero si estas personas durante el curso demostraban no ser aptos para los estándares de ese lugar, serían expulsados sin que alguien pudiera hacer algo, por lo mismo le pedía que se esforzara, para que no pasara tal evento, además de aconsejarle sobre otros tópicos.

Al día siguiente, después de preparar varias cosas y despedirse del anciano, partió hacia la Ciudad Lux con intención de llegar al menos un día antes.

Para llegar a la Ciudad de Lux, Jean tuvo que hacer una escala en el puerto de Yell, debería tomar un barco pues la ciudad estaba en una isla de considerable tamaño.


Después abordar la nave y dejar sus cosas en su camarote, se dirigió a la proa.

-No me hace gracia tener que regresar a una isla, cuando acabo de escapar de una, me trae malos recuerdos- Se quejaba Jean- Aunque el aire es bastante agradable.-

Se encontraba usando el nuevo uniforme de la Academia, como se le había indicado en la carta, al llegar a la isla había personal que lo recibiría y lo llevaría a su nuevo dormitorio, para poder reconocerlos se les pedía esta simple medida a todos los estudiantes de nuevo ingreso.

-Buenas tardes, disculpa las molestias, veo que llevas el uniforme de la Academia del Sol- una señorita de la misma edad en apariencia, rubia, con rostro afable, de ojos azules, y un agradable físico (pensó Jean) se le acercó mientras estaba en la proa, llevaba el mismo uniforme.

-Buenas tardes- Respondió haciendo una pequeña reverencia.

-Mi nombre es Laur Van Fey, provengo de la Federación de Nor. El emblema en tu uniforme me indica que eres de primer año, igual que yo.

-Mucho gusto en conocerte, mi nombre es Jean Nox Crow, vengo del Reino de Ignis, y sí es como dices, es mi primer año.- A pesar de la sorpresa que tuvo al escuchar el nombre y apellido de la joven Jean se presentó educadamente.

-Disculpa por hablarte, en este barco hay varias personas, pero sólo nosotros dos somos estudiantes de la Academia Del Sol, me pareció correcto saludarte, dado que todos los demás estudiantes de las otras escuelas me evitaban-.

-¿Te evitaban?- Preguntó Jean, mientras pensaba al mismo tiempo lo sociable y comunicadora que era.

- Sí verás, esa Academia es conocida por que únicamente personas talentosas en las artes místicas entran y eso es intimidante para otros estudiantes de escuelas distintas, además he escuchado que algunos de la academia abusan de otros por considerarse élite, a pesar de estar mal.- Continuó hablando sin parar, parecía feliz de poder lograr entablar finalmente una conversación con alguien.

-Ya veo, siempre hay ese tipo de personas en cualquier lugar- coincidió con ella.

-Si te parece podríamos pasar el tiempo juntos, ya que somos de la misma academia- Dijo Laur mientras sostenía sus manos juntas en ligera actitud de súplica.

-Esta... bien.- Apunto de negarse a su petición, Jean pensó que estar sola no le agradaba a esta señorita, así que renuentemente aceptó, desde que el anciano le insistió en que sea sociable y haga amistades, a pesar de su misión, además de que estaba otro asunto pendiente.
Pasaron el viaje hablando de diversos temas, que iban desde la política hasta el clima.

Unas horas más tarde llegaron al puerto norte de la Ciudad Lux. Después de pedir información, encontraron al personal de la academia, dos hombres de mediana edad los condujeron hacia un carruaje donde encontraron a otros dos estudiantes, ambos mujeres, después inmediatamente partieron hacia su destino.

La isla en la que se encontraba la Ciudad Lux era de considerable tamaño, en el centro se encontraba propiamente la ciudad, en la periferia, había un bosque denso, algunos centros de investigación también se encontraban ahí pero eran de acceso difícil. Su superficie cuadrada era similar a la del Pais Santo de los Sanadores, es decir poseía las tierras con igualdad a la de un país pequeño.

Intercambiaron presentaciones con las otras dos estudiantes, La mujer de cabello verde pálido se llamaba Liz, La de cabello aquamarino era Lili, sus procedencias eran del País de los Druidas, y del antes mencionado País Santo respectivamente.

En este mundo no era raro ver ciertas características físicas, como el cabello o el color de los ojos en distintos e inusuales colores, sobre todo si las personas habían nacido en un linaje que practicaba las artes místicas, como la magia, el espiritualismo, la alquimia o las artes marciales.

Estar en el mismo carruaje con tres señoritas, era demasiado incómodo para Jean así que desde el inicio del trayecto estuvo más taciturno que de costumbre, lo mismo fue con las otras dos señoritas, con excepción de Laur, que le hacía varios comentarios al joven, a lo cual él sólo respondía con sonidos monótonos.

Todo procedía bien durante el trayecto, hasta que el carruaje se detuvo repentinamente.

-Por favor jóvenes, guarden la calma. Ahora mismo estamos rodeados por unos bandidos así que...- Abriendo la puerta del carruaje uno de los choferes intentó informar la situación pero su frase fue interrumpida, una flecha de color verde, aparentemente una de viento atravesó su hombro. Algunos gritos de miedo y asombro vinieron de las señoritas.

Jean jaló al hombre herido hasta el interior del carruaje, inmediatamente se dirigió a las señoritas con voz firme.

- Tranquilícense, díganme ¿pueden conjurar magia?- con un gesto de su cabeza las tres respondieron positivamente- Entonces creen un escudo mágico y esperen dentro hasta que todo termine, Laur presiona con algo la herida de este hombre por favor.- Diciendo esto Jean salió del carruaje.

Había cuatro personas que los estaban rodeando, Jean determinó que las cuatro eran magos, el segundo cochero había creado un escudo alrededor de él y se defendía de las flechas, pero le era imposible contraatacar.

Después de elegir un blanco Jean creó un arco de fuego con maná y disparó una flecha hacia al atacante más cercano, la cual atravesó el pecho del hombre, viendo esto los demás atacantes dejaron de enfocarse en el cochero y se centraron en él.

Otro de los hombres con una gran corpulencia y tez oscura, salió de los árboles con un grito de rabia para vengar a su compañero caído, sostenía una gran espada que irradiaba fuego, la cual dejó caer hacia Jean, el cual la esquivó con apenas unos centímetros de distancia, moviéndose hacia un lado ágilmente, al impactar la espada contra el suelo dejó un cráter haciendo volar piedras violentamente, aprovechando la pérdida de defensa de su oponente al realizar un movimiento muy amplio, con su mano extendida Jean realizó una estocada hacia el costado de su oponente, su mano y parte de su brazo se introdujeron limpiamente en el tórax del hombre el cual soltó su espada, sangre y espuma salían de su boca, perdiendo inmediatamente la conciencia.

Jean retiró su brazo rápidamente del cuerpo de su oponente, cuando el tercer atacante le intentó arrojar una bola de fuego; pero antes de que el tercer enemigo pudiera concretar el ataque sobre Jean, su cuerpo fue envuelto en una corriente de viento que lo elevó hacia el cielo y después se disipó dejándolo caer, el hombre no pudo reaccionar a tiempo y chocó contra el suelo sin moverse después. 

El segundo cochero al disminuir el número de sus atacantes quedó libre para contraatacar y apoyar al estudiante.

Viendo esto el cuarto atacante sin darse por vencido salió de los árboles, sostenía un bastón que tenía una piedra rojiza en su parte superior que elevó arriba de su cabeza.

-Serpiente Seycrid, siervo del mal por nuestro contrato destruye a mis enemigos- un círculo mágico apareció enfrente del mago, del cual surgió un inmensa serpiente negra.

El réptil se precipitó inmediatamente hacia Jean y el cochero, el cual creó una barrera de viento para protegerlos del ataque; sin embargo no sirvió de nada, la serpiente al impactar destruyó la barrera golpeando en el proceso al cochero el cual fue aventado varios metros, sin perder tiempo se envolvió alrededor del cuerpo de Jean y empezó a apretarlo con fuerza.

-¡Malditos pagarán por lo que le hicieron a mis compañeros!- Con ira se acercó el conjurador de la bestia mágica juzgando que había ganado la confrontación.

Jean se encontraba casi totalmente atrapado en el abrazo del monstruo, únicamente su brazo izquierdo se encontraba parcialmente libre. Cuando tuvo suficientemente cerca al invocador enemigo decidió hablar.

-Dime basura, ¿El Imperio te envió?, dependiendo de tu respuesta, podrías morir.- Declaró Jean desafiante.

-¡Basura dices!- La ira de su captor aumentó drásticamente- ¡Parece que no conoces tu lugar!- ¡Seycrid devora a este desgraciado!-.

La serpiente negra abrió sus fauces ampliamente mientras mostraba sus colmillos, demostrando su deseo de engullir a su presa, estando a punto de suceder, sin perder la calma Jean alzó su mano izquierda y arrojó una gran bola de fuego dentro de las fauces de la bestia.

El abrazo de la serpiente aumentó intensamente y luego cedió, su cabeza había sido completamente destruida y los restos arrojaban humo negro. Liberándose del cuerpo el joven Vizconde se acercó hacia al invocador que había perdido las fuerzas en sus piernas y se encontraba sentado en el suelo.

-Lo repetiré solo una vez más ¿el Imperio te envió?- Su tono era frío y cortante, carente de piedad hacia el derrotado.-Si te quedas callado, sabes lo que te pasará-.

-N...no, sólo somos ladrones...vimos el carruaje y pensamos que era una buena oportunidad. No tenemos nada que ver con el Imperio-contestó el invocador con el miedo presente en su rostro.

-Mientes- la misma voz carente de vida se escuchó.

-¡¡Lo juro no tenemos nada que ver!!- Instintivamente el hombre gritó en desesperación.

-Ya veo, entonces no me sirves más.-

-¡No por favor no me mates!- suplicó el hombre, Jean se movió rápidamente y le asestó un golpe en el rostro, el hombre fue lanzado hacia atrás, al caer no mostró ninguna reacción.

Después de verificar que no había ningún enemigo oculto. Caminó hacia el cuerpo de la serpiente, realizando una estocada con su mano la introdujo en el interior de la serpiente, después la sacó, en su palma se encontraba una piedra asimétrica de color obscuro la cual emitía una tenue luz. Acto seguido se acercó a verificar el estado de los cocheros, ninguno había perdido la vida, aplicó magia de curación de emergencia en ellos y tranquilizó a las señoritas que se encontraban dentro del carruaje, que se alarmaron al verlo cubierto de sangre.

Reunió a los atacantes y los ató, aunque estaban en un estado crítico seguían con vida.

Cuando despertó el cochero que había sido golpeado por la serpiente, usó una esfera de cristal para comunicarse con las autoridades de la isla, treinta minutos después un grupo de guardias llegaron al lugar.

Después de explicar la situación fueron escoltados hasta la ciudad.

Al llegar a la Academia del Sol, a pesar de su renuencia, por insistencia de Laur, Liz y Lili, fue enviado al hospital de la Academia, junto con los cocheros.

El resultado fueron tres costillas rotas por la constricción de la serpiente, el Sanador que lo atendió aplicó ungüentos y encantamientos sobre sus lesiones y le pidió que descansara ahí por al menos hasta el día siguiente para que diera tiempo a que se curara.

En realidad la serpiente le había roto seis costillas pero su cuerpo ya había empezado a sanar por sí mismo, razón por la cual era renuente para acudir al hospital.

El hecho de que lo mantuvieran en el hospital, cuando no lo necesitaba no le hacía mucha gracia pero no quería llamar demasiado la atención, fue una de las peticiones del anciano y de la Duquesa Xellar.

A la mañana siguiente fueron a visitarlo las tres señoritas, se veían preocupadas por su estado, sin embargo les dijo que ya había recibido tratamiento y se encontraba bien.

-Hoy nos van a dar un paseo por los profesores para que conozcamos la escuela, te gustaría ir con nosotros- Se aventuró a decir Liz tímidamente.

-Está bien, pero primero tengo que ir a mi dormitorio y arreglar unas cosas.- Jean contestó sin poner mucha atención.

-Entonces que te parece si nos vemos en la entrada, el tour comenzará dentro de 3 horas- Laur se incluyó en la conversación con una sonrisa en su rostro.

- No deberíamos molestar al Señor Nox, debe descansar para recuperarse- Dijo Lili con un tono de reproche.

-No se preocupen, ya les dije que estoy bien, además no es necesario que me digan Señor, me hace sentirme viejo, pueden llamarme Jean.- el joven puso énfasis en la última frase.

-Eso sería un poco irrespetuoso, al menos deberíamos llamarte por tu apellido- replicó Lili.

- Pienso lo mismo- añadió Liz tímidamente.
Jean decidió ceder.

-Entonces ¿Qué les parece si me llaman solo Nox o Crow?-.

Después de mirarse a ver entre ellas Liz y Lili aceptaron.

-Si nos parece bien- respondieron al unísono.

-Yo no tengo nada en contra con llamarte Jean- Nuevamente Laur se metió en la conversación con una sonrisa.

En resumen, Lili y Liz lo llamarían Nox, y él las llamaría por sus apellidos Sanctus y Windwild, por su parte Laur y Jean se llamarían por sus nombres.

Aunque no tenía malas intenciones no pudo evitar pensar que estas señoritas eran demasiado confiadas, lo suficiente como para ser amigables con alguien a quien acababan de conocer.

Después de que ellas se fueron, Jean salió del Hospital, en la entrada encontró a una mujer joven probablemente en sus veinte, delgada, con mirada sería, lo que más le llamó la atención fue el color de sus ojos y cabello los cuales eran de color gris su nariz y labios eran pequeños, su corte de cabello era corto a la altura de su cuello y su ropa tenía cierta semejanza con los uniformes militares varoniles, era un poco más alta que él, dedujo inmediatamente que pertenecía a la Nación Militar.

Ella caminó hacia su dirección, cuando la mujer le habló, él instintivamente se puso en posición de pie firme.

-Buenas tardes Vizconde Nox Crow del Reino de Ignis. Mi nombre es Nelu Maeru Marshall, soy una maestra de esta Academia, la Duquesa me envió a este lugar-.

-Solo vine a presentarme ya que estaremos trabajando juntos... Supe que su carruaje fue atacado por cuatro magos y que se hizo cargo de ellos usted solo o eso cuentan, aunque eso fue inevitable, por favor de ahora en adelante mantenga un bajo perfil ¿ha comprendido?-

Preguntó la profesora mientras lo miraba a los ojos, su atención había sido llamada por la posición del joven y su comportamiento nervioso.

-¡Entendido Señora, daré todo de mí!- El vizconde respondió elevando de más la voz, al mismo tiempo que daba un saludo militar, su cuerpo estaba temblando ligeramente, era bastante obvio que tenía miedo.
(Uno de sus maestros en la cárcel Le Morte donde pasó diez años era un ex militar que le había inculcado, por medios físicos, en lo profundo de su ser el respeto a los rangos superiores).

Unas señoritas pasaron por ahí y viendo la escena rápidamente se alejaron entre risitas.

-¡Espero que no se esté burlando de mi Señor Nox!, supongo que lo dedujo por mi atuendo, ciertamente soy de la Nación Militar y tengo rango de capitán, pero aquí sólo soy una profesora- dijo todo esto mientras lo apuntaba con su mano derecha, una vena se mostraba palpitante en su frente y sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas.

-Así que le pido que no actúe de esa manera nuevamente ¿entendió?- la voz de la capitana era bastante amenazante.

-Si, Ca...¿Profesora?- se corrigió a media frase, en su rostro se podía ver que corrían gotas de sudor debido a su extrema ansiedad.

-Lo he entendido- añadió rápidamente, al notar que las mejillas de la capitana se volvían más rojas debido al enojo.

-Entonces vete- Declaró firmemente la profesora Maeru, haciendo uso de todo su autocontrol para no darle un puñetazo en la cara al Vizconde, ella pensaba que él se estaba burlando, como muchos otros lo habían hecho antes.

Recibiendo la ¿orden? , Jean inmediatamente salió corriendo de ese lugar.

-Esto será más difícil de lo que pensé- Se dijo a si misma todavía con enojo visible mientras se sostenía la frente, eso fue inesperado para ella, este joven le había hecho recordar algunas cosas desagradables, a pesar de haber ganado el rango de capitán primero en su Nación a los dieciséis años (actualmente tenía diecinueve) los demás soldados la consideraban demasiado joven, por lo que siempre se burlaban de ella y se negaban a obedecerla o realizaban las órdenes mal. Los castigos no parecían hacerlos desistir de intentar sabotear su reputación.

A diferencia de los otros capitanes que estaban bien curtidos en el arte de la guerra y eran hombres robustos y llenos de cicatrices las cuales mostraban con orgullo, ella admitía que su aspecto físico que no era para nada intimidante, tampoco le ayudaba mucho. Por esa misma razón cuando se presentó la oportunidad se convirtió en la guardiana de la Duquesa Xellar del Reino de Ignis.

Una serie de malentendidos se reunieron y el resultado fue hilarante.

Jean siguiendo un mapa que se le había otorgado por la Academia, llegó a los dormitorios masculinos, después de localizar su habitación, entró y se sentó en el suelo agarrando sus rodillas, escondiendo el rostro, temblaba ligeramente, al mismo tiempo que se mecía hacia delante y hacia atrás murmuraba "sí señor" o "entendido señor".

Pasado un tiempo recobró la compostura y decidió revisar su habitación el lugar era amplio y poseía su baño personal, tenía dos camas lujosas, dos escritorios los cuales tenían una lámpara cada uno, y dos cómodas, en un extremo de la habitación encontró su equipaje y colocó sus pertenencias dentro de una de las cómodas.

Las habitaciones habían sido preparadas para dos personas, pero debido a que los exámenes de ingreso eran demasiado difíciles y la Academia se negaba a aceptar personas debajo de sus estándares no era raro que algunos estudiantes tuvieran una habitación solo para ellos.

Después de tener todo listo, sacó un reloj de bolsillo y vio que era hora de reunirse con las tres señoritas.

Al llegar a la entrada de la Academia vio a un grupo de aproximadamente cuarenta estudiantes y a cuatro profesores, sintiéndose aliviado al no ser ninguno de ellos la capitana Marshall, localizando rápidamente a Laur, Liz y 
Lili se unió al grupo.

Se formaron grupos de diez personas con un maestro a la cabeza, todos los grupos partieron a distintos lugares dirigidos por sus respectivos profesores.

La academia era inmensa y poseía varias instalaciones para investigación, practica, deporte y cultura. El profesor explicó que existían lugares que eran de acceso restringido y que si alguien se atrevía a entrar ahí sin el permiso correspondiente recibiría un castigo ejemplar.

También informó que en la Academia Del Sol los títulos, rangos o cualquier otra denominación que los estudiantes tuvieran en sus respectivos países y naciones, así como sus privilegios no se aplicaban aquí. Esto se hacía con el fin de promover la igualdad entre todos. A pesar de eso la mayoría de los estudiantes siempre formaban grupos que clamaban ser superiores a otros dentro de la escuela.

Finalmente el profesor los llevó al comedor, donde después de reunirse todos los grupos les dieron la bienvenida instándolos a que dieran lo mejor de sí, después procedieron a devorar el banquete que les habían preparado.

Después de intercambiar saludos con otras personas Jean fue envuelto en la plática de las tres señoritas. Lo que más le llamó la atención fue el gran apetito de Laur quien a pesar de su pequeña apariencia devoró todos los platillos que le pusieron enfrente y viceversa, la señorita se quejaba de que Jean comía muy poco y que eso era malo para el desarrollo de un joven.

Terminado el festín a todos los presentes se les entregaron una lista de sus horarios de clases y un manual sobre el funcionamiento y reglas de la escuela.
Despidiéndose de las tres señoritas Jean partió hacia su habitación, después de poner diversas protecciones, se cambió de ropa, programó la alarma de su reloj y se acostó a dormir.

A la mañana siguiente después de vestirse se dirigió al comedor, cuando terminó de desayunar fue al salón número tres, su primera clase sería Conceptos básicos y Orígenes de las Artes Místicas, eligió un lugar cercano a una ventana y se sentó a esperar, había llegado quince minutos antes del inicio de actividades.

Posteriormente el salón se fue llenando con los demás estudiantes.

A las 8:00 am hizo acto de presencia una mujer anciana de rostro severo, después de pedirles a todos silencio se presentó como la maestra asignada para esa materia.

Después de pasar lista su clase inició con una sesión de preguntas a los alumnos.

-Joven Schneuer, por favor pase adelante- se dirigió la profesora a un estudiante ligeramente relleno, de expresión tonta, nerviosamente el joven siguió las instrucciones de la profesora.

Cuando estuvo enfrente de todos la maestra le hizo una pregunta:

-Señor Schneur ¿Me podría decir cómo se agrupan las artes místicas?- El joven nervioso no pudo contestar.

-Regresa a tu asiento por favor- declaró fríamente.

Después de repetir el mismo proceso con varios estudiantes más, la profesora murmuró "eso es lo que pasa cuando entran por recomendación, niños mimados" ese comentario fue dicho en voz baja para ella misma, o eso creyó la anciana.

-(Oh ya veo, es lo que me había comentado la Duquesa, de que cada país podía enviar cierto número de personas para que sean aceptados en esta Academia sin tener que realizar el examen)- Jean había oído su comentario, y se encontraba en sus pensamientos dándole la razón a la anciana. Obviamente no le agradaban aquellos que había entrado de esa forma, y por eso los ponía en evidencia.

-Señor Nox, ¿podría pasar usted y responder lo que sus compañeros no pudieron?- Con poca paciencia preguntó la profesora.

Levantándose de su asiento se puso enfrente de la clase.

-Se agrupan en 6 categorías, Artes mágicas, Artes Marciales, Alquimia, Artes espirituales, habilidades Psíquicas y las mismas artes que usan los demonios, las artes demoniacas- respondió después que la anciana le repitió la pregunta.

-Muy bien ¿Cuáles son los tipos de energía utilizados en estas artes?- Hizo una segunda pregunta.

- Esos serían maná, drana, mana, éter, ectoplasma, prana, Ki o Chi y Psy, las maldiciones verdaderas también utilizan una energía llamada simplemente energía oscura o prana oscuro.- contestó rápidamente, al mismo tiempo que extendía sus manos ligeramente hacia delante de las cuales surgieron 8 esferas de distintos colores pasando desde tonos azules, verdes, rojizos, amarillos y negro.

Después de esa demostración sonó una campana marcando el término de la clase, la profesora se encontraba ligeramente turbada viendo a Jean con ojos de sorpresa al ver las esferas que flotaban enfrente de él, solo unos cuantos estudiantes mostraron la misma reacción.

-Es agradable tener una sorpresa de estas después de varios años- dijo en voz baja la anciana sin dirigirse a nadie en particular mientras salía lentamente del salón, la profesora solo había pedido la teoría de la energía pero este delgado joven había hecho una increíble demostración práctica de control de los distintos tipos creándolos todos al mismo tiempo como si fuera lo más fácil del mundo, incluso creó una energía que únicamente los magos demoniacos o los mismos demonios podían crear. La mujer sólo pensaba que era un recomendado más pero se había equivocado abismalmente.

-Así debe de ser, esta Academia fue hecha para ese tipo de personas, después de todo- Añadió misteriosamente cuando ya se había alejado del salón mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.

La segunda clase fue de Historia, después de presentarse el profesor no hizo ninguna pregunta, solo dio su clase, la cual trató de la formación de los distintos países del mundo

La tercera clase fue de entrenamiento físico, simplemente de correr alrededor de una pista, aunque era algo sencillo, la mitad de los estudiantes cayeron agotados después de unas cuantas vueltas.

La cuarta clase fue un examen de magia básica, la meta era determinar el control sobre los elementos, así que se les pidió a todos los estudiantes que usaran magia básica elemental, para eso se utilizaron cinco habitaciones separadas, esto se hacía para evitar los accidentes por si alguien perdía el control de su magia, a pesar de ser una escuela de élite, debido al sistema de privilegios en el cual una nación podía enviar un número de estudiantes para ser aceptados, el nivel bajaba considerablemente y esto era cierto especialmente en los alumnos de nuevo ingreso, esta clase se hacía para determinar el nivel de aquellos que habían entrado por recomendación.

Todos los estudiantes estuvieron juntos para este examen.

A Jean le tocó pasar al final, donde un hombre de mediana edad, de tez blanca, ligeramente calvo, con un abdomen bastante abultado lo recibió con una sonrisa, probablemente estaba en la segunda mitad de sus cincuenta.

El salón era más pequeño que su habitación y no tenía nada en el, solo el instructor estaba sentado del otro lado.

-Pase y colóquese en medio de la habitación, por favor. - Le recibió el hombre con una apariencia de cansancio a pesar de su sonrisa.

-Como sabe Señor Nox hay personas que entraron a esta Academia por recomendación de sus respectivos países, es por esa razón que durante las primeras semanas se le harán exámenes a todos los alumnos que hayan entrado de esta manera, aunque también a aquellos que presentaron el examen de ingreso solo para reconfirmar su nivel en caso de que hayan hecho trampa aunque eso también es bastante difícil.- le informó el instructor.

- Primero invoque viento Señor Nox, si necesita materiales para dibujar un círculo mágico, siéntase libre de decirme.- Dio la primera indicación.

- No será necesario- Contestó Jean al mismo tiempo que levantaba su mano y una esfera de viento mágico de color verde se condensaba y giraba lentamente.

-Muy bien veo que ni siquiera necesita dibujar un círculo o cantar un conjuro. Si es posible ahora invoque agua.- Dijo expectante el profesor.
Jean levantó la otra mano y una esfera de agua que emitía un ligero brillo apareció.

-¡Wow! ¡Muy bien!- El instructor se mostraba entusiasmado.- Pensar que pudieras convocar dos magias distintas al mismo tiempo. Dime ¿puedes invocar más de dos?- Preguntó con emoción.

-Si puedo - enfrente de él apareció una esfera de fuego, después una esfera blanca de luz, una esfera negra que emanaba una neblina gris y finalmente apareció una roca en forma de prisma, todas las cuales se pusieron a orbitar alrededor de él.

-¡Impresionante! Tienes una gran habilidad- El hombre se puso de pie y por alguna razón parecía bastante feliz.

-Pero sólo lo puedo mantener por poco tiempo, en una pelea real no podría conjurar todos al mismo tiempo, así que no es impresionante, solo es suerte- 

Viendo el comportamiento del instructor se dio cuenta que probablemente había exagerado, así que buscó toda clase de pretextos innecesarios, desconjuró inmediatamente las esferas.

-No es necesario ser humilde, además aunque sea así, esta Academia fue hecha para sacar todo el potencial de sus estudiantes. Así que nosotros nos encargaremos de llevarlo a su máximo- Dijo animosamente el profesor, mientras lo sostenía de los hombros, y lo veía como si hubiese encontrado algo valioso-.

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-Qué bueno que eso terminó, creo que me pasé un poco, al menos los demás no pudieron verme- Jean se encontraba sentado en el comedor, era hora del almuerzo, decidió comer algo ligero ya que no tenía hambre, así que pidió un poco de pescado y una ensalada.


Parecía que toda la energía había abandonado su cuerpo.

-¿Por qué te ves tan apagado Jean?- preguntó Laur la cual se había acercado por atrás y lo había saludado con una palmada en su espalda. Ante esa súbita acción Jean casi se ahoga con la comida, rápidamente agarró un vaso con agua y lo tomó presurosamente.

La señorita se sentó a su lado.

Después llegaron Liz y Lili y se sentaron enfrente de ellos, el tema de la conversación por supuesto fue el examen de magia.

-A mí me fue bien, pude invocar todos los tipos que me pidieron, aunque el fuego me costó mucho trabajo- presumió Laur al mismo tiempo que daba una gran mordida a una hogaza de pan.

- Eso es bueno, felicidades Laur. Yo solo soy buena con Magia de agua y de luz, también pude conjurar viento, pero no pude con tierra, fuego, y oscuridad.- Lili se veía ligeramente afligida.- Pero me esforzaré para mejorar- añadió dándose ánimos a sí misma.

-Lo mismo conmigo, solo soy buena con técnicas de viento, todo lo demás fue un desastre.- el estado de ánimo de Liz era similar al de Jean aunque por razones completamente opuestas.

-¿Cómo te fue Nox?- preguntó Lili inocentemente, no había captado la atmosfera que le rodeaba.

-Uh, bueno prefiero no hablar de eso, me fue regular.- contestó ligeramente decaído.

- Ah, vamos, vamos, ¡si te esfuerzas la próxima te ira mejor!- intentando animarlo Laur le dio unas nuevas palmadas en la espalda, Jean otra vez tuvo que beber agua desesperadamente.

Después decidieron hablar de otras cosas, las señoritas se lamentaban de que no pudieron estar todos juntos en una misma clase y de que los profesores eran muy estrictos.

La quinta clase fue de entrenamiento con espadas, dado que eran de primer año solo les entregaron espadas redondas de madera.

Para esta clase igual se reunieron todos los de primer año.

Se formaron varios grupos aleatorios de hombres y mujeres, posteriormente fueron llevados con distintos profesores.

El profesor encargado de su grupo era un hombre corpulento, de pelo corto, de facciones toscas, que se llamaba Ter Weiss, por lo que Jean escuchó sus entrenamientos eran bastante duros, igual que él, el profesor era del Reino de Ignis.

La clase en realidad era más un examen y tenía una premisa sencilla, todos los estudiantes hombres, se enfrentarían al profesor Weiss, aquellos que duraran quince minutos o que lograran golpearlo se considerarían aprobados, se prohibía usar magia o cualquier otro arte, los que no lo lograran tendrían un castigo ejecutado por el mismo profesor.

Las mujeres fueron evaluadas por un entrenador distinto en otra locación.
Cuando se dio la señal varios estudiantes lo atacaron de todas partes, con un rápido movimiento golpeó a varios en el estómago, después de lo cual cayeron y no se volvieron a levantar, otros más que se atrevían a enfrentarlo eran golpeados en el pecho sufriendo el mismo destino, finalmente aquellos que intentaban huir y daban la espalda recibían una estocada que los mandaba a volar varios metros. Jean reflexionando en sus acciones pasadas y no queriendo llamar la atención decidió solo defenderse y esperar a que pasaran los quince minutos, después de cinco minutos solo quedaba el Profesor Weiss y él.

Cuando estuvieron frente a frente, el Maestro inició la pelea, el joven solo se mantuvo esquivando los ataques que le llegaban, haciéndose a un lado, doblando su cuerpo, saltando para hacer distancia.

-¡Hey! muchacho dime ¿Por qué no atacas y solo te mantienes esquivando?- El Profesor Weiss parecía algo irritado.

-Esto es todo lo que puedo hacer, no soy muy bueno con la espada. Respondió Jean de una forma que para él parecía inocente.

-Ya veo, a ver si ahora puedes seguir esquivando- diciendo eso la intensidad de los ataques del hombre aumentó.

Jean tuvo que empezar a bloquear , al impactar las espadas hacían un ruido sordo, en varias ocasiones la fuerza lo empujaba hacia atrás, cuando estuvo a punto de pasar los últimos cinco minutos, un ataque particularmente fuerte lo hizo retroceder varios pasos y rompió el cuerpo de su espada , mientras la del Profesor se mantuvo completa, aprovechando eso su oponente intentó darle una estocada en el pecho, instintivamente optando por no usar magia para defenderse, el joven rápidamente usó el mango que le quedaba para detener la punta de la espada de su atacante, poniendo toda su fuerza logró parar la embestida, el impacto hizo cimbrar todo su cuerpo, pero al menos no llegó a su objetivo, de haber logrado concretarse esa estocada le hubiera roto varias costillas pensó mientras tenía sus manos entumidas.

Con ese último ataque llegó a su fin el examen

Se pudo escuchar la campana que anunciaba ese hecho.

Dando una reverencia hacia su profesor y sin perder tiempo salió del lugar.

Después de esa clase ya no habría otra actividad y los estudiantes quedarían libres para tener su propio tiempo libre, Jean fue hacia su habitación y se tomó un baño, estaba contentó por haber logrado "no llamar la atención".

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Cada día después del término de clases los profesores se reunían para comentar las novedades, todos se sentaban alrededor de una gran mesa rectangular e intercambiaban opiniones.


-Profesor Weiss parece un poco enojado ¿Le pasó algo?- le preguntó una mujer delgada , de larga cabellera rubia, ojos verdes, facciones delicadas como las de una muñeca de porcelana y aire risueño, llamando la atención sus orejas puntiagudas, así como su elección de ropas, las cuales eran de color verde con adornos similares a hojas.

- No es nada profesora Seyd, lo que pasa es que me topé con un estudiante de nuevo ingreso destacable, durante el examen práctico de hoy fue el único que aprobó, aunque no fui con todo, esquivó y detuvo todos mis ataques, ¡rayos! con esa última estocada pensé que le daría, su técnica y reflejos son muy buenos, con entrenamiento se convertiría en un gran caballero, se llamaba Nox algo, creo que lo tomaré bajo mi tutela.- Dijo el hombre rudo mientras se sumía en sus pensamientos.

-Ah, se ha de referir al Joven Nox Crow, pero se equivoca Profesor Ter, él se convertirá en un gran mago, no se sorprendan pero en el examen de hoy logró invocar todas las magias elementales al mismo tiempo- Un hombre a mediados de sus , cincuenta con un abdomen voluminoso, informó a todos los profesores.- Yo le enseñaré personalmente, al fin y al cabo si mi ojos no me fallan es un genio que solamente nace una vez cada generación-.

- Vamos Profesor Mckrin, tranquilícense- Intervino una anciana con rostro adusto- estoy de acuerdo con ustedes, en que es una persona interesante, pero no es necesario limitarlo a solo un arte, si su talento es genuino, podría con cualquier tipo de entrenamiento. No creo que se quiebre fácilmente aunque le cargáramos la mano un poco-.

Las palabras de la anciana hicieron que algunos profesores sintieran escalofríos, ellos sabían que si alguien captaba el interés de esa persona tendría un tiempo muy difícil, junto con la directora era de las más antiguas en este lugar, había estado aquí desde su fundación, había visto ir y venir incontables jóvenes y adultos.

La Academia del Sol había sido creada en tiempos de guerra para crear unidades de elite que pudieran barrer con todos sus enemigos en el campo de batalla, es decir su función original era crear "monstruos" y para esta anciana la función de esta escuela no había cambiado en absoluto.

Su mirada dejaba claras cuáles eran sus intenciones.

Los demás profesores también se metieron en la conversación interesados en este nuevo alumno, manifestando su deseo de conocerlo y ponerlo a prueba, mientras tanto en una de las sillas más alejadas la nueva profesora Nelu Maeru Marshall había sido completamente olvidada a pesar de que se suponía que se realizaría una pequeña fiesta de bienvenida en su honor.

Jean decidió salir unos momentos aprovechando su tiempo libre y se dirigió al centro de la ciudad, había una gran variedad de negocios y tiendas, también pudo observar un sin número de otras academias e institutos educativos de distintos tamaños y formas, después de localizar una cafetería, pidió un café frio y un croissant tomó asiento en una de las mesas con vista al exterior y se puso a leer un periódico que había comprado con anterioridad.

La mayoría de las noticias eran sobre eventos pasados en las diversas naciones destacando dos artículos, el primero era sobre los asesinatos de tres nobles en el Reino de Ignis y el otro era sobre destrucción de poblados en el sur de la Nación Militar sin encontrar la causa aparente.

Continuando hojeando el periódico encontró lo que andaba buscando, aparentemente a nivel local en la Ciudad Lux hubo un aumento de robos sobre todo de piedras mágicas.

Terminando su café regresó a la academia, cuando llegó pudo observar en el campo de carreras contiguo a los dormitorios masculinos, que varios estudiantes estaban dando vueltas mientras el Profesor Weiss los perseguía blandiendo su espada de madera, aparentemente eran los que no habían podido pasar su prueba.

Regresando a su cuarto no teniendo más que hacer se acostó en su cama, no iría a cenar ya que no tenía hambre. De repente escuchó que alguien tocó la puerta, se levantó y abrió la puerta, encontró a la Profesora Maeru con cara de pocos amigos enfrente de él. Como por reflejo le cerró la puerta.

-(¡Rayos!¡Rayos¡ ¡¿Qué hace ella aquí?!)- Pensó en pánico, mientras su mente trabajaba a toda velocidad tomó la decisión más lógica, rápidamente se dirigió hacia una de las ventanas y la abrió, antes de que pudiera escaparse, la puerta se abrió nuevamente, la capitana entró visiblemente enfadada.

-Detente ahí ni se te ocurra fugarte- Fríamente ordenó la profesora, con miedo 
Jean se detuvo en seco, ya tenía un pie en la ventana, lentamente lo retiró y cerró la ventana.

- Buenas noches Ca...Profesora el clima es excelente ¿No lo cree así?- haciendo acopio de toda su fuerza mental intentó mantener la calma.

-Vine para hablar contigo de un asunto importante- Cortó rápidamente la profesora Maeru.

- Pero una mujer... hermosa en un dormitorio de hombres...- Jean dijo lo primero que se le vino a la mente. El rostro de la Capitana se sonrojó ligeramente.

- ¡Oh! ¡Ya sé!, usted no es una mujer, tiene que ser un hombre eso explicaría por qué esta aquí- En su estado de pavor Jean había sacado conclusiones catastróficas.

-Señor Jean, acérquese por favor.- El rostro de la capitana no mostraba ninguna expresión. Dubitativamente Jean se acercó, cuando estuvo a unos pasos de la Profesora, ella estiró ambos brazos y puso sus manos una a cada lado de la cabeza de Jean. Rápidamente lo jaló hacia abajo al mismo tiempo que le daba un rodillazo en el rostro.

- ¡¿Qué rayos pasa contigo?!- Algo se había roto en el Interior de ella, por lo general sin importar que clase de burla recibiera nunca se inmutaba o actuaba inmaduramente.

-¡Lo siento mucho!- Jean se cubría con ambas manos el rostro intentando soportar el dolor mientras giraba de un lado a otro en el suelo.

Unos momentos después de que la situación se calmara, la Capitana explicó la razón de su visita.

- No tengo tiempo que perder así que hagamos esto rápido- declaró la profesora visiblemente queriendo salir de ese lugar lo antes posible.

-¡Eh! ¡¿Hacer que cosa rápido?!- Jean dijo ligeramente alarmado mientras se alejaba de la Capitana, al mismo tiempo que entrecruzaba los brazos enfrente de su pecho como intentando proteger algo.

Varios golpes después, cuando la joven mujer se había calmado nuevamente, comentó la razón de su visita.

-Escuché de los profesores, que entre los nuevos estudiantes había uno realmente sobresaliente y se pusieron a debatir sobre sus habilidades y su futuro, aparentemente están bastante interesados en pulirlo o algo así. ¿Sabes quién podría ser esa persona?- Aunque en menor grado seguía enojada.

-No sé... esta es una escuela para genios así que puede ser cualquiera- .Algo le decía que esto podía terminar mal si no elegía sus palabras con cuidado, tenía varios moretones en el rostro que confirmaban esa posibilidad.

- Ya veo insistes en hacerte el desentendido, ¡Es claro que esa persona eres tú!- la situación amenazaba con tornarse peligrosa otra vez.

- ¡Lo siento mucho, no fue mi intención! ¡Hice todo lo que pude para no llamar la atención ¡- Jean se disculpó rápidamente postrándose en el piso antes de que la situación se saliera de control.

Viendo su actitud de disculpa la profesora Maeru se controló.

-Bueno no es ningún problema, ya que como dices esta Academia fue hecha para genios, destacar por tus habilidades no tiene nada malo, puedes demostrarlas, de esa forma puedes obtener varios beneficios si obtienes el favor de los maestros, sólo quería advertirte que no usaras tus habilidades en los estudiantes, no queremos que alguien resulte herido o peor. El nivel de los profesores es una cosa y el de los estudiantes otra. Ya que ellos se interesaron en ti, tengo la impresión que estarás muy ocupado.- El tono de la capitana era más suave.

- Así que levántate por favor-.

-Cuando la Duquesa te pidió que mantuvieras un perfil bajo se refería a que no realizarás acciones contra el Imperio impulsivamente-.
Dicho esto la capitana Maeru se retiró. Después de salir del dormitorio masculino se dio cuenta de que durante su conversación había dejado de usar un tono formal y fácilmente lo había cambiado por uno informal, lo que por alguna razón la volvió a enojar.

Mientras más trataba con ese Vizconde más la sacaba de su zona de confort.

Al día siguiente, a primera hora les tocó clases de técnicas espirituales, se enfocó principalmente en la teoría del ectoplasma y sus nociones básicas, así como los usos más comunes, el profesor encargado les dio una demostración en las que utilizó unos títeres de madera a los que infundió ectoplasma, la cual era una especie de neblina azul-plateada, inmediatamente empezaron a moverse y a bailar siguiendo las órdenes del maestro, el cual era un hombre delgado y alto, con cabello negro canoso, de rasgos faciales simples, su edad podía ser calculada en los 30-40, no muy comunicativo por cierto.

La segunda clase era la de Espíritus Naturales. La profesora se apellidaba Seyd y por sus características físicas pertenecía a la raza élfica, se presentó y dio un largo discurso acerca de la importancia de la naturaleza antes de iniciar su clase propiamente.

-Señorita Der, ¿Me podría decir cuáles son los tipos de espíritus naturales existentes?- la mujer elfo le preguntó a una estudiante que se encontraba platicando con una compañera.

- Ah,... esos serian agua, fuego, tierra, viento, luz y oscuridad- La señorita logró responder adecuadamente, después de que la profesora le dijo que había respondido bien, dejó salir un suspiro.

-¿Alguien quiere añadir algo?- preguntó nuevamente al mismo tiempo que movía su mirada de un estudiante a otro, después de que localizó a Jean clavó su mirada en él sin intención de quitarla, presionado por esos ojos y sin poder soportar la incomodidad el joven alzó la mano tímidamente y respondió.

-También hay espíritus antinaturales como los demonios, y especiales como las deidades-.

- Joven Nox ¿Podría decirnos la diferencia entre los espíritus de oscuridad y los demonios?-

La profesora lanzó su segunda pregunta.

- Aunque muchas personas confunden unos con otros, los espíritus de oscuridad controlan aspectos como la muerte, la sombra, la putrefacción, incluso aspectos como el invierno, a pesar de ser cosas que las personas temen siguen siendo aspectos del orden natural, tienen su morada en el mundo espiritual. En cambio los demonios no viven en el mundo espiritual como los demás espíritus y su fin es causar destrucción, dolor, caos, muerte, enfermedad, en resumen alterar el orden natural del mundo para mal. Además de que se alimentan de las emociones negativas de las personas y las transforman en su propio poder.- Jean respondió lo mejor que pudo.

- ¿Cuáles son las formas para invocar o llamar espíritus?-Sin dejar de verlo realizó una tercera pregunta.

-Con círculos mágicos en conjunto con encantamientos, también con rituales y ofrendas, y finalmente con palabras en Prana. En el caso del primer método el círculo mágico debe ser específico del tipo de espíritu que se quiere invocar funcionando como una puerta para que el espíritu se manifieste y el conjuro cargado de maná sirve para forzar al mismo a salir, el círculo es indispensable, se puede dibujar o imaginar de acuerdo a la capacidad del invocador, el cual después de que el espíritu aparezca puede cerrar la puerta, evitando que el ser invocado escape, después puede hacer un pacto o esclavizar al espíritu. Este método solo funciona con espíritus de bajo nivel que no pueden abrir la puerta para escapar por sí mismos.- Tomando aire continuó su respuesta.

-El segundo método trata de reverenciarlos en lugares sagrados, los cuales al ser complacidos escucharán las peticiones de aquellos que los veneran sin intervención de la magia u otro arte, simplemente es un acto de respeto y depende la voluntad de los espíritus.

-La tercera forma es llamarlos imbuyendo las palabras con prana, al ser el mismo tipo de energía que ellos manejan son más sensibles a este tipo de llamados, los espíritus que estén cerca del invocador acudirán al llamado, adicionalmente si se quiere llamar a uno que este en el Reino espiritual también se deben usar círculos modificados que funcionan con prana en vez de maná. Con este método se puede invocar espíritus de cualquier nivel sin limitaciones.

- Buena respuesta. Parece conocer muy bien de lo que habla Señor Nox- La profesora Seyd se había acercado a donde estaba sentado y tenía su rostro muy cerca del suyo mientras mantenía su mirada fija en Jean , el cual no sabía hacia dónde mirar y deseaba que se lo tragara la tierra .

La actitud de la mujer era como la de un criminal intimidando a una víctima aunque ella no parecía notarlo.

Afortunadamente la campana que anunciaba el término de la clase se escuchó.
La profesora se alejó no sin antes olfatearlo levemente, lo que dejó al joven ligeramente turbado pensando que olía mal.

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Acerca de David-A Gato

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