Paso a dejarles el siguiente capítulo:
CAPÍTULO 1.1 ENCUENTRO
Ella se encontraba corriendo a toda velocidad hacia su destino, para variar, nuevamente se le había hecho tarde, el sol le pegaba de frente así que utilizaba su maletín para cubrirse aunque sea un poco, aunque esta no era la única razón, al tratarse de una pequeña isla el viento llevaba un fuerte aroma a sal, lo que lastimaba su nariz.
Prontamente llegó a una esquina en la que encontró que tenía que esperar a que el semáforo marcara adelante para los peatones, a no ser que quisiera un no muy buen destino al desobedecer.
-Maldición- dijo por lo bajo, mientras pensaba que no tenía sentido haber corrido a toda velocidad, esquivando a los peatones asustados, algunos de los cuales le habían gritado palabras no muy amables, con justa razón.
Rápidamente comenzó a entrar en un estado de ansiedad, al comprobar de mala forma la teoría de la relatividad, pues cada segundo que tardaba en cambiar el semáforo le parecía eterno.
El hecho que no se encontraba nadie a su lado no parecía ayudar en mucho.
Incauto ante esta situación un pequeño gatito cálico, que obviamente no entendía ni seguía las reglas de seguridad vial humanas se encontraba del otro lado, al cual ella quería llegar, la ansiedad se le pasó inmediatamente cuando contempló que el felino ponía una patita en la calle, claramente con intención de cruzar.
Con expresión de miedo, se quedó inmóvil mientras contemplaba esta escena. Pensando para sí. Lo siguiente:
-¡¿No cruces gatito ¡¿no ves que está en rojo?!-. Se repetía esta frase mentalmente una y otra vez.
Mientras hacía extrañas señas que el felino no parecía entender. Si alguien le hubiera dicho, que los gatos no distinguen los colores, y aunque lo hicieran no tendría sentido, probablemente, se habría avergonzado demasiado, algo que muchos considerarían lindo, tomando en cuenta su apariencia física.
El minino se dispuso a cruzar, a lo lejos se podía ver venir un auto compacto a considerable velocidad y distancia, suficiente para que el gatito pudiera cruzar si lo hacía rápidamente, cosa que no parecía estar en la pequeña mente de este animalito pues iba con un paso y un porte que solo los gatos pueden lograr cuando presumen de ellos mismos.
Cuando se encontraba a la mitad del trayecto ya era posible imaginar su destino.
-¿Qué hago? ¿Cómo puedo ayudarle?- Pensaba mientras veía lo que consideraba un lógico desenlace.
Cuando estuvo el auto a punto de atropellar al pequeño ser, alguien del otro lado aparentemente corrió, logrando agarrar al gatito, esquivó el auto, y por la inercia cayó al suelo del otro lado de la calle.
Se trataba de una persona vestida con un traje de negro, bastante empolvado, y tenía varias manchas blancas de alguna sustancia que no pudo identificar regadas por todo el atuendo y que liberaban un aroma no muy agradable, algunas plumas también podían ser vistas.
El héroe en cuestión se quedó tirado de lado por unos segundos, ella se acercó para ver si el gatito estaba seguro, por alguna razón extraña no pensó si la persona se encontraba bien.
Estando a unos pasos, el héroe se levantó rápidamente como impulsado por una fuerza invisible, sosteniendo en lo alto al pequeño “leoncito” entre susmanos. Mientras observaba con satisfacción el estado del ser al que había salvado, aparentemente satisfecho, dijo:
-Pequeño y lindo gatito, ten más cuidado la próxima vez-. Acto seguido atrajo el cuerpo del pequeño ser hacia su rostro y empezó a acariciarlo animosamente.
- Sería una gran pena perder a alguien con patitas tan suavecitas, con unos ojitos tan bellos, unos bigotes bien delicados, unos pequeños colmillos sobresalientes y sobre todo el más suave pelaje de la naturaleza-
Parecía acostumbrado a recitar de memoria los atributos positivos de los gatos, decía todo esto con un tono de voz un tanto alarmante, mientras en sus ojos se veía una especie de satisfacción, mientras su respiración se volvía bastante agitada.
Hasta este punto el minino no había podido reaccionar, al imparable ataque verbal y físico del que era objeto, llegado a cierto punto, el sujeto en cuestión lo volvió a alzar en lo alto y se le quedó viendo, luego de unos segundos dijo:
-¡Ya sé!, yo te cuidaré, me haré responsable de ti, al fin y al cabo yo te salvé, tu cuerp….vida me pertenece-.
Se le veía más agitado, y su mirada de alguna forma perdida, alertó al pequeño gatito. En el rostro del dos pies que lo salvó empezó a correr un hilo de sangre proveniente de su nariz y frente al mismo tiempo que decía las palabras anteriores.
Lo siguiente es una traducción burda del idioma y pensamientos felinos, específicamente dialecto gatuno, para evitar solo escuchar sonidos animales.
-¿Cuidarme, responsabilidad? ¡¡No me digas eso, al mismo tiempo qué sangras!! ¡¡Es obvio que no puedes cuidar ni de ti mismo!! ¡Y además la forma en que me vez me da miedo, un tipo de miedo que no había sentido antes! ¡Como si no sólo mi vida pudiera perderse, también mi dignidad! ¡Probablemente hubiera tenido un destino mucho mejor si me hubiese enfrentado al auto!-.
-¡Oh! Veo que aceptas-. Contestó rápidamente el héroe, probablemente había interpretado mal los ruidos que el felino hacía.
Ella que era testigo de esta situación desde su inicio, veía al ahora no tan héroe, de forma alarmada, probablemente pensando lo mismo que el pequeño gatito, aunque obviamente no era capaz de saberlo, al no hablar ese idioma.
Cuando el “no tan héroe”, pues así se lo indicaban sus sentidos, intentó volver a abrazar y a acariciar el gatito de manera poco convencional, supo que tendría que hacer algo, sino ese pequeño ser indefenso peligraría, no estaba segura de que forma, pero así lo sentía. Así que agarró su maletín y golpeó por la espalda al sujeto en cuestión, el cual cayó de frente, soltando al minino, el cual no perdió tiempo y huyó apresuradamente, agradeciendo en su corazón a su segunda salvadora del día, probablemente la única y verdadera con intenciones honestas y buenas.
En qué momento de esta comedia el héroe original cambió a villano no estaba muy claro, como muchas cosas hoy en día.
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