NOX CAPÍTULO 9

HOLA A TODOS, UNA GRAN DISCULPA POR LA TARDANZA, AQUÍ ESTÁ EL SIGUIENTE CAPÍTULO DE NOX. COMO NOTA APARTE TODAS LAS ORACIONES QUE ESTEN DENTRO DE PARENTESIS, SON LOS PENSAMIENTOS DE LOS PERSONAJES ().










-¿Padre? ¡Padre! Despierta, ¿Qué tienes? ¿Te sientes mal?-.



La joven mujer observaba con ligera preocupación a su padre.



-¡Oh! Nada hija, no te preocupes, estoy bien-.



El general Leo regresó de su trance.



-Entonces, ¿Cuándo me lo vas a presentar?-.



-Si tienes tiempo, ahora mismo, con tu permiso me gustaría que él se quedara en la casa-.



-(¡Oh, No! ¡Esto es más grave de lo que pensé!)-.



La mente del hombre de familia trabajaba a toda velocidad.



-¿Por qué en la casa?-.



El general Leo reuniendo todo su valor hizo una pregunta de la cual temía escuchar la respuesta.



-Bueno, principalmente porque no quisiera separarme de él. (No sé qué clase de problemas puede causar si lo dejo andar libremente por la ciudad)-.



Nelu Maeru Marshall no sabía que con sus inocentes palabras, estaba acortando la esperanza de vida de su padre.



El hombre de guerra se derrumbó internamente al escuchar esa respuesta.



-(¡Este es el fin! ¡No! ¡Tienen esa clase de relación! ¡Tranquilízate Leo Marshall has tenido incontables y terribles batallas, eres capaz de enfrentar este nuevo peligro! ¡No entregaré a ninguna de mis amadas hijas, en el peor de los casos, cometeré homicidio-suicidio!)-.



-Vamos Nelu, quiero conocerlo-.



Tomando la mano de su hija, se dirigió hacia el salón principal del castillo.



-------------------------------------------------------------


-Jiram, no debiste hacer eso, Nelu se va a enojar mucho-.



Jirem se encontraba regañando a su hermana gemela, las dos estaban sentadas enfrente de la chimenea de la sala principal, bebían algo de té .



Adicionalmente las pequeñas estaban detrás de Jirem, mirando con ojos de reproche a Jiram.



-Y ¿Qué querías que haga? Nuestra hermana nunca ha traído a un hombre a la casa-.



-Por eso mismo, ella nunca traería a alguien que fuera mala persona, debes confiar más en ella, además antes de que te desconectaras del mundo ellos dijeron que no tienen esa clase de relación-.



-Pero… pero aun así, en esta casa solo hay mujeres. No creo que nuestro padre hubiera aceptado que se quedara aquí-.



La gemela pelirroja no se veía ni un poco arrepentida, estaba segura de que actuó correctamente.



-En eso tal vez tengas razón, pero había otras formas de hacer las cosas, expulsar de la casa a alguien que uno mismo invito es de muy mala educación, sobre todo si se trata de un noble de otro país, debiste dejar que… padre se… encargara…-



Jirem se detuvo un momento antes de continuar.



-Pensándolo bien, creo que pudo haber sido mucho peor-.



Mientras se encontraban con su conversación, su padre y hermana mayor aparecieron.



Pudieron observar que los ojos de su padre se habían convertido en los de una bestia que buscaba destrozar a su presa.



-Jiram, Jirem, niñas ¿Dónde está nuestro invitado?-.



Su padre las cuestionó con una sonrisa forzada en su rostro.



Jirem volteó a ver a su gemela, quien le pedía con la mirada que no dijera nada, luego decidió hablar.



-Bueno, Jiram le pidió que abandonara este lugar y buscara habitación en otra parte-.



-Jiram, ¿Por qué hiciste eso? ¿Sabes lo que has hecho?-.



La capitana Nelu veía con reproche y preocupación a su hermana, ella solo se encogió de hombros.



-No te quedes callada, dime a donde fue-.



-No lo sé, solo dijo que buscaría donde quedarse en la ciudad-.



Sin poder soportar la mirada de su hermana mayor, Jiram desvío la suya.



-Lo siento, Padre, las presentaciones tendrán que esperar, iré a buscarlo. (Antes de que cause un gran problema)-.



Sin mediar palabras la joven mujer salió de la sala.



-Te lo dije, Jiram-.



Jirem le recriminó nuevamente a su hermana por sus acciones precipitadas.



-¡Mala!-.



Las pequeñas también estaban molestas por las acciones de su hermana.



-Hijas, ¿Pueden decirme que está pasando?-.



El Gran General Marshall fue dejado fuera de las conversaciones.



-Exactamente ¿Qué quieres saber? Padre-.



-¡Todo!-.



El hombre de familia se dio cuenta de la excitación en su voz, realizó ejercicios de respiración antes de continuar.



-Digo, todo, ¿Cómo es él?-.



-Bueno…-



Jirem tenía una gran sonrisa en su rostro.



-… ¿Qué opinan ustedes, pequeñas?-.



Haciendo una formación de equipo las niñas intercambiaron sus opiniones, después de unos breves instantes de debate llegaron a un acuerdo.



La más pequeña, que era su representante, respondió por todas.



-Nosotras creemos que “Hermanito Nox”, es muy lindo y divertido-.



-(¿Hermanito? ¡Maldición! ¡Tomé las cosas demasiado a la ligera! ¡Ese tipo es muy astuto y terrible, sin que me diera cuenta se ha ganado a las pequeñas! ¡ He perdido esta batalla, pero no la guerra!)-.



Sin notarlo el hombre de guerra mordió su labio inferior en frustración por su derrota, un hilo de sangre corrió por su barbilla-.



-¡Kya! ¡Sangre!-.



Al ver eso sus pequeñas hijas corrieron aterrorizadas.



-¡Esperen, hijas mías, no abandonen a su padre!-.



El pobre hombre quedó solo con los brazos y manos extendidas.



-Vamos Padre, ¿No crees que estas exagerando?-.



Jirem intentó consolar a su padre.



-Nunca he visto a mi hermana preocuparse de esa manera por un hombre, o enojarse con Jiram por lo que le hizo, ciertamente él es atractivo y simpático, además de ser un noble.., realmente creo que se llevan muy bien, pero aun así no es razón para que te  preocupes demasiado, Padre-.



La gemela de cabello gris casi blanco parecía disfrutar las palabras que salían de su boca.



El Gran General Leo Marshall recibió un golpe crítico después de otro, con cada palabra de su hija su cuerpo se acercaba al suelo, hasta que finalmente quedó tendido en la lona incapaz de levantarse.



-Jirem, eres malvada-.



Ahora era Jiram quién recriminaba las acciones de su gemela.



-Jaja, es tu culpa que esto pasara, así que no me siento mal. Padre y tú deberían dejar que nuestra hermana viva su vida, ella no es ninguna tonta-.



Con esas palabras Jirem se retiró del lugar, solo Jiram se quedó intentando que su padre reaccionara.


-------------------------------------------------------------



La capitana Nelu se dirigió a su habitación y empezó a revisar su equipaje hasta que finalmente encontró una efigie de madera.



-Nox ¿Me escuchas?-.



Con un poco de impaciencia en su voz, intentó comunicarse con su acompañante.



-Sí, le escucho perfectamente, capitana-.



-Que alivió, te pido una disculpa por el  comportamiento de mi hermana, ella solo confía en nuestro padre, olvida lo que dijo y regresa aquí por favor-.



La joven mujer lamentaba sinceramente la situación en la que se encontraba.



-No es necesaria una disculpa, además ya encontré un lugar muy agradable donde quedarme-.



-Insisto, no es necesario que estés fuera,  ya que fui yo quién te pidió que me acompañaras, además no quiero que causes problemas-.



-No se preocupe, ya le prometí que intentaré no causar problemas, de todos modos si me necesita puede comunicarse conmigo en cualquier momento-.



-No me da tranquilidad dejarte libre por ahí, pero supongo que no cederás y tampoco tengo derecho de obligarte después de esto, esta bien, apenas tenga información o un plan de acción me comunicaré-.



La joven mujer parecía abatida.



-Entendido, por mi parte también investigaré, buenas noches-.



Al finalizar esas palabras la comunicación terminó.



La capitana Nelu se sentó en su cama.



-Supongo que debe estar un poco enojado, hablaré con Jiram y me encargaré de que se disculpe apropiadamente-.


-------------------------------------------------------------



Jean se encontraba en el lago bañándose cuando recibió la “llamada” de la capitana Nelu, después de quedar de acuerdo en cierto asuntos, continuó aseandose en calma, ya era de noche pero gracias a una hermosa luna llena que iluminaba todo con luz etérea se podían observar hasta los más mínimos detalles de los árboles, el agua, la cascada, incluso de los peces que habitaban ahí.



Como de costumbre su presencia había atraído a los espíritus del bosque.



Las luciérnagas y hadas de diversos colores que brillaban intermitente añadían misticismo al paisaje.



Jean perdió la noción del tiempo, disfrutando de la paz y serenidad que la naturaleza le proporcionaba.



En contra de su voluntad, finalmente decidió salir.


El agua escurría por su delgado cuerpo, su cabello negro cubría toda su espalda, camino lentamente hasta su ropa que había colocado encima de una piedra.


-Ferus Ignis-.



Al usar su nombre mágico, todo su cuerpo se envolvió en fuego, su cabello, ojos y uñas se tornaron de color rojo.



El agua que se encontraba encima de su piel y cabello inmediatamente desapareció, dejando solo una pequeña estela de vapor.



De su ropa sacó un pequeño peine y empezó arreglarse el cabello.



CRACK.



Un solo ruido rompió la tranquilidad de la noche.



La expresión de calma de su rostro desapareció, sin perder tiempo se abalanzó hacia la fuente de ese sonido, una persona que no había detectado se encontraba entre los arbustos cercanos.



Esa persona no pudo reaccionar a la velocidad de Jean, él inmediatamente la inmovilizó en el suelo, doblándole el brazo y colocando su peso en su espalda.



-¡Alto! ¡No te muevas! ¿Dime quién eres?-.



-¡Espera un momento, por favor, no fue mi intención espiarte! ¡Solo estaba cazando, vi luces y vine a revisar que era!-.



Se trataba de una bella mujer en sus veinte, de cabello y ojos oscuros, piel morena, su cuerpo era atlético, de agradables proporciones, vestía un uniforme militar, el emblema que denotaba su rango de sargento, se podía ver en la hombrera de su camisa, al ver eso Jean la soltó.



La joven mujer se sentó y empezó a sobar el brazo que Jean le dobló.



-¿Eres una habitante de esta ciudad?-.



-Sí, soy Noa Warbringer, sargenta de la tercera compañía, y piloto del Neo Golem Terra-.



La mujer soldado respondió descuidadamente, mientras revisaba su pequeña mochila, de la cual sacó un pequeño frasco que contenía un aceite claro y aromático que empezó a untar en su brazo.



-¿Warbringer? ¿Dijiste Noa Warbringer?-.



-Si, así es, ese es mi nombre-.



Al escuchar ese nombre Jean perdió su compostura, sin perder tiempo azotó su cabeza en el suelo en posición de disculpa.



-¡Lo siento mucho! ¡No fue mi intención hacerle daño Sargenta Warbringer, le pido que busqué en su corazón y tenga pie.. pie..piedad conmigo!-.



Por alguna razón Jean comenzó a tartamudear.



-(¡Si ella es como mi maestro, me va a matar! ¿Qué hag…hag..hago?)-.



Escenas de sus cortos 16 años pasaron a toda velocidad en su mente.



La joven mujer solo podía ver como ese “delicado” ente de fuego que hasta hace unos momentos se bañaba en el lago y se encontraba rodeado de hadas de Luz, temblaba incontrolablemente.



-No te preocupes, fue mi error acercarme sin precauciones, de hecho estoy agradecida por que no me atacaste de manera letal-.



La joven sargento sabía que la apariencia de la persona frene a ella se debía a que era un practicante de las artes místicas de alto nivel, y si hubiese querido podría haberla quemado hasta las cenizas.



-¡Por favor, sea indulgente conmigo!-.



Por su parte Jean parecía estar seguro de que recibiría un gran castigo por sus acciones, así que continuaba pidiendo piedad desde el suelo.



-No hay problema, no te haré nada -.



Noa dio un paso hacia Jean con la intención de tranquilizarlo, pero él desde la misma posición de sumisión se alejaba de ella, continuando con sus frases de disculpa.


-¡Hey! Escuchame, ya te dije que no hay problema-.



Después de cinco minutos de intentar llegar hasta él, la joven mujer desistió.



-Si quieres continuar hablando, no me opondré pero al menos levántate, ponte algo de ropa y apaga ese fuego, por favor. (Una señorita no debería andar desnuda por el bosque)-.



-¡Oh!-.



Jean dándose cuenta de que se encontraba sin ropa, se puso de pie y fue por su ropa.



-(¡¿Que rayos  es eso que le cuelga?!  ¡Esta hermosa y pequeña creatura es un hombre! ¡No sabía que ellos podrían ser así de bellos, este es un gran hallazgo! ¡¿Qué hago?!)-.




El rostro de Noa Warbringer quedó rojo, una sonrisa de pura felicidad se dibujó en su rostro, su mirada parecía estar viendo una escena muy placentera, de su nariz un hilo de sangre comenzó a correr, ella quiso detenerlo pero su flujo sanguíneo aumento, incapaz de contenerlo,tomó su arco y decidió huir de ese lugar, para evitar que ese “lindo hombre” la viera en esas deplorables y poco femeninas condiciones.




Compartir en Google Plus

Acerca de David-A Gato

This is a short description in the author block about the author. You edit it by entering text in the "Biographical Info" field in the user admin panel.
    Blogger Comment

0 comentarios:

Publicar un comentario