fines artisticos
Capítulo 1: cita con el destino (First_Love)
Parte 1
En algún lugar del mundo, esta es la situación.
Una mujer, 23 años, en su mano izquierda sujetaba unos libros gruesos de literatura inglesa antigua, mientras su mano derecha se paseaba por los lomos de los libros ubicados en el estante.
Repentinamente, va a sujetar el libro que buscaba, de improviso, su mano choca con la mano de alguien que apuntaba al mismo libro; la mujer retrocede levemente tras notar la situación, sus mejilla enrojecen levemente al barrer con la mirada al hombre delante de ella.
El hombre lanza una mirada incomoda alrededor tratando de evitar los ojos de la mujer; se empieza a rascar la parte posterior de la cabeza; sus ojos vagan en una danza de ida y vuelta al rostro de la mujer.
-yo… eh…- su voz entrecortada revelan la ansiedad que trataba de ocultar.
-no… no es nada- responde la mujer, toma el libro con la mano derecha y lo extiende frente al hombre.- tú lo necesitas, ¿no es así?
El hombre mira las manos de la mujer sosteniendo el libro por la parte de arriba, él toma el libro por la parte de abajo antes de pegarlo contra su cuerpo.
-perdón, creo que también lo necesitas- contestó indulgentemente el hombre.
La mujer envía su mano derecha a jugar con su cabello; colocó un mechon detrás de su oreja.
-no, no hay problema.
El silencio se expande por entre la escena…
“¿no sería mejor si terminan aplastados por los estantes?”, en algún lugar del mundo, se dijeron esas palabras.
De manera precisa, del otro lado del estante, la mujer encargada de los libros, tropieza brillantemente llevándose consigo el estante.
El estante cae lentamente, como si acariciara el aire.
Los grandes tomos se empiezan a deslizar a la par que el estante de madera fina choca contra el estante contiguo, formando una suerte de tienda de campaña, debido a que este último estaba pegado a la pared.
Un “literatura de oro del Reino Unido”, de unas dos mil páginas cayó elegantemente sobre la cabeza del hombre dejándolo inconsciente.
“eso es lo que quería decir”, una voz resonó en algún lugar del mundo.
-¿Qué rayos fue eso?- preguntó un anciano vestido de blanco al joven delante de él.
-¿Qué querías viejo?, ¿acaso esperabas que apoyara ese cliché?- respondió el joven sentado en la pose general de meditación; su apariencia general era descuidada y salvaje.
-sí, esperaba que hicieras tu trabajo de una vez por todas, ¿acaso quieres matar a alguien?- reprendió el anciano al joven.
-viejo, lo más probable es que se hubieran enamorado después de que él la invitara a tomar un café bajo el pretexto de “como agradecimiento y disculpas por lo del libro”, ¿me equivoco?
-así se supone que debía ser la historia, al menos hasta que los aplastaste con un estante.
-¡ESO ES UNA GRAN MENTIRA!
Ante la afirmación del anciano, el joven refutó con fuerza.
-no hay modo de que algo así funcionase, ¿sabes porque?
La pregunta fue retórica.
-porque este servidor ya lo había intentado varias veces solo para fallar miserablemente.- respondió tajante el joven que se había colocado a sí mismo como un ejemplo.
-así que…
-ninguno de ellos merece la felicidad- los ojos del joven estaban cargados con una oscuridad diabólica. –yo, viví mi vida por diecisiete años sin obtener más que negativas de las chicas a las cuales me confesaba; el amor me fue algo cruel y nadie merece sentir la felicidad que me fue negada.
El anciano, se llamaba Asteros, era un dios de las comedias románticas antes de que su puesto fuera relegado a su descendencia en la tierra, ese joven delante de él.
Como la deidad que fomentaba los clichés como confesarse detrás de la escuela o preparar bentos para la persona que le gusta, este dios mantenía el balance de las cosas buenas en el mundo.
Pero…
-¿sabes lo horrible de estar atrapado en la friendzone por diecisiete años?- infirió retóricamente el joven.
…este nuevo dios estaba dolido, odiaba ver la felicidad que se le había sido negada siendo vivida por jóvenes que a él ni le interesaba; por eso había destruido la historia del romance de la biblioteca haciendo caer el librero.
Y no solo eso.
Parte 2
Amako Yumeno[1], dieciséis años.
La joven se adelantó al aula contigua a la suya, estaba luchando contra el deseo de su propio cuerpo de salir corriendo.
Avanzó con pies temblorosos hacia el chico que le gustaba, agarró con fuerza el borde de la carta que sostenía mientras apretaba los ojos; su mano se movió trazando un arco hacia el rostro del joven que permanecía en silencio junto con toda la clase.
-Fushima-kun[2]… por favor… lee… esto.- dijo la joven a punto de caer al suelo abatida.
El joven, Fushima, sujetó la carta y la abrió suavemente; su corazón estaba empezando a latir violentamente.
Sus labios se movieron mientras articulaba las palabras, por un momento, todo pareció detenerse.
“¡je!”
-comprar tofu, carne, huevos y leche; además, reponer arroz y azúcar, atentamente, mamá.
El mundo pareció detenerse, esta vez por una razón diametralmente distinta.
-¿ehh?
“WAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA WAHUM…CUF... CUF”
La risa estridente de un dios se pudo escuchar resonar otra vez.
El anciano miraba al joven con ojos afilados mientras apretaba sus puños con fuerza, tratando de reprimir su ira.
-¿estás feliz con la conclusión?- le preguntó el anciano.
-¿no es esto acaso algo cómico?
-es más trágico que cómico, probablemente esa chica no vuelva a presentarse delante del joven jamás.
El joven sintió algo aplastar su pecho.
-¿es imposible de arreglar?- preguntó el joven al anciano, su voz seria hizo sentir confundido al anciano por un breve momento.
-no es que se pueda retroceder el tiempo, pero, definitivamente se pueden volver a enamorar- respondió el anciano.
-esa joven, su nombre es Watanabe Fujiko…
-¿el punto es?
-es la última chica a la que me confesé antes de venir acá.
El anciano guardó silencio.
-¿sabes lo que me dijo?
El joven solía hablar a menudo con preguntas de este tipo; sus ojos oscurecidos contenían una ligera calidez.
-“Gracias”, pero no fue un gracias como los de las otras chicas- el joven hizo su declaración- realmente, debió haber sido algo más.
El anciano no contestó.
En el momento en el que se había confesado, el joven había huido tras haber oído un “gracias”; él conocía el resto de la frase tras haberla oído varias veces.
El anciano vio todo esto, era su trabajo, su último trabajo oficial como dios de las comedias románticas.
-¿Qué fue lo que ignoré?- preguntó el joven.
El anciano seguía callado.
-“gracias”, ¿Qué mas dijo ella?, por alguna razón, siento que fui injusto.- el joven continuó su monologo.
El anciano respondió, con una pregunta.
-¿Qué crees que ella dijo, para enfrentarse así a Fushima?
-¿ella se enfrentó a Fushima debido a mi confesión?
-eso es algo que se me prohíbe responder.
-ya veo… ¿Cuál es tu opinión?
-que estás en lo correcto.
-ya… veo.
Parte 3
Hay algo que el nuevo dios ignora.
Las palabras que ella dijo fueron.
“Gracias, por demostrarme que soy una cobarde; y lo lamento, quizá, en otro momento, en un momento en que sienta que te merezco.”
Y lo que pensó después de su extraña confesión.
“¿Qué pensarías de esta cobarde ahora?”
Parte 4
En un hospital en Inglaterra, un joven se encuentra inconsciente.
Hay una mujer sujetando su mano mientras lee un libro de historias clásicas del reino unido.
Y un cierto caballero Gawain.
Entonces, el hombre abre los ojos.
“Quizá, no sea tan malo ser un dios de las comedias románticas después de todo”, pensó un joven en algún lugar del mundo, a su lado, un anciano lo miraba con ojos cálidos.
En algun lugar de Hungria…
En algun lugar de Venezuela…
En algún lugar de India…
En algun lugar de Canada…
En algún lugar…
Las historias románticas inundan el mundo y siempre, en algún lugar, hay alguien dispuesto a amar.
[1] 天児 夢の
[2] 不始末
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