Capítulo 1: Una mañana cualquiera (First_Day)
Parte 1
El día 20 de junio, el sol nacía desde el horizonte edificado iluminando de manera acromática la vida de los habitantes de Shinjuku.
Movido por los rayos de sol filtrados por el cristal de la ventana, a tientas, tomé la sabana que me cubría para tapar mi rostro; en vano, mi sabana había sido arrebatada durante la noche para que no pudiera hacerlo.
Me levanté de manera poco energética del futón y con la gracia de un recolector de basura, lo aplasté contra mi cuerpo antes de lanzarlo violentamente contra el fondo del armario, solo para terminar luchando con la puerta corrediza y verme obligado a hacerlo de nuevo con cuidado.
Una vez en este estado zombiesco, me moví desde mi habitación hacia el baño, no sin antes tocar la puerta del cuarto de mi hermana con un “es de día”.
Arrastrando mis jóvenes pesares de la noche anterior, que se podían ver regados por el suelo de mi habitación como grandes tomos, revistas y cuadernos; titulados “Las quince esposas de Genji”, “psicología moderna”, “filosofía del siglo XIX”, “armando motores 3-ra edición”, “Física de partículas”, “Mitos Rusos”, “aprende francés”, “Gastronomía mediterránea”, “historia del arte”, “Un cierto índice mágico - Nuevo testamento”, “Desde el nuevo mundo”, “guía ilustrada de las especies vegetales de la isla de nueva guinea”; me dejé llevar hasta el espejo para poder ver reflejadas mis ojeras.
De manera poco sana, empecé a hablar con el yo del espejo.
-vacaciones de verano eh…, esa palabra no se aplica a mí.
Eso era un hecho; después de ser conocido con los apodos de “la enciclopedia viviente de Shinjuki” y “el casi índice mágico”, dejé el colegio con ello el estudio particular para aplicar mis propios métodos de autoestudio.
Mientras movía de manera poco hermosa mis cabellos castaño-rojizos, que caían con sus ondas sobe mis cejas, heredados desde mi familia paterna inglesa y miraba mis oscuros ojos cafés heredados, junto con mi piel trigueña, de mi madre latina, incrustados en mi rostro demacrado por la falta de sueño; tomé las tijeras ubicadas en el cajón plástico de la pared y me apunté sobre los ojos y a la mitad de la frente.
La filosa herramienta se cerró con fuerza, pero en un movimiento aún más veloz, había retirado de un tirón mi cabeza y con ello, mi cabello habia quedado intacto tras la amenaza de las tijeras.
-me arrepentí- le dije al reflejo de mí mismo.
Encendí la bañera en agua fría y mientras esperaba que se llenara, me moví hasta la cocina donde me preparé un café instantáneo a falta de tiempo para preparar más; además, coloqué una Pop-tart en el micro por dos minutos.
Con el pitido de la maquina microondas, sujeté un trapo y saqué con cuidado la pasta de malvavisco y mermelada envuelta en una oblea que era la Pop-tart, la cual era vendida en diversos sabores que no se especificaban, así que solo restaba probarla para determinar la fruta que era; ya que, todas las mermeladas habían sido teñidas de color rojo, para hacerlas indistinguibles.
Le di un descuidado mordisco al alimento diabólicamente calentado, antes de lanzar un quejido y correr hacia la nevera por agua; mi baja tolerancia a los alimentos calientes había empeorado la situación.
Mientras me quejaba del dolor y me recomponía de la mermelada de frambuesa hirviendo, tragué de un trago mi café instantáneo frio y esperé.
Un “su baño está listo”, me advirtió del tiempo que había pasado; entonces, con confianza, me dirigí de nuevo a enfrentar mi Pop-tart.
La frambuesa es mejor fría.
Después de bañarme y secarme, así como de cambiarme, caminé con pasos silenciosos hacia la puerta de la casa y salí.
Como de costumbre, el calór me vió obligado a usar una ropa ligera que bien pudo haber sido desgastada por los ciclos de lavado, pero que aun así, me negaba a dejar de usar, además de un pantalón de fibra sintética corto de color marrón.
Mi objetivo estaba a solo algunas cuadras de distancia.
Salí de mi casa de dos plantas ubicada en las zonas suburbanas de Shinjuku mientras arrastraba mi cuerpo fuera del edificio adornado con el título de “Panaderia Ouki”
¡Oh, cierto!, mi nombre es Kimizu Ouki.
Con “Ki” de espíritu, “Mizu” de agua, “Ou” de rey y “Ki” de espíritu, nuevamente; un nombre poco deseable para algunos, pero que a mí me gusta mucho.
Como dato extra: esa panadería, es mía.
Fue una noche, aunque hay que retroceder incluso más, fue un mediodía de hace cuatro años.
Había estado trabajando como tutor particular desde mis siete años de edad, era un trabajo bien remunerado que alimentaba mi adicción por los libros; de otro modo, mis padres hubieran ido a la quiebra tras las visitas semanales de Amazon.
A mi quinto mes de la edad de 9 años, un chico de doce años que vivía cerca y al cual le estaba enseñando los procesos celulares, se quedó pasmado viendo un modelo de Kinkakuji hecho de tablillas de helado.
El templo a escala fue vendido a la madre de ese chico en mil yenes.
Claro, yo se lo hubiese dado de manera gratuita, sin embargo, ella dijo: “no, como voy a hacer eso, por lo menos, debo pagar por los gastos en los palillos y en el pegamento”
Después de un tira y afloja inverso (yo bajando el precio y la mujer subiéndolo), llegamos a la conclusión de 1000 yenes y la reposición en materiales del templo.
A la semana siguiente, me llegó un paquete.
Una caja de 50 cm en todas las dimensiones lleno de palitos de helado y un tarro de medio litro de pegamento de madera, además de tarros de vinilo.
¿Qué puedo decir?, esa mujer se excedió.
Ese era solo un Hobbie, no podía considerar el ganar por algo que podía hacer por pleno deseo, pero eso encendió la chispa.
Entregándoles las ganancias de la venta del templo y todos mis ahorros a mis padres (el 30% del dinero recaudado de las tutorías), junté poco más de 130.000 Yenes; los enfrente en la mesa de la cocina con un: “quiero hacer una petición egoísta”
¿Acaso acababa de oír esas palabras?
En la antesala de lo que prometía ser una discusión acalorada en nuestra familia de cinco integrantes (mi madre, mi padre, mi hermana mayor mi abuelo paterno y yo), me instruí en las técnicas del manejo de ideas, realice simulaciones mentales acerca de las posibles respuestas y diseñe contramedidas para obtener la ventaja.
Estaba listo para casi cualquier posible respuesta, tenía las palabras que tenía que decir para responder a sus dudas, tenía además tablas estadísticas que apoyaban mi idea.
Estaba mentalmente preparado para el fracaso, pero no estaba mentalizado para su respuesta: Directa, precisa, sin atisbo de duda.
-“sí, claro”
-“¿eh?”
-“¿Qué ocurre?”
-“¿No espera… que acabas de decir?”
-“¿Qué ocurre?”
-“¡no, eso no!”
-“que está bien”
-“¿Qué está bien? ¿Estás seguro de eso?”
-“claro, ¿por qué no?”
Aun me seguía sonando un poco extraño.
-“¿con ‘claro’ te refieres a que aceptas mi idea?”
-“así es”
Aparentemente había sobrevalorado mi petición o infravalorado la ductilidad de mi padre; al final de esta veloz contienda que acabó gastando todas mis energías debido a la baja carga mental que me ofreció, se llegó a la conclusión.
Una semana después, el frente de la casa se lució con un letrero, “Panadería Ouki”, en retrospectiva me impresiona lo fácil que fue.
Con los conocimientos que ya había adquirido, el montar una panadería bien surtida no fue tan difícil, además de que este se estaba convirtiendo en una gran fuente de ingresos. Gracias a eso y a algunas cosas más, como la venta de arreglos florales o la preparación a pedido de alimentos para fiestas de cumpleaños, mi estatus en la familia y en la cuadra se elevó unos cuantos niveles.
Pero, eso fue hace cuatro años, y aunque la panadería sigue funcionando, la mayoría de sus ingresos son por pedidos de tortas de cumpleaños, bueno, no fue gran problema.
Parte 2
Pasé por una tienda de conveniencia y compré bebidas en la máquina expendedora antes de encaminarme a mi verdadero destino.
Una biblioteca ubicada en la residencia de una chica de secundaria que vivía sola, según dijo, su abuelo le había heredado una gran cantidad de libros y ella decidió montar ese negocio para obtener algún dinero extra; aunque se solía quejar acerca de que yo era su único cliente; después de un tiempo, empezamos a hacernos buenos amigos, después de todo, yo era el único que la visitaba frecuentemente.
Así que mientras me subía al ascensor plateado y después de oprimir el botón del decimonoveno piso; esperé.
Después de un rato, algo raro sucedió; el piso debajo de mí empezó a resquebrajarse violentamente para finalmente ceder ante la gravedad y caer.
El miedo me había paralizado demasiado y no había logrado aferrarme de los sujetadores en las paredes; antes de que me diera cuenta, ya estaba cayendo.
Por la posición en la que me encontraba, logre vislumbrar el piso al cual apuntaba la vieja y oxidada flecha del ascensor.
“catorce pisos… ha… parece que es imposible hacer algo”
Mientras más caía en la oscuridad, más ligero me sentía, como si al final de la vida solo pudiera sentir felicidad.
“me pregunto, si golpearé primero con el cráneo, odiaría seguir consciente cuando mis huesos se quiebren”
Entonces, cada pequeño rastro de luz desapareció de mi campo de visión hasta dejarme a oscuras.
“que extraño, nunca creí que esto pasaría ¿es normal que no pueda ver nada?”
Entonces, como una computadora antigua que se desconecta de la fuente de poder, todo se apagó
Parte 3
Desperté.
Un mundo distinto, distinto.
Mayormente las historias de gente en mundos distintos ocurren en reinos religiosos y al invocado se le ofrece el título de héroe de la nación, contrastando, yo fui despertado con una patada en el abdomen de parte de un hombre con un rosto aborrecible.
En vez de ser alimentado por doncellas o recibir un banquete con el rey, la patada viajó por todo mi abdomen induciéndome a vomitar una mezcla de alimentos a medio digerir, ácidos estomacales y sangre.
En vez de sentir dulce hidromiel haciendo cosquillas en el paladar, sentí que mi esófago garganta y boca ardieran debido al vomito.
En vez de ser tratado como un héroe y ser alabado por todo el país, fui escupido en la cara y tratado como basura siendo aplastada por una pesada bota de piel.
En vez de ser conducido a una recamara de grandes camas doradas, fui lanzado bruscamente a una jaula de metal junto con otros humanos.
En vez de ser un héroe alabado, fui llamado esclavo.
En vez de “eres nuestro salvador”, escuché un “bienvenido a lo más profundo que puedes llegar, asqueroso humano”
Un recibimiento digno de un enemigo.
Ese recibimiento me terminó lanzando en medio de una jaula llena de otras personas; la fuerza con la que me lanzaron me provocó un golpe de lleno con los demás capturados.
Mi cuerpo había sido elevado y lanzado bruscamente en la jaula; el golpe había sacado todo el aire de mis pulmones y había hecho borrosa mi visión; sin embargo, seguí con una enfermiza calma.
No es que me considere alguien realmente imperturbable, solo que todo estaba ocurriendo demasiado rápido para que lo filtrara como realidad; era vivido y doloroso, pero se sentía realmente lejano.
Recuperándome del golpe, evalué la situación.
Em encontraba en una jaula; era una jaula de dos metros de ancho, cuatro de largo y dos de alto, barrotes de metal se unían a bordes hechos de madera, y en la parte trasera de la jaula había una puerta asegurada por pasadores de metal pesados y un candado, además, esta jaula estaba ubicada sobre una base de madera y unas ruedas, las cuales estaban unidas a la parte trasera de un carruaje también de madera.
El sonido de los relinchidos me decía que este carruaje estaba tirado por caballos; por el peso y el estilo, determiné que serían dos caballos por lo menos.
Dentro de la jaula, habíamos ocho personas en total; cuatro de ellas eran mujeres, una era una niña de unos ocho años de edad; los otros tres eran hombres, uno de ellos de unos diecisiete años, los otros parecían demasiado viejos para ser siquiera útiles y estaba yo.
Mis ojos vagaban recolectando información; por ejemplo: si mirábamos su ropa; se podía notar que algunos de ellos eran trabajadores del campo; sus pesadas botas estaban sucias y desgastadas.
Una de las mujeres estaba sufriendo de tendinitis en su brazo derecho; aunque probablemente no ha ido al médico, se podía notar debido a la tensión de su ligamento radial.
Debido a los rezos de una de las mujeres, determiné que la deidad en la que creían se hacía conocer como Melaforossa.
-“¡MADRE…. MAMA… VEN POR FAVOR!”-
Gracias a los gritos de la niña, pude saber que la había separado de su madre; pero enserio, eso fue fácil.
El joven en el grupo parecía ser el único que me podría dar razón.
Por sobre los gritos de dolor de la niña, entablé una conversación con el joven.
-¿sabes para donde nos llevan?- pregunté con la voz más infantil que pude.
-si tuviera que adivinar, sería al coliseo de Garua en el país de Lotos; de ahí probablemente nos envíen por la ruta hacia el norte; sería mejor que nos moviesen inmediatamente antes del sábado.- me respodió en un tono frio, parece que mi táctica de despertar sentimientos Bro-con, falló miserablemente.
-¿que? ¿Qué ocurre el sábado?- pregunte con una voz más calma, quizá fría y afilada-.
-¿no estas enterado? ¿Dónde has estado viviendo tu vida?, todo el mundo sabe que los sábados se realizan las batallas en los coliseos.
¿Batallas? ¿Coliseos?, algo…
-¿a qué te refi…?
El movimiento repentino del carruaje no me permitió terminar de hablar; habíamos empezado el recorrido.
Recuperando la compostura dije: “a que te refieres con batallas”
La única respuesta que obtuve fue una mirada extrañada de ese chico, claro, si se supone que es algo que todo el mundo sabe que es, que alguien repentinamente lo pregunte es extraño; es como si alguien te preguntara: “¿para qué sirve el refrigerador?”
Guardé silencio el resto del viaje.
En un momento determinado del viaje, noté como la carretera en la que nos movíamos parecía unirse de manera adyacente a otra más grande.
La magnitud de lo que vi destrozó mi juicio.
Nos unimos al medio de una caravana de unos sesenta carruajes más, todos, llevando entre cuatro y quince personas en el interior de julas similares a las nuestras.
Mis ojos absortos trataban de ver la magnitud del suceso; justo cuando trataba de asimilarlo todo, algo más me llamó la atención.
En el frente de cada carromato, había un conductor.
Con cara de halcón, con uñas de ave de rapiña, con escamas en la parte donde no lo cubría piel, con orejas de gato, de perro y de lobo, con rostro de cocodrilo… etc.
La única palabra que cruzó por mi mente fue “Demi-Humano”.
Sea un manga, una novela o un anime; esas características se le atribuían generalmente a los seres conocidos como Demi-humanos.
Al no poder procesar la información, caí inconsciente sobre el regazó del joven con el que había hablado horas antes.
Parte 4
Desperté durante la noche.
Mirando hacia el cielo a través de las barras de metal, ahí estaba, un cielo único; un cielo solo existente debido a la falta de contaminación lumínica; un cielo hecho a base de estrellas; un cielo brillante; un cielo vivo; cada uno de los astros unas cincuenta veces más brillante que las que alguna vez vi y unas veinte veces más poblado; de inmediato mi cerebro se estaba saturando de errores mientras mis ojos trataban de reconocer cada constelación.
Ninguna constelación conocida.
Debido a mis conocimientos en la psicología del secuestro, sé muy bien que este proceso de búsqueda de tareas inútiles siempre ayuda para pasar el tiempo; ya sea contar las hebras de tatami, ordenar y reordenar piezas de ajedrez o tararear canciones; cada actuación aparentemente sin sentido, había servido para que las personas pudieran seguir con vida un poco más de tiempo.
Por mi parte, mi actuación inútil había sido el crear y nombrar nuevas constelaciones.
Lanzando una mirada al infinito, tratando de unir los puntos de manera mental, desde una estrella ridículamente brillante se estiraba lo que parecía ser un pie; con algo de imaginación, se podía dibujar una bota alrededor de las estrellas.
Del mismo modo, un par de brillantes estrellas y unas un poco más opacas alrededor me dejaron dibujar una lanza. Al final de la lanza, avanzando por unas cuantas estrellas, estaba lo que podía ser interpretado como las manecillas de un reloj marcando las 13:30.
-una manzana
-un sombrero
-un conejo
-una araña
-un gusano (falto de imaginación)
-un jarrón
-un templo
-una montaña
-un rio
Y cuando me di cuenta, el cielo estrellado estaba desapareciendo en tanto aparecía el sol desde el oriente, el lugar al que nos dirigíamos.
Parte 5
Bajo el cielo despejado, el dolor que provocaba el sol se intensificó considerablemente.
En una palabra: calor, en otra palabra: martirio.
El calor forzaba a las personas a respirar el aire caliente, de manera que mientras más se respiraba, el calor que se disparaba por el sistema respiratorio más parecía cocinar a las personas desde adentro.
Según me había enterado, esta es la zona desértica de Zedal; lo que en algún momento fue un hermoso bosque ahora estaba reducido a un terreno estéril y caluroso.
No tengan malos entendidos del lugar, aunque es verdad que es una zona desértica, supongo que es mejor denominarla como una estepa de zona caliente.
El lugar no era especialmente grande, aun así el atravesarlo nos tomó cerca de tres horas.
Al final de este infernal recorrido, se podía ver con facilidad desde el punto en el cual se reunían una gran cantidad de árboles, una pequeña ciudad; para describirlo de otra manera, la ciudad construida enteramente por madera poseía en su exterior, una zona altamente densa de follaje de unos cuatro kilómetros de extensión desde los bordes de la ciudad.
En este lugar, los arboles funcionaban como una fuerte barricada contra el viento cálido que provenía del desierto.
Solo para aclarar; si tomamos en cuenta el este como la dirección desde la cual salió el sol, entonces, desde que comenzó el viaje, hasta la zona donde se conectó con la carretera principal, el viaje fue en sentido noroeste, hasta que salimos de la zona montañosa y nos enfrentamos a la zona desértica el viaje fue directamente hacia el oeste; el viaje en la zona del desierto empezó en dirección de cauro y luego se nivelo con una ruta más larga hacia el suroeste, en este punto, y a mitad del camino lineal hasta la ciudad de Zedal, la ruta volvió a ser considerablemente directa hacia el oeste.
La razón del desvió fue porque aparentemente se rodeaba una zona de acantilados negros de unos seiscientos metros de profundidad.
Y finamente, la ciudad de Zedal; una ciudad enorme con una disposición de canales por todos los lugares.
Canales hechos en piedra y ubicados al ras del suelo que poseían un metro de profundidad y tres metros de ancho, se disparaban en todas direcciones formando ángulos casi rectos en las zonas de inferencia.
Por esta razón, la enorme ciudad de unos 6 kilómetros de diámetro en su zona más larga, mantenía una enorme cantidad de puentes de varios tipos por sobre los pasos de agua.
Los había de piedra de estilo románico y de madera casi pareciendo más una plataforma que un puente; entre estos había gran selección; desde algunos que se elevaban un par de metros mientras se adentraba en la ciudad, hasta algunos que solo podían permitir el paso de peatones.
La ciudad de los canales de Zedal, tierra de Esperias, Pais de Lotos.
Una ciudad apostillada en la frontera.
Capítulo 2: Cadenas (Proud)
Resumen del capítulo anterior:
El viajar a un nuevo mundo, me sentó como una patada en el estómago.
Parte 1
El ruido de las numerosas caravanas siendo empujadas sobre los puentes, sumado a los incesantes comentarios de las personas acerca de la gran captura, alaridos de los más ancianos y lloriqueos de los más jóvenes, rezos de los más creyentes y maldiciones de los más desesperanzados, hacía eco en mi cabeza, la cual se había visto inhibida de alimento y agua.
La caravana gigantesca se movía hacia el cauro en lo que parecía ser el mediodía.
Los puentes y el popurrí de edificios que me hacían recordar a la reina del adriatico, dividían la ciudad en siete grandes zonas; como en una ciudad normalmente las edificaciones para propósitos similares se apiñaban en un lugar estrecho.
Los canales apuntando desde el este hacia el oeste, impulsaban el agua debido a la gravedad; posteriormente, esta agua era captada por canales subterráneos y era reenviada por máquinas de regreso al inicio de los canales.
Al oeste de la ciudad, se ubicaba la puerta de la ciudad y una carretera de adoquines adornada por árboles frondosos, como si los arboles le abrieran paso a los caminantes, casi como la historia de Moisés y el mar rojo; este era el sentimiento que desprendía; y más allá se encontraba el desierto homologo a la ciudad, seguido por la cadena montañosa donde me capturaron; unos cuantos hoteles y tiendas se encontraban allí también.
Al sur se levantaba el área suburbana de la ciudad, un terreno activo que además era el lugar donde se encontraba el instituto de estudios básicos; también había una biblioteca.
Al este, saliendo del límite de la ciudad, una enorme cantidad de campos escondidos entre los árboles se podían ver, el terreno montañoso se extendía mas allá también, era un territorio demi-humano.
Al norte, una serie de edificaciones que cumplían con los estándares de un centro de salud minoritaria se mantenían en contraste con el coliseo de Garua; su principal efecto medico eran pacientes heridos en trabajos de caería en el bosque y heridos del coliseo.
En el centro de la ciudad, una casa apenas levemente más grande que el resto, pero en contraste más amplia, señalaba la ubicación de la casa de los terratenientes de la ciudad, la familia noble que servía en el territorio bajo el dominio de la familia real “Galmea Da Lotos”, la familia noble “Von Henrius”; además, una serie de edificios burocráticos se levantaban alrededor de la mansión.
Al exterior de la ciudad, una zona boscosa se expandía; mas allá de esta, hacia el suroeste, estaban las minas de plata que mantenían la economía de la ciudad altamente lujosa.
Así que nuestra ruta como invitados de honor no podría ser otra más que al refinado norte de la ciudad.
Según nuestros choferes nos movían y presentaban una agradable conversación entre ellos con frases inspiradoras como “rápido, que ya me estoy fastidiando de mover a estas pestes por todo el trayecto” o “maldición, esta vez espero que los podamos vender por bastante dinero para poder emborracharme”, los cómodos asientos de madera vieja nos habían empezado a molestar un poco debido a la gran duración del viaje y los espaldares de hierro de alta calidad ya nos habían hecho golpear las cabezas de manera constante, mientras, el traqueteo por los pisos de la ciudad nos otorgaban una extraña sensación que no permitían que nos durmiésemos; por supuesto, gracias a ello pudimos disfrutar las enormes panorámicas de la ciudad; por no mencionar además a nuestra acompañante de ocho años, que cada que recuperaba la consciencia de la situación nos deleitaba con un hermoso cantico que nos provocaba ganas de llorar (aunque ella era la que lloraba mas).
Según al avance, ya nos habíamos tomado la molestia de presentarnos; la niña se llamaba Lia, aparentemente, según la información que nos contó, ella habia sido separada de su madre y puesta en una carreta diferente; esto se solia hacer con los familiares de los capturados para evitar revueltas, explicó el joven, cuyo nombre era Yigo Esame.
Entonces, llegamos a nuestro destino.
El coliseo de Garua; un hotel en el cual los humanos pueden entrar sin reservaciones y pasar una larga estadía sin gastar un solo yen, las habitaciones de carácter comunitario poseen seguridad de alta calidad; tan solo entrar te dará la confianza de que los ladrones no intentaran robar nada de lo que posees, quizás ese sea el resultado de las enormes y pesadas puertas y paredes hechas de barrotes de hierro o quizá sea el candado que parece imposible de burlar.
En cuanto llegas al coliseo de Garua, empiezan los tratos de rey, para empezar, eres conducido desde el frente con la hospitalidad que solo podría ofrecer un oso enojado a un lugar donde te desprenden de todo tu equipaje, los recepcionistas se encargaran de todo lo que posees de modo que nunca más te tengas que preocupar de nuevo por estas nimiedades; incluso tu pesada ropa es cambiada por un ligero atuendo de lino beige con el objetivo de minimizar el peso que tengas que soportar sobre tu cuerpo; pero el atuendo por si solo además posee ciertos accesorios de gran calibre, como unas hermosas cadenas de hierro enrojecido debido a la acción que el oxígeno logró sobre el mismo, si fuesen antigüedades, esta zona enrojecida recibiría el nombre de pátina.
Y no es solo una pequeña cadena para el cuello; a modo de juego te ofrecen unas cadenas extra para la zona de la cadera y las extremidades superiores e inferiores, de modo que todas las cadenas terminan unidas entre sí.
El servicio deja algo que desear; se ofrecen dos comidas al día, un desayuno ligero pensado para empezar bien el día; generalmente es un pan, agua y una mezcla heterogénea de los alimentos de la noche anterior; el gusto es refinado, pues la maduración de los alimentos le otorga un ligero sabor agrió a los vegetales.
Es un alimento que sirve frio en consideración con las personas que tienen lengua de gato.[1]
Por la noche, la comida consta invariablemente de una bebida que parece tener mezclada concentrado para animales de engorde, antibióticos de alto espectro y alguna que otra planta de propiedad somnífera para agregarle un sabor más fresco.
Si no tomas la bebida, es probable que la incomodidad y el frio no te dejen dormir en lo más mínimo; lamentablemente, quizás con tal de reducir al mínimo la producción de gas carbónico, nadie enciende siquiera una pequeña flama, por lo cual es pasar una noche en vela pensando en cuando morirías de hipotermia o beber esa masa de color marrón; obviamente, a la segunda noche, la gran mayoría de las personas parecen esperar con ansias el mágico brebaje.
En las tardes, por las horas del mediodía, es el momento del baño; debido al deseo de aprovechar al máximo el agua, solo un balde de agua por persona.
Debido a la acción del sol, el momento del baño es el momento más deseado del día, superando apenas al momento de la llegada de la bebida.
Es increíble que todo esto no cueste ni un yen.
Como compensación, solo debemos actuar como candidatos deseables para la compra; es bien sabido que si eres comprado por alguien, probablemente podrás empezar a comer tres veces al día.
En una nota al margen, la primera persona de nuestro grupo en ser vendida fue la niña de ocho años, Lia; el comprador era un hombre-tortuga que aparentaba estar por sobre sus cuarenta, su sonrisa de felicidad era un poco desagradable a la vista y al parecer por los gritos de la niña, ella ya había aprendido a amar el coliseo; tanto así que los recepcionistas (que además son los guardias, chefs, vendedores y personal de limpieza) no tuvieron más remedio que dejarla inconsciente con un golpe seco en la parte posterior de la cabeza.
En el momento del golpe me encontraba relativamente cerca, así que unas pequeñas gotas de sangre terminaron en mi cara.[2]
El recordarlo me dejaba una extraña sensación de desazón y asco.
Parte 2
Habían pasado cuatro días desde que me encontraba en el coliseo de Garua, según el calendario general, ya debería ser el 21 de junio, jueves.
Eran pocas las celdas que daban vista siquiera parcial al interior del coliseo; por el resto, era comparable a mirar por una ventana elevada, así que el angulo de incidencia no dejaría ver mucho de todos modos.
Aunque exagerada, había una frase rondando el coliseo: “Quienes van, nunca regresan”.
Si puedo definirme de alguna manera, sería con dos palabras.
Adaptable y consecuente.
No es que sea una persona que pueda ser considerada como dedicada; para ser justos, mis victorias en cualquier tipo de ámbito, fueron generalmente simples de ejecución y no me pareció que ofreciesen resistencia.
En otras palabras, se me daban las cosas más fáciles que al resto.
Como tal y consciente de mi posición afortunada en el mundo, debido a mi gran cantidad de conocimiento acerca de casi cualquier cosa, sin importar que tan molesto fuera en un principio, siempre pude sobreponerme a las circunstancias que me ofrecía la realidad.
Me adaptaba y actuaba según la situación lo ameritaba.
Además de que mi actitud silenciosa y opaca, no me traía muchos problemas; o al menos así era la mayoría del tiempo; aun cuando era opaco, la verdad era que tenía alta habilidad para esgrimir sarcasmo como un arma.
Mi punto fuerte: ser consciente de la situación.
Mi punto característico: ser directo al llegar al punto de quiebre.
Mi punto malo: querer instruir a las personas.
Mi punto débil: mis relaciones interpersonales.
Como tal, siendo consciente de mi situación, mi meta era ser un esclavo exitoso de esta sociedad.
¿Les parece un tanto ridículo?, pues era eso o morir en el coliseo; además…
Parte 3
¡¡Seré un esclavo con todas mis fuerzas!!
Ya, dejando el sarcasmo de lado; lo mejor que podría sobrevenirme seria el ser contratado como esclavo para labores domésticas.
De entre los valores y funciones que desarrollan los esclavos, suponiendo que mi información sacada de mangas y novelas ligeras posea algo de realidad, se podría realizar de manera escalar de la siguiente forma.
1. Esclavo particular: un esclavo que ofrece los servicios de un sirviente pero sin obtener remuneración económica; el ejemplo más claro que podría dar sería el del anime “La virgen María”, en el cual el personaje de María posee un íncubo y un Súcubo.[3]
2. Esclavo domestico: un esclavo usable para labores diarias, con funciones varias y valor significativo sobre el resto.
3. Esclavo militar: nada más que decir, ya sea a la fuerza o por cohesión, los dueños de este tipo de esclavos generalmente poseen de tipo guardaespaldas o milicia, para dar un ejemplo, de tipo guardaespaldas sería Morgiana como esclava del Sharif en el manga de Magi[4], mientras de modo milicia sería Raphtalia y compañía como esclavos de Iwatani Naofumi en la novela de Tate o Yuusha no Narigiari.[5]
4. Esclavo Sexual: ¿tengo que explicarlo?... aunque el ejemplo más claro vienen del manga Ero… y odio decirlo, pero los dos ejemplos más claros son: Enzai[6] y Shounen Maid Kuro-Kun[7]… asi es, nuestras amigas fujoshis se llevan el título.
5. Esclavo laboral: es el ejemplo más conocido, generalmente poseen trabajos duros en minas o campos.
¿Por qué esclavo laboral está por debajo de esclavo sexual?... pues porque en el esclavo sexual se pueden medir desde concubinas reales hasta prostitutas de pueblo… por no decir que generalmente tienen mejores tratos que los esclavos de tipo laboral.
Bajo mis condiciones, tengo que apuntar a estar entre las dos primeras opciones; Y por supuesto, esperar a que mi esclavista to sea especialmente cruel.
Y así, espere pacientemente por mi esclavista[8]
-y bien, ¿Cuál me vas a comprar?, padre.
-es tu regalo, así que escoge tú.
-bien, entonces ese.
Un dedo índice apuntó hacia mí.
Ese dedo índice estaba unido a un brazo y ese a un cuerpo, según mis ojos barrían su cuerpo, me fijé que se referían a mí, así que salté de mi posición de sentado y me paré de la forma más noble que podía.
Una vez que salió del rango de las sombras, sus ojos escarlata se encontraron levemente con los míos, el exhibía una sonrisa cálida mientras su cabello rojo y largo jugueteaba sobre sus hombros.
-¿estás seguro? ¿No quieres alguno más fuerte?
(Maldición, él ya se había decidido… ¡¡no interfiera anciano!!)
-~no~… de hecho, quiero a alguien débil.
(¿A quién le llamas débil, pequeño mocoso?)
-pues dudo que llegue a ser problemático, bueno, después de todo es tu decisión.
(~waaaa~)
-es tu culpa por no dejarme escoger a una chica.
(Espera... ¿que?)
-no se podía hacer nada, tu madre probablemente enloquezca si trato de ponerle las manos encima.
(¿Qué clase de basura eres?... no, mas importante. ¿Qué pretendía hacer ese mocoso con una esclava femenina en particular?)
La conversación se estaba saliendo de las casillas; estaba siendo empujado fuera del tema.
-¡¿quee?!- dice el niño demi-humano mientas se lleva la mano derecha hacia el cabello- se suponía que yo le iba a poner las…- guarda silencio.
-…
(…)
-…
-…
(Silencioso, aunque es muy obvio tomando en cuenta la situación; señor, su hijo es una basura igual que usted.)
-como sea… solo co… -el niño baja la cabeza y tartamudea un poco en voz baja.
(Maldición, no se olviden de mi…)
-¿Qué dijiste?- al parecer el padre no le escuchó nada… pues de por si no ha dicho nada.
(Solo esclavícenme por favor)
-… no es… solo.
(¡Nada de “Solo”!... enserio, ¿son tan inútiles hasta para esclavizar a una persona?)
-¿te duele en algún lugar?
-no, no es eso…
(Enserio, ¡hasta cuándo van a seguir con esta escena de comedia!)
-¡¡¡MALDICIÓN, SOLO ESCLAVÍCENME DE UNA VEZ POR TODAS!!!
-¿ah?...- el padre.
-¿ah?...- el hijo.
(¡¡Hasta contestaron al unísono!!)
Mi cerebro impulsaba tsukomis ante el par de Bokes en escena.
No, yo no soy el que estoy mal, este es un respetable negocio de comercio de esclavos, si no piensan comprar alguno, entonces deberían haberse largado de una vez por todas.
-bien, ya decidí, este será mi esclavo.- dice el niño mientras suena bastante feliz.
(¡¡yahooo!!... doy saltos de alegría en mi interior)
-¿estás seguro?
(No otra vez anciano)
-sí, si no fuera insolente no podría darle de latigazos.
(¿Cómo puedes tener una carita tan linda mientras dices cosas como esas?... maldición, ahora si voy a terminar muerto. De toda la gente posible… un sadista.)
O al menos eso creí.
Parte 4
-oye tú, ¿Cuál es tu nombre?- el niño se dirige hacia mí con una sonrisa en el rostro; sus ojos rojizos a juego con su cabello brillaban con intensidad.
- Kimizu Ouki.
- ¿Kimizuki?.. Vaya nombre raro.
- Ki-mi-zu Ou-ki.
- Kimizu ¿eh?... mi nombre es Dan-Quiel Von Henrius Tabul Kirkien; Dan-Quiel Von Henrius Tabul Kirkien-sama para ti.
(Maldición, nombres así existen en la vida real; además, ¿te refieres a mi nombre como “raro” cuando tienes un nombre enciclopedico?)
- Dan-Quiel von…
-¡Von Henrius Tabul Kirkien!- dice con un leve tono de enojo.
(¿Enserio esperaba que pudiera aprendérmelo a la primera?)
-Quiel… ¿puedo llamarte Quiel-Sama?
-bueno, está bien, supongo que no se le puede exigir mucho a un humano analfabeta como tú.
(¿ANALFABETA?... ese maldito mocoso acaba de pisar una mina… maldición tengo que aguantar, ya me vengaré después de esto; no espera, soy un esclavo, no podría intentar algo así sin salir realmente perjudicado; si mal no recuerdo, algunas veces se castigaba a los esclavos forzándolos a la inanición)
Mi estómago rugió, aunque este comiendo suplemento alimenticio, el hambre y la nutrición no van de la mano.
Quiel sacó una pequeña bolsa de su pantalón, me la pasó a través de las rejas.
-¿Qué es?- pregunté.
-es solo un pequeño postre.- me respondió.
Destapé la bolsa y encontré una serie de obleas unidas por dulce de leche y crema, a medio comer.
-¿milenrama?
Quiel expandió sus ojos ante mi respuesta; después los cerró y respiró antes de hablar.
-¿eras alguna clase de noble?
-¿huh?- la pregunta me tomó desprevenido -si… algo así…- conteste a medias, no sabía cómo explicar la situación, y no sabía si explicarla serviría de algo.
-esa cosa- dijo Quiel mientras apuntaba a mi bolsa mientras estábamos en cuclillas- es un postre algo raro, por eso me diste la impresión.
-no es eso, solo que yo, he horneado algunas veces antes.
Con un rostro lleno de júbilo contenido Quiel habló.
-así que cada vez mí regalo de cumpleaños me sale mejor.
-¿cumpleaños?
Quiel se levantó de su posición en cuclillas, puso la mano sobre su pecho y exclamó con una voz simplemente hermosa mientras adquiría una pose de teatro envidiable; quedó expuesto de perfil, una cola rojiza de lobo.
-hoy es mi treceavo cumpleaños, y tú eres mi regalo.
-¿esclavo?
-prefiero que te consideres mascota.
Había algo en su forma de decirlo que me seducía a la idea y había algo también que me ejercía repulsión.
Lo olvidaba, hay otra caracterización entre los esclavos, esclavos mascota; en otra palabra son solo los lujos de sus dueños, el perro faldero de un perro, ese sería mi destino, aparentemente. Aunque, quizá esté bien.
Llegando a la par que culminaba nuestra conversación, un hombre-conejo se acercó junto con el padre de Quiel, al igual que su hijo, tenía un cabello rojizo que apuntaba hacia atrás y vestía un traje elegante adornado por una cola de igual color.
El hombre conejo abrió la puerta y me ordenó salir.
Como resumen de lo que pasó después, ocurrió un martirio en el proceso de grabado del nombre y fui conducido inconsciente. Listo, ya se pueden saltar hasta el próximo capítulo. ¿Aun así o quieren leer?... ¿Qué clase de sádicos son?
Me sacaron de la habitación del “hotel” y me condujeron junto al niño y su padre a una zona más escondida del recinto.
Del tamaño de un baño genérico; dos metros de ancho y tres de largo, era incluso más pequeño que la jaula de transporte.
Parados en la puerta se encontraban el padre y el hijo.
Me hicieron entrar a la habitación y me quitaron todo menos las cadenas… es decir solo me quitaron el trapo con forma de ropa.
Es la segunda vez que me hacen exponer completo en tan solo una semana.
Ahí, sin poner resistencia, me ordenaron que me arrodillara, a lo cual obviamente lo hice.
El hombre con orejas de conejo que trabajaba en el negocio de esclavos acercó una navaja ceremonial al niño.
-necesito que cortes y extraigas un poco de tu sangre con esa cuchilla.
El niño asintió y se apuñaló su propia mano.
Sin embargo la sangre no se derramó; en vez de eso, la parte plateada de la navaja se volvió de color carmesí.
De alguna manera la navaja está absorbiendo la sangre.
Una vez la navaja se tiñó de rojo por completo, el hombre de orejas de conejo agitó la navaja con fuerza; el color entonces fue transmitido al mango.
Y luego, como si fuera la pertenencia de cierto gato azul[9]… el hombre desenroscó el mango del filo.
No solo eso, una vez retirado el filo de la navaja, la forma del mango era la de una pluma G, no solo eso, parece que esa pluma estuvo escondida bajo el mango todo este tiempo.
Entregándole la pluma al chico con un “muestra tu talento”… sabía que algo malo sobrevenía.
La parte central de la pluma G tenía una pinta que salía y entraba como una máquina de tatuajes profesional.
Así es, mi virginal piel fue marcada por el tatuaje de un niño demi-humano.
Con una habilidad increíble en causar dolor que solo era superada por poco por la habilidad del dibujo, el niño recorrió mi piel por cerca de seis horas mientras tatuaba en un rojo monótono una enredadera con flores.
Una de las ramas pasaba por la parte izquierda de mi rostro y bajaba por el cuello; se extendía por los brazos, el pecho, la espalda y las piernas.
La habilidad de un mangaka[10], aunque solo sea un árbol de cerezos.
Seis horas duró su concentración en la obra, y en varias ocasiones necesitó recargar la tinta en la pluma; dio sangre sudor y lágrimas para completar su obra… bueno, las lágrimas las puse yo.
Cuando al fin dio su trabajo por concluido, un sonido de agua hirviendo se pudo oír del tatuaje mientras se volvía imperceptible a la vista.
Aparentemente, el tatuaje puede desaparecer para así pasar imprevisto.
Por el dolor y el cansancio, tanto ese niño como yo nos terminamos desmayando.
[1] Lengua de gato: personas que no soportan alimentos calientes.
[2] Ponerle humor a la tragedia es el resultado de haber leído un ensayo acerca del sarcasmo en el texto continuo; un ensayo del cual solo recuerdo el nombre del autor “Gaston del Rio”, así que no he podido encontrarlo de nuevo U_U… les prometo que crearé un archivo con los argumentos principales del ensayo.
[3] Junketsu no Maria: recomendado n_n
[4] Magi: The Kingdom of Magic… recomendado x 2
[5] Tate no Yuusha no Narigiari: recomendado x 3
[6] No lo Recomiendo; solo tenía que agregar un ejemplo.
[7] Definitivamente NO lo recomiendo.
[8] A lo más oscuro, ponle más humor… sinceramente, si no le colocó humor a la tragedia, voy a terminar enfermo de muchas maneras.
[9] Doraemon :3
[10] Googleen malditos vagos :v
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