POR FIN, POR FIN LOGRÉ TERMINAR ESTE CAPITULO DEBO CONFESAR QUE ME COSTO MUCHO TERMINARLO. SE QUE USTEDES LO LEERAN EN UNOS CUANTOS MINUTOS AUNQUE A MI ME COSTÓ DÍAS ESCRIBIRLO. SOLO ESPERO QUE LES GUSTE. POR CIERTO EL EPILOGO YA CASÍ ESTA TERMINADO.
CAPITULO
20
-Profesor Nirven ¿Qué tan
grave es lo que pasó? ¿Qué consecuencias podría haber?-.
Apenas se recuperó un poco
mentalmente Jean decidió tratar directamente el problema que había provocado
sin querer. Él mejor para ayudarle a encontrar una solución era el profesor
Nirven.
-Bueno, creo que mi clan
mandará asesinos para acabar contigo y así poder recuperar su honor, eso sin
tomar en cuenta a todos los nobles que se sienten ofendidos porque mancillaste
la pureza de sus hijas y porque atentaste contra el pudor de sus respectivas
esposas-.
-Fue sin querer, soy
completamente inocente-.
-¿Eso realmente importa?-.
-No, sinceramente no-.
-Deberías prepararte para lo
que viene-.
-¿Hay alguna forma de calmar
la ira de su clan?-.
-Sinceramente no lo creo, prácticamente los humillaste con todo el
mundo-.
-¿Las personas cercanas a mi
estarán en peligro?-.
-No, solo tú. Sería
deshonroso para mi clan lastimar inocentes-.
-Es un alivio escuchar eso,
si solo es mi cuello el que peligra, estaré más tranquilo-.
-Suenas muy confiado-.
-No es confianza, es
experiencia. No sería la primera vez que alguien quiere mi cabeza-.
-Jean, ¿Es mi imaginación o
estás intentando alargar está conversación para no ver a la directora Seyd?-.
-No, no es su imaginación.
Simplemente no quiero ir a verla, temo lo que pueda hacerme-.
-Técnicamente eres inocente,
así que no puede hacerte nada grave-.
-Eso solo es en teoría-.
-No puedes evitar verla así
mejor ve de una vez-.
-Está bien…-
Con paso afligido Jean salió
del salón de maestros donde estaba con el profesor Nirven y se dirigió a la
dirección. Horas más tarde salió hecho polvo mentalmente, sintiéndose la peor
basura del mundo.
Como castigo estaría encerrado
en la academia del sol y solo podría salir para participar en el torneo. Atrás
de él a algunos pasos lo acompañaba su compañero Carmil Carm.
-Carmil, puedo sentir tu
mirada despreciable clavada en mi nuca ¿Podrías dejar de hacer eso?-.
-¡No puedo! La directora me
pidió que no te quite los ojos de encima. Eres un peligro para la sociedad y
para todas las mujeres del mundo. Personalmente estoy de acuerdo con la
directora Seyd de que algún día causarás una nueva guerra mundial-.
-No me cansaré de decir esto
pero ¡Soy inocente!-.
-¡No lo eres! ¡De seguro
planeaste con detalle como exhibirte ante todo el mundo haciéndolo pasar por un
accidente!-.
-¡¿Por qué rayos haría
eso?!-.
-¿Por qué me preguntas a mí?
Yo no sé cómo piensan los pervertidos como tú-.
-¡Me rindo! ¡Ya has agotado
mi paciencia! ¡Te romperé un par de huesos para poner algo de lógica en tu
cerebro! -.
Tras decir eso Jean se
acercó amenazadoramente a Carmil.
-No, espera. ¡No te acerques
pervertido! ¡No quiero que ensucies mi pureza!-.
-¡No tengo la más mínima
intención de ensuciar la pureza de un hombre! ¡Solo voy a ensuciar tu ropa con
tu propia sangre!-.
-Aléjate de mí pervertido.
Si das un paso más voy a gritar-.
Sin hacer caso Jean siguió
acercándose a su compañero.
Dándose la vuelta Carmil salió corriendo siendo
perseguido por Jean muy de cerca.
-¡Auxilio! ¡Este pervertido
quiere hacerme cosas indebidas!-.
-¡No digas cosas que la
gente pueda malinterpretar!-.
-¡Ayuda, Jean Nox Crow,
quiere arruinar mi pureza!-.
-¡Eso no es cierto!-.
Sin poder aguantar los
murmullos y las miradas que le dedicaban los estudiantes que se encontraban en
los pasillos El joven vizconde mejor optó por dejar de perseguir a Carmil, en
su lugar se dirigió a su cuarto y se encerró, a través de la ventana pudo ver
que Carmil lo vigilaba desde un árbol algo lejano.
-Paciencia Jean, paciencia.
Esto se tiene que calmar en algún momento-.
Repitiendo esas palabras una
y otra vez, Jean se acostó en su cama, intentado olvidar sus problemas y tras
poco esfuerzo logró entrar en el país de los sueños.
Sin embargo el gusto pareció
no durarle, la puerta de su habitación fue abierta con gran fuerza y la voz de
la directora se hizo escuchar a un gran volumen.
-¡JEAN NOX CROW! -.
Incorporándose Jean se sentó
al borde de la cama.
-Directora Seyd ¿Puedo
ayudarle en algo?-.
-Tengo noticias muy
importantes, las concursantes que se iban a enfrentar con ustedes en la final
no participarán, por causas de fuerza mayor se retiraron del torneo y partieron
de regreso al País del Ganges. Lo que significa que técnicamente por abandono
los nuevos campiones del torneo de druidas son la señorita WildWind y usted,
Señor Nox Crow-.
-¿Es en serio?-.
-Sí, el concejo de los
druidas me acaba de informar. Mañana al atardecer se hará la ceremonia de
premiación. Necesito que vayas a la dirección en media hora para prepararnos
para ese evento. Mi hermana ya le fue a avisar a la señorita Wildwind así que
no tienes que ir a buscarle-.
-Entendido-.
Mirando alrededor la
directora se dio cuenta de que alguien faltaba.
-¿Dónde está el Señor Carmil
Carm? Yo le pedí que te mantuviera vigilado-.
-Oh, si. Hace un gran
trabajo. Él está afuera en el árbol de ahí ¿puede verlo? , tiene miedo de que
le haga algo-.
-Ya veo. Espero que usted no
se atreva a hacerle algo a su compañero-.
-No le haré nada-.
-Ya hablaremos de eso
después-.
La anciana directora le
dirigió una mirada de desconfianza y luego se retiró del lugar.
Jean aprovechó el tiempo que
se le dio para darse un baño y cambiarse de ropa. Cuando salió de la habitación
Carmil ya lo esperaba sin embargo solo siguió a Jean a distancia segura.
A la entrada de la dirección
se topó con Liz, quién al verlo llegar bajó la cabeza apenada, lo que hizo que
Jean también sintiera vergüenza.
-Liz, lo que pasó fue un accidente-.
-Lo se Jean, no te culpo por
lo que pasó-.
El joven se tranquilizó al
escuchar las palabras de su compañera. Antes de que pudieran continuar con la
conversación la puerta de la dirección se abrió, las hermanas Seyd salieron y
los invitaron a pasar, dentro hablaron de las formalidades que se deberían
llevar a cabo en la ceremonia de premiación durante la cual Jean tendría que
dar una disculpa pública por el accidente durante la pasada batalla.
Tras esa reunión y al
abandonar la dirección, Sena Seyd, Liz y Jean se dirigieron a la casa de la
primera para hacer sus propios preparativos en caso de que algo llegase a
pasar.
-No pienso que él se quede
con las manos cruzadas. Debe ser un golpe duro que Liz haya ganado el torneo,
aunque debo decir que ganar porque el otro equipo abandonó no es tan impactante
como haber ganado después de derrotar a todos, sin embargo una victoria es una
victoria-.
-Jean ¿De verdad crees que
mi tío intentará hacer algo?-.
- Definitivamente lo hará.
Tu participación en el torneo ha sido impecable, en todo caso fui yo quien metió
la pata pero no hablemos de eso por ahora, prácticamente demostraste que eres
una digna sucesora para tomar el puesto de Gran druida, así que no hay forma de
que se quede con las manos cruzadas-.
-No dudo de ti Jean pero
¿Qué es lo que piensas hacer?-.
-No te preocupes Liz haré
todo lo que este en mi poder para detener a tu tío no permitiré que alguien te
ponga un dedo encima-.
Esas palabras tuvieron un
gran efecto en el corazón de la joven doncella, quién ahora tenía el rostro
sonrojado no por la vergüenza sino por algo más.
-Si ya terminaron de
coquetear creo que deberíamos pensar en qué hacer si las cosas se ponen feas-.
Con una sonrisa ligera la
profesora Sena Seyd les interrumpió. El resto
del día repasaron diversos planes intentando cubrir la mayoría de las
contingencias que se les pudo imaginar.
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Por fin las horas que
faltaban pasaron. Frente al concejo de druidas se hallaban Liz Wildwind y Jean
Nox Crow , atrás de ellos se encontraba sentado un enorme público.
Bulg Argon SacredWind, el
Gran druida desde el puesto más alto, se puso de pie y abrió sus brazos en dirección
de Liz y Jean, en su rostro tenía una sonrisa de oreja a oreja.
-Felicitaciones a los
campeones. Han peleado duro para lograr salir victoriosos. Sinceramente debo
decir que han hecho bien.-.
La forma de comportarse de
Bulg hizo que Jean tuviera una desagradable premonición, pues no pareciera que
estuviera preocupado en lo más mínimo ante la posibilidad tangible de perder su
puesto en el concejo druida.
-Como se prometió desde el inicio, recibirán
ya sea un corazón de hidra o un frasco de elixir de la vida. Tesoros que nos
esforzamos en conseguir todo con el fin de motivar a los participantes. Ustedes
dos nos dieron un gran espectáculo, tal vez en más de una forma. Ahora bien
como es costumbre tras finalizar cada torneo elevaré una plegaria a nuestra guardiana,
una de los cinco espíritus mayores del viento-.
El gran druida dejó de ver a
su sobrina y a Jean en su lugar, miró hacia el cielo
-Supremo Espíritu del
viento, una de los cinco, Liberi Vela Rosa, guardiana de mi gente y de los
navegantes. Siguiendo la tradición dejada por nuestra fundadora Liz SacredWind,
tú fiel amiga, y heroína de la humanidad, hemos realizado nuevamente un torneo
no para alabar la violencia sino para afirmar nuestra relaciones con los demás
y para honrar su recuerdo. Tal como nos has pedido lo hemos celebrado en esta
isla y ahora te presento a los campeones-.
Mientras Jean seguía
preocupado, para su sorpresa y la de todos, apenas el gran druida finalizó sus
palabras un tornado de salvaje viento se formó enfrente del gran druida, el
tornado se elevó hasta unirse con el cielo, después se despejó súbitamente,
dejando en su lugar una aparición hermosa; Una mujer gigante de una profunda
belleza física, de rostro seductor, piel de color verde pálido, cabello entre
verde y azul, con un aire alegre, divertido y ligeramente provocativo.
-Noble y valiente Gran
druida Bulg Argon SacredWind con gusto he acudido a tu llamado, sin embargo he
de decir que aunque tú has hecho bien otros han manchado este hermoso torneo
con sus acciones criminales-.
-¡OH! ¡Poderosa Liberi Vela
Rosa, dime por favor quienes fueron los que te han ofendido y yo mismo los
castigaré, no dejaré que salgan impunes!-.
Vela volteó a ver a Liz y a
Jean, y como el joven esperaba Vela los señaló.
-Ellos dos fueron los que
mancharon este torneo, yo una de los cinco espíritus mayores del viento ordeno
que sean inmediatamente ejecutados-.
-Como tú ordenes, mi
respetable Señora. Yo el gran druida
Bulg Argon SacredWind declaro con todo el pesar de mi corazón que cumpliré con
pena capital, y borraré la desgracia y deshonor que la participación de mí
amada sobrina y su compañero trajeron sobre nosotros-.
La aparición de Vela causó una gran alegría y felicidad al corazón
de los druidas especialmente en el corazón de los más ancianos, la última vez
que Vela apareció fue hace más de 50 años sin embargo su increíble declaración
acusatoria y su siguiente petición de muerte hacia los ganadores transformó la
felicidad en una nube de oscuras emociones.
Todos habían sido afectados,
estupefactos no sabían ni qué hacer ni que decir, especialmente Liz quién en su
rostro pálido se podía ver que estaba totalmente aterrada. Sin
embargo había una persona que no estaba en lo más mínimo intimidado ante la
situación tan desesperanzadora. Jean se puso enfrente de Liz y sin poder
soportar más comenzó a reír como loco ante las declaraciones del Supremo espíritu
y del Gran druida, su risa maniática fuera de lugar sacó a todos de sus
pensamientos.
- ¡Eres increíble Bulg
SacredWind! ¡No solo te deshiciste de tus hermanos para subir al poder! ¡Ahora
también quieres sacrificar a tu sobrina para mantenerlo! ¡Le prometí a mi
maestro el legítimo Gran druida Icaro SacredWind
que no intentaría buscar venganza en su nombre pero ahora has cruzado la linea!
¡No dejaré que tú ni nadie le toque un solo cabello a Liz! ¡Te desenmascararé
ahora mismo! -.
Tras decir eso desde los
pies de Jean surgió un geyser de fuego ocultándolo de los ojos de la gente al
mismo tiempo que una voz potente, llena de ira y de pasión resonaba en los
oídos de todos los espectadores.
-¡Mi
nombre es Gehena .Miembro de los espíritus de fuego. Infierno ardiente que
consume la inmundicia y la vuelve cenizas. Enemigo natural de los demonios. Aborrezco
la injusticia con todo mi ser, odio con todo el fervor de mi alma a los
malvados, lloro al ver sufrir a los inocentes. Es por eso que aquí y ahora
prometo que haré pagar a aquellos que
abusan de los demás. ¡Sin importar quienes sean juro que los haré caer aunque eso me cueste la completa existencia!
¡No cederé sin importar quién sea mi enemigo! ¡Aquellos que piensan que pueden
salir impunes de sus crímenes y vilezas tengan muy presente que el infierno irá
por ustedes sin siquiera esperar a que exhalen su último aliento! ¡Incluso
antes de cruzar las puertas del inframundo tendrán que abandonar toda
esperanza! ¡Mi nombre es Gehena y esto es todo lo que soy!-.
Cuando la declaración de
Jean cesó así lo hizo el gran pilar de fuego en el que se encontraba.
Frente a todo el público
apareció una figura delgada, casi tan alta como el espíritu de viento, vestido en
una túnica blanca encima de la cual portaba una fina armadura de cuerpo
completo de color rojo, con una máscara de color negro que le cubría la parte
superior del rostro dejando ver solo sus delicados labios, en su espalda poseía
dos pares de alas de plumas de distintos tonos de rojo que brillaban como si
fueran rubíes. Con ambas manos portaba una lanza de fuego azul y todo su cuerpo
estaba envuelto en llamas. Era una visión hermosa que robó el aliento de los
espectadores opacando incluso al Supremo espíritu del viento convocado por Bulg
SacredWind.
Cuando Jean recién arribó a
Ciudad Lux y se volvió un estudiante de la Academia del Sol, cierto día unos
duendes traviesos hicieron un desastre de su cabello enredándolo en trenzas de
diversos patrones afortunadamente cierta profesora elfo se ofreció a ayudarle,
sin embargo eso resultó ser una trampa de miel ¿De casualidad tienes un nombre
espiritual? Eso fue lo que Sena Seyd le preguntó, en esa ocasión no hubo
respuesta pero después cuando recién
asesinó a Zinn Pert , la hermosa elfo volvió a confrontarlo y él tuvo que
admitir la verdad. Jean era un Ánima, una existencia entre espíritu y mortal.
Un mortal que había recibido un nombre espiritual de manos de un espíritu
superior.
-Observen todos, la
verdadera apariencia de la abominación que Bulg SacredWind intenta hacer pasar
por el Supremo Espíritu de viento protector de los druidas-.
Sin mediar palabra y sin que
alguien pudiera haberlo previsto, Gehena arrojó su lanza de fuego azul hacia el
gran espíritu del viento la cual solo tuvo tiempo de cruzar sus manos para
cubrirse intentando invocar un escudo de su elemento para defenderse, sin
embargo subestimó el poder de Gehena, antes de impactar la lanza explotó
devorando el viento y haciéndose más fuerte, el gran espíritu fue engullido por
las llamas y empezó lanzar gritos de dolor que erizaron la piel de los que
presenciaban todo, pero pronto el dolor fue cambiado por ira, con un grito
bestial el espíritu de viento mostró su verdadera apariencia, la belleza
desapareció y fue reemplazada por una visión horrible, como si fuera papel el
fuego había consumido su disfraz.
Una enorme creatura con
rostro y dorso de mujer, su piel era marrón con tintes amarillos, la mitad
inferior de su cuerpo estaba conformada por patas como de cangrejo, sus manos eran
pinzas similares a los de las langostas, en su espalda se levantaba una hilera
de púas.
Gehena creó una nueva lanza
de fuego y la mantuvo en lo alto amenazando a la espantosa creatura quien ya se
había recuperado del ataque sorpresa y estaba lista para contraatacar pero al
ver que Gehena estaba con la guardia alta se quedó inmóvil analizando la
situación en silencio.
-!¿Qué es esa
monstruosidad?!-.
-¡¿Qué está pasando aquí?!-.
-¡¿Qué significa esto?!-.
Las exclamaciones y
preguntas en busca de una explicación no tardaron en aparecer.
-¡Bulg traidor! ¡¿Por qué no
les contestas? Todos quieren una respuesta-.
Con una sonrisa malévola y
sádica formada por sus delicados labios Gehena se burló del dilema del obeso
hombre quién ahora sentía que el mundo había terminado.
Bulg hasta antes de este
momento se encontraba increíblemente feliz, su contacto con el imperio de Deux
se le había aparecido con un plan para deshacerse de su sobrina y ganar el
control total del concejo de druidas, no solo de nombre sino también en la práctica.
-(¡¿Cómo?! ¡¿Cómo?! ¡¿Cómo
es posible?! ¡¿Cómo rayos lo supo?! ¡Esto no debería estar pasando! ¡Ella,
ella, esa maldita bruja me dijo que nadie sería capaz de ver atreves de la
ilusión pero él la vio como si no fuera nada! ¡¿Por qué?!-.
-¡Aún no escuchamos tu
respuesta Bulg! ¡Dinos por qué traicionaste a tu país ¡Me muero de ganas de
escuchar que estupidez se te ocurrirá para salir de esta! ¡Y ya que estamos en
eso también dinos a quién le vendiste tu nación!-.
Gehena sabía que necesitaba
llevar a la desesperación al hombre traidor y sacarle una confesión algo que
definitivamente no sería difícil.
-¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate!
¡Yo no traicioné a nadie! ¡Yo no vendí mi nación! ¡Esto es un error!-.
- Oh, ¿En serio? ¿Solo es un
malentendido? ¡Lo hubieras dicho antes! ¡Y yo que pensaba que habías intentado
matar a Liz para que el concejo de druidas no tuviera otra opción que dejarte
en el poder! Ahora haces que me sienta como una basura por culpar a un hombre
tan integro, inocente, de comportamiento incuestionable, pero sobre todo amado
por toda su gente! ¡Definitivamente los dioses me castigaran por haber dudado
de un hombre tan virtuoso como tú!-.
Contrario a las palabras de
disculpa habladas el tono con el que Gehena las dijo dejaba claro que solo
estaba ridiculizando a Bulg.
-¡Nunca me atrevería a
hacerle daño a mi sobrina! ¡Soy una víctima! ¡No sabía que este espíritu era
falso!-
-¡Escuchaste eso maldito
monstruo! ¡No deberías haber engañado a este pobre, desafortunado e inocente
hombre haciendo que intentara algo que
solo le beneficiara a él! ¡Monstruo malo!-.
La forma de comportarse de
Gehena, sus gestos, expresiones y palabras carecían del mas mínimo ápice de
seriedad, seriedad que debía ser necesaria en una situación tan delicada como
esa.
Sin embargo fue esta manera
de comportarse que hizo que las personas salieran de su estupefacción y
empezaran a analizar la situación en vez de evitar la realidad.
-Ahora dejémonos de
payasadas por unos cinco o seis segundos, Miembros del concejo de los druidas
¿Usted creen lo que Bulg dijo? Que todo esto es solo un malentendido. Todos ustedes tienen una
buena cabeza encima de sus cuellos que está llena de experiencia y además estoy
seguro que siempre han tenido dudas e insatisfacción por la manera en que Bulg
llegó al poder ¿Cuál sería su veredicto? ¿Culpable o culpable?-.
La mirada severa de todo el
concejo se posó sobre Bulg SacredWind, era obvio lo que pensaban. Como dijo el
espíritu de fuego ellos siempre habían tenido dudas sobre Bulg SacredWind sin
embargo las callaron por el bien de la estabilidad del país pero ahora ese
miserable había intentado asesinar a su propia sangre frente a ellos usando lo más
sagrado para los druidas, a Liberi Vela Rosa, la supremo espíritu del viento.
Estás acciones sin lugar a duda eran la máxima traición para el país. Todos
estaban seguros al 100% que Bulg era culpable.
Sintiendo esas miradas
llenas de desprecio, odio y desconfianza, Bulg se desmoronó, él sabía que el
concejo aprovecharía este error fatal para hundirlo, incluso aunque él
insistiera en su inocencia, ni siquiera necesitarían pruebas físicas de su
traición solo bastaría que algún experto en artes místicas buscara la verdad
dentro de su cabeza o alma, su título pomposo de gran druida ya no lo protegería
ante la ira colectiva del concejo.
-(Estoy acabado… cuando
comprueben mi traición… perderé incluso la vida..)-
En ese momento por primera
vez en su vida armándose de valor y determinación Bulg Argon SacredWind, supo lo que debía hacer o al
menos eso creyó, poniéndose de pie volteó a ver al enorme monstruo que aún
miraba con precaución la lanza de fuego que Gehena tenía en sus manos.
-Tú maldita bestia, esto es
tu culpa si te hubieras disfrazado mejor no habría pasado esto. Así que hazte
responsable, te ordeno que mates a mi sobrina . (Si ella muere el concejo no
podrá matarme ya que seré el último miembro del linaje de la fundadora. Huiré
al reino de Deux y le pediré ayuda al emperador para recuperar el poder y esta
vez mataré a todos los que se opongan a mis órdenes)-.
Los pensamiento de Bulg
mostraban que sin importar que quería seguir aferrado al poder.
-¡Protejan a Liz WildWind.
No dejen que ese demonio se atreva a tocarla!-
-¡Hay que llevar a un lugar
seguro a la señorita Wildwind! ¡Ella es la esperanza de nuestro pueblo!-.
Los ancianos del concejo
inmediatamente se alarmaron ante la declaración abierta de traición.
-¿Orden? ¿Tú me estás
ordenando? ¿Si te obedezco que me darás a cambio?-.
-Te daré lo que quieras pero
mátala ya-.
-En ese caso tenemos un
trato-.
Ciego por sus ansias de
poder Bulg hizo una promesa que nunca
debió hacer y menos a un demonio.
Cuando el demonio escuchó la
respuesta del hombre sonrió mostrando sus afilados y podridos dientes, extendió
una de sus pinzas pero no con la intención de atacar a Liz sino que en su lugar
agarró al obeso hombre y lo levantó.
Al principio Bulg pensó que
el monstruo lo estaba haciendo para ponerle en un lugar más seguro pero cuando
el monstruo acercó su pinza hacia su boca abierta llena de dientes y un
increíble aire fétido llenó sus pulmones supo que ese no era el caso.
-¡Detente! ¡¿Qué haces?!
¡No! ¡Espera! ¡Deja de jugar! ¡Te ordeno que te detengas!!Noooooooo! ¡No lo
hagas por favor!-.
El demonio nunca se detuvo,
arrojó al hombre gordo dentro de su boca y comenzó a masticarlo entre gritos
agónicos y crujidos de huesos. Una forma patética de morir para un patético
hombre.
Cuando terminó la demonio hizo
una declaración que heló la sangre de los espectadores. Ese día todos los
presentes aprendieron que nunca debían hacer tratos con demonios por más
desesperados que estuvieran.
-He recibido un justo pago
así que ahora cumpliré mi parte del trato-.
Como si fuera lo lógico esas
fueran las palabras que salieron de la boca de la demonio.
-Espíritu de fuego no tengo
ninguna enemistad contigo, pelear entre nosotros no te traerá nada bueno ¿por
qué no me das a la mujer que está detrás de ti? Te puedo dar grandes tesoros y
mujeres más bellas que ella. Así que no vale la pena que te arriesgues por una
simple humana. ¿Qué dices? -.
La monstruosidad intentó
razonar con Gehena pero él no estaba de humor.
-Voy a cortarte la cabeza y
a esparcir tus órganos internos por todas partes eso es lo que digo-.
La demonesa ante las
palabras del joven río seductoramente.
-Como se podría esperar de
un espíritu de fuego, demasiado necio para razonar. Sin embargo no tienes
oportunidad de ganarme. El cuerpo del hombre que acabo de devorar estaba lleno
de energía maldita, por el regusto que su sangre dejó en mi paladar puedo
asegurarte que bebió una increíble cantidad de elixires prohibidos. Con este
poder adquirido corriendo por todo mi
cuerpo soy mucho más fuerte de lo que he sido-.
- Igual te cortaré la
cabeza, será un buen trofeo -.
-Ese es un hermoso
pasatiempo, pero no crees que estás siendo demasiado arrogante-.
-No serás el primero ni el último
monstruo que piensa de esa forma. Me da igual que pienses que soy arrogante, al
final te mataré-.
- ¿Solo quieres matarme?
Eres demasiado amable conmigo -.
-¿Crees que soy tonto y que
no noto que estás haciendo tiempo? ¿Es para poder digerir completamente lo que
acabas de devorar?-.
El rostro seductor de la
demonesa se borró lentamente y fue sustituido por una expresión de seriedad.
-Tú no eres la única que
está haciendo tiempo, yo también lo necesito para acostumbrarme a esta forma
además con tanto público no podría pelear contigo afortunadamente el director
Rooscu recibió mi mensaje y ya se encargó de evacuar a la gente pero como
estabas tan concentrada en intentar engañarme para hacer tiempo no lo notaste. Ahora
dime ¿Quién está siendo arrogante?-.
Encolerizada por haber
quedado como una estupida, la demonesa estalló en ira.
-¡Maldito! ¡Te arrancaré las
alas y te arrojaré a mis súbditos para que se diviertan jugando con tu
cuerpo!-.
-Ancianos druidas llévense a
Liz y protéjanla-.
Sin dejar de ver a la
demonio Gehena dio una orden.
-¡Espera! ¡Jean, yo quiero
quedarme a pelear contigo! ¡Está también es mi pelea!-.
Liz aún se hallaba
sorprendida y asustada sin embargo se negó a abandonar a Jean.
-Eres valiente Liz, pero no
quiero que seas testigo de lo que pasará de ahora en adelante-.
-¡No te dejaré Jean!-.
Liz volvió a insistir en su
intención de quedarse a su lado.
-Sena por favor encárgate de
ella-.
Sena Seyd que se había
acercado a la chica, la arrastró en contra de su voluntad, con la ayuda de
otros druidas.
-Doncella de cabello verde
escucha esto, antes de matarte te mostraré como se lo hago a tu amado y luego
cuando tu corazón se rompa, te cortaré la cabeza, lo último que verás es a mí y
a tu hombre siendo uno. Una forma muy romántica de abandonar el mundo de los
vivos. ¿No lo crees?-.
Las palabras diabólicas de
la demonesa alteraron demasiado a Liz quien aumento la fuerza con la que
forcejeaba
-¡No! ¡Déjenme! ¡No
abandonaré a Jean! ¡Suéltenme!-.
-¡Lo siento Liz pero no me
dejas otra opción!-.
Liz estuvo a punto de usar
magia para liberarse de sus protectores pero Sena se le adelanto, apretando un
punto de presión en el cuello de la delicada joven hizo que perdiera la
conciencia luego la cargó y se alejó junto con los demás druidas.
Una vez que Gehena pudo
comprobar que Liz estaba segura, se preparó para la batalla sin contener su
poder las flamas brotaron por todo su cuerpo, aumentando en cantidad e
intensidad, sin avisar y sin piedad atacó a la demonesa.
Ella saltó hacia un lado
esquivando el ataque e intentó contratacar con golpe de sus tenazas, Gehena
dobló su cuerpo hacia atrás esquivándole.
Cambiando de arma de una
lanza hacia su guadaña Jean dio un tajo horizontal, haciendo que la demonio
saltará hacia atrás para poder escapar del peligro. Aprovechando eso Jean conjuró
un arco de fuego y desencadenó una lluvia de flechas sobre ella, la demonesa
usó sus tenazas para cubrirse, una serie de explosiones la lanzó todavía más
lejos del lugar.
Después de eso Jean continuó
presionando con ataques de cuerpo a cuerpo dirigiendo a su oponente hacia una
zona más aislada para disminuir el daño colateral al mínimo.
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-General, los hombres están
inquietos, yo también lo estoy ¿Cuándo nos va a dar la orden para atacar?
¡Queremos manchar esa isla con la sangre de nuestros enemigos!-.
Encima de un barco se
encontraba una hermosa mujer de ojos rojos y pupilas extrañas, la misma que
había estado en contacto con el Gran druida Bulg , una general de imperio de
Deux , Vrinia Abisal. Ella estaba observando la ciudad de Lux usando un
catalejo mágico. Dejando lo que estaba haciendo volteó a ver al hombre de
apariencia brusca y poco agraciada.
-Yo diría que lo que quieren
es otra cosa, bastardos pervertidos-.
- No podemos evitarlo
general. Ciudad Lux es a donde todos los nobles y personas importantes envían a
sus hijas a estudiar. Nosotros solo queremos darnos un festín con esas finas
damas de noble cuna-.
El hombre río pervertidamente
después de dar a conocer sus verdaderas intenciones.
-Podrán hacer todo lo que
quieran pero recuerden primero deben cumplir con sus misiones asignadas-.
-No se preocupe general, con
la motivación de probar carne fina, nos esforzaremos al máximo-.
-Eso espero, por su propio
bien-.
Nuevamente la hermosa mujer
alzó su catalejo y regreso a observar a la distancia, solo para bajarlo nuevamente segundos
después.
-Ya es hora. El pandemónium
ha comenzado. Ve y avísales a todos que
empiecen a mover la flota. Debemos desembarcar en ciudad Lux lo más pronto
posible-.
El hombre mostrando una
sonrisa de oreja a oreja hizo como se les ordenó, usando un artefacto mágico
con forma de cuerno se comunicó con los demás, como por un acto de magia
aparecieron detrás de la primera nave muchos otros buques de guerra de metal de
aspecto amenazador y empezaron a avanzar a
gran velocidad en dirección de ciudad Lux.
Bulg SacredWin resultó ser
un aliado decepcionante para el imperio de Deux, uno que podría causar más
problemas que beneficios, desde el inicio ya estaba planeado eliminarlo,
después de que la demonio matara a su sobrina, el sería el siguiente. Bulg
nunca tuvo una oportunidad de continuar en el poder.
Sin embargo desestabilizar y sembrar caos en el país de los druidas no era la única tarea de la demonesa, ella
debía atacar la isla y provocar la aparición de alguien muy especial.
No tuvieron problemas por
cerca de 30 minutos después de lo cual tuvieron que detenerse por una razón muy
bizarra enfrente de ellos flotando en medio del mar había un hombre sentado
frente a una mesa encima de la cual había una decente cantidad de manjares. Cuatro
candelabros uno en cada esquina iluminaban increíblemente el lugar, era obvio
pensar que no eran objetos normales. El hombre en cuestión estaba vestido de
una forma demasiado extraña aunque tenía puesto un traje formal, este traje
estaba formado por partes totalmente distintas, la manga derecha era de color
azul, la izquierda era de color amarillo, el resto estaba formado por retazos
de tela de distintos colores y patrones, para rematar todo tenía puesto un
sombrero de color mitad azul y mitad
rosado.
Al verlo Vrinia Abisal
sintió un frio escalofrío recorrer su espalda, el extraño hombre volteó a verla
y extendió su manos haciendo ademanes de que lo acompañara a comer.
La general del imperio voló
hacia la mesa y tomó asiento del lado
contrario que su anfitrión, no sin antes darles órdenes a sus hombres de que no
hicieran absolutamente nada sin importar que vieran.
-Abi ¿Cómo has estado? ¿Te
has alimentado bien? ¿Hay algún chico del que te hayas enamorado
recientemente?-.
Este hombre no era otro más
que Hatty, el arcano mayor número cero mejor conocido como el Loco.
-Corta todas esas patrañas
Hatty, deja de hablarme como si fueras mi madre-.
-No te enojes solo estoy
sinceramente preocupado si dejaré viudo a alguien el día de hoy-.
-¿Cómo lo supiste? ¿Cómo
demonios te enteraste? ¿Hay algún traidor en nuestra tropas?-.
-No entiendo ninguna de tus
preguntas-.
-¿Cómo sabías que estaría
aquí en este lugar con mis tropas?-.
-No lo sabía, simplemente
vine a ciudad Lux a conocer a mi futuro mejor amigo y ya ves me encontré con
algunas cosas interesantes que me llevaron hacia ti-.
-¡¿Crees que me tragaré esa
basura?!-.
-Si la comida no es de tu
gusto puedo cocinarte algo mejor-.
-¡No estoy hablando de la
comida! ¡Estoy hablando de que es mucha coincidencia de que me hayas
descubierto!-.
- No te exasperes, no te
estoy mintiendo. Al igual que ustedes sentí que uno nuevo había aparecido así
que vine cuanto antes, era inevitable que nos encontráramos. Solo tuviste mala
suerte-.
-Ya veo, entonces estábamos
en lo correcto. Uno nuevo ha aparecido en ciudad Lux. Gracias por confirmarlo-.
-De nada. Ahora por favor
devora todo lo que puedas antes de que la comida se enfríe. No sería bueno que
desperdiciaras tu última comida-.
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Sena, las bestias contratadas de Liz y los demás druidas
huían a toda velocidad, habían decidido por mayoría de votos que irían al lugar
más seguro de la ciudad que supuestamente era la central de los caballeros de
la isla aunque Sena sabía que el lugar más seguro no era ese sino la academia
del sol, sin embargo ella no quería involucrar a estudiantes inocentes.
Sin embargo cuando
estuvieron a punto de llegar un grupo de hombres les cerró el camino, lo que
hizo que todos se pusieran a la defensiva, los hombres aunque estaban vestidos
con uniformes de druida era obvio que no eran aliados. Estos hombres son los
que el imperio le había dado como guardia personal a Bulg, pero ahora que
estaba muerto se vieron libres para hacer lo que quisieran.
-Entréganos a Liz Wildwind y
los dejaremos marchar con vida-.
El líder de los hombres hizo
esa declaración con autoridad en su voz.
-No importa quienes sean
ustedes, no entregaremos el futuro de nuestro país a nadie-.
-Si quieren llevársela
estamos preparados para dar nuestra vida por ella-.
Los ancianos druidas
expresaron su decisión de pelear hasta el final.
-No hay forma de que puedan
vencernos-.
-No deberías subestimar a
los ancianos del concejo de druidas-.
-En ese caso supongo que
como siempre haremos lo que mejor sabemos hacer-.
Tras decir eso los hombres
enemigos, su cuerpo comenzó a deformarse, ellos estaban tomando sus formas
demoniacas. En ese instante una corriente rápida de viento pasó entre ellos y
Sena y los druidas pudieron ver como los cuerpos de sus enemigos cayeron hechos
pedazos cortados limpiamente, sin apartar sus ojos de enfrente pronto vieron
quién fue el causante de asesinar a sus
enemigos, detrás de los cuerpos mutilados estaba de pie una figura de espaldas,
vestido con una túnica café de monje con capucha que cubría su rostro, y una
prominente guadaña de color negro, una aire ominoso y pesado le rodeaba.
Sena inmediatamente se dio
cuenta de que esa persona era más de lo que podían manejar en ese momento, con
esperanzas de que fuera un aliado debido a sus acciones, ella le hizo una
pregunta.
-¿Quién eres tú? ¿Por qué
nos ayudas? ¿Eres un aliado o tenías problemas con esos hombres?-.
-Yo soy el espíritu
contratado de Jean Nox Crow. Él me pidió que las protegiera-.
-Nunca había visto un
espíritu como tú, ¿Qué clase de espíritu eres?-.
-Soy una parca y no me
gustan las preguntas, así que les pido amablemente que continúen con su
camino-.
Sin mediar otras palabras el
espíritu desapareció dejando a todos con un escalofrío instintivo y natural recorriendo
su cuerpo.
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Siguiendo el rastro de
miasma oscuro y fuego, el director Rooscu, la directora Seyd, el profesor Nirven,
Leil Rewn, la capitana Nelu y otras personas de habilidad se dirigían a toda
prisa para reunirse con Jean para ayudarle a eliminar a la demonesa, la evacuación
del público ya estaba más o menos completa.
Sin embargo llegaron a un
final muerto, ni Jean ni la demonio se hallaban al final del rastro dejado.
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Sabiendo que si la batalla
se prolongaba más llegarían refuerzos, la demonesa tomó la decisión de arrastrar
a Gehena hacia su propia dimensión infernal con la intención de aislarlo de la
ayuda, cuando terminara con él regresaría a la isla a completar su mision.
Un lugar con un cielo
cubierto de nubes rojas, un mar de agua negra y putrefacta, donde se podían ver
pequeños puntos blancos como estrellas, en medio del mar se encontraba una
pequeña isla con un castillo imponente y macabro de color negro.
-Dime ¿Te gusta mi dimensión?
Sacrifiqué más de mil vírgenes para poder construirlo-.
El corazón de Gehena se
llenó de más odio al escuchar esas palabras.
-Deberías estar feliz pronto
te usaré a ti como una ladrillo más para hacer que crezca. Sirvientes míos
vengan a masacrar a mi enemigo pero tengan cuidado de no matarle y de dañar su
rostro, tengo planes para él antes de sacrificarle-.
Con las palabras de la
demonesa, del castillo una gran cantidad de pequeños y grandes demonios
voladores salieron y se pusieron a lado de su ama, en el negro mar otra serie
de asquerosas creaturas surgieron, todos posaron su mirada maliciosa y
amenazadora en Jean.
-¿Esta es tu carta de
triunfo? ¿Esto es en lo que confías para ganarme? ¿Llamas a estos débiles monstruos
un ejército?-.
Gehena no mostró ni la mínima
señal de miedo a pesar de verse superado en número.
-Deja de hacerte el
valiente. Esta será tu tumba. Sin embargo si me juras lealtad tal vez te deje
conservar algo de tu dignidad-.
-No necesito hacerme el
valiente tú y tus patéticas tropas no representan una amenaza para mí. Déjame
mostrarte lo que un verdadero ejército es. ¡Meldin, trae las tropas ahora
mismo!-.
Con un grito potente Jean
llamó su propio ejército, varias distorsiones aparecieron detrás de él, las
distorsiones se transformaron en portales a partir de los cuales tres barcos
inmensos formados de Hielo pasaron, encima de ellos había un gran número de
mujeres hermosas de piel tan blanca como la nieve, cada una estaba vestida con
kimono blanco además de ellas había una gran cantidad de hadas multicolores,
eran hadas de Gaia así como elfos con un color de piel grisáceo, los llamados
elfos monocromáticos o elfos de la muerte.
-¡¿Qué es esto?! ¡Elfos monocromáticos,
hadas de gaía, mujeres de la nieve! ¡Estás son las tropas de la muerte! ¡Así
que tú eres el nuevo señor de la muerte!-.
La demonesa había atraído a
Gehena hacia su dimensión para aislarlo de los refuerzos y obtener la ventaja en
su propio hogar, la situación que tenía frente a ella estaba fuera de sus cálculos.
Sin esperar a que la demonio
saliera de su sorpresa, Gehena dio una orden a sus tropas.
-Aniquilen a todos-.
La malicia de los demonios
no se podía comparar en nada a la espera de más de 500 años de las tropas de la
muerte, a pesar del tiempo aún sentían las heridas de la pasada guerra, la humillación,
ira y dolor eran tan vividos como si hubiese sido ayer, perdieron a muchos
seres queridos y sacrificaron tantas cosas. El honor les fue negado, fueron
tratados como enemigos del mundo, como enemigos de todos y perseguidos hasta
los confines del globo, su sed de sangre, sus ansias por dejar libres esas
oscuras emociones eran inmensas. En ese momento al escuchar las órdenes de su
nuevo amo con gritos salvajes y llenos de locura no desperdiciaron ningún segundo
y se lanzaron como animales rabiosos sobre los demonios, inmediatamente una
lluvia de sangre tiñó el negro mar.
-¡Por nuestro señor!-.
-¡Por nuestros caídos!-.
-¡Por este ingrato mundo!-
Fue una masacre unilateral
los demonios los seres más espantosos y terribles de todos estaban indefensos
ante las emociones de las tropas de la muerte, partidos a la mitad, inundados
por flechas venenosas, decapitados, cortados
por navajas de viento, o quemados en vida, sin importar la forma todos caían
uno por uno ante los atónitos ojos de la demonesa, sin embargo lo más
espectacular aún estaba a punto de pasar. Las mujeres de la nieve invocando su
fuerza congelaron todo el mar privando de la vida a todas las sabandijas que
intentaron refugiarse en él.
Ella pensó en abandonar a
sus súbditos para salvarse, mientras siguiera con vida podría reconstruir lo
perdido sin embargo como si hubiese leído su pensamiento Gehena se lanzó contra
ella con una gran porra de fuego, ella intentó bloquear el ataque pero para su
sorpresa en esta ocasión no pudo, Jean se había estado conteniendo para no
dañar la isla pero ahora en esta dimensión no era necesario contenerse, el
impacto la lanzó hasta su castillo, destruyendo las murallas al azotarse contra
ellas, antes de que pudiera reaccionar recibió una ráfaga de porrazos, hundiéndola
cada vez más contra el suelo, cada golpe era más brutal que el anterior, lo único
que podía hacer era cubrirse con sus grandes y duras pinzas rogando que estas
resistieran, pero sus suplicas no fueran escuchadas, la dura armadura de sus
pinzas se destrozó dejándola indefensa ante los devastadores ataques, sus
gritos de dolor y desesperación llenaron el lugar, Jean no uso conjuros
bellamente confeccionados para pelear ni una estrategia compleja solo la forma más
pura de brutalidad, el fuego después de todo era el elemento de la violencia y
la destrucción, la naturaleza no necesitaba mediar palabra para dejar caer toda
su ira, no necesitaba palabras bonitas para acabar contigo.
-Detente por favor, fue un
error pelear contigo. Perdóname la vida y seré tu esclava eterna-.
La respuesta de Jean a su
proposición fue simple.
-Me dijiste que sacrificaste
más de 1000 vírgenes ¿No es así? Así que te golpearé más de 1000 veces-.
Gehena la golpeó una y otra
vez, la demonio intentó oponerse y defenderse con todo lo que tenía pero
cadenas gruesas de fuego la inmovilizaron.
-Uno, dos, tres, cuatro-.
-¡Maldito pagarás por esto!!Mi
raza no te perdonará!-.
-Cinco, seis, siete, ocho.
-¡Basta, basta!-.
El monstruo sintió como sus
huesos se rompían y sus órganos estallaban.
-¡Te mataré! ¡Te mataré!-.
-9, 10, 11, 12-.
-¡Hijo de puta¡ ¡Te
destrozare! ¡Mi hermanos y hermanas te destrozaran!-.
-13,14, 15, 16-.
Con cada golpe la isla
temblaba y el castillo se derrumbaba en pedazos.
Jean continuó brutalizando a
la demonio entre gritos de amenaza, pero después del 100, la demonio volvió a
llorar por su vida, incluso pidió perdón por las vírgenes que había asesinado,
pero igual Gehena continuó impasible con el castigo.
-198-.
Ese fue el número de golpes
que la demonio aguantó antes de morir con la desesperación reflejada en su
rostro.
Pero Jean no se detuvo, el
continuó contando hasta llegar al 1099, a estas alturas el cadáver de la
demonio no tenía ningún rastro de su forma original, transformando su porra en
una guadaña Jean le cortó la cabeza, la cual él no había golpeado ni una sola
vez, dejándola intacta , y con un segundo tajó abrió el interior del cadáver y
soltó una bola de fuego en su interior la cual al explotar esparció los órganos
rotos y licuados, así como las astillas de hueso por el aire.
-Te lo dije, te lo dije.
Maldita. Te dije que te cortaría la cabeza y que esparciría tus vísceras-.
Satisfecho, deshizo su
guadaña de fuego y así como estaba bañado en sangre caminó hasta donde estaba
la cabeza cercenada la cual levantó con
ambas manos.
-En cuanto a tu cabeza tengo
otros planes, estoy seguro que se verá hermosa clavada en una pica-.
Gehena susurró esas palabras
suavemente, acercó sus labios y besó apasionadamente los labios deformados por
la desesperación de la cabeza cercenada.
Cualquiera que hubiera visto
esa escena seguramente no podría evitar sentirse asqueado y perder una gran
parte de su cordura sin embargo para las tropas de la muerte cada acción de su
amo estaba llena de indescriptible belleza incluso le dio un apasionado beso de
despedida a su enemigo.
COMO SIEMPRE LA ESPERA VALIÓ LA PENA GRACIAS POR EL CAPITULO ESPERANDO CON ANSIAS EL SIGUIENTE!
ResponderEliminarConcuerdo valió la pena pero aún así me deja deseando el
ResponderEliminarSiguiente y el siguiente sigue así gracias esperando el siguiy
Excelente bro muchas gracias, esperando con ansias el proximo.
ResponderEliminarOye todos los escritores murieron xd?
ResponderEliminarFueron al Valhala
EliminarEsta es la unica novela que siempre me intereso de la pagina...es buenisima sigue escribiendo plz
ResponderEliminarits beautiful
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