Okane o subete sekai e chikara 19 - Enfrentamiento


Capítulo 19
Enfrentamiento




Naturalmente, siempre tuve dudas sobre mi plan, después de todo, habían varias incertidumbres y era arriesgado. Aunque luego de hablar con el comandante Jemur, lo supe. Tendré éxito, siempre y cuando todos cumplan con su papel.
La primera vez que hablé con el director ocurrió algo extraño. En determinado momento, comenzó a emitir algo así como un leve brillo rojo, que nadie parecía notar. Esto ocurrió luego de que me revelará como un noble y él mostrará sus respetos... fue cuando dejó de ser honesto conmigo. Intuyo que fue causado por <<Terror del estafador>>. No es como si lo necesitara para leer a la gente, pero con esto engañarme es imposible.
Por eso y mi propia habilidad, se que el comandante mordió por completo el anzuelo.
"Claro que, es un poco complicado acomodar a varios miles de hombres en el sitio del enfrentamiento".
"No hay problema, solo 300 de mis hombres nos acompañaran a Galia, otro centenar permanecerá en el camino hacia arriba, asegurando las torres de vigilancia para cerciorarse de que dejen pasar al resto cuando gane".
"Entonces espero que cuando YO gane, cumpla su parte y abandoné este territorio. También me gustaría que se me diera paso libre".
"No se preocupe".
Este hombre ni siquiera contempla la posibilidad de perder.
Adelantándome, ordené a la guardia de la primera torre que no intervinieran y envié a uno a pasar el mensaje a los demás. También le dije que diera aviso a la gente en Galia. Aunque es solo para apoyar al director, quien en este momento ya debe haber hablado con el alcalde y los guardias de la ciudad.
Si bajar la montaña fue cansado, subirla lo es aún más... está condenada armadura pesa mucho, por suerte hay cierta distancia entre los hombres de Iren y yo, no podrán notar que me esfuerzo tan solo por caminar. Es un factor clave que me vean como alguien fuerte.
Todo lo que he hecho hasta ahora, incluso mi propia vida, depende de lo que ocurra en las próximas horas. Les dejaré ver que el ganador no es el más fuerte, sino el más listo.

◆◇◆◇

El hombre admirable, Argent Makoto, ha cumplido con su palabra. Mis hombres y yo pasamos por el camino hacia Galia sin problemas, incluso si intentan algo ahora, ya hemos tomado las torres y asegurado el trayecto.
Una vez arriba, nos encontramos con cerca de cien o más personas observándonos, temerosos. Simples moscas revoloteando. Están a punto de verme matar al único digno entre ustedes.
En el lugar al que Argent Makoto se refiere como "La arena", unas tarimas con gente en ellas rodean un amplio espacio de césped. Entre ellas, unas extrañas columnas que parecían lámparas de calle, pero de gran tamaño y sin velas, ni luminere, sino unos cristales en su lugar, alumbraban el lugar por completo. Al acercarme me encuentro con la armadura dorada en el piso, frente a mí.
"Le presento este regalo por haber aceptado este enfrentamiento, si lo desea puede usarla para el combate o no".
Aun sin su armadura, las ropas que viste son esplendidas, se ven incluso más valiosas que la armadura, incluso si es de oro, el metal con alta resistencia a la corrosión.
No tengo porque pensármelo, iba a tomarla luego de ganarle, no hay diferencia en tenerla ahora. Pero me asombra que no vaya a usarla, o que no se pusiera otra armadura en su lugar.
"Tómenla".
Al enviar a mis hombres por la armadura, veo que incluso entre dos les resulta difícil el levantarla, otro soldado se acerca a ayudarlos y entre tres a duras penas la sacan de la arena... Este hombre bajo y subió la montaña usando esa armadura y ni siquiera parecía molestarle. Tal vez sea más fuerte que yo... no tengo dudas al respecto.
"Comandante Jemur. Para hacer de esta una lucha justa, me gustaría que usáramos la misma arma. Estás lanzas que ve aquí, fueron hechas con una sustancia que aun esta en desarrollo, pero el producto actual tiene una terrible deficiencia, es toxico. El mínimo contacto con la piel es una sentencia de muerte".
Una joven que viste las ropas de los académicos se acerca con un carro que contiene media docena de lanzas, pero en lugar de las típicas puntas de metal afiladas, en las varas de madera hay algo negro, que no se parece a nada que haya visto antes. No se ve afilado, pero si es veneno, entonces no importara.
"Normalmente no usaríamos algo así como arma, pero al enterarnos de que ustedes venían, tuvimos que prepararnos con lo que teníamos".
"Así que es un aviso de que si los combatimos, enfrentaremos lanzas o tal vez hasta flechas impregnadas con un veneno desconocido. Intimidante".
"Al ser algo preparado velozmente, ni siquiera yo estoy habituado a su uso, por lo que será algo nuevo para ambos. Si no le importa, dejaré que escoja cuál de ellas usará cada uno".
"En verdad, una lucha justa".
Sin pensarlo mucho escojo dos de las lanzas, una para mí y otra se la entregó en mano a la chica que las trajo, quien nerviosa, la toma y temblando levemente se la lleva a Argent Makoto. No me sorprende que este nerviosa, está cargando con algo que puede matarla si toca lo que no debe.
"Espero que no le moleste si ella se encarga de dar la señal para comenzar".
"No tengo problemas con ello".
"Imagino que sus hombres no interferirán en la pelea, sin importar que".
"Mientras los suyos no lo hagan, no interferirían ni siquiera si fuera un rey de Iren el que lo ordenase. Un combate es un acto sagrado que carga con el honor y el orgullo de los involucrados".
Incluso si fuera el rey, sería ejecutado por mis hombres si intentara interferir. Mejor dicho, nadie que hiciera algo así se convertiría en rey.
"Muy bien entonces".
Tomando la lanza y colocándose frente a mí, separado por una distancia de 12 metros y medio, Argent Makoto me mira con aires de superioridad, mientras la chica sale de la arena corriendo.
Entonces, para sorpresa de todos los presentes. Incluida la chica, sus guardias, el resto de las gentes de Galia, pero por sobre todo, para sorpresa mía y de mis hombres, clava su lanza en el suelo junto a él. Completamente desarmado, se cruza de brazos y me observa con desdén.
"Cuando quieras, Zera".
En que estará pensando este hombre? Sabía que era suicida desde el momento en que me desafío a un combate, pero esto raya la estupidez. Incluso la chica duda en anunciar el inicio del combate.

◆◇◆◇

"¡Q-Q-Que comience el enfrentamiento!"
Sin perder tiempo, Jemur se dispara hacia adelante por el impulso de sus piernas, cortando la distancia entre él y Argent en un instante. Al dar inició el combate Argent extiende sus manos. Pero es tarde para tomar ahora su lanza.
"¡Eres mío!"
De repente, lejos del sitio, a espaldas de Argent, ocurre una gran explosión. Todos los ojos apuntan en su dirección, menos los de Jemur. Un guerrero experimentado sabe que nunca debe apartar la vista de su oponente.
"¡Un truco tan absurdo no me afecta!"
Convencido de que la fuente de confianza de su adversario venia de que sabía que la explosión ocurriría en el momento preciso para cegarlo, Jemur saboreaba la victoria al no verse afectado por una tontería así.
"Todo termino".
La luz de la explosión aun no había cedido cuando Jemur llego a la distancia de ataque, pero el peso de su arma, que sostenía con firmeza practicada, se había desvanecido.
Al desaparecer la cegadora luz, las personas en la arena nuevamente centraron su atención en los dos hombres enfrentados.
Para sorpresa de todos, Jemur se encontraba inmóvil, con la punta negra de una lanza apenas a centímetros de su cuello. Una lanza sostenida por Argent.
"Como dije, todo termino".
La lanza que Argent había clavado antes al suelo todavía seguía ahí. La lanza en sus manos no era otra que la de Jemur, quien se encontraba desarmado y atónito.
"Yo soy el ganador".
"...Acepto mi derrota".
Tras estas palabras, Argent baja la punta de la lanza y la clava al suelo junto a la otra.
Desde el principio hasta el final, Argent permaneció en el mismo lugar. Jemur no podía entender lo sucedido, ni siquiera notó el momento en que le fue arrebatada la lanza, pero entonces comprendió la estrategia de su enemigo.
"Lo tenía planeado desde el principio..."
En un combate con armas envenenadas pero sin filo, no hay diferencia entre un traje o una armadura, después de todo se muere al contacto. Se quito la armadura y apostó todo a la velocidad. Cuando dejó su lanza en el suelo, fue para liberar sus manos y así arrebatarle a Jemur la suya, algo inesperado y por lo tanto, con cierto margen de efectividad.
Aunque ¿por qué alguien querría apostarlo todo a la velocidad cuando obviamente tenía confianza en su fuerza? Después de todo, alguien capaz de usar una armadura pesada hecha de oro como si fuera nada, por supuesto no duda de su fuerza.
Pelear sin contar con el factor que es su ventaja... sin duda una pelea justa. Jemur no podía dejar de admirar al hombre frente a él. Era el segundo en vencerlo de una forma incomprensible, tal como lo hizo el General demonio de dos cuernos.
"Ahora, me gustaría saber que fue esa explosión".
"¿Cómo dijo?"
Sorprendentemente, parecía que Argent desconocía la causa de la explosión. No, un hombre como el sin duda no intentaría un truco barato como ese, no hay duda de que no está relacionado.
¿Entonces quien?
Una idea cruzo la mente de Jemur.
"¿Los Mercenarios quizá?"
Mientras rascaba la idea, un hombre vestido como académico se acercó corriendo a la arena.
"Señor Argent, esto es malo, la explosión ocurrió en la academia, al parecer la cueva comenzó a derrumbarse y la academia exterior está en llamas".
"¿¡Qué!? Rápido, debemos apagar el fuego, recurran a los cristales de agua, no permitan que se extienda a la ciudad!"
"¡Como diga señor Argent!"
Luego de ver en dirección a la academia un momento, Argent posa su mirada en Jemur.
"Ahora mismo hay una emergencia".
"Si es así, permita a mis hombres ayudar".
"...Muy bien, de todas formas he ganado, así que no nos atacaran cierto?"
"...Así es".
Luego de llegar al sitio, donde un montón de académicos y varios ciudadanos se encontraban cargando baldes con agua, que eran llenados por uno de los académicos que cargaba con un cristal azul del cual brotaba agua. Argent se aproxima a la chica nerviosa de antes.
"¿Que ocurrió?"
"E-El señor Johan... él dice que la explosión parece haberse originado en lo profundo de la cueva".
"Johan. ¿¡Qué sabes de esto!?"
Otro académico, Johan, se acerca a Argent, portando una mirada desesperada.
"Señor Argent... creo que esto es mi culpa. La explosión... probablemente ocurrió en la sala donde almacenábamos el mineral".
"¿El que iba a usarse para iluminar la ciudad?"
"Así es".
Sin perder tiempo, Jemur saca a relucir sus dudas.
"Habla de las grandes lámparas que habían en la arena?"
"Así es, esas lámparas son llamadas <<Reflectores>> y funcionan usando un mineral inestable que aun estaba en investigación".
"Así que esto no fue más que un accidente?"
"Eso parece".
Con el trabajo de todos, las llamas fueron contenidas, pero el daño a la academia...las pérdidas  fueron totales.
Todos los ciudadanos en Galia habían pasado por una tormenta de emociones. Primero se enteraron que eran invadidos, luego que vivirían, ya que un Aristoi peleo y gano en su nombre y finalmente, luego de la sorpresa de la explosión y la extenuación de luchar con las llamas, se hallaban contemplando las ruinas de lo que fuera la magnífica Academia AS de Galia, el orgullo de todos.
Los más afectados, sin dudas eran los académicos, todos ellos se encontraban con la mirada al suelo en el que se habían sentado a descansar luego de apagar el fuego.
"Gracias por ayudar con el incendio".
"...No es nada".
"Sé que es descortés. Pero me gustaría que cumpliera con su parte del trato ahora".
"Así será, mis hombres abandonaran el territorio de Galia de inmediato, dañaría mi honor si no cumpliéramos. No perderé mi honor para tomar prisionera a una ciudad de hombres de letras".
"No lo olvide. TODOS los intrusos deben dejar Galia, ese fue el acuerdo".
Las palabras de Argent fueron afiladas. Jemur no tardo en comprender que el hombre junto a él era sin dudas extraordinario. Incluso quizá más que...
"¡Hombres! ¡Todos aquellos que están aquí bajo orden de Iren. Les ordenó retirarse!"
Las fuertes palabras hacían eco en las calles de la ciudad. Al confirmar que uno de los mercenarios le había escuchado, Jemur emprendió la retirada, seguido por su ejército.
"Tal como estaba planeado".

◆◇◆◇

Días después del enfrentamiento. Tras haber confirmado que los "Refugiados" habían abandonado Galia. Los Académicos, mi guardia y yo, nos reunimos a las afueras de la ciudad, junto a una casa olvidada. La misma en la que estaba viviendo Ryuuji.
"Funcionó, tal como lo dijo el señor Argent!"
"Acaso tenias alguna duda? El señor Argent es un genio".
"Pero Berta, tu también temías que nos descubrieran".
"N-No seas ridículo, siempre confié en que el señor Argent lo lograría, n-ni por un segundo pensé que moriría apuñalado por el hombre de Iren".
"Los artefactos están a salvo director?"
"Así es, el joven Ryuuji cuido bien de ellos".
"Aun así, la academia..."
"La cueva no importa, lo importante somos nosotros, los académicos y los artefactos de AS... me hubiera gustado poder salvarlos a todos y tal vez algunos de los libros".
"Disculpe si mi plan no fue capaz de preservar los valiosos artefactos de los que cuidaba la academia".
"No tiene porque disculparse, señor Argent. De todas formas, todos los artefactos de la academia fueron ya estudiados mucho, en especial los de gran tamaño que no podía sacar sin ser descubierto. Es una bendición haber salvado estos, no, incluso que la ciudad este ahora a salvo y siga libre".
"Disculpe que le moleste, pero podría explicarme que pasó?"
"Ah, Andreu cierto?"
"Si, el capitán no parece estar enterado tampoco de que ocurrió exactamente, si no le importa, podría decírnoslo?"
"Claro. Primero deben saber que la ciudad había sido infiltrada desde hace mucho, tal vez no lo sepan porque estuvieron conmigo desde que llegaron, pero vinieron muchos diciendo ser refugiados de Galatea. En realidad eran hombres trabajando para Iren".
"¿Qué? ¿Cómo lo supo?"
"Bueno, se veían rudos para ser simples pueblerinos y la verdad no se veían como si hubieran corrido por sus vidas durante días para llegar a Galia. Además algunos de ellos poseían el aura de guerreros".
"Oh. Es usted increíble, pero como sabía que nosotros no éramos también enemigos?"
"Por Ryuuji. El los reconoció como sus salvadores y como gente de la ciudad donde estuvo. Ryuuji es un noble y habla un lenguaje que nadie excepto yo podría entender, así que no hay forma de que lo manipularan para que mintiera. Su palabra era la verdad".
"Ya veo. Después de todo, no confió en nosotros incondicionalmente".
"Lamento si eso les molesta".
"Por el contrario. Me honra saber que el señor al que ahora sirvo es un hombre inteligente y no un ingenuo".
"Gracias. Lo segundo, es que solo le conté de los infiltrados al director para evitar cualquier posibilidad de que se supiera cuanto sabíamos. Él podría sacar de a poco los artefactos pequeños de la academia sin que nadie lo notara. Arregle que este sitio que compre antes fuera el lugar para ocultarlos, pedí a Ryuuji que cuidara de esta casa y viviera en ella".
"¿No fue eso muy peligroso? dejarlo solo..."
"Si estaba solo, era más difícil que hubieran sospechas de que cuidaba de algo valioso".
"Ya veo".
"Tercero. Encargué a Johan acumular el mineral sabiendo que era explosivo, aunque Johan no sabía nada de mi plan".
"En verdad me hizo creer que todo fue mi culpa".
"Discúlpame por eso. Arreglé todo para que la explosión sucediera mientras peleaba en la arena, mientras todos nos observaban, de modo que no habría nadie cerca de la explosión. Luego de perder la academia y los artefactos, ya no había un buen motivo para que Iren nos conquistara, así que confié en que el comandante del ejército no desecharía su honor en vano".
"Sin duda una apuesta arriesgada, pero considerando que hablamos de un comandante de Iren. Tal vez hubiera cumplido su palabra incluso si la academia seguía aquí".
"Aun así, preferí darle una ayuda para decidir".
"Sin duda tuvo un gran peso sobre los hombros".
"Aun así, no sabía que fuera un guerrero tan poderoso. Venció a un comandante de Iren! Y era de una legión del demonio de dos cuernos, esas tropas son enteramente Soldados Acme, la cúspide del mundo militar, los soldados perfectos".
"Eso también me sorprendió, sabía que era inteligente, pero además es más fuerte de lo que pudiera imaginar".
"El señor Argent es el mejor!"
Tras alzar la voz para alabarme, Zera se sonroja completamente y se agacha para esconder su cara.
"Bueno, todo termino. Me alegro de haber ayudado. Creo que mi deber está hecho. Les dejaré suficiente dinero para la construcción de una nueva academia y para financiar los proyectos por los años venideros. Ya es hora de que siga mi camino".
"Sinceramente, lamento haber dudado de usted. No sé cómo podríamos pagarle".
"No se preocupe".
Después de todo. Ya cobré mis honorarios.


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