9 dic 2016

Walpurgisnacht: Una historia del por qué un hombre tuvo que travestirse para entrar a un colegio de magia. Capítulo 4.


Salut! pues aquí tienen otro capítulo para su deleite o tal vez no.




Capítulo 4. Nunca confíes en un gato.




-¡Oh! Eres tú, la persona que me faltó el respeto ayer-.



-Lo siento mucho, no me hagas daño-.



-Eso ya está en el pasado, no te haré nada-



-Qué alivio-.



-Dime ¿A dónde te diriges?-.



-¿Por qué quieres saber eso?-.



-Bueno, ¿Acaso no has escuchado que los gatos son curiosos?-.



-Voy a mi primera clase de Antimagia-.



-¿Anti magia? Qué interesante, sin embargo creo que te decepcionarás. Aquí no enseñan más que la teoría, no aprenderás nada práctico-.



-¿Es en serio?-.



-Si definitivamente-.



-En ese caso debo pensar bien si voy a tomar la materia o no-.



-Si te interesa yo te puedo enseñar anti magia, he visto muchas cosas en mi vida-.



Seni empezó a evaluar la proposición del gato negro.



“Mmmm, No creo que un gato del que no conozco nada me pueda enseñar algo, probablemente me está mintiendo y solo quiere tomarme el pelo”



-De seguro estás pensando que te estoy mintiendo, ¿No es así?-.



-¡Eh! ¡No! No estoy pensando eso-.



-No estoy seguro, mejor retiro mi oferta-.



-No espera, lo siento mucho por dudar. ¿Podrías enseñarme?-.



-Está bien. Ahora agáchate para que yo te diga algunos secretos de la anti magia-.



El joven se agachó como se le pidió y cuando estuvo al mismo nivel que el felino este le arañó la cara con un perfecto zarpazo, inmediatamente Seni se cubrió el rostro y se arrojó al suelo girando de un lado a otro.



-¡Mi rostro! ¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Qué idiota fui al confiar en ti! ¡Esto arde!-.



-Bueno, ya tienes la mejor anti magia de todas, así que nos vemos-.



-¡Eres horrible!-.



-Sí, soy horrible. Gracias-.



Sin sentirse culpable el gato negro desapareció. Mientras Seni seguía lamentándose, una de sus compañeras le encontró y le habló.



-¿Estas bien?-.



Por entre las rendijas de sus dedos Seni observó a la señorita, se trataba de Vanessa Wartell.



-No, la verdad no. Un gato me arañó la cara-.



-Lo sé, lo vi hacerlo. Permíteme ayudarte- La señorita colocó su varita mágica frente al rostro de Seni y usó un conjuro- Curación menor-.



Con la luz cálida que bañaba el rostro las heridas de Seni se cerraron inmediatamente y él sintió alivio.



-Muchas gracias-.



-De nada. Si estás por aquí probablemente estás dirigiendo a alguna clase ¿No es así?-.



-Estaba yendo a las clases de Anti magia-.



-Qué casualidad, yo también. ¿Te molesto si vamos juntas?-.



-Sería un placer-.



Así Seni retomó su camino, guardando algo de resentimiento por lo que le hizo el gato, aunque también tenía vergüenza por caer en un truco tan bajo.



-Tu eres Inés Ros ¿Verdad?-.



-Así es, y tú eres Vanessa Fir Ler Wartell-.



- Si esa soy yo. Sé que es súbito pero ¿Puedo preguntarte algo?-.



-Si adelante, si está en mi poder responder lo haré con gusto-.



-¿En verdad eres nivel E?-. Seni puso una cara amarga ante esa pregunta,  al ver esto Vanessa quiso disculparse- Si no quieres responder no te preocupes-.



-No hay problema, mi Nivel es E, pero me esforzaré para cambiar eso-.



-Ya veo, te deseo buena suerte-.



-Muchas gracias-.



“Pobrecilla, siendo solo nivel E. Subir de nivel es muy difícil, espero que realmente pueda superarse, le deseo mucha suerte.”



Vanessa no dijo nada más, pero sus pensamientos eran claros.



Los dos tomaron la clase de antimagia, la profesora que la impartía era un mujer anciana llamada Teli Dore, su tono de voz suave y tranquilo sumado a que la clase era puramente teoría, como el gato negro había dicho, hicieron que la mayoría de los estudiantes empezaran a bostezar después de 15 minutos.



“Esto es aburrido, definitivamente no tomaré esta clase, creo que la sustituiré por encantamientos”



Las clases obligatorias estaban programadas hasta antes de mediodía, mientras que las optativas tenían diversos horarios. Anti magia por ejemplo comenzaba a las 5 de la tarde. Al finalizar la clase Seni decidió  a cambiar sus planes en virtud de los sucesos, cuando llegó a su habitación, el sol ya se había ocultado. Al entrar a su habitación pudo ver a su compañera Io quien estaba vestida con un short que dejaba ver sus hermosas piernas blancas, en la parte superior llevaba una blusa corta extremadamente ceñida a su cuerpo marcando perfectamente su silueta. Ella estaba leyendo un pequeño libro.



Con su rostro rojo y desviando la mirada le saludó.



-Buenas tardes Io-.



-Buenas tarde Inés. ¿Qué tal tu clase?-.



-Aburrida como no te puedes imaginar-.



-Ya veo, supongo que no la tomarás oficialmente y la cambiaras por otra materia-.



-Sí, estaba pensado en tomar encantamientos en su lugar-.



-¡¿En serio?! ¡Eso es excelente así no estaré sola en esa clase!-Io se levantó de la cama y tomó a Seni de las manos mientras le miraba a los ojos, a tan corta distancia Seni tuvo que luchar con toda su fuerza de voluntad para no mirar el escote de su compañera -Todas las que están ahí son unas estiradas, que solo saben hablar de cosas sin importancia, como por ejemplo, quién tiene la mejor varita, o que título nobiliario tienen sus madres, o cuanto dinero tiene sus familia, en resumen todas son unas superficiales-.



-Ya veo en ese caso cuida de mí por favor-.



-Déjamelo todo a mí, mañana iremos a inscribirte y si te parece después de la clase si estás libre podemos ir a comprar los materiales que necesitarás-.



-Te agradezco mucho Io-.



El resto del tiempo de la noche  antes de la cena y después de esta, Seni se la pasó meditando. Esa noche él soñó que un gato gigante de color negro quería arrojarlo por un precipicio y al final lo conseguía.



Y así con más bajas que altas dos semanas  pasaron. Seni pudo llevar sus clases de manera adecuada gracias a que durante muchos años solo se la pasó leyendo los libros de magia de su abuela, en teoría era tan buena como la genio de nivel S de la escuela pero de la práctica ni se diga nada y en un intento de mejorar eso él ahora se hallaba en un salón de entrenamiento cerrado de dos metros y medio de ancho por 15 de largo, su estructura era como la de un pasillo al final del cual se hallaba un muñeco para practicar tiro al blanco. Levantando su varita comenzó su sesión de entrenamiento.



-¡Bola de fuego! ¡Orbe de hielo! ¡Espada de viento! ¡Proyectil de roca!-.



Una y otra vez hasta el agotamiento usaba los conjuros básicos uno después de otro y solo descansaba para tomar una poción de regeneración de mana, meditar y una vez recuperado volvía a la misma rutina. Este régimen de entrenamiento se podría considerar excesivo pero Seni sabía que era necesario, al hacer esto estaba matando dos pájaros  con una sola piedra. Primero el poder de sus conjuros aumentaría si su familiaridad con ellos también aumentaba,  el nivel del conjurador influenciaba el poder del conjuro pero también la familiaridad lo hacía, por ejemplo si una bruja de nivel A usaba un conjuro de bola de fuego por primera vez  y otra de nivel C usaba el mismo pero esta ya lo había usado cientos de veces, lo más probable es que los conjuro tuvieran un poder similar. En segundo lugar al agotar sus reservas de mana hasta quedar exhausto obligaba a su alma a hacerse más fuerte como si se tratara de un músculo, la tasa natural de regeneración de mana también mejoraba con el estrés. El único punto negativo era el terrible dolor de cabeza que causaba sobreexigirse  de esa manera. De alguna forma con ayuda de pociones logró superar la fatiga.



Tras terminar su régimen de entrenamiento Seni regresó a su cuarto a bañarse y se alistó ya que saldría con Vanessa hacia la ciudad para comprar pociones. Eso ya se había vuelto una rutina a veces salían para comprar materiales para su clase de encantamientos o para la clase de pociones.



Después de media hora Seni estuvo listo, solo había una cosa que lamentaba de su vida actual y eso era tener que vestirse de mujer pero no había nada que él pudiera hacer, era eso o la muerte. Otra cosa que rondaba su cabeza era la culpabilidad por no poder confesar su secreto a Io, ella no sospechaba nada y por lo tanto dentro del cuarto actuaba sin precauciones, a veces dormía con solo ropa interior, incluso en una ocasión después de enterarse que Seni hacía pociones le pidió una medicina para los cólicos ya que estaba en sus días. Con gran vergüenza Seni tuvo que mantenerse callado, el hecho de que ella lo trataba bien y lo protegía de sus otras compañeras aumentaban la carga de conciencia.



Impidiendo que su mente divagara Seni preparó su bolso y la tarjeta de crédito que su abuela le había dado con 1500 monedas de oro, cada mes ella le depositaría 1500 más, 500 era la cuota mensual de la escuela y el resto era para materiales, libros, comida y lo que él considerara necesario. Eso era una gran fortuna para alguien como Seni. Como anécdota cuando su abuela le confesó que ella poseía una insana cantidad de oro en diversas cuentas, Seni le reclamó que por qué entonces habían estado viviendo humildemente a lo que ella respondió que no quería mimarle y volverle un inútil.



Pronto Io se asomó por la puerta y los dos salieron hacia el centro de la ciudad.



-Inés, veo que siempre usas el uniforme de la escuela ¿No te gustaría comprarte algunos vestidos para salir? Si te parece puedo mostrar algunas tiendas y si es por dinero yo te lo puedo prestar y luego me lo devuelves cuando puedas-.



-No te preocupes por eso, me apenaría mucho prestarte, además no es necesario tengo algo de dinero en el banco- Después de pensarlo mejor Seni añadió-Pero tienes razón por favor muéstrame algunas tiendas-.



Seni hizo esto para evitar que su compañera se sintiera mal por las pocas ropas que él poseía.



La primera tienda a la que fue arrastrado fue una donde vendían puros vestidos muy femeninos y pomposos, después de comunicarle a Io que quería ropa más simple, ella lo llevó a tres tiendas más. Lo peor de eso fue que ella le hizo probarse varios vestidos uno tras otro, ella insistió en entrar en el probador con él para ayudarle a ponerse los vestidos pero él con el pretexto de que era “muy timida” logró esquivar la bala, aunque esa situación no fue la única incomoda y eso nos lleva a la situación actual.



-¡Vamos Inés! ¡Estoy segura que te verías bien en un traje de baño!-.



-¡No! ¡Definitivamente no! ¡Te aseguro que no me quedaría nada bien!-.



“¡No hay forma en que pueda ocultar a mi amigo de allí abajo si uso un traje de baño!”



-¡ Por favor!, ¡ por favor!- Anastasia junto sus manos en un gesto de súplica intentando convencer a su amiga, pero esta permaneció en negativa, dándose por vencida decidió dejar el asunto en paz- Está bien no te seguiré insistiendo por ahora-.



-Gracias, te lo agradezco mucho-.



Nuevamente continuaron sus compras pero ahora eran suministros para las clases de pociones y encantamientos y cuando terminaron decidieron almorzar en un restaurante cercano, ellos podían moverse gracias a que ambos poseían bolsas mágicas donde poner todo.



-Este postre de fresas está delicioso deberías probarlo-.



-Paso, esa es demasiada azúcar para mi sistema, tenemos que cuidar nuestra salud-.



-Ya veo ¿Y un filete de carne de 5 cm de espesor es más sano?-.



-En mi defensa diré que he estado entrenando como lo..ca-.



“Eso estuvo cerca estuve a punto de nombrarme a mí mismo como hombre”



-Eso es cierto, creo que estás entrenando mucho pero no me haces caso cuando lo digo-.



-Lo siento mucho-.



Mientras hablaban escucharon un gran bullicio cerca de ahí, algo estaba pasando, las mesas se volcaban una tras otra. Observando detalladamente Seni e Io pudieron ver quién era el culpable, se trataba de un caballo de un blanco puro con un cuerno dorado en la frente, un unicornio.



-Al parecer el familiar de alguien se salió de control. Creo que deberíamos irnos de aquí-.



-Si estoy de acuerdo, vámonos-.



Io y Seni pagaron la cuenta y se dispusieron a irse pero el unicornio cambió su trayectoria hacia ellos específicamente hacia Seni e intentó cornearlo o eso parecía a simple vestida, aventándose hacia un lado el joven le esquivó. El unicornio nuevamente se preparó para  repetir la misma acción, Seni inmediatamente blandió su varita.



-¡Bola de fuego!-.



Seni empezó a contratacar. El unicornio usando su cuerno cortó la esfera de fuego con gran facilidad y luego se abalanzó hacia el joven pero fue interrumpido por un conjuro de inmovilización de Io que no logró ser efectivo al final.



-¡Pies veloces!- Usando el tiempo conseguido Seni usó magia en si mismo con lo que aumentó su velocidad y esquivó los siguientes ataques del unicornio- ¡Esfera de hielo! ¡Esfera de Hielo! ¡Esfera de hielo!-.


El joven viendo que los hechizos directamente no eran efectivos contra el unicornio, los dirigió hacia el suelo creando una pista de hielo, lo que fue efectivo pues el unicornio se comenzó a resbalar una y otra vez sin poder mantenerse en pie, el caballo sagrado finalmente cayó en el suelo algo que Seni no desaprovechó, usó el conjuro esfera de hielo una y otra vez sobre la criatura pero no para hacer daño, ya que el unicornio era inmune a las magias de bajo nivel, sino para inmovilizarlo, los tempanos de hielo bloquearon todo movimiento. El unicornio fue sometido sin recibir daños graves,  con ojos llenos de intensidad detrás de todo el hielo que le cubría ni por un momento apartó la vista de Seni.



Pronto la dueña del unicornio, una mujer de mediana edad llegó y comenzó a disculparse con todos.



-¡Discúlpenme, discúlpenme! ¡Lo siento mucho! ¡La estaba llevando hacia los establos pero de repente se puso frenética! ¡Lo siento mucho! ¡Pagaré por todos los daños!-Después de disculparse lo suficiente, la mujer volteó a ver a la unicornio y apuntándole con el dedo le dijo- ¡Unicornio malo! ¡Mal unicornio!-.



Derritiendo todo el hielo la mujer tomó las riendas de la bestia, pero está se negó a moverse.



-¡Muévete Emerald! ¡Te digo que te muevas!-. Sin importar cuanto lo intentara, la unicornio no se movía, seguía mirando fijamente a Seni, viendo esto la dueña dejó de jalarla y le habló a Seni.



-Jovencita ven por favor, quiero comprobar algo-. La mujer señaló a Seni y le hizo ademán de que se acercara pero él se negó con fuerza moviendo la cabeza frenéticamente de un lado a otro.



-¡Oh! ¡Vamos te prometo que ella no te va a hacer nada!-.Como Seni seguían sin acercarse la mujer jaló al unicornio hasta donde estaba él y en esta ocasión, Emerald si se movió. Para tranquilizar a Seni que estaba retrocediendo a medida que ellas avanzaban, la dueña agregó unas palabras- Esta necia unicornio ya no te hará nada, al parecer te ha reconocido como su dueña legítima-.



Io quien estaba presenciando esto instó a Seni a que se acercara a la bestia. Con gran desconfianza y la varita en mano Seni se puso al alcance de la bestia y por orden de la dueña acarició al unicornio en el rostro y como ella había dicho, el unicornio se comportó con suma docilidad.



Los unicornios eran conocidos por ser símbolos de pureza, como tal se decía que solo se acercaban a las mujeres vírgenes y se comportaban mansos y sumisos con ellas, pero si un hombre se les acercaba llegaban incluso a matarle. Aunque eso no estaba equivocado tampoco era toda la información del cuento. Los unicornios en realidad se sentían atraídos a dos cosas, la pureza y la magia de las vírgenes, y esto solo aplicaba para los unicornios machos. Las hembras por su parte  aunque no atacaban a las mujeres tampoco les obedecían adecuadamente, esto era porque ellas buscaban lo opuesto que los machos de su especie, hombres castos con un buen corazón y la habilidad de usar magia,  sin embargo dado que los unicornios fueron reintroducidos en el mundo hasta hace apenas doscientos años y a que  la habilidad mágica de los hombres en el mundo se sellaba al momento de nacer, nunca había habido un caso moderno o registrado donde un unicornio hembra encontrara a tal hombre, las brujas ni siquiera sabían este hecho, la información que tenían era de la época antigua y estaba llena de huecos, ellas pensaban que la actitud desafiante de las hembras unicornio era parte de su naturaleza. Pasando desapercibido para el mundo un hecho mágico histórico había sucedido.



-Jovencita ¿Podrías decirme tu nombre?-.



Al comprobar lo que había pensado, que la unicornio había reconocido a Seni como su ama, la dueña de la bestia sagrada hizo esa pregunta.



-Me llamó Inés Ros-.









No hay comentarios:

Publicar un comentario