Salut! pues aquí tienen otro capítulo para su deleite o tal vez no.
Capítulo 4.
Nunca confíes en un gato.
-¡Oh! Eres tú, la persona que me faltó el respeto ayer-.
-Lo siento
mucho, no me hagas daño-.
-Eso ya está en
el pasado, no te haré nada-
-Qué alivio-.
-Dime ¿A dónde
te diriges?-.
-¿Por qué
quieres saber eso?-.
-Bueno, ¿Acaso
no has escuchado que los gatos son curiosos?-.
-Voy a mi
primera clase de Antimagia-.
-¿Anti magia?
Qué interesante, sin embargo creo que te decepcionarás. Aquí no enseñan más que
la teoría, no aprenderás nada práctico-.
-¿Es en serio?-.
-Si
definitivamente-.
-En ese caso
debo pensar bien si voy a tomar la materia o no-.
-Si te interesa
yo te puedo enseñar anti magia, he visto muchas cosas en mi vida-.
Seni empezó a
evaluar la proposición del gato negro.
“Mmmm, No creo
que un gato del que no conozco nada me pueda enseñar algo, probablemente me
está mintiendo y solo quiere tomarme el pelo”
-De seguro estás
pensando que te estoy mintiendo, ¿No es así?-.
-¡Eh! ¡No! No
estoy pensando eso-.
-No estoy
seguro, mejor retiro mi oferta-.
-No espera, lo
siento mucho por dudar. ¿Podrías enseñarme?-.
-Está bien.
Ahora agáchate para que yo te diga algunos secretos de la anti magia-.
El joven se
agachó como se le pidió y cuando estuvo al mismo nivel que el felino este le
arañó la cara con un perfecto zarpazo, inmediatamente Seni se cubrió el rostro
y se arrojó al suelo girando de un lado a otro.
-¡Mi rostro!
¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Qué idiota fui al confiar en ti! ¡Esto arde!-.
-Bueno, ya tienes
la mejor anti magia de todas, así que nos vemos-.
-¡Eres
horrible!-.
-Sí, soy
horrible. Gracias-.
Sin sentirse culpable
el gato negro desapareció. Mientras Seni seguía lamentándose, una de sus
compañeras le encontró y le habló.
-¿Estas bien?-.
Por entre las
rendijas de sus dedos Seni observó a la señorita, se trataba de Vanessa
Wartell.
-No, la verdad
no. Un gato me arañó la cara-.
-Lo sé, lo vi
hacerlo. Permíteme ayudarte- La señorita colocó su varita mágica frente al
rostro de Seni y usó un conjuro- Curación menor-.
Con la luz
cálida que bañaba el rostro las heridas de Seni se cerraron inmediatamente y él
sintió alivio.
-Muchas
gracias-.
-De nada. Si
estás por aquí probablemente estás dirigiendo a alguna clase ¿No es así?-.
-Estaba yendo a
las clases de Anti magia-.
-Qué casualidad,
yo también. ¿Te molesto si vamos juntas?-.
-Sería un
placer-.
Así Seni retomó
su camino, guardando algo de resentimiento por lo que le hizo el gato, aunque
también tenía vergüenza por caer en un truco tan bajo.
-Tu eres Inés
Ros ¿Verdad?-.
-Así es, y tú
eres Vanessa Fir Ler Wartell-.
- Si esa soy yo.
Sé que es súbito pero ¿Puedo preguntarte algo?-.
-Si adelante, si
está en mi poder responder lo haré con gusto-.
-¿En verdad eres
nivel E?-. Seni puso una cara amarga ante esa pregunta, al ver esto Vanessa quiso disculparse- Si no
quieres responder no te preocupes-.
-No hay
problema, mi Nivel es E, pero me esforzaré para cambiar eso-.
-Ya veo, te
deseo buena suerte-.
-Muchas
gracias-.
“Pobrecilla,
siendo solo nivel E. Subir de nivel es muy difícil, espero que realmente pueda
superarse, le deseo mucha suerte.”
Vanessa no dijo
nada más, pero sus pensamientos eran claros.
Los dos tomaron
la clase de antimagia, la profesora que la impartía era un mujer anciana
llamada Teli Dore, su tono de voz suave y tranquilo sumado a que la clase era puramente
teoría, como el gato negro había dicho, hicieron que la mayoría de los
estudiantes empezaran a bostezar después de 15 minutos.
“Esto es
aburrido, definitivamente no tomaré esta clase, creo que la sustituiré por
encantamientos”
Las clases
obligatorias estaban programadas hasta antes de mediodía, mientras que las
optativas tenían diversos horarios. Anti magia por ejemplo comenzaba a las 5 de
la tarde. Al finalizar la clase Seni decidió
a cambiar sus planes en virtud de los sucesos, cuando llegó a su
habitación, el sol ya se había ocultado. Al entrar a su habitación pudo ver a
su compañera Io quien estaba vestida con un short que dejaba ver sus hermosas
piernas blancas, en la parte superior llevaba una blusa corta extremadamente ceñida
a su cuerpo marcando perfectamente su silueta. Ella estaba leyendo un pequeño
libro.
Con su rostro
rojo y desviando la mirada le saludó.
-Buenas tardes
Io-.
-Buenas tarde
Inés. ¿Qué tal tu clase?-.
-Aburrida como
no te puedes imaginar-.
-Ya veo, supongo
que no la tomarás oficialmente y la cambiaras por otra materia-.
-Sí, estaba
pensado en tomar encantamientos en su lugar-.
-¡¿En serio?! ¡Eso
es excelente así no estaré sola en esa clase!-Io se levantó de la cama y tomó a
Seni de las manos mientras le miraba a los ojos, a tan corta distancia Seni
tuvo que luchar con toda su fuerza de voluntad para no mirar el escote de su
compañera -Todas las que están ahí son unas estiradas, que solo saben hablar de
cosas sin importancia, como por ejemplo, quién tiene la mejor varita, o que
título nobiliario tienen sus madres, o cuanto dinero tiene sus familia, en
resumen todas son unas superficiales-.
-Ya veo en ese
caso cuida de mí por favor-.
-Déjamelo todo a
mí, mañana iremos a inscribirte y si te parece después de la clase si estás
libre podemos ir a comprar los materiales que necesitarás-.
-Te agradezco
mucho Io-.
El resto del
tiempo de la noche antes de la cena y
después de esta, Seni se la pasó meditando. Esa noche él soñó que un gato
gigante de color negro quería arrojarlo por un precipicio y al final lo
conseguía.
Y así con más
bajas que altas dos semanas pasaron. Seni
pudo llevar sus clases de manera adecuada gracias a que durante muchos años
solo se la pasó leyendo los libros de magia de su abuela, en teoría era tan
buena como la genio de nivel S de la escuela pero de la práctica ni se diga
nada y en un intento de mejorar eso él ahora se hallaba en un salón de entrenamiento
cerrado de dos metros y medio de ancho por 15 de largo, su estructura era como
la de un pasillo al final del cual se hallaba un muñeco para practicar tiro al
blanco. Levantando su varita comenzó su sesión de entrenamiento.
-¡Bola de fuego!
¡Orbe de hielo! ¡Espada de viento! ¡Proyectil de roca!-.
Una y otra vez
hasta el agotamiento usaba los conjuros básicos uno después de otro y solo
descansaba para tomar una poción de regeneración de mana, meditar y una vez
recuperado volvía a la misma rutina. Este régimen de entrenamiento se podría
considerar excesivo pero Seni sabía que era necesario, al hacer esto estaba
matando dos pájaros con una sola piedra.
Primero el poder de sus conjuros aumentaría si su familiaridad con ellos
también aumentaba, el nivel del
conjurador influenciaba el poder del conjuro pero también la familiaridad lo
hacía, por ejemplo si una bruja de nivel A usaba un conjuro de bola de fuego
por primera vez y otra de nivel C usaba
el mismo pero esta ya lo había usado cientos de veces, lo más probable es que
los conjuro tuvieran un poder similar. En segundo lugar al agotar sus reservas
de mana hasta quedar exhausto obligaba a su alma a hacerse más fuerte como si
se tratara de un músculo, la tasa natural de regeneración de mana también mejoraba
con el estrés. El único punto negativo era el terrible dolor de cabeza que
causaba sobreexigirse de esa manera. De
alguna forma con ayuda de pociones logró superar la fatiga.
Tras terminar su
régimen de entrenamiento Seni regresó a su cuarto a bañarse y se alistó ya que
saldría con Vanessa hacia la ciudad para comprar pociones. Eso ya se había
vuelto una rutina a veces salían para comprar materiales para su clase de
encantamientos o para la clase de pociones.
Después de media
hora Seni estuvo listo, solo había una cosa que lamentaba de su vida actual y
eso era tener que vestirse de mujer pero no había nada que él pudiera hacer,
era eso o la muerte. Otra cosa que rondaba su cabeza era la culpabilidad por no
poder confesar su secreto a Io, ella no sospechaba nada y por lo tanto dentro
del cuarto actuaba sin precauciones, a veces dormía con solo ropa interior,
incluso en una ocasión después de enterarse que Seni hacía pociones le pidió
una medicina para los cólicos ya que estaba en sus días. Con gran vergüenza
Seni tuvo que mantenerse callado, el hecho de que ella lo trataba bien y lo
protegía de sus otras compañeras aumentaban la carga de conciencia.
Impidiendo que
su mente divagara Seni preparó su bolso y la tarjeta de crédito que su abuela
le había dado con 1500 monedas de oro, cada mes ella le depositaría 1500 más,
500 era la cuota mensual de la escuela y el resto era para materiales, libros,
comida y lo que él considerara necesario. Eso era una gran fortuna para alguien
como Seni. Como anécdota cuando su abuela le confesó que ella poseía una insana
cantidad de oro en diversas cuentas, Seni le reclamó que por qué entonces
habían estado viviendo humildemente a lo que ella respondió que no quería
mimarle y volverle un inútil.
Pronto Io se
asomó por la puerta y los dos salieron hacia el centro de la ciudad.
-Inés, veo que
siempre usas el uniforme de la escuela ¿No te gustaría comprarte algunos
vestidos para salir? Si te parece puedo mostrar algunas tiendas y si es por
dinero yo te lo puedo prestar y luego me lo devuelves cuando puedas-.
-No te preocupes
por eso, me apenaría mucho prestarte, además no es necesario tengo algo de
dinero en el banco- Después de pensarlo mejor Seni añadió-Pero tienes razón por
favor muéstrame algunas tiendas-.
Seni hizo esto
para evitar que su compañera se sintiera mal por las pocas ropas que él poseía.
La primera
tienda a la que fue arrastrado fue una donde vendían puros vestidos muy
femeninos y pomposos, después de comunicarle a Io que quería ropa más simple,
ella lo llevó a tres tiendas más. Lo peor de eso fue que ella le hizo probarse
varios vestidos uno tras otro, ella insistió en entrar en el probador con él
para ayudarle a ponerse los vestidos pero él con el pretexto de que era “muy timida”
logró esquivar la bala, aunque esa situación no fue la única incomoda y eso nos
lleva a la situación actual.
-¡Vamos Inés!
¡Estoy segura que te verías bien en un traje de baño!-.
-¡No!
¡Definitivamente no! ¡Te aseguro que no me quedaría nada bien!-.
“¡No hay forma
en que pueda ocultar a mi amigo de allí abajo si uso un traje de baño!”
-¡ Por favor!, ¡ por
favor!- Anastasia junto sus manos en un gesto de súplica intentando convencer a
su amiga, pero esta permaneció en negativa, dándose por vencida decidió dejar el
asunto en paz- Está bien no te seguiré insistiendo por ahora-.
-Gracias, te lo
agradezco mucho-.
Nuevamente
continuaron sus compras pero ahora eran suministros para las clases de pociones
y encantamientos y cuando terminaron decidieron almorzar en un restaurante
cercano, ellos podían moverse gracias a que ambos poseían bolsas mágicas donde
poner todo.
-Este postre de
fresas está delicioso deberías probarlo-.
-Paso, esa es
demasiada azúcar para mi sistema, tenemos que cuidar nuestra salud-.
-Ya veo ¿Y un filete
de carne de 5 cm de espesor es más sano?-.
-En mi defensa
diré que he estado entrenando como lo..ca-.
“Eso estuvo
cerca estuve a punto de nombrarme a mí mismo como hombre”
-Eso es cierto,
creo que estás entrenando mucho pero no me haces caso cuando lo digo-.
-Lo siento mucho-.
Mientras
hablaban escucharon un gran bullicio cerca de ahí, algo estaba pasando, las
mesas se volcaban una tras otra. Observando detalladamente Seni e Io pudieron
ver quién era el culpable, se trataba de un caballo de un blanco puro con un
cuerno dorado en la frente, un unicornio.
-Al parecer el
familiar de alguien se salió de control. Creo que deberíamos irnos de aquí-.
-Si estoy de
acuerdo, vámonos-.
Io y Seni
pagaron la cuenta y se dispusieron a irse pero el unicornio cambió su
trayectoria hacia ellos específicamente hacia Seni e intentó cornearlo o eso
parecía a simple vestida, aventándose hacia un lado el joven le esquivó. El
unicornio nuevamente se preparó para repetir la misma acción, Seni inmediatamente
blandió su varita.
-¡Bola de fuego!-.
Seni empezó a
contratacar. El unicornio usando su cuerno cortó la esfera de fuego con gran
facilidad y luego se abalanzó hacia el joven pero fue interrumpido por un
conjuro de inmovilización de Io que no logró ser efectivo al final.
-¡Pies veloces!-
Usando el tiempo conseguido Seni usó magia en si mismo con lo que aumentó su
velocidad y esquivó los siguientes ataques del unicornio- ¡Esfera de hielo!
¡Esfera de Hielo! ¡Esfera de hielo!-.
El joven viendo que los hechizos directamente
no eran efectivos contra el unicornio, los dirigió hacia el suelo creando una
pista de hielo, lo que fue efectivo pues el unicornio se comenzó a resbalar una
y otra vez sin poder mantenerse en pie, el caballo sagrado finalmente cayó en
el suelo algo que Seni no desaprovechó, usó el conjuro esfera de hielo una y
otra vez sobre la criatura pero no para hacer daño, ya que el unicornio era
inmune a las magias de bajo nivel, sino para inmovilizarlo, los tempanos de
hielo bloquearon todo movimiento. El unicornio fue sometido sin recibir daños
graves, con ojos llenos de intensidad
detrás de todo el hielo que le cubría ni por un momento apartó la vista de
Seni.
Pronto la dueña
del unicornio, una mujer de mediana edad llegó y comenzó a disculparse con
todos.
-¡Discúlpenme,
discúlpenme! ¡Lo siento mucho! ¡La estaba llevando hacia los establos pero de
repente se puso frenética! ¡Lo siento mucho! ¡Pagaré por todos los
daños!-Después de disculparse lo suficiente, la mujer volteó a ver a la
unicornio y apuntándole con el dedo le dijo- ¡Unicornio malo! ¡Mal unicornio!-.
Derritiendo todo
el hielo la mujer tomó las riendas de la bestia, pero está se negó a moverse.
-¡Muévete
Emerald! ¡Te digo que te muevas!-. Sin importar cuanto lo intentara, la
unicornio no se movía, seguía mirando fijamente a Seni, viendo esto la dueña
dejó de jalarla y le habló a Seni.
-Jovencita ven
por favor, quiero comprobar algo-. La mujer señaló a Seni y le hizo ademán de
que se acercara pero él se negó con fuerza moviendo la cabeza frenéticamente de
un lado a otro.
-¡Oh! ¡Vamos te
prometo que ella no te va a hacer nada!-.Como Seni seguían sin acercarse la mujer
jaló al unicornio hasta donde estaba él y en esta ocasión, Emerald si se movió.
Para tranquilizar a Seni que estaba retrocediendo a medida que ellas avanzaban,
la dueña agregó unas palabras- Esta necia unicornio ya no te hará nada, al
parecer te ha reconocido como su dueña legítima-.
Io quien estaba
presenciando esto instó a Seni a que se acercara a la bestia. Con gran
desconfianza y la varita en mano Seni se puso al alcance de la bestia y por
orden de la dueña acarició al unicornio en el rostro y como ella había dicho,
el unicornio se comportó con suma docilidad.
Los unicornios
eran conocidos por ser símbolos de pureza, como tal se decía que solo se
acercaban a las mujeres vírgenes y se comportaban mansos y sumisos con ellas,
pero si un hombre se les acercaba llegaban incluso a matarle. Aunque eso no
estaba equivocado tampoco era toda la información del cuento. Los unicornios en
realidad se sentían atraídos a dos cosas, la pureza y la magia de las vírgenes,
y esto solo aplicaba para los unicornios machos. Las hembras por su parte aunque no atacaban a las mujeres tampoco les
obedecían adecuadamente, esto era porque ellas buscaban lo opuesto que los
machos de su especie, hombres castos con un buen corazón y la habilidad de usar
magia, sin embargo dado que los
unicornios fueron reintroducidos en el mundo hasta hace apenas doscientos años
y a que la habilidad mágica de los
hombres en el mundo se sellaba al momento de nacer, nunca había habido un caso moderno
o registrado donde un unicornio hembra encontrara a tal hombre, las brujas ni
siquiera sabían este hecho, la información que tenían era de la época antigua y
estaba llena de huecos, ellas pensaban que la actitud desafiante de las hembras
unicornio era parte de su naturaleza. Pasando desapercibido para el mundo un
hecho mágico histórico había sucedido.
-Jovencita
¿Podrías decirme tu nombre?-.
Al comprobar lo
que había pensado, que la unicornio había reconocido a Seni como su ama, la
dueña de la bestia sagrada hizo esa pregunta.
-Me llamó Inés
Ros-.
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