9 dic 2016

Walpurgisnacht: Una historia del por qué un hombre tuvo que travestirse para entrar a un colegio de magia. Capítulo 3.



Hallo! Pues verán aqui les presento un cap más.



Capítulo 3. Señorita impopular.




En el segundo día de clases Seni descubrió que la habilidad para comunicarse que poseían las mujeres era brutal, ahora todo el colegio le veía con burla.



La primera clase comenzó con la profesora Claudín dándoles información sobre el esquema de sus asignaturas, las cuales se dividían en obligatorias y optativas. Las obligatorias eran conjuros ofensivos, conjuros defensivos, historia y leyes de la sociedad mágica, educación física, Alquimia y Herbolaria. Mientras que las optativas eran muchas: Encantamientos y creación de artefactos mágicos, anti magia, combate mágico, Ilusiones y sombras,  invocaciones, conocimiento de bestias y seres mágicos, estas dos últimas eran las más populares. Todos los estudiantes tenían que elegir mínimo dos de estas materias. Seni tomó la decisión de inscribirse a invocaciones y conocimiento de bestias y seres mágicos, combate mágico y antimagia, cuatro en lugar de dos. Dada su posición y rango tenía que esforzarse mucho más que los demás.



Después de tomar la clase de  alquimia y herbolaria y también la de historia Seni se dirigió hasta el lugar donde recibiría su primera clase de combate mágico, un salón en el extremo sur del colegio, tocó a la puerta del salón pero nadie le respondió, volvió a tocar y siguió sin obtener una respuesta así que entró para verificar si había alguien adentro, el lugar estaba vacío, por un momento pensó que se había equivocado de salón pero al observar mejor el lugar encontró un aparador llenó de todo tipo de armas de diversos colores, emocionado caminó hasta donde estaba el instrumento que mejor conocía, una guadaña de color blanco. Él había sido campesino por años, a la hora de la cosecha era un deber saber manejar la guadaña, en varias ocasiones  la usó como arma para defenderse de animales salvajes, volteando a ver a todos lados y verificando que seguía estando solo, tomó el arma de su estante y comenzó a jugar con ella, moviéndola de un lado a otro, cuando hubo terminado con el calentamiento aumentó la velocidad y la giró enfrente de él, realizó un tajó hacia adelante y luego la retrajo, corrió un tramo y asentó la cabeza del arma en suelo y realizó un giro de 360 grados usando la caída para cortar a un enemigo invisible.



Con sudor en su rostro se detuvo a respirar pero la voz de una persona le asustó.



-Vaya, vaya ¿Qué tenemos aquí?-.



Seni se volteó hacia la fuente de sonido y ahí encontró a una mujer de cerca de dos metros de altura y un cuerpo lleno de músculos, su edad rondaba en el segundo lustro de los 20, era rubia y de ojos azules, y a pesar de su imponente físico poseía un bello rostro.



-¡Buenos tardes! ¡Yo soy Inés Ros y vine a tomar la clase de combate mágico!-.



Seni supuso que la musculosa mujer frente a él tenía que ser la profesora de combate mágico y acertó. La mujer a pesar de estar a unos metros de él acortó la distancia en un parpadeó y le abrazó hundiéndolo en sus voluptuosos senos.



-¡¿De verdad?! ¡Este es el mejor día de mi vida! ¡Desde que se fundó este colegio no he tenido ni una sola estudiante! ¡Mi clase siempre ha sido la más impopular!-.



“¿Que rayos está pasando?” El súbito desarrollo de los sucesos no dejó que Seni comprendiera nada.



-Oxigeno…oxigeno, oxigeno-.



Las palabras del joven se hicieron cada vez más débil mientras rogaba por el aire que le faltaba, la profesora se dio cuenta y la soltó, Seni cayó al suelo junto con la guadaña como si fuera un costal.



-¡Discúlpame! Es que me emocioné mucho-.



Con la ayuda de la profesora, Seni pudo ponerse en pie.



-Yo soy la profesora Gunnr Norn, estaré encantada de enseñarte. Pude ver que tienes algo de habilidad al usar esa arma y el hecho de que en ningún momento la soltaste estando frente a mí denota que eres toda una guerrera, además tu cuerpo es sólido puedo adivinar que te has sometido a actividades físicas continuas-.



-Gracias profesora…-Seni inhaló y exhaló un par de veces antes de continuar-  Aquí tiene mi hoja de inscripción-.



De su bolso el joven sacó el documento de inscripción, la profesora Norn inmediatamente la tomó y la puso en lo alto como si comprobara que era real.



-Excelente, comenzaremos la clase inmediatamente-.



-Estoy bien con eso, pero profesora ¿no me hará ninguna pregunta?-.



-¿Pregunta? ¿Cómo cuál?-.



-Bueno, tal vez usted quisiera saber mi rango y esas cosas-.



-No me interesa, yo no sigo el sistema general de clasificación del nivel de las brujas, como una guerrera la única clasificación que reconozco es el de las valquirias, ahí  importa más la habilidad con el cuerpo y las armas, que la cantidad de mana que poseas. Si me aceptas como maestra empezarás como una valquiria aprendiz ¿Estás de acuerdo con eso?-.



-Será un honor tenerla de maestra, por favor enséñeme-.



En la sociedad de las brujas existían varios papeles que estas podían desempeñar y de acuerdo a eso se les daba una clasificación distinta.



La clasificación general de brujas tenía 9 niveles, siendo estos del más bajo al más alto los siguientes: E, D, C, B, A, S, SS, SSS, y Hécate, mientras que la clasificación de las valquirias o mejor conocidas como guerreras mágicas tenía el siguiente flujo: Valquiria de 3 grado, 2do grado, 1er grado, Maestra Valquiria, Valquiria Líder, Valquiria Capitana, Valquiria de Guerra, Valquiria Guardiana y Freyja.



Comúnmente al poseer nueve niveles cada clasificación era posible homologar cada nivel.



La clase duró cerca de dos horas una hora más de lo acostumbrado esto se debía a que su profesora estaba muy animada. Hecho polvo regresó a su habitación y se bañó, después  nuevamente se hundió en los grimorios que la abuela le había dado, su abuela le hizo prometer que de todos ellos tres nunca debía dejar que sean vistos por otras personas. Uno de esos era el que estaba leyendo en ese instante “Malleus Maleficarum” o mejor conocido como Martillo de brujas, la biblia de las inquisidoras, y no se trataba de la versión editada e infantil sino del sangriento libro original.



Una hora después nuevamente escondió el grimorio en su bulto mágico, y se puso a meditar.



La teoría de la magia establece que el mana, la energía necesaria para realizar la magia era generado y acumulado en el alma, tomando en cuenta eso una bruja de rango E es aquella que solo tiene 100 unidades de mana, para ser una de rango D necesitaría 200, para C 300, para B 600, A 900, S 1500, SS 2500, SSS 3500 y para Hécate se necesitaba más de  5000. Solo eso ya decía que tan bajo se encontraba Seni con su rango E.



Existían muchas formas de aumentar el mana de cada persona, meditando continuamente y haciendo fluir el mana por todo el cuerpo era una, usarlo hasta el agotamiento era otra manera, al igual que un músculo que es usado se hipertrofia y uno que no se atrofia. Usar pociones, elixires y medicinas especiales como alimento para el alma también era posible.



Sin embargo el método que estaba usando Seni era distinto, se trataba de un método olvidado y dejado en desuso por sus efectos secundarios sobre el cuerpo. El alma es el único reservorio de mana según la teoría tradicional, pero años atrás una bruja propuso la posibilidad de forzar al cuerpo, la carne, los huesos, cada célula viva a absorber mana y convertir al cuerpo en un segundo reservorio, inicialmente  el método cumplió con lo que había prometido pero el dolor insoportable debido al cambio del cuerpo terminó por hacer que todos sus usuarios dejaran la técnica en el olvido. Incluso Seni bebía antes una poción de fuerte analgesia para aguantar.


La abuela de Seni nunca le dejó usar magia hasta que descubrió la verdad, sin embargo hay una sola cosa que ella permitió que él hiciera desde muy joven y esto era preparar pociones, la mayoría de las cuales solo requerían seguir las instrucciones al pie de la letra, muy pocas necesitaban que una bruja aplicará mana en ella para activarlas, en estos casos su abuela se encargaba de hacer eso. Con esa ventaja de poder crear sus propias pociones para tratar los efectos secundarios Seni pensó que podría darle un intento a dicha técnica, por cierto él decidió mantener en secreto esto de ella , o de otra forma temía que su abuela le impediría usar tal método descabellado, pues de hecho cuando el leyó ese método y se lo mostró a su abuela esta inmediatamente arrancó la hoja, afortunadamente Seni tenía buena memoria, de todos modos apenas llegó a la escuela escribió el método en papel y lo reintegró al grimorio.



-Inés Buenas tardes ¿Cómo te fue hoy?-.



Io, su compañera de habitación entró y le saludó.



-Mejor de lo que imaginé ¿y tú?-.



-Bueno decidí inscribirme a invocaciones y a conocimiento de bestias, también a encantamientos. Las dos primeras inician mañana así que acudí a encantamientos y resultó ser una asignatura más o menos buena, lo único malo es que se requieren muchos materiales, observa- Io dirigió su mirada hacia las bolsas que tenía en sus manos.-Perdí tiempo comprando lo que necesitaría de ahora en adelante-.



-Eso suena a mucho trabajo, te compadezco-.



-Ni que lo digas-.



Seni dejó de usar su extraño método de meditación que forzaba el mana dentro del cuerpo de carne en vez de hacerlo circular por los canales del alma pues vio el reloj y se percató que faltaba media hora para su clase de antimagia.



-Te dejo Io, me inscribí a clase de antimagia y ya falta poco para que comience, aprovecharé ese tiempo para ir a comer-.



-En ese caso, voy contigo-.



Tirando las bolsas encima de la cama, Io se dispuso a acompañar a Seni.



En el comedor los comentarios hirientes comenzaron una vez que apareció Inés, sin embargo él decidió ignorarlas. La que no dejó pasar eso fue Io que les dirigía miradas severas a las que hablaban mal, después de todo Inés su compañera no les había hecho nada malo.



Seni al terminar de comer se despidió de su compañera y fue hacia su clase de antimagia. Caminando entre los pasillos se encontró al gato negro que había conocido en el primer día de colegio y este le reconoció mostrando una amplia sonrisa.





"Maldición". Eso fue lo primero que pensó.








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