Fines Loliartisticos
Capítulo 23: La canción de la calabaza (This_Is_The_Hall_Of_Wendal)
Resumen del capítulo anterior:
Agua fría baña los deseos de los niños, el reloj se apresura a tocar la balada final; el miedo por la destrucción obliga al Duque a actuar, hay alguien que observa, alguien que desea, alguien que espera y alguien que ama; pero finalmente, abre los ojos al mundo, nota la verdad detrás de la verdad y lo oculto detrás de lo oculto; cada simple movimiento esconde un mérito, un fin y un objetivo.
Aun así, el mundo se sigue moviendo hacia adelante.
Parte 1
Desperté.
Mientras la luz de la mañana acariciaba las hojas de los árboles, esa misma luz, golpeando mis párpados me sonsacó del mundo onírico.
Escuché una risilla débil y de manera automática me puse a buscar el dueño de ese campanilleo; entonces lo vi.
-buenos días, Quiel.-
Su sonrisa refrescó mis sentidos como el viento fresco que procede al verano e indica la pronta llegada del invierno.
-bien, es hora de que continuemos- no contestó a mi saludo de buenos días.
-si- asentí levemente mientras trataba de incorporarme de nuevo.
Quiel se levantó desde donde estaba sentado y se acercó a mí mientras me tendía la mano.
-gracias- contesté- gracias por todo hasta ahora-
-no importa- me respondió.
Me levanté con su ayuda mientras determinaba la situación.
-¿Cuánto ha pasado?
-unas ocho horas-
¿Enserio?, esperaba que pasara algo más genial como que hubiese pasado tres días durmiendo o algo por el estilo.
-así que ocho horas… bien, en este punto, es inevitable.
Quiel agitó su cabello con su mano derecha para quitar su cansancio, dio un pesado bostezo y habló.
-lo sé, pero Ouki, ¿lo sabias?-
-¿saber qué?
-es solo que siento que si atacamos ahora, habrá algo que nos saltamos, ese algo apestoso que vivía bajo la sombra del Duque.
-¿el pueblo de demonios?
Quiel asintió.
-ya veo… tienes razón, pues, ya tenemos la excusa y los medios, solo falta la destrucción.
Quiel empezó a reír, ¿Qué le pasa?
-Bufuajaja… pensé que dirías algo más genial.
-¡no te burles!, pero, si hay que hacer algo, necesitamos la ayuda de “ellos”.
-ya deben estar por llegar ¿cierto?
Sabía que era posible contar con ellos.
Media hora después de hablar de su llegada, inevitablemente llegaron.
El grupo liderado por Phiroquimeria y conformado por Serlius Dwen, Remius Dwen, Mimphes Hous, Talina Ylim, Diara Maurte y Zialta Gied, más la misma Phiroquimeria bajaron de la caravana una vez nos vieron al lado del camino.
Mientras corrían y gritaban frases llenas de júbilo con sonrisas en sus rostros, algo dentro de mí pareció achicarse.
-¡¡oye, oye, aniki, ¿sabías?, Zialta-oneesama capturó un pez asíiiii de grande la otra noche!!- aquél que hablo, fue Remius, sus ojos brillantes parecían despedazar mi corazón al verlos.
Sí, tengo corazón.
-¡¡¡ohh!!!, ¿enserio?, vaya, eso es increíble.
Ante los demás, mi respuesta pudo haber sonado forzada.
-¿Qué te pasa?- la primera en notarlo fue Phiroquimeria.
-tengo una petición egoísta.
Parte 2
-entonces, ¿podrán hacerlo?- pregunté.
Phiroquimeria cerró sus ojos antes de contestar.
-esperaba algo distinto, pero, es lo mismo de siempre.
-pufhhaha- Quiel estalló en una sonora carcajada- eso es correcto; Kimizu solo sabe hacer las cosas de una manera.
Le lancé una mirada afilada a Quiel, eso fue grosero de su parte, aunque… tiene razón.
Me puse de pie mientras me alejaba del grupo; quería ocultar mi vergüenza alejándome un poco.
-entonces, ¿Dónde está la ropa?- preguntó Quiel.
Diara se apresuró a indicarle a Quiel; por otra parte, yo me dirigí a otra persona.
-Zialta, cuento contigo.
-no hay problema- asintió Zialta con una sonrisa en su infantil rostro de once años. Entonces, la presión de mi corazón se aligeró.
-Hastier…
-entendido.
Incluso Hastier aprobó mi idea… las fichas de dominó se han acabado de colocar por completo.
Era un todo o nada en el plan de esa noche; Los preparativos estaban hechos.
Primero que todo, forzar el “defensa propia” en la mansión del duque.
Si las chicas nos hubieran matado, al día siguiente los guardias hubiesen asesinado a las chicas por el crimen de asesinato de un héroe; al menos ese era el plan del Duque para lavarse las manos al final del día.
La respuesta fue simple; liberar a las chicas de la carga de la culpa y otorgársela a los guardias y al mismo Duque; de este modo, las chicas saldrían de la mira y todo el conflicto se centraría entre el duque y yo.
Solo con ese fin…
Parte 3
La noche llegó tan calmada como el día mismo; estaba vestido con un traje de correas negras y me dirigía de nuevo a la mansión del duque, pero esta vez estaba solo.
Mientras caminaba, de mis manos, hecha de sombra, empecé a formar una guadaña de sombras de apariencia temible; dos metros y medio de largo y con una hoja de un metro de largo; inscripciones mágicas oscuras estaban grabados en el contrafilo, “Oculta” y “solidifica” como base mágica, “endurece” como versión alterada.
-supongo que necesita un nombre… ya sé, ¿Qué tal Pandemonium Dreamschite[1]?- dije esa noche con orgullo.
Yo y mi Pandemonium Dreamschite, si otros nos vieran, de seguro podrían empezar a temblar; a menos de que esté en Akihabara, en ese caso solo nos sacarían fotos y lo comentarían como cosplay.
-pero, siento que falta algo… oh, ¡ya lo sé!
Empecé entonces con la voz más profunda y desarraigada de sentimientos que podía hacer; usando magia de oscuridad para emanar un aura falsa y opacar mis ojos aún más.
Del maestro Marilin Manson, This is Halloween.
-Boys and girls of every age…, wouldn’t you like to see something strange…
Mientras pronunciaba cada palabra, usaba cada vez más magia de oscuridad para aparentar un aura más oscura.
-Come with us and you will see… This, our town on Halloween.
Respiré profundamente.
-¡¡THIS IS HALLOWEEN!!, ¡¡THIS IS HALLOWEEN!!, ¡¡¡¡HALLOWEEN, HALLOWEEN, HALLOWEEN, HALLOWEN…!!!!
Cantaba y me tambaleaba cada vez más cerca de la locura, tratando de aferrarme a cierto sentimiento de deseo que había nacido en mí cuando torturé al héroe de la espada.
Y al mismo tiempo, trataba de mantenerme cuerdo pensando en el tatuaje que cubría mi rostro.
Lanzándome a las dos esquinas, despedazándome un poco y actuando el otro poco, era un juego macabro.
Un juego macabro de un solo jugador y muchos espectadores. Un juego para el duque.
Parte 4, extra: El pueblo que Villeta no pudo salvar.
Villeta vio el mundo, y en ese mundo vio problemas.
Y uno de esos problemas tenia nombre de monstruo y el poder devastador de uno también.
Mikarei, se pude usar como medicina para la memoria, pero en altas dosis es solo una droga alucinógena que evoca los recuerdos del pasado.
Para un pueblo exiliado, era comparable a recibir de vuelta las bendiciones de su viejo mundo.
Ese mundo perdido al alcance de una tableta…
Villeta, la “lamia”, vio.
Aun una sonrisa falsa es una sonrisa; este era un hecho indebatible; y no importa cuántas veces congelara a los habitantes de ese mundo de sonrisas falsas, cuantas veces hiciera que soltaran sus pastillas malditas o si incluso los congelara sin dejarlos respirar hasta que caían inconscientes; una vez se le caían, podrían llegar al extremo de lamer el polvoriento suelo con tal de ver ese mundo anhelado; una vez despertaban bien podrían trabajar hasta el borde de la muerto solo para conseguir el dinero de otra dosis.
Era un mundo que rechazaba a la salvadora; un mundo que se negaba a ser salvado… el mundo que la “lamia” vio.
La “lamia” de las leyendas que había visto masacres y guerras, vio algo que la hizo sentir tan inútil que solo recordarlo la enfermaba.
Pero no pudo dejar de verlo.
[1] La guadaña de los sueños de la casa de los monstruos
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