Un día soleado, dos niños, un chico de once años y cabello castaño oscuro con una espada de madera balanceándola de arriba a abajo, una chica de cuatro años de edad jugando con las flores, la pequeña niña se acerca al joven chico mientras lleva una flores.
- nii-tan, nii-tan ¿te estas atiento?
- Oh Mika, tu onii-chan está practicando para hacerse más fuerte.
- ¿po te nii-tan tede ser más fuete?
- Para podre proteger a Mika de todas las personas malas.
- Eto me hate muy fediz nii-tan
- Yo siempre te protegeré Mika.
…
…
…
…
- Mika… cierto ella no está aquí… ¡!… ¿Dónde estoy?
Tras recuperar mi consienta vi que me encontraba en un lugar oscuro a excepción de una fogata que estaba cerca, alzo mi vista sobre la fogata y veo a dos personas acostadas, la primera es una chica de cabello rubio con piel blanca y no más de un metro y medio, el otro un chico de cabello negro también con piel blanco aunque no tanto como la de la chica.
- ¿Ya despertaste?
Mientras estaba distraído una persona llego por mi espalda, al escuchar me volteé a ver, parado detrás di mi se encontraba una persona sosteniendo un balde, su estatura apenas parecía rebasar el metro de altura, su rostro estaba cubierto por una capucha pero por su voz parecía ser una chica.
- Toma.
La pequeña chica me acerca el balde que estaba lleno de agua, al tomarlo note que mis brazos ambos estaban cubiertos por vendas desde mis hombros hasta la punta de mis dedos, al notar las vendas me di cuenta de algo, no tenía mi camisa puesta, en lugar de eso habían mas vendas cubriendo mi torso, empecé a buscar mi camisa alrededor, mientras lo hacia la chica me hablo.
- Tu camisa estaba llena de sangre por lo que la lave y ahora se está secando.
En ese momento recordé todo lo que sucedió en el calabozo, los monstruos, el derrumbe, a Saito, también recordé a los chicos que cayeron antes que yo, aparentemente se encontraban bien aunque inconscientes.
La chica me trajo mi camisa mientras estaba distraído en mis pensamientos, después se sentó en una roca frente al fuego, ya con un poco más de luz note un mechón que salía de su capucha, su pelo parecía ser azul cielo, trate de mirar un poco más adentro pero no logre ver, la chica al notar mi mirada se voltea a verme.
- ¿Sucede algo?
- ¿Por qué nos ayudaste?
No quería andar con rodeos, ya que tenía dudas de lo que paso decidí preguntar directamente.
- Por nada en particular.
- ¿Cómo llegamos aquí?
- Eso explícamelo tú, los encontré en la orilla de la laguna que se encuentra fuera de la cueva inconscientes, solo los traje dentro para que se secaran sus ropas mientras esperaba a que despertaran.
- ¿y porque estoy lleno de vendas?
- Estabas en un estado crítito…
Se mordió la lengua, aparto su mirada y continuó.
- Crítico, parece un milagro que estés vivo después de ver la cantidad de sangre que había en la ropa que tenías, aplique un poco de magia curativa y algunos remedios que traía conmigo.
- Gracias.
- Todo lo hice por voluntad propia no tienes que agradecérmelo.
Me puse de pie para ponerme la camisa, al hacerlo note que tenía muchos cortes y que le faltaban barios botones, por el momento solo servía para cubrirme un poco.
- ¿Cuánto tiempo llevábamos inconscientes?
- Casi un día entero, ya era de noche ayer cuando los encontré.
- ¿Dónde está la salida?
La chica levanta su mano y me señala la dirección en la que encontraba la salida, antes de salir ella me hablo.
- ¿Piensas irte sin tus amigos?
- Ellos no son mis amigos pero de todas no planeo irme, solo quiero echar un vistazo para ver donde estamos.
- Ya veo.
- Por cierto una última pregunta ¿Cómo te llamas?
- Erina.
- Gusto en conocerte mi nombre en Shiro.
- ¿Shiro? Que nombre tan raro.
- En cualquier caso gracias Erina.
Salí de la cueva mientras le daba mis sinceros agradecimientos, al salir logre ver la laguna de la que hablaba Erina, me pongo a observar el entorno y me doy cuenta de que es un sitio totalmente diferente, mientras que la cueva de los lagartos estaba rodeada de una selva este lugar parecía más un bosque, también vi las tres lunas, a juzgar por la posición en la que estaban con respecto a cómo las vi en el pueblo el lugar parecía estar algo lejos de donde nos encontrábamos anteriormente.
Me puse a meditar que debería de hacer, por lo que dijo Saito todo fue un plan por parte de la princesa Louise así que regresar al castillo podría ser peligroso, no regresar también sería un problema ya que no tenemos otro lugar al cual ir.
- Que fastidio.
Mientras aun me encontraba pensativo no podía llegar a ninguna conclusión clara por lo que decidí volver a la cueva, al entrar empiezo a notar un olor en el aire, es olor que mi estómago reconoce de inmediato, el olor de carne cociéndose al fuego, en ese momento recordé que no había comido nada desde hace dos días, debido al ataque de los monstruos tampoco tuve la oportunidad de comer algo en ese momento.
- ¿No has comido nada cierto?
Tocándome el estómago solo asentí a lo que respondió alegremente.
- Vamos siéntate.
Mueve un poco las manos y una roca sale de suelo tomando la forma de un cuchillo, no parecía muy afilado pero al menos lo suficiente para cortar la carne.
- ¿De dónde sacaste eso?
- Lo compre en un pueblo que está cerca.
- No la carne, el cuchillo.
Al hacer la pregunta ella solo inclina un poco la cabeza con un signo de interrogación en el aire.
- Es solo control básico de tierra ¿no sabías? puedes tener control de los atributos que tengas con algo de práctica.
- Ya veo.
Tenía sentido que no supiera de eso, no tengo atributos así que no puedo hacer nada como eso, también se debe a que no prestaba mucha atención a las lecciones que nos daban en el castillo.
Mientras comíamos la chica de pelo rubio y el chico de cabello negro despertaron, al verme comer tranquilamente la chica parecía estar en estado de shock, por otro lado el chico se nos acercó.
- ¿Puedo comer un poco también? Tengo mucha hambre
Después de decir eso la chica rubia quedo aún más en shock, no solo ella, Erina y yo también no quedamos en silencio mientras lo veíamos, no importa cuanto lo pensáramos, es un idiota.
- ¿Eres Shiro no? Takamiya Shiro ¿O prefieres que te llame aniki?
En ese momento una vena salió de mi frente después me levante y me troné los nudillos.
- ¿Esas son tus últimas palabras?
Estaba a punto de golpearlo pero la chica rubia se me adelanto dándole una patada voladora en el rostro.
- ¡Tu idiota ¿Qué crees que estás haciendo?! ¡Él es ese Shiro! ¡El mayor problema de la clase!
Con varias venas en la frente interrumpo a la rubia en su ataque desenfrenado que realizaba contra el chico.
- ¿Así que soy un problema eh?
- ¡HIIII!
Dándose cuenta de que grito todo dejo escapar un leve grito mientras la interrumpía para luego postrarse en el piso mientras estrellaba la cara del chico enterrándola en el suelo.
- Lo siento, Los siento, no me mates, solo repetía que escuche de mi madre que eras un problema.
- ¿Tu madre?
- S-si Tamura Aiko-sensei, yo soy su hija Tamura Mio.
- *suspiro* ya veo.
Me calmo y regreso a comer junto con Erina quien parecía estar un poco preocupada, le pongo la mano sobre la cabeza para que se tranquilice, por un momento se calmó pero inmediatamente dio un salto y se alejó.
- ¡¿T-t-t-t-tu q-q-que crees que etas haciento?!
Se mordió la lengua dos veces mientras se alejaba dando pasos hacia atrás, en ese momento sus pies se enredaron haciendo que callera de espaldas.
- Eso duele.
Dice eso y se levanta sin darse cuenta de que su capucha ya no le está cubriendo el rostro, al verlo los tres nos quedamos sorprendidos, dándose cuenta la Erina se trata de cubrir con las manos.
- No me vean.
Queriendo cubrirse de nuevo sin éxito dejo salir a la luz su piel blanca como la porcelana, sus dos ojos de diferente color uno rojo como un rubí y el otro verde como una esmeralda, aunque su pelo un poco maltratado aún era de un bonito azul zafiro, por si fuera poco de los lados de su fleco sobresalían dos pequeños cuernos de apenas un centímetro, toda su apariencia parecía una joya al verla contra la luz de las lunas que se filtro a la cueva.
- No me hagan daño por favor.
En ese momento recordé lo que leí en la biblioteca por lo que me acerque a Erina y alce la capucha revelando una pequeña cola que terminaba en punta de flecha.
- Ya no quiero que me hagan más daño por favor.
Asustada por mi repentino movimiento esta con lágrimas en los ojos, al verlo lo recordé, un rostro que suplicaba por ayuda, en ese momento baje la capucha de nuevo.
- No te preocupes no te hare daño.
- Eh?
Desconcertada me mira mientras aun tenia lágrimas en los ojos.
- ¿Qué está sucediendo? ¿Hay algún problema?
En ese momento Mio salto a la conversación, por su manera de hablar ella no sabía que Erina era parte de la raza demoniaca así que lo deje así.
- No es nada Erina solo se asustó por un insecto que se le subió.
- Eh?
Aún más desconcertada que antes le doy un giño para que finalmente entienda.
- cierto un insecto feo te me subió.
De nuevo se mordió la lengua y se sonrojo.
- Vamos a comer ¿tú también tienes hambre verdad Mio?
- Ahora que lo mencionas.
Un inmenso rugido de su estómago respondió por ella mientras se sonrojaba.
- volvamos a comer Erina.
- ¡SI!
Todos no reunimos alrededor del fuego para seguir comiendo, en ese momento sentía que olvida algo pero no le di importancia.
- Este ¿Yo también puedo comer un poco?
El chico de cabello negro lo había olvidado.
- ¿Y tú eres?
- Huhuhu me alegra que preguntes, Soy Okamura Hiiro y con mi habilidad de “palabra mágica” voy a ser….
En ese momento Mio le dio un fuerte puñetazo en la cara el cual logra que vuele hasta la entrada de la cueva.
- Su nombre es Yuki, Daishi Yuki, es básicamente es una persona con muchos delirios así que no le hagan caso.
- Ya veo.
Continuamos con la comida, mientras el chico permanecía inconsciente en la entrada
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