Hola, aquí les dejo el siguiente capítulo de Nox, es un poco mas largo que los demás, estaré un poco ocupado por un tiempo, así que es posible que me retrase un poco al publicar. Tenganme paciencia, por favor.
La mañana siguiente de acuerdo a lo prometido un carruaje
pasó a buscarlo, después de amarrar sus maletas en la parte trasera se subió,
dentro encontró a la mujer de cabello corto gris casi blanco.
-Buenos días, Capitana-.
El saludo militar no se hizo esperar.
-Ya te he dicho que no me llames así en la escuela-.
-¡Lo siento mucho!-.
-No importa, por el momento-.
La joven mujer parecía estar de mal humor.
-Volaremos hasta la isla de Ptah, y desde allí tomaremos un
transporte para ir a la Ciudad Acorazada, por lo general iríamos todo el viaje
por mar, pero para ganar tiempo lo haremos de esta manera, ¿Tienes alguna
objeción?-.
-No, me parece buena idea-.
El carruaje los llevó a la parte alta de la isla allí
tomarían su primer transporte.
-¿Entonces viajaremos en una Aeronave? No sabía que la isla
contara con este servicio-.
Jean podía ver toda la isla desde el pico de la montaña, ahí
había varios edificios similares a los hangares. La capitana se encontraba
hablando con un hombre.
-Es porque no lo tiene-.
-¿No lo tiene? ¿A qué se refiere?-.
La respuesta a sus dudas llegó inmediatamente.
Un vendaval de nieve se alzó, cuando la ventisca amainó, lo
que quedó fue una hermosa y gigantesca
águila blanca que había aterrizado en medio de todos.
El hombre que al parecer era el domador se acercó la
preciosa bestia.
-Este será nuestro transporte, toma tus cosas Jean Nox, no
podemos perder tiempo-.
A pesar de ser llamado por la capitana Jean no se movió de
su lugar.
-¡Hey! No te quedes ahí parado-. La Profesora Maeru empezaba
a preguntarse qué estaba pasando.
-¿Le tienes miedo?-. Esto fue dicho medio en broma pero la
respuesta que dio el joven la sorprendió.
-Si, no creo que podamos viajar en esa cosa-.
-¿Eh? Déjate de tonterías no pasa nada-. A punto de perder
la paciencia la joven mujer lo tomó de la mano y lo arrastró hasta donde estaba
la majestuosa ave, ignorando las protestas del joven.
-¿Ves? No pasa nada-. La capitana quería tranquilizarlo, ya
que las águilas blancas eran seres nobles y puros, que no dañarían a nadie sin
provocación.
Cuando ella estaba intentando demostrar su punto, paso lo
inevitable.
La enorme águila blanca al ver a Jean, lo atacó, mientras lo
tenía dentro de su pico lo sacudía violentamente de un lado a otro, el domador
quiso detenerla pero fue inútil, después de unos minutos el joven salió disparado
y cayó en el suelo miserablemente, pero esto no acabó allí, la gigantesca ave
fue corriendo hacia donde había caído y comenzó a saltar sobre él.
Con horror el hombre y la joven mujer solo podían observar.
Este ataqué terminó hasta que el majestuoso plumífero agotó
todas sus fuerzas, aprovechando esa oportunidad el entrenador jaló de las
riendas y la llevó hasta uno de los hangares.
-Jean Nox Crow, ¿Estas bien?-. La capitana estaba
preocupada.
-Estoy bien, al menos no fue un León blanco, sino la cosa se
hubiera puesto fea-. Jean se levantó del suelo y empezó a sacudirse la nieve y
sobre todo la saliva de la bestia.-.
-Hay que buscar otro transporte Capitana, tal vez un águila
negra o una café-.
Después de recibir las disculpas del domador, Jean le preguntó
si tenía disponible alguna de esas especies.
-Hay un águila negra pero puede ser algo peligroso-.
-Llévanos por favor, lo veré por mí mismo-.
La capitana no objetó esta decisión ya que se sentía
culpable por lo que había pasado.
El domador los llevo a otro hangar, con cautela lo abrió.
Dentro se encontraba un águila de color negro Azabache.
-Está es Blacky, aún no está totalmente domesticada y es muy
violenta, no creo que sea buena idea-.
El domador inicialmente accedió a mostrárselas porque también
sentía culpa y quería ayudarles a encontrar algún transporte nuevo.
El ave estaba atada con grandes cadenas y se retorcía
violentamente.
Jean a diferencia de la vez anterior caminó con decisión
hasta quedar enfrente de la bestia y entonces extendió su mano, haciendo caso
omiso de las advertencias del domador.
El águila miró a los ojos al Joven después de unos segundos
dejó de retorcerse y acercó su cabeza a la mano extendida.
Jean le acarició suavemente.
-Nos llevaremos este-. Haciendo esa declaración derritió las
cadenas que ataban a Blacky, tomando las bridas, le sacó fuera del hangar.
Al sentir la brisa, la hermosa creatura extendió sus alas
disfrutando del clima.
Colocaron en bolsas especiales que se encontraban a cada
lado de su transporte las pertenencias que habían llevado.
Terminadas las preparaciones el
joven Vizconde y la capitana subieron en la magnífica bestia, la cual
inmediatamente alzó vuelo.
Había pasado una hora desde que habían comenzado su viaje, la ciudad Lux ya no se podía divisar, el joven vizconde y la joven capitana, iban admirando el monotono paisaje.
-¿No crees que va muy rápido?-. La mujer de ojos grises se
aferraba a su montura.
Se encontraban sobrevolando el mar, solo podían ver azul
hasta el horizonte.
-Parece que estuvo mucho tiempo atado, y ahora está feliz
por estar libre-.
-El viento es muy fuerte, tenemos que hacer algo-.
La
capitana estaba temblando de miedo, pero Jean pensó que era por el frió, él
podía controlar su temperatura corporal pero su acompañante no.
-Discúlpeme por no darme cuenta, yo me encargo de eso-.
-Viento sabio, viento
noble, bendice nuestro camino, pido tu auxilio para nosotros los viajeros-.
Con esas palabras el viento y su fricción parecieron
desaparecer.
-Fuego, destructor de
todo pero también magnánimo, muéstranos tu rostro más benigno-.
El frio causado por estar a gran altura desapareció
sustituido por un sentimiento cálido.
-¿Qué fue eso?-. La capitana parecía más calmada.
-La bendición menor del viento y del fuego, ahora nuestro viaje
será más cómodo y veloz-.
-¿Más veloz? Pareciera lo contrario, todo parece más
tranquilo.
-En realidad vamos más rápido pero como la fricción del
viento fue eliminada, da la impresión que solo estamos planeando, blacky la
tendrá más fácil también-.
-Eres muy confiable-. La capitana sinceramente elogió las
habilidades de Jean.
-Gracias-. El joven se sonrojó ligeramente.
La joven doncella no quería quedarse en silencio viendo la
espalda de Jean, después de unos momentos de viaje intentó abrir una conversión.
-Nox tengo una duda ¿Por qué te atacó el águila blanca?-.
-Mmm, bueno ¿Conoce que son los estigmas?-.
Jean no sabía si hablar o no, al final optó por lo primero.
-Sí, son los efectos secundarios que quedan en el cuerpo de
los practicantes de artes místicas después del uso de conjuros o rituales muy poderosos, ¿Pero eso que tiene
que ver?-.
-Yo tengo un estigma permanente-.
-Nunca he escuchado de algo así, y ¿En consiste tu
estigma?-.
-¿Si le digo lo mantendrá en secreto?-.
-Lo prometo-. Aunque solo había preguntado para romper el
hielo ahora estaba realmente intrigada.
-Hace casi tres años cuando aún estaba en Le Morte, ofendí a
quien no debía, para poder derrotarle lleve a cabo un ritual oscuro para
convertirme en un Señor de la Muerte-.
El joven hizo una pausa y aclaró.
-...Aunque ahora mismo ya no lo soy, y el tiempo que lo fui fue
muy corto, se me quedó este estigma: no puedo tocar directamente los metales
puros como el oro o la plata así como los objetos sagrados, si lo hago siento que estoy sosteniendo
brasas ardientes, a pesar de que estoy especializado en el manejo del fuego, el
agua bendita se siente como agua hirviendo, eso también aplica a los animales
sagrados que instintivamente me atacan, también es la razón por la que me
cuesta trabajo el uso de habilidades sagradas de curación...-
- En resumen tengo la
sombra de las debilidades de los Muertos Vivientes-.
-Eso es poco creíble si lo hubiera escuchado de otra
persona, pero siendo tú sé que dices la verdad, ¿Sabes que el último Señor de
la Muerte existió hace quinientos años?-.
- Si-.
-¿Sabes que si Lili Sanctus o cualquier otra persona
escuchara lo que me acabas de decir, terminarías siendo Juzgado por la
Inquisición por herejía?-.
-Muy probablemente si fuera una persona extraña, pero estoy
seguro que ni usted ni Lili me entregarían-.
-¿Lili? ¿Le llamas por su nombre? Ya veo, ya ha caído en tus
garras-.
El humor de la capitana cambió súbitamente.
-…Eso es porque es mi amiga-. Jean notando el abrupto cambió
respondió lo más inocente que pudo-.
-¿En serio? En la Academia circulan muchos rumores, como
profesora he escuchado muchos de ellos, la mayoría hablan cosas terribles de
ti-.
-No sé de ellos, pero yo no he hecho nada, ¡lo juro!-.
-Eso dicen todos los hombres, también sé que muchas
señoritas se te han declarado-.
-¡No me puede culpar por eso!-.
-Solo déjame aclararte que si juegas con los sentimientos de
alguna señorita, ya que soy la guardiana de los dormitorios femeninos, sufrirás
las consecuencias-.
-¡No se preocupe, no soy tan tonto como para usar los
dormitorios femeninos para ese tipo de cosas!-.
Jean intentando responder de
manera que no molestara a su acompañante, puso a trabajar su cerebro a toda
velocidad pero como de costumbre fracasó en grande.
-¡¿Estás diciendo que si no es en el dormitorio está
bien?!-. La capitana se exaltó todavía más ante esa súbita revelación.
-¿Eso quiere decir que has salido fuera con chicas de la
Academia y hecho todo tipo de cosas inmorales? ¡Eso explica porque salías todos
los días!-.
La joven doncella se llevó la mano derecha hacia su cintura
intentando desenvainar su espalda.
-¡Deténgase capitana, no sé lo que está pensando pero no es
así, usted sabe que salía todos los días para ayudar a los caballeros de la
ciudad durante la purga, eso es todo!-.
Asustado por la idea de ser apuñalado por la espalda, Jean
jaló las bridas, Blacky sintiendo la orden dio una pirueta en el aire, la
capitana perdió el equilibrio y cayó de su montura hacia el océano.
Rápidamente Jean ordenó al ave adelantarla y colocarse
debajo de ella, la capitana aterrizó en los brazos del Joven, inmediatamente se
aferró a su pecho.
-¡Idiota! ¡No vuelvas a hacer eso o te mató!-.
-Lo siento mucho capitana, fue un accidente, pero tenga por
seguro que nunca le haría daño o permitiría que le pasara algo-.
Ante esas palabras el rostro de la joven doncella enrojeció,
se mantuvo en esa posición unos minutos hasta que recobró la calma, después
regreso a su asiento.
Aproximadamente una hora después divisaron una isla pequeña.
-Capitana observé eso, se trata de una isla tortuga-.
-¿Una tortuga? ¿Cómo lo sabes?-.
-Mire con calma y
vera por qué-.
Concentrando chi en sus ojos para mejorar su visión, la joven mujer observó
detenidamente la isla, después de unos momentos pudo percatarse de que se
estaba moviendo a gran velocidad pues no importara cuanto avanzara Blacky, la
distancia seguía manteniéndose constante, también pudo observar debajo del agua
del mar sus extremidades, cuando estaba embelesada mirando esa escena, la isla
se sumergió y desapareció.
-¡Ah! Es una pena, quería verla de cerca-.
-No creo que hubiera sido buena idea, su cara puede
arrebatarle el aliento a cualquiera con débil corazón, además hacerse pasar por
una isla es su forma de atraer seres incautos para devorarlos-.
-Ya veo, eso es tétrico-. La joven mujer parecía ligeramente
asustada.
-Si usted creé que eso es tétrico, entonces no mire hacia
atrás-.
Sin hacer caso a la advertencia ella volteó a ver.
Sobresaliendo de la superficie del agua detrás de ellos había,
serpientes gigantes y grotescas de color verde, café y amarillo, con ojos
inmensos y de color rojo, con patrones y manchas negras por todo su cuerpo, mostrando
sus fauces y colmillos putrefactos, para desgracia de ella gracias a su vista
aumentada pudo ver cada detalle como si estuviera frente a frente.
-¡¡¡¡KYAA!!!!-La capitana soltó un intenso grito al mismo
tiempo que se aferraba a Jean con todas sus fuerzas.
-Vienen siguiéndonos desde que usted estuvo a punto de caer,
al parecer tienen la esperanza de que eso suceda otra vez-. Jean dio
información adicional innecesariamente.
El abrazo de la doncella aumentó, así como sus temblores.
De esta forma dos horas más tarde llegaron a su primera
Parada, la isla de Ptah.
Aterrizaron en la
parte sur de la isla, varios domadores de bestias se mostraron impresionados
cuando supieron que alguien había domado a Blacky, como sea en esa isla
cambiarían de transporte, así que tuvieron que dejar a la majestuosa ave.
Pero el ave no quería separarse de Jean, empezó a forcejear
con los hombres que querían llevarlo a un hangar.
-Quédate aquí, volveré en unos días, descansa para que estés
listo para el regresó, no causes problemas a estos hombres-.
Jean acarició al ave, y él como si entendiera dejó de pelear
y se volvió cooperativo.
Los dos viajeros cargaron sus posesiones y se movieron hacia
el otro lado de la isla, después de comer en una posada, la capitana Maeru guió
a Jean hacia los muelles, preguntaron a varios capitanes sobre sus horarios de
salida a la isla Acorazada, pero ninguno de ellos tenía planes de zarpar hasta
dentro de unos días-.
-¡Maldición! ¡Así perderemos
el tiempo que ganamos!-. La joven mujer se sentía frustrada.
-Capitana todos los barcos en los que ha preguntado son de
gran tamaño o buques comerciales, si estamos dispuestos a tomar un transporte
más pequeño, tal vez encontremos algo-.
Jean se había dado cuenta del
comportamiento de la Capitana y dedujo que no quería ser atacada por una
serpiente marina.
-Las bestias marinas atacan rara vez a los barcos, la
probabilidad es de 1 a 10-.
La doncella se quedó pensando por unos momentos.
-Tienes razón no puedo actuar como una miedosa.
Con recobradas energías y bajando sus estándares, finalmente
encontraron un barco de turistas que partiría esa misma tarde, a pesar de que
su apariencia gritaba que en cualquier momento sucumbiría, decidieron
arriesgarse, el capitán, un anciano de larga barba les aseguró que siempre
viajaba hacia la Ciudad Acorazada y nunca había tenido problemas.
Dejando a la capitana en su camarote compartido, Jean salió
a la superficie, el dueño del barco había salido a buscar víveres y agua para
el viaje así que se encontraba solo, mientras disfrutaba del aire de mar fue
interrumpido.
-Hola Jean, espero que la estés pasando bien-.
Una mujer vestida con una fina pieza de tela blanca y
bordados dorados, de piel morena, una cabellera larga y oscura como la noche,
ojos verdes, labios rojos, y nariz pequeña, con un exuberante cuerpo, se sentó
a lado de él, en su mano izquierda sostenía un báculo de color verde y negro.
Sin perder tiempo Jean se hincó en el suelo y bajo la
cabeza.
-Es un placer volver a verla, Señorita Qebehut-.
-Levántate, no tienes que saludarme de esa forma-.
Siguiendo la orden el hombre se paró nuevamente.
-Es bueno ver que saliste de esa isla, aunque no me
sorprende, ahora ¿A qué dedicas tu tiempo?-.
La voz de la misteriosa mujer era dulce como la miel.
-Yo estoy siguiendo mi venganza, pero intentaré que no
interrumpa mis obligaciones con usted-.
-Eso es lo que quería escuchar, en realidad tengo una misión
para ti-.
-Cualquiera que sea esa misión no me negaré a cumplirla,
después de todo, eres mi benefactora-.
La mujer mostró ligera tristeza antes esas educadas
palabras.
-Se trata de un jefe ciclope llamado “El Glotón”, es un ser
desagradable que se ganó ese nombre porque devora vivas a sus víctimas para que
sufran una muerte lenta y dolorosa, él y sus tropas han destruido muchos
templos dedicados a los dioses mayores y asesinado a sus sacerdotes, tu misión
es simple envía las almas de los asesinados con nosotros y si puedes destruir a
ese monstruo mejor-.
-Entendido, lo haré, ¿Dónde tengo que comenzar a buscar?-.
-No te preocupes no te desviaré de tu camino, el destino es
el mismo que hacia donde te diriges-.
-Entendido-.
-Aunque sé que no me harás caso no te sobre exijas, estoy
segura que debiste gastar una gran cantidad de tus fuerzas para escapar de ahí y que aún no te has recuperado, si así fuera no hubieras necesitado
pedirle ayuda a mi padre en esa pequeña batalla que ocurrió en la Ciudad Lux-.
-Gracias por preocuparse, Mi señora, pero con la fuerza que
tengo actualmente es más que suficiente para encargarme de un ciclope-.
Jean nuevamente realizó una reverencia.
-En ese caso, nos vemos-.
Cuando el Joven alzó la cabeza, la misteriosa mujer ya no
estaba.
-Parece que esto será más entretenido de lo que pensé-.
Parte de esa conversación fue escuchada y vista por una
joven mujer de cabello y ojos grises, que había salido de su habitación en
busca de aire fresco pues todo el barco desprendía el olor a madera podrida.
-Nox ¿Quién era esa mujer?-. La profesora Maeru se acercó a
Jean.
-Así que la vio…bueno, ella es mi benefactora, una persona
muy importante para mí, sin ella hubiera muerto muchas veces-.
-¿Ella también se escapó de Le Morte?-.
La capitana estaba
interesada, si era una conocida de él había una alta probabilidad de que
también fuera de ese lugar.
-No precisamente, pero de todos modos no se preocupe, no
afectará nuestra misión-.
La doncella no quedó satisfecha con esa respuesta pero
decidió presionar en otra ocasión.
Casi inmediatamente el anciano propietario del barco
llegó llevando una carretilla encima de
la cual había una gran caja que se trataba de los víveres, dos adolescentes le
acompañaban, aparentemente eran su tripulación.
-Bueno, podemos partir en cualquier en momento-.
Dijo
alegremente el anciano capitán.
-En ese caso partamos inmediatamente-.
Nelu Maeru Marshall
dio su aprobación para zarpar.
Soltando las velas y recogiendo el ancla, salieron del
muelle de Isla Ptah.
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Una hora después aun podían ver la isla a lo lejos.
-¡Usted me dijo que el barco era funcional!-. La joven mujer
sacudía de un lado a otro al anciano capitan reclamándole la falta de avance.
Los dos pasajeros hasta cierto punto no esperaban un gran
desempeño dada las características de la nave, pero el paso de caracol era
simplemente ridículo.
-Señorita, por favor dejé al abuelo-.
-Si, por favor, este barco es turístico por eso la velocidad
es lenta-.
Los dos adolescentes intentaban defender al anciano, esto
tranquilizo a la joven mujer.
-¡¿Ahora que hacemos?! Nox ¿No tienes algún truco bajo la
manga como hiciste antes?, si seguimos así no solo no llegaremos pronto sino
que también seremos blanco de las criaturas marinas-.
La capitana empezaba a
entrar lentamente a la locura.
-Supongo que puedo hacer algo-.
Jean respondió encongiendose de hombros.
-Entonces ¿Por qué no has hecho nada aún?-.
Ahora la
doncella sacudía al joven violentamente.
-Detengase Capitana, no quería asustar y llamar la atención
de la gente de la isla-.
El joven cayó al suelo y empezó a toser antes de
recuperarse.
-Solo deme un momento...cof... por favor-.
Jean se dirigió a la Proa y empezó a realizar un conjuro.
-Los muertos son
veloces mucho más que los vivos, ellos cabalgan con gran pisa, sin sentir
hambre, cansancio o dolor, Oscuro Mar libera por un momento a tus olvidados habitantes-.
Delante del barco las aguas comenzaron a agitarse.
Lentamente empezaron a flotar esqueletos humanoides montados
en caballos formados de agua oscura, cadenas de agua salieron disparadas y se
enroscaron alrededor de la embarcación, los jinetes empezaron a tirar con gran
fuerza corriendo sobre el mar sin
hundirse.
La velocidad aumentó drásticamente pronto perdieron de vista
la isla.
-¡Son muertos vivientes estamos acabados!-.
-¡Es el fin del mundo!-.
-¡Quiero a mi mami!-.
Los dos adolescentes y el anciano se asustaron
profundamente.
La capitana Maeru se encargó de tranquilizarlos.
-No se espanten, todo está bajo control, solo es una
invocación para que podamos ir más rápido-.
Luego de varias frases similares los marineros recuperaron
la calma.
Finalmente llegaron al puerto Faux, que era su última
parada, de ahí tomarían un carruaje y atravesarían el Puente Azul.
Apartir de ese día, una nueva leyenda sobre un barco fantasma y sus macabros tripulantes se esparció viralmente, entre las islas cercanas.
vamos a tener mas de nox??
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