23 dic 2016

Walpurgisnacht: Una historia del por qué un hombre tuvo que travestirse para entrar a un colego de magia. Capítulo 6.



Hola queridos lectores, subo este nuevo capítulo de Walpurgisnacht, espero les guste. Aprovecho para desearles feliz noche buena y navidad, pasenla bien y en tranquilidad.







Capítulo 6. La marca del compañero de baile.



Io nunca se cansaba de pasar tiempo con su amiga Inés Ros, siempre que estaba con ella algo interesante sucedía, por ejemplo cuando su amiga se dormía completamente un espectáculo nocturno comenzaba, del cuerpo de Inés pequeñas esferas de luz brotaban como si fueran luciérnagas. Al inicio esto la desconcertó un poco, pero con el tiempo llegó a aceptarlo como algo normal.  (Este extraño fenómeno incluso era desconocido para Seni, pero se debía  a la técnica de convertir al cuerpo en un segundo reservorio de mana, cuando él estaba consciente la energía estaba bajo control pero cuando se dormía y la conciencia se hacía débil, el mana que no había sido absorbido y asimilado por el cuerpo se escapaba, lo que daba lugar al extraño fenómeno que presenciaba Io).



Io también tenía presente lo que sucedió con el unicornio; como este eligió a Inés como su legítima ama, a pesar de que Inés solo era nivel E, no es que a ella le interesarán los niveles, era simplemente que los unicornios por lo general elegían brujas poderosas. Otra cosa que le llamaba la atención es que de vez en cuando encontraba a Inés y al gato negro que rondaba la escuela conversando, lo extraño de esto era que dicho gato ignoraba a todas las demás estudiantes incluyéndola cuando alguna quería acercársele. Y hoy al abrir la puerta de su habitación lo primero que ella vió fue a su compañera vistiendo una armadura completa de cuerpo mientras dormía profundamente acostada en su cama. Al inicio quiso despertarla pero sin importar que hiciera su amiga no reaccionaba, Inés estaba profundamente agotada, sin más opción la dejó dormir así, solo quitó el casco para que Inés pudiera respirar mejor.



La mañana siguiente llegó y ahora sin ninguna otra opción para despertar a su compañera Io tuvo que arrojar a Inés fuera de la cama.



-¿Eh? ¿Qué pasó? ¿Quién soy yo? ¿Por qué existo?-.



Seni despertó totalmente desorientado, quiso ponerse de pie desde donde estaba y enseguida se dio cuenta de que tenía puesto una armadura pesada que le dificultaba levantarse, su mente enseguida se puso a trabajar y le hizo recordar lo que había pasado el día anterior, ya con mas tranquilidad lentamente se reincorporó.



-Buenos días Inés. Tuve que botarte de la cama porque no despertabas y no falta mucho para que las clases inicien, espero no haberte molestado-.



-Ah. No. Gracias por despertarme-.


-¿Quieres que te ayude a quitarte la armadura?-.



Io se ofreció a ayudar a su compañera y está accedió.


-Te lo agradecería mucho-.



Con cuidado ayudó a quitar pieza por pieza, el peso de cada una le sorprendió bastante pero no dijo nada. Cuando terminaron, Inés le agradeció y se fue a alistarse. Ella esperó a que su compañera estuviera lista y las dos salieron juntas.



“Que agradable aroma”.



Mientras caminaba lado a lado con su compañera, el aroma característico de Inés llegó a su nariz. Tal vez se debía a que ella fabricaba pociones que el olor de las plantas y raíces que utilizaba se habían pegado a su cuerpo o por alguna otra razón, pero ese aroma era algo que a Io le gustaba.



Las primeras clases pasaron sin problemas no hubo ninguna novedad pero en la clase de pociones una conmoción tuvo lugar.



-¿Qué fue lo que dijo, Profesora?-.



Eso fue lo que su compañera Inés preguntó con incredulidad en su voz.



La profesora Elsa Parac había iniciado su clase diciendo que tenía buenas noticias y estás eran que una de sus compañeras había presentado el examen oficial de alquimia y lo había aprobado con excelentes notas, como tal esa persona había adquirido el título oficial de Alquimista de segundo rango, esa persona era Inés Ros, quién no podía creerlo.



-Como dije Señorita Ros, ahora es oficialmente una alquimista de segundo rango, Los exámenes que le apliqué ayer fueron la prueba oficial-.



-Ya veo…-



Eso fue todo lo que alcanzó a decir su aturdida amiga. Anastasia Io estaba feliz por el logro de su amiga, pero al parecer solo ella pensaba así, el resto de sus compañeras la veían con recelo, mofa y desdén. A la hora de la comida como era usual los comentarios de las otras señoritas llegaron a sus oídos.



-Como no puede con la magia decidió irse por el camino de las pociones-.



-Eso era de esperarse para alguien sin talento en la magia-.



- Como viene de una familia de campesinos supongo que se entiende bien con las raíces y plantas-.



Como de costumbre Io les fulminó con la mirada. “Celos, dicen eso porque le tienen celos” Eso era lo que pensaba Io, su amiga no había hecho algo para molestar a las demás y siempre se esforzaba, mientras que las demás señoritas probablemente nunca se habían esforzado en toda su vida como lo hacía su amiga.



Tras el almuerzo junto con Inés acudió a la clase optativa de conocimientos de bestias mágicas y monstruos, el tema del que hablarían ese día era de las criaturas conocidas como duendes. Escuchando atentamente lo que su profesora decía Io iba tomando apuntes.



-Los duendes son criaturas mágicas de rango D, son muy traviesas y muy rara vez se portan hostiles. Por lo general les gusta robar comida de los campos y casas o perder a los viajeros. Amenazarlos con hechizos de bajo nivel es suficiente para hacer que huyan. Existen muchas especies de ellos pero casi todos pueden englobarse en la misma definición. ¿Alguna de ustedes ha visto a estas criaturas en la vida real?-.



La profesora hizo esa pregunta pero nadie respondió. La mayoría de las señoritas habían vivido toda su vida en mansiones lujosas así que muy rara vez salían al mundo exterior. Incluso Io aunque había visto otro tipo de criaturas nunca había tenido la suerte de avistar duendes.



-Yo si profesora-.



Inés alzó la mano. Animada la profesora la instó a contar todo lo que ella había observado de esas criaturas.



-Bueno, a los duendes les gustan las frutas más que los vegetales pero extrañamente también aman la cebolla, les gusta jugar canicas y otros juegos infantiles, no les gusta el agua, se reúnen para bailar con las hadas, las pixies y otras criaturas mágicas cuando hay luna llena. Cada luna llena podía ver sus bailes en el patio de mi casa y en una ocasión me uní al festejo pero sin querer pisé el círculo de baile  y no paré de bailar por toda la noche hasta que amaneció, pensé que moriría de cansancio. Por lo general son considerados una molestia pero se puede llegar  a un acuerdo con ellos, por ejemplo a cambio de manzanas acarameladas que ellos no saben fabricar y una parte de la cosecha  hice que protegieran los campos de cultivos de plagas y ladrones-.




- ¿Dices que aman la cebolla y las manzanas acarameladas?-.



-Así es profesora, harán cualquier cosa por una manzana acaramelada-.



-Interesante, probaré eso después pero regresando a la clase. Lo que dijiste es totalmente cierto, los duendes odian el agua y les encantan los juegos infantiles, también es verdad lo de los bailes a la luz de la luna, si un humano se une al círculo de baile no podrá dejar de bailar hasta al día siguiente, tuviste suerte de haber salido con vida-.



-Ni que lo diga, no volví a participar en sus festejos, solo veía desde una distancia prudente. Son demasiado salvajes-.



Nuevamente Io estaba impresionada por las experiencias que su compañera había vivido, y por la reacción de sus compañeras ellas también lo estaban pero su orgullo las llevaba a menospreciar a Inés.



-Ahora que recuerdo a aquellas personas que pisan el circulo de baile en plena celebración y sobreviven les aparece una marca llamada  “Marca de compañero de baile” además obtienen  el talento del baile. ¿Podrías mostrarnos la marca que obtuviste?




-Ah, sí. Está detrás de mi cuello-.



Recogiendo su cabello, Inés le mostró a la profesora una marca dorada de unos dos centímetros de largo en forma de estrella.



-Definitivamente esa es una marca de compañero de baile. Acérquense a verla señoritas-.



Con la instrucción de la profesora todas las estudiantes pasaron a ver la marca, al regresar a su asiento, todas y cada una de ellas tenía un rostro lleno de envidia. Como damas de alta sociedad la habilidad de bailar era algo que todas deseaban tener, las clases empezaban cuando aún apenas tenían algunos años de vida pero no aseguraban que serían capaces de bailar elegantemente.


Finalmente la clase terminó y la profesora dio una última advertencia.



-Solo por si acaso no intenten entrar a un círculo de baile solo para obtener el don del baile, necesitan una increíble resistencia física para poder sobrevivir y además si no son invitadas aunque bailen durante toda  la noche no obtendrán el don. Espero que les haya quedado claro. Ahora pueden retirarse-.



Por primera vez lo vio como sus compañeras observaban a Inés con rostros amargos. Io sabía que esos eran los rostros de personas que se sentían derrotadas, interiormente se río sin parar.


Terminada las clases Io se llevó a Inés en contra de su voluntad a festejar que su compañera había obtenido las licencias de Alquimista de segundo rango.



-Eres una persona increíble Inés, lograr convertirte en Alquimista a esta edad es algo excelente. Te felicito-.


-Gracias pero no me considero una persona increíble, mi habilidad con la magia no es muy buena, es exactamente por eso que aprendí a hacer pociones-.


-No seas humilde-.


-No lo estoy siendo, solo soy realista-



-Bueno sea como sea es algo bueno. Así que vamos a comer en un buen lugar-.



El lugar que eligieron fue el mismo donde sucedió el evento del unicornio.



-Io demasiada azúcar es malo para el organismo-.



-No te preocupes por eso, hoy solo comeré la mitad de postres-.



-Eso espero-.



Mientras estaban degustando sus alimentos una persona se sentó en la misma mesa que ellas.


-Hola ¿Cómo han estado?-.


Se trataba de Madame Prots, la antigua dueña del unicornio de Inés.



-Buenas tardes Madame, estoy bien, gracias preguntar-.


-Buenas tardes Señora Prots-.



- Las veo de buen humor, ¿Pasó algo bueno?-.


Io sin poder contenerse le comunicó a Madame Prots lo que había pasado.


-¡Oh!, Ya veo así que ahora tienes una licencia de alquimista, ¡Felicidades niña! Así que no solo tienes talento para domar bestias sino también en pociones-.



-Gracias Madame acepto su cumplido sobre lo de ser alquimista pero no creo tener talento con las bestias-.


Io no podría dejar eso así, así que intervino en ese momento.


-Nada de eso Inés, yo pienso que si tienes talento con las criaturas mágicas, la marca de compañero de baile en tu cuello lo demuestra-.


-Jovencita ¿Dijiste “marca de compañero de baile”?-.


-Así es Señora Prots-.


-Déjame ver eso-. Sin pedir permiso Madame Prots levantó el cabello de Inés y revisó su cuello, mientras Inés se sentía incomoda.- Ya, ya veo, solo había visto esta marca en libros-.



-Nuestra profesora de Conocimiento de criaturas y bestias mágicas confirmó que era verdadera-.


Orgullosa Io informó este hecho.



Soltando a Inés y volviendo a su asiento, Madame Prots se sumió en sus pensamientos por unos instantes y después de la nada hizo una declaración.


-¡Estás contratada, Señorita Ros!-.


-¿Eh?-.


-Definitivamente no puedo dejar que alguien con tu talento se me escape-.



-¿Talento?-.


-Empezarás mañana temprano-.



Inés que no había podido reaccionar ante el desarrollo de los eventos por fin pudo protestar.



-Madame agradezco su oferta de trabajo pero aún soy una estudiante y como tal tengo que acudir a clases toda la mañana y tarde estoy ocupada-.



-Ah, tienes razón- Madame nuevamente cayó en pensamientos y luego halló una respuesta -En ese caso solo trabajarás los fines de semana en la mañana. ¿Qué te parece?-.




Seni quería negarse rotundamente pues no quería más obligaciones pero recordando que Madame Prots le había regalado un unicornio, se debatió internamente y finalmente aceptó, pues no quería quedar como una persona ingrata que no devolvía el bien que otras personas le hacían.


Io observó cómo su compañera después de pensar por unos momentos la propuesta de la Señora Prots, aceptó el trato.



-Está bien Madame Prots, acepto-.



-Muy bien niña, toma mi tarjeta, aquí está la dirección de mis establos, a partir de este sábado empezarás  a trabajar-.



Inés tomó la tarjeta y con resignación la guardó en su bolso, mientras Io con una gran sonrisa observaba eso.



Después de comer, Io llevó a Inés a un karaoke, luego a un circo que se había instalado por unos días en la ciudad, durante todo esto Madame Prots les acompañó. Ese día fue uno de los mejores y más divertidos que Io había tenido.










2 comentarios:

  1. YA ME HE PUESTO AL DIA ESPERANDO EL SIGUIENTE CAP DE ESTE Y NOX, SUPONGO QUE DENTRO DE POCO ENTRARA EN UN CAMBIO DE ARCO NO?

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