Hola a todos de nuevo, aquí trayéndoles el capitulo correspondiente, espero les guste. Comenten que les parece el capitulo, eso me da ánimo para traerle más rápido el capitulo.
PD. La pagina esta muriendo lentamente y empiezo a pensar que llevare todos los capitulos siguientes a mi cuenta en Wattpad. ¿Que les parecería esa idea?
Capitulo XVII
“Amor”
El sol iluminaba el
cielo, el calor era inevitable en esta época del año, verano. Nathalia abre los
ojos como si despertase de un profundo sueño, se encuentra sentada a la sombra
de un árbol; frente a ella un hermoso panorama de un parque. La hermosa vista
logra evocar nostalgia, celosamente guardada de aquellos días, donde nada
estaba mal y todo parecía ser perfecto; no había duda alguna, este lugar lo
reconocía. ¿Cómo podría olvidarlo? La
única pregunta que se formulaba mientras intentaba recordar era: —
¿Cómo
he llegado aquí? —Se levanta del césped lentamente
intentando mantener el equilibrio.
Dos niños pasan corriendo
a su lado, una pequeña niña les seguía el paso como podía. — ¡Esperen, no puedo
correr más! —La voz de la niña cubrió de escalofríos el cuerpo de Nathalia, de
inmediato observó a los otros dos niños, que ya iban varios pasos más por
delante. Su rostro palideció al verlos claramente, eran ellos, definitivamente
eran ellos. — ¡Apresúrate Nathy! —La voz del pequeño Dimitri hizo eco en lo más
profundo de su ser, sintió como su corazón se rompía en pedazos una vez más,
añorando aquellos días. Estaba segura que esto no es más que un sueño, un cruel
sueño del cual no quisiera despertar jamás, uno que si tuviera la opción,
viviría eternamente en él; las lágrimas rozaban su mejilla al caer al césped,
sus fuerzas desaparecieron a causa del recuerdo, se apoyó de espaldas contra el
tronco del árbol hasta caer sentada nuevamente.
— ¿Por qué lloras? —Su yo
años atrás estaba frente a la actual.
La joven inclinó su
rostro hasta conectar su mirada con la pequeña niña, guardaron silencio durante
unos segundos, esperando a que los sollozos pararan.
— ¿Qué le sucede
señorita? —Continuó la niña. — ¿Se ha lastimado?
La niña se inclinó para
secar las lágrimas de la joven con un pequeño pañuelo de seda, que traía en una
de sus bolsas traseras del pantalón. —Gracias, eres muy amable. — dijo
finalmente la joven Nathalia.
— ¿Necesita ayuda? Puedo
ir por alguien mayor. —El rostro de la niña denotaba preocupación.
—No, solo recordé algo
triste. —Le sonrió a la niña intentando calmarla.
— ¿Estás sola?
—Sí, supongo que estoy
sola…
—Se lo que se siente,
antes yo era como tú, pero los conocí a ellos. —Señaló a los dos niños que la
esperaban impacientes. —Tuve suerte de encontrarlos, espero sigamos juntos
mucho más tiempo.
Las palabras de la niña
le causaron dolor punzante en el pecho, las lágrimas continuaron. Admiraba con
ternura y compasión a la pequeña Nathalia; que se mantenía ignorante al futuro,
dirigió su mano a la mejilla de su yo pasado para acariciarla con delicadeza
maternal.
—Nunca te alejes de
ellos, protégelos con todas tus fuerzas. —Sonrió a la vez que sus lágrimas
continuaban emergiendo sin su consentimiento. —Yo tuve a dos personas que ame
con todo mi corazón, pero no pude hacer nada para protegerlos del mundo.
—Titubeó antes de continuar, quizás era demasiado complicado para que lo
entendiera una niña, pero recordó que era un sueño y esta podría ser su única
oportunidad de desahogarse. —Debí sujetarlo con todas mis fuerzas aquella noche
en los Ángeles, mi deber era mantenerlo conmigo, lejos del peligro que estaba
expuesto.
—No comprendo muy bien lo
que has dicho, pero no llores. —La niña se arrodillo frente a ella. —No dejare
que le pase nada malo, ellos son mi familia. —La abrazó fuertemente.
La joven le correspondió
el abrazo. —Cuídalos por mí, por favor. —Su corazón estaba hecho pedazos, si
esto no fuera un sueño y enserio pudiera advertirle a su yo pasado de las
desgracias venideras, entonces ella podría morir en paz. —Dile a Dimitri que me
perdone, debí haberme esforzado más por salvarlo.
La silueta de la niña
desapareció entre sus brazos, se había convertido en humo. El paisaje ardió en
llamas que aparecieron de la nada, cubriendo los árboles, el césped y todo lo
que pudiera ser incendiado. Estaba sola de nuevo, en medio del parque moldeado
como el mismo infierno, necesitaba huir; sus gritos de dolor al ser alcanzada
por las llamas hicieron eco, se levantó de inmediato intentando alejarse del
fuego que lentamente la rodeaba.
—Auxilio, Dimit… —Antes
que pudiera terminar de pronunciar el nombre de su amado un torrente de
recuerdos y emociones la abordo, tenía claro que nadie vendría a su rescate.
Estaba sola en esto, ahora debía resolver su dilema por sí misma. ¿Huir o
morir? Por un momento se planteó la idea de morir, porque después de todo
Beowulf había desaparecido y seguramente Dimitri jamás volvería a ser el mismo
de antes. ¿Qué podría hacer ella? Nada.
Tomó aire aspirando el
poco oxígeno que aún quedaba en el lugar, cerró los ojos, inmóvil, esperando a
ser quemada viva. Por unos instantes había olvidado que era un sueño, en el
momento que logró recordarlo su decepción fue evidente, cuando despertara. —si es que realmente despierta. —Estaría
sola, como cuando era niña, antes de conocerlos.
—Jamás creí que te dieras
por vencida tan fácilmente. —Una voz gruesa la desconecto de sus pensamientos.
La joven dirigió su
mirada hacia al frente, tras observar al dueño de aquella voz quedó atónita, su
corazón se aceleró, no estaba segura cuanto tiempo había estado observándola;
todas las preguntas que podrían formularse en este momento desaparecieron por
completo, nada le importaba menos, lo único que deseaba era abalanzarse sobre
él.
—Me alegra verte una vez
más. —Continuó.
La mente de Nathalia
quedó en blanco, ha olvidado por completo todo lo que le preocupaba hace unos
segundos, su cuerpo se movió instintivamente, haciendo caso a sus impulsos; atravesó
las llamas sin mostrar ninguna señal de dolor, aquel infierno ha quedado en
segundo plano. La figura de Dimitri permaneció estática, contemplando a su
amada que corría a toda prisa hacia él, los ojos de color rojo, escarlata, deslumbraban el deseo por
tenerla entre sus brazos.
La joven se abalanza a su
amado esperando ser atrapada por aquellos brazos delgados y poco musculosos,
sin embargo su plan es boicoteado por algo que en ese momento no comprendía del
todo; atravesó el cuerpo del joven como si de un fantasma se tratase, su imagen
se transforma en llamas que hacen juego con el paisaje.
— ¿Dimitri? —Su mente
jugó con las ilusiones y los deseos más latentes en su interior. El mundo es
testigo de todo lo que ha hecho y podría hacer, si tan solo pudieran cumplirle
su deseo. Un momento con él.
Una carcajada a sus
espaldas alerta a Nathalia que de inmediato se gira en dirección de aquella
risa burlona. Frente a ella un ser con forma humanoide hecho de fuego en su
totalidad, distinguibles garras en sus mano; sus llamas poseían un tono
completamente diferente al del paisaje,
escarlata, tan rojas como la sangre misma.
— ¿Qué hace un hibrido en
mis dominios? —La entidad se acerca a toda prisa a la joven, en segundos estaba
frente a ella. Empieza a olfatearla como bestia inspeccionando cuidadosamente
su enemigo.
Ella permanecía inmóvil
producto del miedo producido por la entidad en llamas, estaba segura de quien
tenía frente a ella, la imagen de este demonio en las calles de Brooklyn jamás
podría ser olvidada, pero la pregunta era. ¿Por
qué? Su cuerpo comenzó a temblar, apenas podía mantenerse de pie, hubiera
deseado gritar por ayuda, pero este era obra de su imaginación.
—Dime una razón por la cual
no deba asesinarte en estos momentos, híbrida. —Desliza una de sus garras por
su mejilla haciendo una pequeña herida.
—Esto no es real, estoy
soñando… —La joven tomó valor para así poder responder a la criatura a la vez
que reprimía el dolor causado en su mejilla.
El demonio sonrió de
forma casi imperceptible para ella. —Oh querida, soy real, tan real como Dios
mismo. —Escupió tras pronunciarlo. —Tú vives porque yo existo. ¿Sabes cuánto
tiempo he deseado encontrarte?
El rostro de la joven
palideció al escucharlo, estaba desconcertada tras las declaraciones, hizo puño
sus manos e intentó tranquilizar sus sentidos, temía a lo que estuviera frente
a ella; sentía como era desnudada con la mirada, con el fin de examinarla
meticulosamente; parecía fascinado y asqueado por su presencia.
— ¿Me has buscado? —Su
corazón latía a pasos acelerados.
—Tú eres una vida que
jamás debió ser creada, eres la peor herejía a mi nombre. ¡Maldita híbrida!
—Asestó un potente golpe al rostro de la joven, tumbándola en el piso tragado
por las llamas.
El dolor era incomparable
a todo lo sufrido anteriormente, sentía como si la piel se estuviera despegando
lenta y tortuosamente de su cuerpo. Las llamas que cubrían el paisaje parecían
no afectarle físicamente, estaba intacta, en circunstancias normales cualquier
persona estaría incendiándose, pero ella era diferente.
—N-no entiendo. —escupió
la sangre acumulada en su boca.
—Hace un par de años
regresaste de entre los muertos en un acto de herejía. —La tomó por el cabello
levantándola nuevamente. —En tu interior yace mi sangre, mezclada con la de
aquel individuo que me encerró siglos atrás.
El ser de fuego presionó
levemente una de sus garras contras el cuello de la joven, parecía dispuesto a
matarla, sin embargo se mantuvo inmóvil. Nathalia mostraba miedo en su rostro,
lágrimas escapaban sin su consentimiento, esto es el final.
—Me siento generoso en
estos momentos, he logrado despertar en el cuerpo del chico, te matare sin
sufrimiento alguno. —Continuó.
Las últimas palabras
dichas por su captor hicieron temblar a la joven, no porque sería asesinada,
sino más bien porque ahora estaba claro que Dimitri había muerto, ya no
regresaría a su lado; si es cierto esto, no tiene más motivos por los cuales
seguir luchando. Sus ojos se cerraron esperando el abrazo de la muerte una vez
más, inhalo la última bocanada de aire intentando tranquilizarse. Espero encontrarte en la otra vida, mi amor.
Fue necesario tan solo un
segundo para acabar con su vida, la entidad se reposicionó frente a ella y,
usando sus garras como espada extendió su mano izquierda contra Nathalia; un
sonido grotesco de piel abriéndose fue escuchado a continuación, seguido de un
agudo grito de dolor, para finalizar con el eco del cuerpo ya sin vida de la
joven impactando contra el piso. Una gigantesca herida había partido en dos su
pecho, cortando cada órgano vital que estuviera en el camino de sus garras. La
entidad había cumplido su promesa, fue asesinada sin tortura previa en un ágil
y preciso corte.
Las llamas alrededor del
cuerpo de Nathalia formaron nuevamente la figura de Dimitri, estaba de
rodillas, observándola sin expresión alguna, estaba en shock al ver tan
desagradable escena.
— ¿Aun posees fuerzas
para manifestarte? Me impresionas, ahora entiendo como haz sido capaz de
soportar mi sangre. —Una sonrisa se formó en su rostro. —No te preocupes por
ella, ha muerto al instante.
El joven se puso de pie
sin despegar la mirada del cuerpo de Nathalia, hizo puño ambas manos, ahogaba
sus ganas por ir tras él. Su desventaja
era obvia. — ¿Por qué? —Casi susurró la pregunta.
—Ella era una híbrida,
seres demasiados peligrosos para mi propia existencia. —respondió en un tonó
despreocupado.
— ¿Por qué? —La voz del
joven se quebró, no podía evitar llorar. — ¿¡Te parecía una amenaza!? ¡Era
inocente, la mataste!
Dolor, ira, desconcierto,
todas las emociones explotaron en su interior al ver a Nathalia, una vez más
revive aquella escena que lo atormentaba por las noches; su ira ha tomado
control de todo razonamiento lógico, su único objetivo, matarlo.
El paisaje comenzó a
desvanecerse acompañado por cientos de graznidos de cuervos, todo se volvió
tinieblas, era un vacío cegador; las llamas de la entidad eran la única
iluminación, todo era oscuridad, no existía arriba o abajo. El cuerpo de
Nathalia se prendió en llamas, esta vez de color carmesí.
Una carcajada por parte
del verdugo de la joven. — ¡Increíble, tenías más que ofrecer! —Sus llamas
bailaban a su alrededor, cada vez eran más grandes. — ¡Ven por mí, véngate de
la híbrida! —Extendió sus brazos incitándolo a golpear.
— ¡Deja de llamarla
hibrida! Su nombre es Nathalia, y te juró que pagaras con tu vida lo que has
hecho. —Una espada de color negro en su totalidad apareció en manos del joven,
la empuñadura y la hoja era similar a la que obtendría su hermano años después;
la guarda de la espada tenía la forma de alas, el pomo mostraba la cabeza de un
cuervo. Una capucha oscura con detalles rojos formando dos siniestros ojos,
plumas de cuervos alrededor de los hombros, neblina emanaba debajo de la
capucha.
— ¡Ahora entiendo! Tu
cuerpo aceptó mi sangre porque era tu destino desde un principio, tu
nacimiento, vida y muerte fue escrito muchos siglos antes. —Se colocó en
posición de ataque, esta vez tomaba en serio al joven. — ¡Demuéstrame que eres
digno de usar mi fuerza!
El rostro de Dimitri
estaba oculto por la neblina, lo único que se observaba eran sus ojos brillando
en medio de la oscuridad. —No necesito tu poder maldito, lo único que me ha
traído son desgracias, te asesinare sin utilizar tus llamas; te arrodillaras
ante una fuerza superior. —Su mente parecía divagar, no estaba seguro quien
hablaba en estos momentos, quizás las palabras de su enemigo sean ciertas y su
destino ya estaba escrito. —Mi nombre es Dimitri Alexander Crow, tu nuevo rey.
Arrodíllate ante mí, Pyrón.
La espada fue alzada en
dirección al ente de fuego, una onda expansiva lo rozó como advertencia. — ¿Qué clase de ataque fue este? Yo, un ser
antiguo y Todopoderoso no fue capaz de ver atreves de esto. —Seguía sin
comprender como ha podido ocultar este gran poder sin que él pudiera darse
cuenta, no cometería dos veces este error, ahora estaría pendiente de la
dirección de la espada para averiguar de dónde vendrá el siguiente ataque.
Pelear cuerpo a cuerpo debería darle una mayor ventaja, estaba seguro que de
esta forma no podría ser impactado por ataques invisibles.
La criatura arremetió
contra el joven acercándose a toda velocidad, estaba a menos de diez pasos, fue
cuestión de microsegundos para estar frente al encapuchado; era extraño, no
reaccionó al ataque, estaba estático sin despegar la mirada de él. Pyrón no
perdería la oportunidad de acertar un golpe. — ¿Te crees superior a mí por tu
nuevo poder? —La reacción nula ante su ataque llenó de rabia su ser. Él era una
entidad creadora, un ser superior a su insignificante vida. ¿Acaso no lo considera un digno oponente? Sus
garras ardieron con más intensidad, atravesaron el cuerpo de Dimitri desde el
cuello hasta el abdomen. Un chillido a continuación. La punta de la espada del
joven sobresalía de su pecho cubierto de llamas, Pyrón miró nuevamente al
frente buscando el cadáver de su enemigo, nada.
—Eres lento, la edad te
ha asentado mal, anciano. —Dimitri sacó su espada del cuerpo de la entidad
creadora. — ¿Te arrodillaras o prefieres morir? —Los ojos a través de la
neblina causada por la capucha estaban apacibles.
La herida no se estaba
regenerando, esto era imposible, la única arma capaz de dañarlo era la creada
por la otra entidad, aquel que se hace llamar Dios. Por un instante se preguntó si aquella arma en las manos de
Dimitri era la espada creada a partir del primer tesoro divino.
Se alejó nuevamente del
encapuchado esperando a ver el próximo movimiento, esta vez actuaria rápido y
preciso esperando esta vez acertar un golpe mortal que le dé la victoria. —
¿Esa espada fue creada por aquel ser al que denominan Dios? —escupió tras
pronunciarlo.
—Cornix igni. La espada entregada por los ángeles y pasada de
generación en generación por los descendientes del primer rey. —El joven no
tenía idea de cómo sabia esto, las palabras salían de su boca como si hubiese
sabido esto toda su vida. —Hemos esperado pacientemente nuestro momento, no
dejaré que continúes destruyendo el mundo a tu antojo.
Jamás ha estado pendiente
del mundo mortal, pero es muy sabido que todos esperaban el apocalipsis siglos
atrás. ¿Enserio ha existido una espada tan poderosa entre los humanos como
prevención a este día? Nuevamente volvió a reírse como ironía a su situación
actual, sus llamas ascendieron una última vez, entregará todo de sí en esta
batalla; su honor estaba en juego, no dejara que un humano lo derrote.
—Por más que ardan tus
llamas tu derrota es inminente, conozco tu debilidad, dentro de todas esas
llamas carmesí se encuentra tu verdadero cuerpo; prisionero en el infierno, sin
posibilidades de soportar más ataques como el que recibiste por mi espada.
—estaba confiado. —Cornix igni puede llegar a tu cuerpo, cada vez que te
atraviesa las llamas.
Pyrón estaba furioso,
sabía que no estaba bromeando, su herida en el pecho demostraba la veracidad de
las palabras; estaba en problemas, su cuerpo había olvidado la sensación que
sentía estos momentos. Temor. A
espaldas del encapuchado observó el cuerpo de Nathalia, cubierto por las
llamas, la herida se ha cerrado; lo comprendió, ahora estaba claro. Dimitri aun
poseía parte de su fuerza y, aunque anteriormente creyó que no lo usaba contra
él por orgullo, estaba equivocado; utiliza el poder que le fue inyectado para
sanar las heridas de la joven y traerla a la vida. Ahora conocía la debilidad
del encapuchado. Ella.
La entidad comenzó a
crecer, ganando tamaño a gran velocidad, diez veces más grande que Dimitri; las
llamas de Pyrón tomaron forma de bestia, trompa de cerdo, dos gigantescos
cuernos, brazos gruesos cubiertos de púas, garras tan grandes como el cuerpo de
su enemigo, un gigantesco lomo donde las llamas bailaban libremente, una cola similar
a la de un león, piernas largas y gruesas finalizando con pezuñas. Su nueva
forma atemorizaba, pero era claro que sería mucho más lento, sin embargo
cumplía su cometido, cubrir su verdadero cuerpo de la espada.
—Quiero que intentes
matarme ahora, tu error fue no matarme cuando atravesaste mi cuerpo. —Se
abalanzó hacia él. —Intenta sobrevivir ahora.
—Solo necesito cinco
minutos para acabar con esto. —El encapuchado esquivo ágilmente a la bestia,
pero algo estaba mal, no se detenía; se tardó demasiado en darse cuenta que su
objetivo no era él. — ¡Maldito cobarde! —Las plumas en su capucha crecieron en
un parpadeo, formando un par de alas negras, las cuales utilizo para impulsarse
lo más rápido que pudo para llegar a Nathalia antes que Pyrón.
Las alas le dieron el
impulso necesario para alcanzar a su enemigo, pero no fue suficiente como para
llegar antes que él. En un acto desesperado utiliza su espada en un intento
para cortar la pierna de la bestia, lo único que consiguió con esto fue hacerle
una herida que le hizo bajar la velocidad lo suficiente para tomar a la chica
antes que fuese aplastada.
Dimitri sostenía en sus
brazos a la joven, sus alas negras eran casi imperceptibles, la oscuridad del
vacío las ocultaba perfectamente. La espada yacía bajo el gigantesco cuerpo de
la bestia, había tenido que soltar su arma para rescatar a la joven, era un
riesgo que fue obligado a tomar; para su buena suerte Pyrón aún no lo había
notado, podría tomar ventaja de esto, dejaría a Nathalia lejos de la pelea y
tomaría de nuevo su arma.
La pelea se lleva a cabo
dentro de Dimitri a la vez que su cuerpo poseído está destruyendo todo a su
paso en la tierra, era claro que Nathalia había podido entrar aquí gracias a
que compartían la misma sangre maldita; si desea que sobreviva deberá enviarla
nuevamente a su cuerpo y desear que sus llamas haya podido despertar el poder
dormido en su interior, así ella podrá regenerarse por su cuenta.
— ¿Temes que pueda
ganarte? Utilizas tácticas sucias para intentar generar alguna ventaja contra
mí, pensé que poseías honor, estaba equivocado, no eres más que una basura
intentando sobrevivir a su inevitable destino. —Dimitri tomó a la joven con una
mano, liberando su mano derecha que de inmediato extendió hacia el vacío.
Las palabras del
encapuchado habían lastimado su orgullo, pero estaba en lo cierto, su acción no
era digna de una entidad creadora; él siempre ha sido fuerte sin comparación,
por ese motivo fue engañado y encerrado en el infierno. No respondió, él
mataría a Dimitri y traería su venganza contra su igual, pero su orgullo no
sería manchado con esta victoria tan lamentable. Permitió al joven resguardar a
Nathalia.
El vacío creo un agujero,
al otro lado de este se encontraba un espacio totalmente blanco, lleno de luz. —Algo digno de ella. —Pensó el joven. Colocó
cuidadosamente a la chica, el portal se cerró dejándolo solo contra la bestia.
Un golpe con la
gigantesca mano abierta fue el inicio a la batalla nuevamente, como si de una
mosca se tratase. No había nada donde impactar, así que continuó viajando sin destino
con un impulso imposible de parar, hasta que fue detenido por uno de los brazos
llenos de púas de Pyrón; un impacto que dejo sin aliento y llenos de heridas al
joven, al parecer estaba equivocado, él era bastante rápido, su gigantesco
cuerpo no le resultaba impedimento para moverse a grandes velocidades.
— ¿Creíste que no me
había dado cuenta que has soltado tu espada? —Pyrón rió.
Cerró sus manos creando
dos gigantescos puños, de inmediato comenzó a embestir contra el cuerpo de
Dimitri que aún permanecía sin aliento por el primer golpe, los ataques
recibidos lo enviaban de un lado a otro. Sin la espada para cortar su cuerpo no
era rival para él, no soportaría mucho más tiempo.
—Siempre recordaré tu
nombre, fuiste un rival digno para mi grandeza. —Conecto un ultimó puñetazo
lanzándolo lo más lejos que le fue posible, dejando una estela de sangre por su
recorrido. En un parpadeó apareció al frente de la trayectoria del joven, esta
vez tenía el hocicó abierto mostrando sus colmillos afilados.
Por unos segundos Dimitri
observó su espada en la lejanía, deseó alcanzarla, hubiera dado lo que fuera
por tenerla; parecía que sería tragado por la bestia, en segundos estará siendo
triturado por aquellos colmillos. Todos esos pensamientos se vinieron abajo al
ver el hocicó de Pyrón iluminado, una gigantesca bola de fuego salió de él.
Dimitri pensó rápidamente en un plan, gracias a esto veía una oportunidad de
sobrevivir, pero su plan debía funcionar, o de lo contrario sería calcinado por
el calor de las llamas.
La bola de fuego fue
lanzada en contra del encapuchado, estaba a unos metros de distancia de su
inminente choque. Cerró los ojos en un desesperado intento por concentrarse,
debía recordar la sensación, el sentimiento, todo aquello que lo inundó esa
noche en Los Ángeles; lo único que venía en su mente era la imagen de Nathalia
tirada en el piso, muerta en aquel horrible lugar, por más que intentase
concentrarse era inútil; terminaba recordando a la joven, una y otra vez como
en un ciclo sin fin. Ahora lo entiendo. Esa
sensación, aquel sentimiento, todo, inclusive la furia fue desatada por un
mismo detonante, el amor hacia ella.
En estos momentos
comprendió cuan equivocado había estado, comprendió que las últimas palabras
dichas por Anthony antes de morir han sido una cruel mentira, su primera
transformación en demonio fue producto de la muerte de Nathalia, por el amor
que rendía a ella; si no hubiese sido por esto, él jamás hubiera sido capaz de
transformarse. Recordó su deseo esa noche, venganza,
deseaba fervientemente traerla a la vida y hacer pagar a su asesino. ¿Por qué no lo entendió en aquel entonces? Él
ya controlaba las llamas de Pyrón, tras vengarla y asesinar a Anthony su
transformación cesó, no porque se hubiese debilitado su demonio interior, si
no, porque lo deseo así.
La bola de fuego impacto
contra el encapuchado, sumergiendo el insignificante cuerpo humano en su
interior; la esfera gigante frenó su recorrido, iluminó como si fuese una
supernova a punto de explotar. Pyrón retrocedió al ver tal acontecimiento, esto
no fue como lo tenía planeado.
— ¿Por qué no
desapareces? ¡Solo eres un simple mortal! —La bestia estaba inquieta al ver
como destellaba cada vez más su propio ataque, como si tuviese vida propia.
La bola de fuego destello
cada vez más, irradiando ondas de calor más fuertes que las anteriores en cada
parpadeo, su tamaño se dobló en segundos.
Desapareció.
— ¿Qué ha sucedido? —La oscuridad reino nuevamente en el lugar, nadie
más que la bestia sigue de pie, no hay rastros de su enemigo.
Una violenta explosión toma
por sorpresa a Pyrón, arrojándolo y golpeándolo fugazmente por todo el vacío.
Dimitri estaba inmóvil, observándolo, ahora tenía llamas carmesí cubriendo
parte de su capucha, las alas negras en su espalda estaban incendiadas; esto no
estaba en los planes, el joven debió morir calcinado por la bola de fuego. Imposible.
El encapuchado extendió
sus alas e impulso su cuerpo en contra de la bestia que ya había podido frenar
su trayectoria, por el camino dejaba una estela de fuego como si se tratase de
un camino iluminado por velas, logró tomar su espada mientras llegaba a su
destino a una velocidad impresionante; su arma se cubrió en llamas carmesí.
—Y aquel ser creador fue
traicionado por su igual, la luz no siempre representa la justicia, y tampoco
la oscuridad representa al caos. —Dimitri se acercó ágil y raudo, sus ojos no
mostraban luz alguna.
La bestia espero el
momento justo para contratacar, utilizaría sus garras para acabar con su vida,
sin embargo fue más lento que el encapuchado; desapareció de su campo de visión
como si de un acto de teletransportación se tratase. El joven se posó sobre el
brazo extendido del gigante y con la espada incrustada en la piel de la bestia
cortó todo a su paso, corrió por toda la extremidad hacia la zona donde se
situaba el corazón, y utilizando sus alas se impulsó, tras un salto con el filo
de la espada por delante; atravesó la gruesa piel del monstruo como si de una
lanza se tratase.
Silencio.
Un horrible chillido
resonó en el vacío, Dimitri atravesó por completo el cuerpo del gigante;
emergiendo con sus dos alas en llamas, haciendo gala de su esplendor y
magnificencia que le otorgaba su nueva apariencia. Un hueco gigante atravesaba
el pecho de Pyrón, su gran apariencia se esfumo en tinieblas, su fuego carmesí
se extinguió en medio de maldiciones.
Dimitri esperó a que el
fuego se extinguiera en su totalidad, dejando al descubierto la verdadera forma
de la entidad creadora, un esquelético y endeble anciano que solo traía consigo
un taparrabos blanco. Una barba tan larga que rosaba su ombligo, estaba de
rodillas, manos atrás como si esperase a su verdugo, la mirada seria y a la vez
tan llena de orgullo; digna de un ser de su categoría. Pyrón inclinó su mirada
hacia Dimitri que ahora se encontraba frente a él con la espada apuntándolo
entre medio de los ojos.
—Soy una entidad
creadora, llena de odio e ira, más en un principio no fue así. —el anciano
divagó unos segundos antes de continuar. —No me quejare de mi derrota, admito
que he sido superado, sin embargo hay algo que necesitas escuchar antes de mi
ejecución. —Su cuerpo derramaba sangre a una velocidad preocupante.
La mirada del encapuchado
se mantenía fija en el anciano, sus ojos rojos no mostraban señal de vida,
parecían muertos, vacíos. — ¿Intentaras persuadirme? —No parecía interesado en
nada que saliera de la boca de su enemigo.
—Más bien intento hacer
un trato en el que ambos seamos beneficiados. —Miró a los ojos sin luz del
joven, esperando que comprendiera lo que está a punto de revelarle. —Hace
siglos, antes que la humanidad naciera y que los ángeles alzaran vuelo,
existieron dos entidades todopoderosas; ambas creyentes en un orden justo e
implacable, donde todo buen acto sea elogiado y, por lo contrario, toda acto
impuro y malvado debe ser castigado. —Pausó unos segundos antes de continuar. —Una
ideología perfecta para un mundo perfecto, sin embargo todo mundo debe tener un
gobernante y, aunque parezca difícil de creer, esa ideología consumió a Yahvé
hasta trastornarlo; un solo Dios al cual rendir tributo.
El encapuchado se
mantenía firme, sin expresión en su rostro, apuntando su arma al anciano. — ¿Qué
tiene que ver esto conmigo? —El acero ardiente de la espada fue acercado a
centímetros de su víctima, que casi podía sentir como el fuego incendiaba su
rostro.
Pyrón continuó con su
relato ignorando la interrupción del encapuchado. —No podían existir dos
dioses, eso dividiría al mundo. Yahvé no deseaba compartir a la humanidad, y
tras engaños y trucos sucios fui encerrado en un lugar desolado, creado solo
para mí, el cual denomino como infierno. —El
anciano acercó su frente al acero de la espada en llamas, no hubo una reacción.
—Durante mis siglos de encierro he mantenido en mente mi promesa de venganza, y
ahora, tras haber sido liberado en tu cuerpo no me queda duda que este es mi
momento de actuar.
— ¿Quieres que crea que
Dios, el Todopoderoso es en realidad el villano? —Presionó la punta de la
espada hasta que más sangre fue derramada. —Aun si creyera tus mentiras. ¿Qué
ganaría yo?
—Conseguir mi sangre no
ha sido obra de un humano, esto va más allá de todos los mortales. Hay alguien
que camina desapercibido entre ustedes, no tengo duda alguna al decir que uno
de los ángeles de Yahvé se ha revelado en su contra.
—Pareces muy confiado en
tus palabras, pero estoy de acuerdo contigo, lo que sea que me hayan hecho a
mí, no fue obra de los humanos, pero ¿un ángel?
—La chica que asesine es
la prueba, ella es una hibrida, un ser considerado herejía; demonio y ángel a
la vez, sangre de dos entidades creadoras. —El anciano observó nuevamente al
joven, rogando que viera a través de sus ojos y corroborara que no mentía. —Mi
sangre fue extraída directamente de mi cuerpo, sin embargo la otra parte de la
sangre, aunque es de Yahvé, no es pura. Los ángeles fueron creados a partir de
gotas de su sangre, y puedo asegurar que la mitad del líquido escarlata que
corría por las venas de la chica es la del traidor alado.
—Has divagado demasiado,
he dejado que digas lo que tuvieras que decir como un gesto de buena voluntad.
—Dimitri alzó su espada una última vez para tomar impulso.
—La guerra se acerca y tu
fuerza no será suficiente para mantener a salvo a la chica. —El anciano se
mantenía en calma.
Las palabras de Pyrón han
detenido su ejecución unos minutos más, esta vez tenía la atención del
encapuchado. — ¿Ella ha sobrevivido? —Un destello de esperanza iluminó su
mirada.
—Puedo sentir mi sangre
recorriendo cada parte de su cuerpo, definitivamente la hibrida vive. —Una
sonrisa imperceptible para Dimitri se forma en el rostro del anciano. —Si me
ejecutas en este momento, mi poder muere conmigo. ¿Crees poder hacer frente a
la guerra con tan solo tu fuerza?
El joven se encontraba en
un predicamento, es consciente de haber perdido contra el anciano si no hubiese
utilizado las llamas, su fuerza no era suficiente, si la guerra está por venir;
necesitara toda la ayuda que fuera necesaria, incluyendo las llamas de Pyrón.
Respiró profundamente, exhaló.
—Si no te mató en estos
momentos. ¿Tengo garantía de que no intentaras poseerme nuevamente? —No
confiaba en el anciano, y tampoco confiaría en lo que estuviese por decir.
—No hay garantía alguna.
—La sonrisa esta vez era evidente para el humano. —No prometo intentarlo de
nuevo. —Se colocó de pie lo más rápido que su cuerpo se lo permitió. —Pero, juró
por mi honor como entidad creadora que mientras mantengas el espíritu firme, e
incorruptible, digno de un gran rey; yo el gran Pyrón te prestare mi fuerza.
—Hizo una reverencia colocando una rodilla en el piso, la otra levantada en
dirección al joven. —Mi rey.
Esto le hizo recordar su
pelea, como permitió que pusiera a salvo a Nathalia, algo era seguro e
imposible de contradecir; Pyrón poseía honor, quizás mantenerlo con vida sea la
mejor opción en estos momentos. Todo estará bien mientras que pueda mantenerlo
bajo control, no importase lo que sucediera una vez despertara en el mundo real,
la joven estaba con vida. Nada importaría una vez despertara, encontrarían la
manera de estar todos juntos, es una promesa.
—Confiare en tu honor,
espero no equivocarme al respecto. —Guardó su espada bajo la capucha. — ¿Qué
pasara con tu cuerpo ahora que tus llamas se han extinguido? ¿Se avivaran
nuevamente?
—Mi cuerpo físico morirá
hasta hacerse nada, ahora mi cárcel será tu cuerpo. Compartiremos el mismo
destino. —El anciano inclinó su rostro observando al encapuchado con una
sonrisa.
—Tu fuerza está a mis
órdenes, recuerda a quien sirves. —Extendió la mano hacia Pyrón.
Tomó la mano del joven
para levantarse nuevamente, esta vez su cuerpo se volvía tinieblas desapareciendo
en el vacío. —Solo seguiré a un rey digno de mi poder, jamás debes olvidarlo.
Silencio. El joven ha
quedado solo, con las palabras del anciano resonando una y otra vez en su
cabeza. No tenía idea que este día cambiara por completo la historia del mundo,
su victoria contra Pyrón definiría su futuro en muchas maneras que no
comprendería. El día que derrotó a un Dios.
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