3 may 2017

El Punto Muerto. Capitulo 17





Hola a todos de nuevo, aquí trayéndoles el capitulo correspondiente, espero les guste. Comenten que les parece el capitulo, eso me da ánimo para traerle más rápido el capitulo.
PD. La pagina esta muriendo lentamente y empiezo a pensar que llevare todos los capitulos siguientes a mi cuenta en Wattpad. ¿Que les parecería esa idea?

Capitulo XVII
Amor”

El sol iluminaba el cielo, el calor era inevitable en esta época del año, verano. Nathalia abre los ojos como si despertase de un profundo sueño, se encuentra sentada a la sombra de un árbol; frente a ella un hermoso panorama de un parque. La hermosa vista logra evocar nostalgia, celosamente guardada de aquellos días, donde nada estaba mal y todo parecía ser perfecto; no había duda alguna, este lugar lo reconocía. ¿Cómo podría olvidarlo? La única pregunta que se formulaba mientras intentaba recordar era: ¿Cómo he llegado aquí? —Se levanta del césped lentamente intentando mantener el equilibrio.

Dos niños pasan corriendo a su lado, una pequeña niña les seguía el paso como podía. — ¡Esperen, no puedo correr más! —La voz de la niña cubrió de escalofríos el cuerpo de Nathalia, de inmediato observó a los otros dos niños, que ya iban varios pasos más por delante. Su rostro palideció al verlos claramente, eran ellos, definitivamente eran ellos. — ¡Apresúrate Nathy! —La voz del pequeño Dimitri hizo eco en lo más profundo de su ser, sintió como su corazón se rompía en pedazos una vez más, añorando aquellos días. Estaba segura que esto no es más que un sueño, un cruel sueño del cual no quisiera despertar jamás, uno que si tuviera la opción, viviría eternamente en él; las lágrimas rozaban su mejilla al caer al césped, sus fuerzas desaparecieron a causa del recuerdo, se apoyó de espaldas contra el tronco del árbol hasta caer sentada nuevamente.

— ¿Por qué lloras? —Su yo años atrás estaba frente a la actual.

La joven inclinó su rostro hasta conectar su mirada con la pequeña niña, guardaron silencio durante unos segundos, esperando a que los sollozos pararan.

— ¿Qué le sucede señorita? —Continuó la niña. — ¿Se ha lastimado?

La niña se inclinó para secar las lágrimas de la joven con un pequeño pañuelo de seda, que traía en una de sus bolsas traseras del pantalón. —Gracias, eres muy amable. — dijo finalmente la joven Nathalia.

— ¿Necesita ayuda? Puedo ir por alguien mayor. —El rostro de la niña denotaba preocupación.

—No, solo recordé algo triste. —Le sonrió a la niña intentando calmarla.

— ¿Estás sola?

—Sí, supongo que estoy sola…

—Se lo que se siente, antes yo era como tú, pero los conocí a ellos. —Señaló a los dos niños que la esperaban impacientes. —Tuve suerte de encontrarlos, espero sigamos juntos mucho más tiempo.

Las palabras de la niña le causaron dolor punzante en el pecho, las lágrimas continuaron. Admiraba con ternura y compasión a la pequeña Nathalia; que se mantenía ignorante al futuro, dirigió su mano a la mejilla de su yo pasado para acariciarla con delicadeza maternal.

—Nunca te alejes de ellos, protégelos con todas tus fuerzas. —Sonrió a la vez que sus lágrimas continuaban emergiendo sin su consentimiento. —Yo tuve a dos personas que ame con todo mi corazón, pero no pude hacer nada para protegerlos del mundo. —Titubeó antes de continuar, quizás era demasiado complicado para que lo entendiera una niña, pero recordó que era un sueño y esta podría ser su única oportunidad de desahogarse. —Debí sujetarlo con todas mis fuerzas aquella noche en los Ángeles, mi deber era mantenerlo conmigo, lejos del peligro que estaba expuesto.

—No comprendo muy bien lo que has dicho, pero no llores. —La niña se arrodillo frente a ella. —No dejare que le pase nada malo, ellos son mi familia. —La abrazó fuertemente.

La joven le correspondió el abrazo. —Cuídalos por mí, por favor. —Su corazón estaba hecho pedazos, si esto no fuera un sueño y enserio pudiera advertirle a su yo pasado de las desgracias venideras, entonces ella podría morir en paz. —Dile a Dimitri que me perdone, debí haberme esforzado más por salvarlo.

La silueta de la niña desapareció entre sus brazos, se había convertido en humo. El paisaje ardió en llamas que aparecieron de la nada, cubriendo los árboles, el césped y todo lo que pudiera ser incendiado. Estaba sola de nuevo, en medio del parque moldeado como el mismo infierno, necesitaba huir; sus gritos de dolor al ser alcanzada por las llamas hicieron eco, se levantó de inmediato intentando alejarse del fuego que lentamente la rodeaba.

—Auxilio, Dimit… —Antes que pudiera terminar de pronunciar el nombre de su amado un torrente de recuerdos y emociones la abordo, tenía claro que nadie vendría a su rescate. Estaba sola en esto, ahora debía resolver su dilema por sí misma. ¿Huir o morir? Por un momento se planteó la idea de morir, porque después de todo Beowulf había desaparecido y seguramente Dimitri jamás volvería a ser el mismo de antes. ¿Qué podría hacer ella? Nada.

Tomó aire aspirando el poco oxígeno que aún quedaba en el lugar, cerró los ojos, inmóvil, esperando a ser quemada viva. Por unos instantes había olvidado que era un sueño, en el momento que logró recordarlo su decepción fue evidente, cuando despertara. —si es que realmente despierta. —Estaría sola, como cuando era niña, antes de conocerlos.

—Jamás creí que te dieras por vencida tan fácilmente. —Una voz gruesa la desconecto de sus pensamientos.

La joven dirigió su mirada hacia al frente, tras observar al dueño de aquella voz quedó atónita, su corazón se aceleró, no estaba segura cuanto tiempo había estado observándola; todas las preguntas que podrían formularse en este momento desaparecieron por completo, nada le importaba menos, lo único que deseaba era abalanzarse sobre él.

—Me alegra verte una vez más. —Continuó.

La mente de Nathalia quedó en blanco, ha olvidado por completo todo lo que le preocupaba hace unos segundos, su cuerpo se movió instintivamente, haciendo caso a sus impulsos; atravesó las llamas sin mostrar ninguna señal de dolor, aquel infierno ha quedado en segundo plano. La figura de Dimitri permaneció estática, contemplando a su amada que corría a toda prisa hacia él, los ojos de color rojo, escarlata, deslumbraban el deseo por tenerla entre sus brazos.

La joven se abalanza a su amado esperando ser atrapada por aquellos brazos delgados y poco musculosos, sin embargo su plan es boicoteado por algo que en ese momento no comprendía del todo; atravesó el cuerpo del joven como si de un fantasma se tratase, su imagen se transforma en llamas que hacen juego con el paisaje.

— ¿Dimitri? —Su mente jugó con las ilusiones y los deseos más latentes en su interior. El mundo es testigo de todo lo que ha hecho y podría hacer, si tan solo pudieran cumplirle su deseo. Un momento con él.

Una carcajada a sus espaldas alerta a Nathalia que de inmediato se gira en dirección de aquella risa burlona. Frente a ella un ser con forma humanoide hecho de fuego en su totalidad, distinguibles garras en sus mano; sus llamas poseían un tono completamente diferente al del paisaje, escarlata, tan rojas como la sangre misma.

— ¿Qué hace un hibrido en mis dominios? —La entidad se acerca a toda prisa a la joven, en segundos estaba frente a ella. Empieza a olfatearla como bestia inspeccionando cuidadosamente su enemigo.

Ella permanecía inmóvil producto del miedo producido por la entidad en llamas, estaba segura de quien tenía frente a ella, la imagen de este demonio en las calles de Brooklyn jamás podría ser olvidada, pero la pregunta era. ¿Por qué? Su cuerpo comenzó a temblar, apenas podía mantenerse de pie, hubiera deseado gritar por ayuda, pero este era obra de su imaginación.

—Dime una razón por la cual no deba asesinarte en estos momentos, híbrida. —Desliza una de sus garras por su mejilla haciendo una pequeña herida.

—Esto no es real, estoy soñando… —La joven tomó valor para así poder responder a la criatura a la vez que reprimía el dolor causado en su mejilla.

El demonio sonrió de forma casi imperceptible para ella. —Oh querida, soy real, tan real como Dios mismo. —Escupió tras pronunciarlo. —Tú vives porque yo existo. ¿Sabes cuánto tiempo he deseado encontrarte?

El rostro de la joven palideció al escucharlo, estaba desconcertada tras las declaraciones, hizo puño sus manos e intentó tranquilizar sus sentidos, temía a lo que estuviera frente a ella; sentía como era desnudada con la mirada, con el fin de examinarla meticulosamente; parecía fascinado y asqueado por su presencia.

— ¿Me has buscado? —Su corazón latía a pasos acelerados.

—Tú eres una vida que jamás debió ser creada, eres la peor herejía a mi nombre. ¡Maldita híbrida! —Asestó un potente golpe al rostro de la joven, tumbándola en el piso tragado por las llamas.

El dolor era incomparable a todo lo sufrido anteriormente, sentía como si la piel se estuviera despegando lenta y tortuosamente de su cuerpo. Las llamas que cubrían el paisaje parecían no afectarle físicamente, estaba intacta, en circunstancias normales cualquier persona estaría incendiándose, pero ella era diferente.

—N-no entiendo. —escupió la sangre acumulada en su boca.

—Hace un par de años regresaste de entre los muertos en un acto de herejía. —La tomó por el cabello levantándola nuevamente. —En tu interior yace mi sangre, mezclada con la de aquel individuo que me encerró siglos atrás.

El ser de fuego presionó levemente una de sus garras contras el cuello de la joven, parecía dispuesto a matarla, sin embargo se mantuvo inmóvil. Nathalia mostraba miedo en su rostro, lágrimas escapaban sin su consentimiento, esto es el final.

—Me siento generoso en estos momentos, he logrado despertar en el cuerpo del chico, te matare sin sufrimiento alguno. —Continuó.

Las últimas palabras dichas por su captor hicieron temblar a la joven, no porque sería asesinada, sino más bien porque ahora estaba claro que Dimitri había muerto, ya no regresaría a su lado; si es cierto esto, no tiene más motivos por los cuales seguir luchando. Sus ojos se cerraron esperando el abrazo de la muerte una vez más, inhalo la última bocanada de aire intentando tranquilizarse. Espero encontrarte en la otra vida, mi amor.

Fue necesario tan solo un segundo para acabar con su vida, la entidad se reposicionó frente a ella y, usando sus garras como espada extendió su mano izquierda contra Nathalia; un sonido grotesco de piel abriéndose fue escuchado a continuación, seguido de un agudo grito de dolor, para finalizar con el eco del cuerpo ya sin vida de la joven impactando contra el piso. Una gigantesca herida había partido en dos su pecho, cortando cada órgano vital que estuviera en el camino de sus garras. La entidad había cumplido su promesa, fue asesinada sin tortura previa en un ágil y preciso corte.

Las llamas alrededor del cuerpo de Nathalia formaron nuevamente la figura de Dimitri, estaba de rodillas, observándola sin expresión alguna, estaba en shock al ver tan desagradable escena.

— ¿Aun posees fuerzas para manifestarte? Me impresionas, ahora entiendo como haz sido capaz de soportar mi sangre. —Una sonrisa se formó en su rostro. —No te preocupes por ella, ha muerto al instante.

El joven se puso de pie sin despegar la mirada del cuerpo de Nathalia, hizo puño ambas manos, ahogaba sus ganas por ir tras él. Su desventaja era obvia. — ¿Por qué? —Casi susurró la pregunta.

—Ella era una híbrida, seres demasiados peligrosos para mi propia existencia. —respondió en un tonó despreocupado.

— ¿Por qué? —La voz del joven se quebró, no podía evitar llorar. — ¿¡Te parecía una amenaza!? ¡Era inocente, la mataste!

Dolor, ira, desconcierto, todas las emociones explotaron en su interior al ver a Nathalia, una vez más revive aquella escena que lo atormentaba por las noches; su ira ha tomado control de todo razonamiento lógico, su único objetivo, matarlo.

El paisaje comenzó a desvanecerse acompañado por cientos de graznidos de cuervos, todo se volvió tinieblas, era un vacío cegador; las llamas de la entidad eran la única iluminación, todo era oscuridad, no existía arriba o abajo. El cuerpo de Nathalia se prendió en llamas, esta vez de color carmesí.

Una carcajada por parte del verdugo de la joven. — ¡Increíble, tenías más que ofrecer! —Sus llamas bailaban a su alrededor, cada vez eran más grandes. — ¡Ven por mí, véngate de la híbrida! —Extendió sus brazos incitándolo a golpear.

— ¡Deja de llamarla hibrida! Su nombre es Nathalia, y te juró que pagaras con tu vida lo que has hecho. —Una espada de color negro en su totalidad apareció en manos del joven, la empuñadura y la hoja era similar a la que obtendría su hermano años después; la guarda de la espada tenía la forma de alas, el pomo mostraba la cabeza de un cuervo. Una capucha oscura con detalles rojos formando dos siniestros ojos, plumas de cuervos alrededor de los hombros, neblina emanaba debajo de la capucha.

— ¡Ahora entiendo! Tu cuerpo aceptó mi sangre porque era tu destino desde un principio, tu nacimiento, vida y muerte fue escrito muchos siglos antes. —Se colocó en posición de ataque, esta vez tomaba en serio al joven. — ¡Demuéstrame que eres digno de usar mi fuerza!

El rostro de Dimitri estaba oculto por la neblina, lo único que se observaba eran sus ojos brillando en medio de la oscuridad. —No necesito tu poder maldito, lo único que me ha traído son desgracias, te asesinare sin utilizar tus llamas; te arrodillaras ante una fuerza superior. —Su mente parecía divagar, no estaba seguro quien hablaba en estos momentos, quizás las palabras de su enemigo sean ciertas y su destino ya estaba escrito. —Mi nombre es Dimitri Alexander Crow, tu nuevo rey. Arrodíllate ante mí, Pyrón.  

La espada fue alzada en dirección al ente de fuego, una onda expansiva lo rozó como advertencia. — ¿Qué clase de ataque fue este? Yo, un ser antiguo y Todopoderoso no fue capaz de ver atreves de esto. —Seguía sin comprender como ha podido ocultar este gran poder sin que él pudiera darse cuenta, no cometería dos veces este error, ahora estaría pendiente de la dirección de la espada para averiguar de dónde vendrá el siguiente ataque. Pelear cuerpo a cuerpo debería darle una mayor ventaja, estaba seguro que de esta forma no podría ser impactado por ataques invisibles.

La criatura arremetió contra el joven acercándose a toda velocidad, estaba a menos de diez pasos, fue cuestión de microsegundos para estar frente al encapuchado; era extraño, no reaccionó al ataque, estaba estático sin despegar la mirada de él. Pyrón no perdería la oportunidad de acertar un golpe. — ¿Te crees superior a mí por tu nuevo poder? —La reacción nula ante su ataque llenó de rabia su ser. Él era una entidad creadora, un ser superior a su insignificante vida. ¿Acaso no lo considera un digno oponente? Sus garras ardieron con más intensidad, atravesaron el cuerpo de Dimitri desde el cuello hasta el abdomen. Un chillido a continuación. La punta de la espada del joven sobresalía de su pecho cubierto de llamas, Pyrón miró nuevamente al frente buscando el cadáver de su enemigo, nada.

—Eres lento, la edad te ha asentado mal, anciano. —Dimitri sacó su espada del cuerpo de la entidad creadora. — ¿Te arrodillaras o prefieres morir? —Los ojos a través de la neblina causada por la capucha estaban apacibles.

La herida no se estaba regenerando, esto era imposible, la única arma capaz de dañarlo era la creada por la otra entidad, aquel que se hace llamar Dios. Por un instante se preguntó si aquella arma en las manos de Dimitri era la espada creada a partir del primer tesoro divino.

Se alejó nuevamente del encapuchado esperando a ver el próximo movimiento, esta vez actuaria rápido y preciso esperando esta vez acertar un golpe mortal que le dé la victoria. — ¿Esa espada fue creada por aquel ser al que denominan Dios? —escupió tras pronunciarlo.

Cornix igni. La espada entregada por los ángeles y pasada de generación en generación por los descendientes del primer rey. —El joven no tenía idea de cómo sabia esto, las palabras salían de su boca como si hubiese sabido esto toda su vida. —Hemos esperado pacientemente nuestro momento, no dejaré que continúes destruyendo el mundo a tu antojo.

Jamás ha estado pendiente del mundo mortal, pero es muy sabido que todos esperaban el apocalipsis siglos atrás. ¿Enserio ha existido una espada tan poderosa entre los humanos como prevención a este día? Nuevamente volvió a reírse como ironía a su situación actual, sus llamas ascendieron una última vez, entregará todo de sí en esta batalla; su honor estaba en juego, no dejara que un humano lo derrote.

—Por más que ardan tus llamas tu derrota es inminente, conozco tu debilidad, dentro de todas esas llamas carmesí se encuentra tu verdadero cuerpo; prisionero en el infierno, sin posibilidades de soportar más ataques como el que recibiste por mi espada. —estaba confiado. —Cornix igni puede llegar a tu cuerpo, cada vez que te atraviesa las llamas.

Pyrón estaba furioso, sabía que no estaba bromeando, su herida en el pecho demostraba la veracidad de las palabras; estaba en problemas, su cuerpo había olvidado la sensación que sentía estos momentos. Temor. A espaldas del encapuchado observó el cuerpo de Nathalia, cubierto por las llamas, la herida se ha cerrado; lo comprendió, ahora estaba claro. Dimitri aun poseía parte de su fuerza y, aunque anteriormente creyó que no lo usaba contra él por orgullo, estaba equivocado; utiliza el poder que le fue inyectado para sanar las heridas de la joven y traerla a la vida. Ahora conocía la debilidad del encapuchado. Ella.

La entidad comenzó a crecer, ganando tamaño a gran velocidad, diez veces más grande que Dimitri; las llamas de Pyrón tomaron forma de bestia, trompa de cerdo, dos gigantescos cuernos, brazos gruesos cubiertos de púas, garras tan grandes como el cuerpo de su enemigo, un gigantesco lomo donde las llamas bailaban libremente, una cola similar a la de un león, piernas largas y gruesas finalizando con pezuñas. Su nueva forma atemorizaba, pero era claro que sería mucho más lento, sin embargo cumplía su cometido, cubrir su verdadero cuerpo de la espada.

—Quiero que intentes matarme ahora, tu error fue no matarme cuando atravesaste mi cuerpo. —Se abalanzó hacia él. —Intenta sobrevivir ahora.

—Solo necesito cinco minutos para acabar con esto. —El encapuchado esquivo ágilmente a la bestia, pero algo estaba mal, no se detenía; se tardó demasiado en darse cuenta que su objetivo no era él. — ¡Maldito cobarde! —Las plumas en su capucha crecieron en un parpadeo, formando un par de alas negras, las cuales utilizo para impulsarse lo más rápido que pudo para llegar a Nathalia antes que Pyrón.

Las alas le dieron el impulso necesario para alcanzar a su enemigo, pero no fue suficiente como para llegar antes que él. En un acto desesperado utiliza su espada en un intento para cortar la pierna de la bestia, lo único que consiguió con esto fue hacerle una herida que le hizo bajar la velocidad lo suficiente para tomar a la chica antes que fuese aplastada.

Dimitri sostenía en sus brazos a la joven, sus alas negras eran casi imperceptibles, la oscuridad del vacío las ocultaba perfectamente. La espada yacía bajo el gigantesco cuerpo de la bestia, había tenido que soltar su arma para rescatar a la joven, era un riesgo que fue obligado a tomar; para su buena suerte Pyrón aún no lo había notado, podría tomar ventaja de esto, dejaría a Nathalia lejos de la pelea y tomaría de nuevo su arma.

La pelea se lleva a cabo dentro de Dimitri a la vez que su cuerpo poseído está destruyendo todo a su paso en la tierra, era claro que Nathalia había podido entrar aquí gracias a que compartían la misma sangre maldita; si desea que sobreviva deberá enviarla nuevamente a su cuerpo y desear que sus llamas haya podido despertar el poder dormido en su interior, así ella podrá regenerarse por su cuenta.

— ¿Temes que pueda ganarte? Utilizas tácticas sucias para intentar generar alguna ventaja contra mí, pensé que poseías honor, estaba equivocado, no eres más que una basura intentando sobrevivir a su inevitable destino. —Dimitri tomó a la joven con una mano, liberando su mano derecha que de inmediato extendió hacia el vacío.

Las palabras del encapuchado habían lastimado su orgullo, pero estaba en lo cierto, su acción no era digna de una entidad creadora; él siempre ha sido fuerte sin comparación, por ese motivo fue engañado y encerrado en el infierno. No respondió, él mataría a Dimitri y traería su venganza contra su igual, pero su orgullo no sería manchado con esta victoria tan lamentable. Permitió al joven resguardar a Nathalia.

El vacío creo un agujero, al otro lado de este se encontraba un espacio totalmente blanco, lleno de luz. —Algo digno de ella. —Pensó el joven. Colocó cuidadosamente a la chica, el portal se cerró dejándolo solo contra la bestia.

Un golpe con la gigantesca mano abierta fue el inicio a la batalla nuevamente, como si de una mosca se tratase. No había nada donde impactar, así que continuó viajando sin destino con un impulso imposible de parar, hasta que fue detenido por uno de los brazos llenos de púas de Pyrón; un impacto que dejo sin aliento y llenos de heridas al joven, al parecer estaba equivocado, él era bastante rápido, su gigantesco cuerpo no le resultaba impedimento para moverse a grandes velocidades.

— ¿Creíste que no me había dado cuenta que has soltado tu espada? —Pyrón rió.

Cerró sus manos creando dos gigantescos puños, de inmediato comenzó a embestir contra el cuerpo de Dimitri que aún permanecía sin aliento por el primer golpe, los ataques recibidos lo enviaban de un lado a otro. Sin la espada para cortar su cuerpo no era rival para él, no soportaría mucho más tiempo.

—Siempre recordaré tu nombre, fuiste un rival digno para mi grandeza. —Conecto un ultimó puñetazo lanzándolo lo más lejos que le fue posible, dejando una estela de sangre por su recorrido. En un parpadeó apareció al frente de la trayectoria del joven, esta vez tenía el hocicó abierto mostrando sus colmillos afilados.

Por unos segundos Dimitri observó su espada en la lejanía, deseó alcanzarla, hubiera dado lo que fuera por tenerla; parecía que sería tragado por la bestia, en segundos estará siendo triturado por aquellos colmillos. Todos esos pensamientos se vinieron abajo al ver el hocicó de Pyrón iluminado, una gigantesca bola de fuego salió de él. Dimitri pensó rápidamente en un plan, gracias a esto veía una oportunidad de sobrevivir, pero su plan debía funcionar, o de lo contrario sería calcinado por el calor de las llamas.

La bola de fuego fue lanzada en contra del encapuchado, estaba a unos metros de distancia de su inminente choque. Cerró los ojos en un desesperado intento por concentrarse, debía recordar la sensación, el sentimiento, todo aquello que lo inundó esa noche en Los Ángeles; lo único que venía en su mente era la imagen de Nathalia tirada en el piso, muerta en aquel horrible lugar, por más que intentase concentrarse era inútil; terminaba recordando a la joven, una y otra vez como en un ciclo sin fin. Ahora lo entiendo. Esa sensación, aquel sentimiento, todo, inclusive la furia fue desatada por un mismo detonante, el amor hacia ella.

En estos momentos comprendió cuan equivocado había estado, comprendió que las últimas palabras dichas por Anthony antes de morir han sido una cruel mentira, su primera transformación en demonio fue producto de la muerte de Nathalia, por el amor que rendía a ella; si no hubiese sido por esto, él jamás hubiera sido capaz de transformarse. Recordó su deseo esa noche, venganza, deseaba fervientemente traerla a la vida y hacer pagar a su asesino. ¿Por qué no lo entendió en aquel entonces? Él ya controlaba las llamas de Pyrón, tras vengarla y asesinar a Anthony su transformación cesó, no porque se hubiese debilitado su demonio interior, si no, porque lo deseo así.

La bola de fuego impacto contra el encapuchado, sumergiendo el insignificante cuerpo humano en su interior; la esfera gigante frenó su recorrido, iluminó como si fuese una supernova a punto de explotar. Pyrón retrocedió al ver tal acontecimiento, esto no fue como lo tenía planeado.

— ¿Por qué no desapareces? ¡Solo eres un simple mortal! —La bestia estaba inquieta al ver como destellaba cada vez más su propio ataque, como si tuviese vida propia.

La bola de fuego destello cada vez más, irradiando ondas de calor más fuertes que las anteriores en cada parpadeo, su tamaño se dobló en segundos.

Desapareció.

¿Qué ha sucedido? —La oscuridad reino nuevamente en el lugar, nadie más que la bestia sigue de pie, no hay rastros de su enemigo.

Una violenta explosión toma por sorpresa a Pyrón, arrojándolo y golpeándolo fugazmente por todo el vacío. Dimitri estaba inmóvil, observándolo, ahora tenía llamas carmesí cubriendo parte de su capucha, las alas negras en su espalda estaban incendiadas; esto no estaba en los planes, el joven debió morir calcinado por la bola de fuego. Imposible.

El encapuchado extendió sus alas e impulso su cuerpo en contra de la bestia que ya había podido frenar su trayectoria, por el camino dejaba una estela de fuego como si se tratase de un camino iluminado por velas, logró tomar su espada mientras llegaba a su destino a una velocidad impresionante; su arma se cubrió en llamas carmesí.

—Y aquel ser creador fue traicionado por su igual, la luz no siempre representa la justicia, y tampoco la oscuridad representa al caos. —Dimitri se acercó ágil y raudo, sus ojos no mostraban luz alguna.

La bestia espero el momento justo para contratacar, utilizaría sus garras para acabar con su vida, sin embargo fue más lento que el encapuchado; desapareció de su campo de visión como si de un acto de teletransportación se tratase. El joven se posó sobre el brazo extendido del gigante y con la espada incrustada en la piel de la bestia cortó todo a su paso, corrió por toda la extremidad hacia la zona donde se situaba el corazón, y utilizando sus alas se impulsó, tras un salto con el filo de la espada por delante; atravesó la gruesa piel del monstruo como si de una lanza se tratase.

Silencio.

Un horrible chillido resonó en el vacío, Dimitri atravesó por completo el cuerpo del gigante; emergiendo con sus dos alas en llamas, haciendo gala de su esplendor y magnificencia que le otorgaba su nueva apariencia. Un hueco gigante atravesaba el pecho de Pyrón, su gran apariencia se esfumo en tinieblas, su fuego carmesí se extinguió en medio de maldiciones.

Dimitri esperó a que el fuego se extinguiera en su totalidad, dejando al descubierto la verdadera forma de la entidad creadora, un esquelético y endeble anciano que solo traía consigo un taparrabos blanco. Una barba tan larga que rosaba su ombligo, estaba de rodillas, manos atrás como si esperase a su verdugo, la mirada seria y a la vez tan llena de orgullo; digna de un ser de su categoría. Pyrón inclinó su mirada hacia Dimitri que ahora se encontraba frente a él con la espada apuntándolo entre medio de los ojos.

—Soy una entidad creadora, llena de odio e ira, más en un principio no fue así. —el anciano divagó unos segundos antes de continuar. —No me quejare de mi derrota, admito que he sido superado, sin embargo hay algo que necesitas escuchar antes de mi ejecución. —Su cuerpo derramaba sangre a una velocidad preocupante.

La mirada del encapuchado se mantenía fija en el anciano, sus ojos rojos no mostraban señal de vida, parecían muertos, vacíos. — ¿Intentaras persuadirme? —No parecía interesado en nada que saliera de la boca de su enemigo.

—Más bien intento hacer un trato en el que ambos seamos beneficiados. —Miró a los ojos sin luz del joven, esperando que comprendiera lo que está a punto de revelarle. —Hace siglos, antes que la humanidad naciera y que los ángeles alzaran vuelo, existieron dos entidades todopoderosas; ambas creyentes en un orden justo e implacable, donde todo buen acto sea elogiado y, por lo contrario, toda acto impuro y malvado debe ser castigado. —Pausó unos segundos antes de continuar. —Una ideología perfecta para un mundo perfecto, sin embargo todo mundo debe tener un gobernante y, aunque parezca difícil de creer, esa ideología consumió a Yahvé hasta trastornarlo; un solo Dios al cual rendir tributo.

El encapuchado se mantenía firme, sin expresión en su rostro, apuntando su arma al anciano. — ¿Qué tiene que ver esto conmigo? —El acero ardiente de la espada fue acercado a centímetros de su víctima, que casi podía sentir como el fuego incendiaba su rostro.

Pyrón continuó con su relato ignorando la interrupción del encapuchado. —No podían existir dos dioses, eso dividiría al mundo. Yahvé no deseaba compartir a la humanidad, y tras engaños y trucos sucios fui encerrado en un lugar desolado, creado solo para mí, el cual denomino como infierno. —El anciano acercó su frente al acero de la espada en llamas, no hubo una reacción. —Durante mis siglos de encierro he mantenido en mente mi promesa de venganza, y ahora, tras haber sido liberado en tu cuerpo no me queda duda que este es mi momento de actuar.

— ¿Quieres que crea que Dios, el Todopoderoso es en realidad el villano? —Presionó la punta de la espada hasta que más sangre fue derramada. —Aun si creyera tus mentiras. ¿Qué ganaría yo?

—Conseguir mi sangre no ha sido obra de un humano, esto va más allá de todos los mortales. Hay alguien que camina desapercibido entre ustedes, no tengo duda alguna al decir que uno de los ángeles de Yahvé se ha revelado en su contra.

—Pareces muy confiado en tus palabras, pero estoy de acuerdo contigo, lo que sea que me hayan hecho a mí, no fue obra de los humanos, pero ¿un ángel?

—La chica que asesine es la prueba, ella es una hibrida, un ser considerado herejía; demonio y ángel a la vez, sangre de dos entidades creadoras. —El anciano observó nuevamente al joven, rogando que viera a través de sus ojos y corroborara que no mentía. —Mi sangre fue extraída directamente de mi cuerpo, sin embargo la otra parte de la sangre, aunque es de Yahvé, no es pura. Los ángeles fueron creados a partir de gotas de su sangre, y puedo asegurar que la mitad del líquido escarlata que corría por las venas de la chica es la del traidor alado.

—Has divagado demasiado, he dejado que digas lo que tuvieras que decir como un gesto de buena voluntad. —Dimitri alzó su espada una última vez para tomar impulso.

—La guerra se acerca y tu fuerza no será suficiente para mantener a salvo a la chica. —El anciano se mantenía en calma.

Las palabras de Pyrón han detenido su ejecución unos minutos más, esta vez tenía la atención del encapuchado. — ¿Ella ha sobrevivido? —Un destello de esperanza iluminó su mirada.

—Puedo sentir mi sangre recorriendo cada parte de su cuerpo, definitivamente la hibrida vive. —Una sonrisa imperceptible para Dimitri se forma en el rostro del anciano. —Si me ejecutas en este momento, mi poder muere conmigo. ¿Crees poder hacer frente a la guerra con tan solo tu fuerza?

El joven se encontraba en un predicamento, es consciente de haber perdido contra el anciano si no hubiese utilizado las llamas, su fuerza no era suficiente, si la guerra está por venir; necesitara toda la ayuda que fuera necesaria, incluyendo las llamas de Pyrón. Respiró profundamente, exhaló.

—Si no te mató en estos momentos. ¿Tengo garantía de que no intentaras poseerme nuevamente? —No confiaba en el anciano, y tampoco confiaría en lo que estuviese por decir.

—No hay garantía alguna. —La sonrisa esta vez era evidente para el humano. —No prometo intentarlo de nuevo. —Se colocó de pie lo más rápido que su cuerpo se lo permitió. —Pero, juró por mi honor como entidad creadora que mientras mantengas el espíritu firme, e incorruptible, digno de un gran rey; yo el gran Pyrón te prestare mi fuerza. —Hizo una reverencia colocando una rodilla en el piso, la otra levantada en dirección al joven. —Mi rey.

Esto le hizo recordar su pelea, como permitió que pusiera a salvo a Nathalia, algo era seguro e imposible de contradecir; Pyrón poseía honor, quizás mantenerlo con vida sea la mejor opción en estos momentos. Todo estará bien mientras que pueda mantenerlo bajo control, no importase lo que sucediera una vez despertara en el mundo real, la joven estaba con vida. Nada importaría una vez despertara, encontrarían la manera de estar todos juntos, es una promesa.

—Confiare en tu honor, espero no equivocarme al respecto. —Guardó su espada bajo la capucha. — ¿Qué pasara con tu cuerpo ahora que tus llamas se han extinguido? ¿Se avivaran nuevamente?

—Mi cuerpo físico morirá hasta hacerse nada, ahora mi cárcel será tu cuerpo. Compartiremos el mismo destino. —El anciano inclinó su rostro observando al encapuchado con una sonrisa.

—Tu fuerza está a mis órdenes, recuerda a quien sirves. —Extendió la mano hacia Pyrón.

Tomó la mano del joven para levantarse nuevamente, esta vez su cuerpo se volvía tinieblas desapareciendo en el vacío. —Solo seguiré a un rey digno de mi poder, jamás debes olvidarlo.


Silencio. El joven ha quedado solo, con las palabras del anciano resonando una y otra vez en su cabeza. No tenía idea que este día cambiara por completo la historia del mundo, su victoria contra Pyrón definiría su futuro en muchas maneras que no comprendería. El día que derrotó a un Dios. 

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