Espero les guste este capitulo, ayúdame a mejorar con comentarios.
Lentamente fui recobrando el conocimiento, la luz de
una lámpara daba fijamente en mi rostro, cubrí mi rostro con mi mano y trate de
ponerme de pie, pero el dolor que sentía en el pecho me detuvo.
Levante mi cabeza y pude observar una gran cicatriz en
mi pecho, cada vez que trataba de recordar algo un horrible dolor de cabeza
aparecía, sudaba frio y mi cuerpo tambaleaba, pude ver como un grupo de humanos
llegaron hasta mí y caí profundamente dormido.
Cuando volví a despertar estaba acostado en una cama,
se sentía muy fría, trate de moverme pero estaba encadenado, luche unos
segundos para liberarme cuando de repente un señor con una bata blanca y bigote
apareció.
-Soy el Dr. Mail, es un placer conocerte.-Dijo
mientras se acercaba a mí.
Me quede en silencio, no sabía lo que ocurría, estaba
asustado, no me quedo otra alternativa y comencé a hacerle preguntas.
-Eee… ¿Dónde estoy?-pregunte temerosamente.
-En este momento, te encuentras en el
“subterráneo”.-Respondió.
-¿Subterráneo?-pregunte nuevamente.
-Así es, este lugar, es nuestro hogar, donde podemos
vivir seguros de los ölgön.-Dijo
mientras se sentaba al lado de la cama.
No entendía nada, al parecer mi cara fue lo suficiente como para
explicarme todo lo que había sucedido.
-Hace 500 años, casi fue destruido por un virus,
matando a la mayoría de la población, aún no sabemos cómo ocurrió, los humanos
que sobrevivieron fueron llevados al “subterráneo” viviendo así por años, los
que no se conforman por vivir más en esta cárcel, se unen al ejército para poder
pelear y tomar devuelta lo que se les fue arrebatado.
Seguía sin entender el motivo por el cual me
encontraba aquí.
-Hace unas horas, se encontró una señal en uno de
nuestros satélites, desplegamos varios escuadrones a la superficie para
encontrarla y en ese momento te encontramos a ti, no registras en nuestra base
de datos, al parecer eres parte del ejército, en el informe dice que peleaste
contra un grupo de ölümsüzler tu solo, tu equipo es blanco y negro, muy
distinto al nuestro, no sabemos aún cuantas operaciones te has realizado, tu
nombre y de donde vienes.
Todo lo que me dijo me dejo agobiado, solo una cosa
pude responder, no sé si era cierto pero solo dije lo único que podía recordar.
-Ayato.
-¿Ayato?-pregunto el Dr. Mail.
-Creo que es mi nombre, bueno… al menos eso es lo
único que puedo recordar.
-Con que eso crees ¿no? Esta bien, Ayato, en unos
minutos te llevaremos para que revisen tu estado.-dijo el Dr. Mail mientras se
retiraba de la sala.
Trataba de pensar todo lo que había pasado, trate de
dormir un poco, cuando llegaron unos
sujetos cubiertos totalmente con un traje de color blanco, me quitaron las
cadenas y me llevaron a un sala, había un montón de personas ahí reunidas,
mientras me llevaban a una silla, pude ver como una señora, muy bien arreglada
me miraba de reojo, me sentaron en una silla, cubierta de cables, encadenaron
mis manos nuevamente, varios de esos sujetos manipulaban unas computadoras que
estaban al costado de la silla y comencé
a escuchar un sonido extraño detrás mío, un aparato lentamente se acercaba a la
parte trasera de mi cuello, taladrándolo, el dolor era insoportable, me
estremecía brutalmente para liberarme de esa silla, lentamente el dolor iba
cesando, en una gran pantalla que estaba al frente mío, observaba aparecer
varios datos.
ID: NO REGISTRA.
SECTOR: NO REGISTRA.
NOMBRE Y APELLIDO: NO REGISTRA.
OPERACIONES: 3…
La sala quedo en total silencio, no entendía el por
qué, aquella señora hablo con un sujeto e inmediatamente se me retiro el
dispositivo que estaba en mi cuello, desataron las cadenas y me dieron algún
tipo de sedante ya que caí inconsciente a una camilla.
Me levante en una sala pequeña de color gris, en el
techo había un pequeño ventilador que daba vueltas lentamente provocando un
sonido extraño, de alguna manera podía recordar el nombre de varias cosas pero
aun así no lograba recordar nada acerca de mi identidad.
Estaba muy mareado, sentía ganas de vomitar, los
parpados me pesaban, en mi mente pasaban muchas cosas, me senté en la cama
poniendo mis manos en mi rostro, suspire y trate de levantarme, pero me
derrumbe, cayendo en el piso bruscamente, pude escuchar unas palabras de
alguien que estaba al otro lado de la pared.
-¿Estas bien?-Dijo aquella persona.
-Sí.-Me limite a decir.
Pude escuchar el sonido de una puerta automática, y en
unos segundos mi puerta se abrió, observando a un chico de pelo plateado con
ojos de igual color, no era muy alto y su piel era blanca, como la nieve.
-Déjame ayudarte-Dijo mientras me extendió su mano.
La tome y me alzo, colocándome en la cama.
-Mi nombre es Shingo.-Decía mientras sonreía.
-El mío es Ayato… creo.-Respondí.
-¿Crees? No me digas, acaso no recuerdas tu propio
nombre.-Dijo, creyendo que era una broma.
Parecía confiable, así que le conté todo lo que había
pasado, lo que más me sorprendió fue como reacción cuando le dije que en una
gran pantalla decía que tenía 3 operaciones, no sabía por qué así que le pregunte, respondiéndome.
-Los que quieren unirse al ejército, tiene que
practicarse una operación que modifica sus habilidades y provocando un traje
que forma un exoesqueleto,
protegiéndonos de las criaturas que nos enfrentamos, haciéndonos más fuertes
rápidos e incluso aún más inteligentes, están divididas de 3 tipos.
Rango 1, soldado regular.
Rango 2, soldado avanzado.
Rango 3, soldado experto.
El rango 1, es aquel que ingreso al ejército y no
lleva mucho tiempo en el campo de batalla, sus habilidades no son buenas pero
tienen que mejorarlas con mucho entrenamiento.
El rango 2, es aquel que lleva bastante experiencia
comparado con el clase 1, teniendo mejores habilidades y tácticas de combate,
en una exploración se llevan a varios, para ayudar a los de clase 1.
El Rango 3, se le considera como el más especial,
tanto su mente y cuerpo han sido entrenados para cualquier tipo de misión,
normalmente, son llevados a misiones de gran riesgo y su fuerza y velocidad de
reacción comparados con el rango 1 son más elevadas, aquí en el “subterráneo”
solo hay 9, así que tú eres el número 10.
Estaba sorprendido al saber que yo era de esa clase de
soldados, estuve un rato conversando con Shingo, acerca de donde venía y su
familia, cuando la puerta se abrió, era aquella señora que había visto en la
sala, Shingo se levanto inmediatamente, y miro fijamente al frente.
-Oye tú, acompáñame por favor.-Dijo aquella señora.
Me levante y la seguí, caminando por varios pasillos,
muchos hombres y mujeres me miraban raramente, como si fuera alguna especie de
monstruo, entramos a una sala, en ella había una mesa grande y larga repleta de
sillas, me indico que me sentara en una de ella y que esperara junto a ella a
un escuadrón.
Tomo varios minutos antes de que un grupo de hombres y
una mujer entraran a la sala sentándose alrededor.
-Muy bien señores, la razón por la cual los llame es
la siguiente, ustedes encontraron a este sujeto en aquella ciudad, según el
informe mato a varios ölümsüzler
por su cuenta, lo trajeron hasta aquí, así que él será el nuevo integrante de
su escuadrón, ¿no hay ningún problema verdad Capitán Shimada?
-Sí lo hay, no sabemos quién es este tipo, no es de los
nuestros.-refuto.
-Shimada, él nos salvó, deberías de estar más agradecido.-Dijo una
chica de cabello negro y corto, ojos de color azul, era hermosa, quede
totalmente perdida en su mirada.
-Tiene una semana para
pensarlo Capitán Shimada, estoy seguro que este hombre les será de gran
ayuda.-Respondió la señora.
-Le informare dentro de unos días Señorita Yumi.-Dijo el Capitán
Shimada retirándose de la sala.
La sala quedo vacía, quedándome a solas con quien es la Señorita
Yumi.
-Regresa a tu cuarto, descansa lo más que puedas, sí algo pasa te
notificare de inmediato, toma esta pulsera, te avisara como medio de
comunicación, en ella podrás recibir mensajes.-Dijo otorgándome la pulsera.
Me retire de aquella sala, regresando a mi habitación, varios
hombres me insultaron de varias maneras.
Simplemente los ignore, entre a mi habitación, bloqueando la
entrada, trate de descansar, cerré los ojos, quería olvidar todo lo que había
sucedido, pero en mi mente venia una y otra vez el rostro de aquella chica tan
hermosa, no quería aceptarlo, pero esa chica se parecía a la que estaba en mis
recuerdos, la cual estaba llorando y gritando.
En un instante perdí la noción del tiempo y cuando menos lo
esperaba, estaba flotando en la nada, todo era de color negro, podía escuchar
murmureos que venían de todas partes, la voz cada vez se hacía más clara, era
de una mujer, desesperadamente busque por todas partes aquella mujer pero no la
encontré,
de repente sentí alguien abrazando mi espalda, estaba
cálido y suave, su olor era agradable, no quería dejar de sentir esa sensación.
-Ayato, libera tu destino.-murmuraba aquella mujer
repetidamente.
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