24 mar 2016

Promotion Game | Capítulo 03: Rompecorazones

Hola lectores, les saludo Miguel, Tío Gato o MMBelial, como quieran llamarme.

Aqui está el tercer capítulo de mi novela "Promotion Game", un paseo por la subjetividad de la existencia humana. Para esta ocasión el tercer demonio emparejará con un humano ordinario, espero se entretengan tanto al leerlo como yo al escribirlo.

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Sin más les dejo con el episodio de hoy, por favor apoyen el proyecto comentando sus críticas.




PROMOTION GAME 3: Rompecorazones

PARTE 1
—Estoy nerviosa— dijo una señorita en edad escolar, su cabello negro cubría un poco sus ojos maquillados con poca habilidad. Unas manos fuertes pero jóvenes la tomaron con firmeza por la cintura.
—Sin nervios significaría que estamos acostumbrados. La costumbre es aburrida...
— ¿Entonces tú también estás nervioso?—le preguntó al muchacho que la sujetaba muy de cerca. Este tenía el perfil simétrico y el cabello alborotado y amarillento.
—Por supuesto, solo intento actuar genial para darle confianza a mi chica.
— ¿Tú... chi-ca?— susurró mientras acercaba su boca pintada de rojo.
—Si...
La banca del parque, iluminada pobremente por una farola ambarina, sostenía el peso de dos jóvenes acaramelados.
—Me da miedo no ser la única en oír eso— le dijo, cruzando sus brazos. Su vestido de noche brillaba débilmente.
—No pienses en esas cosas —, dijo sonriente.
—Leonard... Tú de verdad...

Pat pat pat patpat pat-pat.

Una pelota salió de la oscuridad. Leonard se puso de pie.
— ¿Quieres jugar conmigo? —se oía.
Hunmm—, los ojos de la muchacha se tornaron opacos, luego de un segundo se desmayó. — ¡Ágata, ey!— la sacudía Leonard, pero ella no reaccionaba.
Una niña pequeña de cabello negro salió de las tinieblas. Su vestido correctamente arreglado combinaba con los lazos de sus trenzas. Las mangas que tenía eran más largas que sus mismos brazos y sus labios estaban pálidos, como si tuviera mucho frío.
—Mierda, niña, del susto desmayaste a mi chica— le dijo mientras arreglaba el cabello de la muchacha.
— ¿Es tu novia?—le preguntó la niña, su sonrisa era inquietante, como si sus músculos estuvieran congelados.
—Ja ja, dije que es mi chica. Bueno, uno de mis chicas, pero sé buena y no se lo digas a nadie ¿vale?—soltó una sonrisa desagradable, pero la niña no reaccionó.
— ¿Por qué ríes de esa forma?— preguntaba curiosa sin perder su gesto sonriente
—Eres muy pequeña para entender—dijo Leonard, acomodando su cabello, mientras recostaba en la banca a su pareja ocasional.
—Esa mujer no es asustadiza—, dijo la niña— ¿Me puedes dar mi pelota?
—Seguro, pequeñita, pero ¿dónde están tus padres?
Leonard tomó el balón aun sonriendo. Dio un par de pasos hacia la pequeña niña que era lo único que se interponía entre él y la oscuridad.
Sllliaaarg
El balón manifestó unos ruidos extraños y muchos tentáculos salieron de él intentando sujetar los brazos del muchacho.

— ¡Ga-aaa!... — lo soltó, cayó sentado hacia atrás.
Los tentáculos serpenteaban y ondulaban aleatoriamente, había una boca circular llena de colmillos en él. Un par de segundos después en el balón apareció  un ojo gigante, con una pupila que buscaba a la chiquilla. Luego de divisarla logró rodar hacia ella rápidamente recuperando su forma de balón.
— ¡Pero qué mierda!— gritó sorprendido el muchacho, con la cara pálida por el susto.
Ku ku ku, es un juguete mío— le respondieron.
<< ¿Qué demonios es esa cosa?>> Pensaba Leonard sentado en el suelo.
—Leonard Aldrich, ¿Quieres jugar conmigo?
— ¡Largo... monstruo!— dijo asustado...

Tririririri.




Un batir de alas trasparentes se escuchó. La pequeña niña comenzó a elevarse del suelo, su vestido bailaba con el aire. El zumbido era fastidioso.

—Hay algo que quiero jugar contigo, señorito Aldrich— decía mientras mantenía su vuelo sobre el joven.
— ¡Aléjate de mí! ¡Monstruo!
Ku ku, solo un juego... Por favor...— le dijo acercando cada vez más su rostro, mirándolo directamente, sin perder ese gesto de inocencia.
— ¡Aléjate! — decía Leonard retrocediendo sin dejar de verla.
Paf.
La pateó en el rostro.
Pluuuuarg. Brrrr Brrr.
Su pequeño cuerpo explotó un millar de moscas que volaron alrededor.
<< ¡Mierda, que está pasando! Ágata... No la puedo dejar tirada aquí… Son muchos bichos, no veo nada>>.

—No pienso lastimar a la chica, ni a ti, solo quiero que juguemos— se oía entre los zumbidos.
— ¡De acuerdo, de acuerdo pero solo para...!
Las moscas se juntaron en un solo punto hasta formar la figura de una niña.
—Mi nombre es Belcebú. Mucho gusto en conocerlo— dijo, inclinando sus piernas mientras levantaba un poco su vestido.
— ¡Qué quieres de mí! —decía temblando.
—Hay un juego para dos llamado Promotion Game, se juega con un demonio y un humano. Al final ambos ganamos un premio fa-bu-lo-so—, dijo con las mejillas rojas mientras sonreía.
— ¡Pero yo por qué! Déjame en paz, demonio...
—Tranquilízate, no te voy a hacer daño. Nadie te hará daño si aceptas jugar conmigo.
Leonard se quedó callado pero aun su respiración estaba acelerada. Una niña diabólica que explotaba en miles de moscas hablaba con naturalidad en lo que pensaba que sería una cita tranquila.
—De momento solo quiero que me aceptes como compañera de juego—insistió.
—No entiendo nada pero por favor, por favor déjanos en paz.
La niña se quedó callada. Su mirada anunciaba su insistencia.
—No... Ya sé, imagina que soy el genio de la lámpara de Las mil y una noches. Pide un deseo, señorito Leonardo.

— ¿Uh? ¿Un deseo... como "Quiero ser millonario" y cosas así?—respondió luego de controlar sus temblores.
—Ya comprendiste. Verás, en el Infierno están haciendo un concurso, así quieren ver quien es mejor. Entonces debo emparejarme con un humano para superar un reto que aún no me dicen. Yo vine con el señorito Aldrich porque es muy listo y guapo, ku ku ku, seguro ganaré si me ayudas. Las reglas dicen que a cambio te debo ofrecer algo que pidas, sin obligarte- le dijo con una sonrisa tímida.
<<El Infierno… esta niña viene del infierno a joderme a mi… ¿Pero yo por qué?>>
—Ey, ey... ¿Estás diciendo que entre todos los humanos me elegiste a mí? —preguntó Leonard, Belcebú guardaba sus alas.
—De entre todos los disponibles.
<<Bueno, quizá entre los jóvenes de mi edad yo fui el que más le gustó. Esta niña demonio dice que los demonios quieren comprobar su superioridad, un juego que se realiza con un humano y un demonio…  Claro, quizá alguien con tan buen gusto no sea tan malo, pero es aterradora. Esa cosa que traía casi me come la mano, será mejor que guarde mi distancia. Las mil y una noches eh… Me pregunto si me pedirá algo como mi alma a cambio, después de todo los demonios siempre juegan sucio, al menos eso siempre dicen los viejos>>.

— ¿Tengo tres deseos, verdad?—rompió el silencio.
—No es como el cuento, solo tienes uno, y se cumple hasta después de ganar. No te puedo ofrecer nada fuera de mis posibilidades, pero ciertamente son muy altas.
Leonard miraba a Belcebú mientras esta observaba el parque.
— ¿Bel-Belcebú cierto?
—Mi nombre es Noaí Belcebú,  pero llámame Belcebú—, respondió sonriendo.
—Genial, pequeña Bel ¿Me puedes hacer lucir joven toda mi vida?— dijo Leonard sacudiendo su ropa—. No quiero ser un viejo muerto en vida, con ese aspecto tan desagradable. Debe ser muy pesado arrastrarse por ahí esperando morir…
— ¿Uh? ¿B-Be-Bel?— respondió algo sonrojada. Se acomodó el cabello tras una oreja.
— ¿Puedes?— preguntó curioso.
—Por supuesto que puedo. Aunque igual morirás tarde o temprano— dijo levantando las cejas— pero tu apariencia será la misma.

— ¡Genial! Me gustaría poder… ¿Pero ese juego  es peligroso?
—Yo no lo sé... pero yo te protegeré si alguien intenta lastimarte... en caso que algo así suceda... Yo te protegeré, por favor acepta.
— ¿Puedes protegerme? Tienes apariencia de una niña muy bien educada, me es difícil creerlo— respondió sorprendido.
—Hace un momento rogabas porque me fuera— dijo de forma tajante.
—Eeek... Jaja. Increíble, un demonio... Oye pequeña Bel, ¿Todos se ven así de lindos como tú? Tu cuerpo pequeño contrasta con esa personalidad, claro no es que no parezcas una niña al hablar solo que…
— ¿Eh? ¿Lindos? Bueno yo-yo soy muy joven. Nuestro aspecto visible a los humanos es similar... No es algo en lo que debas fijarte.
— ¡Tengo ganas de arroparte! Siempre he pensado que sería buen padre... jaja, no se lo digas a nadie.
<<Su miedo desapareció por completo, no puedo oler su miedo corriendo por sus venas. Soy un fracaso. A este paso no aceptará nunca>>. Pensaba Belcebú.
—Has dejado inconsciente a Ágata...

—Despertará pronto — dijo Belcebú— solo hice que durmiera para que podamos hablar. Nadie más debe enterarse que los demonios andamos por aquí.
—Bueno, mientras no tenga secuelas estoy satisfecho... Estaría bien ser joven por siempre, pero también quisiera algo de dinero... Hay cosas que quisiera comprar ya. Ya sabes, un chico tiene necesidades.
—No te preocupes señorito Leonard, yo cumpliré sus deseos si colabora conmigo.
—Una niña tan pequeña no debería hablar de esa forma con un muchacho — levantó a Ágata. —Debo llevar a esta chica a su casa antes de las 2am. Es una lástima, iba a pasármelo bien con ella.
— ¿Entonces quieres sellar el trato conmigo o no?— se apresuró.
Leonard volteó, tenía a Ágata en su espalda.
— ¿Hay que decapitar a una cabra o algo así, verdad?
— ¡Claro que no, tonto!

— ¿A qué te refieres?  ¿Un contrato?—dijo muy curioso.

—Algo así... Los demonios tenemos una marca familiar cuando sellamos un trato, es una prueba para evitar estafas... Símbolo de un trato con un humano. Generalmente tiene que ver con firmas universales: sangre, huellas, cosas únicas en cada individuo.
— ¿Jaa? ¿Algo como qué?
—Ten —, Belcebú le dio una esfera de metal con una aguja incrustada—punza la aguja en cualquier parte de tu cuerpo. Se fundirá en tu carne.
— ¿Podrías hacerlo por mí? Tengo las manos ocupadas sujetando a esta preciosa mujer.

Leonard se puso en cuclillas.
—Perfora el lóbulo de mi oreja, hazlo, ya he tenido aros en la oreja así que no pasa nada.
Belcebú caminó hasta estar muy cerca, sus mejillas enrojecían. <<Su perfume huele bien>> pensaba.
Snif Snif
— ¿Qué haces pequeña Bel? No puedo estar así durante mucho, esta chica está bien alimentada.
—De-de acuerdo.
Pac.
La aguja atravesó la piel del lóbulo de su oreja izquierda, apenas cayeron unas gotas de sangre.
—Listo. Tengo que dejarla en casa. Hablaremos luego pequeña Bel, volveré a este mismo parque a la misma hora.

—Oye…

Leonard desapareció trotando en el horizonte. El silencio del parque hacia audible el corazón de Belcebú.

<<Este chico... Resultó ser más fácil de lo que pensé ¿Podré lograrlo?>> pensaba.

PARTE 2

"Eres un idiota, nunca más me vuelvas a hablar".
Me colgó el teléfono. Bueno, yo, Leonard Aldrich, estoy acostumbrado a eso. Las mujeres suelen pensar que son más importantes de lo que en realidad son, o quizá yo les hago pensar eso… El punto es que siempre terminan lastimadas de alguna manera, y así uno quiera evitarlo no puede.
Ayer logré quedar con una chica, de esa que tienen booom y baaaam, pero algo salió mal.

¿Quién podría creer que una linda niña sería Belcebú? Ese demonio conocido como “Señor de las moscas”.

La vida últimamente se ha hecho aburrida, mamá nunca está en casa—, suspiró — al menos logro pasar el rato con chicas bobas y divertidas. No entiendo como pude pasar años viendo la vida pasar por la ventana, la vida es más tolerable si distraes el cuerpo. Ser joven hasta mi último día... Sumado a una buena suma de dinero la vida se haría más entretenida. Recuerdo cuando mamá me llevaba durante los veranos a casa de la abuela, en el campo... "Pastelito", me decía. Gradualmente su piel se arrugaba y su vos se hacía más seca. No podía recordar donde había puesto las llaves, era gracioso al principio... luego olvidó quién era yo... su único nieto, con el que pasaba más tiempo... No podía caminar, comer sola, ducharse... Debe ser como vivir en una prisión de carne, como si tu mente estuviera atrapada en una caja que eventualmente se desmoronará. Debe ser bastante feo, era muy lista y graciosa, no he encontrado mujeres tan interesantes...
Supongo llegarán nuevas experiencias, estoy algo emocionado. Ayer me cortaron la inspiración. Tuve que dejarla a salvo en casa y luego le reenvié ese mensaje de despedida que suelo usar en situaciones así...
Quizá comprar algo de ropa me despeje la mente, ya viene el otoño, debo verme bien para cuando entre a Red Star High. Me deprime pensar que será así de tranquilo por el resto del día cuando espero un futuro emocionante…
— ¡Leo, mamá está en casa!
Oh, mamá llegó temprano...

Pat Pat Pat.

Bajé los escalones.

—Enseguida bajo... ¡Ehhhhh!

Mamá está de pie ahí, en la entrada, con su cabello rubio hecho moño y su blusa de trabajo, sujetando de la mano a una pequeña niña, una niña con trenzas y listones, similar a... pero si es...
— ¿Por qué no me dijiste que ayudabas a esta pequeña con sus estudios?
Belcebú me sonreía.
—Bel vino a buscarte, sus padres quieren que le des lecciones aquí, no te preocupes pequeña, puedes venir a mi casa cuándo quieras ¡Aaah, mi hijo es un joven maestro! Hace mucho no me hacía sentir orgullosa.
—Es usted muy amable señora Aldrich, yo de verdad quiero mucho al señorito Leonard, es como mi hermano mayor— decía Belcebú mientras se quitaba una pesada mochila de la espalda.
— ¿Quieres comer algo, Bel?
— ¿Tiene manzanas?
Estoy estupefacto, pero prefiero esto a que desmaye a mi madre como a esa muchacha de ayer... ¿Cómo es que se llamaba? Por cierto, hoy no está tan inquietante… Qué extraño, le pediré que no muestre sus alas.
—Traeré algunas de la tienda ¿Te quedarás a cenar? Podemos comer lo que quieras ¿O quieres que pida una pizza o algo? ¿Qué opinas tú, Leo?
—Oh no, no puedo quedarme a cenar, debo regresar a casa antes de las cinco— interrumpió Bel sonriendo.
—Bueno, Leo te acompañará. No es bueno que regreses sola.
—Ah, mi hermano es muy amable conmigo, algún día—, giró la cabeza y me miró de forma penetrante—, lo recompensaré.
—Bueno, voy de salida. Leo, atiende apropiadamente a nuestra invitada. Bel, estás en tu casa, solo ten cuidado con las cosas frágiles y no te acerques a la habitación de ese muchacho, debe haber cosas inapropiadas.
Pa-kat.
Una vez cerró la puerta no pude evitar reaccionar.
— ¡Intentas echar abajo mi reputación!
Esta niña viene y echa abajo mi nombradía de muchacho guaperas, justo cuando había logrado despegarme de mamá… Ella siempre es muy cariñosa, aun afuera, frente a la gente…
—A tu madre parece agradarle todo lo que dije de ti. Parece una mujer culta ¿Se dedica a alguna actividad complicada?
—Niña, no entiendes nada... Tú no debes interferir en esto, no hicimos un trato respecto a venir a mi casa.
Bel se quedó mirándome.
—Te queda bien...
¿Uh? No escuché bien…
— ¿Qué?
—Te queda bien lo que di— dijo mirando la pared, frunciendo los labios.
Esto se pone enfermizo. Espero no haya tomado a mal cuando dije que era una "niña linda". ¿Por qué las mujeres toman esas cosas tan profundamente? Se supone que es un demonio. Aunque, aveces es útil. — ¿Has venido a hablar del trato cierto? También he estado emocionado con eso pero me puse a pensar cosas complicadas… ¿Será que tomarás mi alma?
— ¡Eso es ofensivo!  ¡Si no sabes, cállate!— me gritó.
Esta niña... Quizá de verdad dije algo indebido.
—Dentro de poco entraré a la escuela... ¿Crees que tu juego afecte mucho mi vida escolar? Ya sabes, hay algunas chicas que parecen mujeres adultas. Además mi escuela tiene piscina y pues… sabes…
—Nuestro... es nuestro juego— susurró algo, pero no lo hace lo suficientemente audible.
— ¿Qué?
— ¡Que es nuestro juego!



Leonard Aldrich

***

—Entonces Bel, ¿Vives cerca de aquí?— preguntó mi madre. Bel mordía su segunda manzana con una sonrisa cálida. Sinceramente se ve adorable... No podría imaginar que se trata de un demonio si no lo hubiese visto con mis ojos.
—No. Tomé el metro.
La miré directamente. Vaya, ese fue un error muy tonto.
— ¿Tomaste el metro tú sola?—dijo mi madre muy preocupada. En este momento debe estar pensando que los “padres” de Bel son unos malnacidos, degenerados y que deberían morir en una prisión de Siberia.
Bel mi miró e infló las mejillas.
—La verdad es que mi mamá me  trajo, lo siento, quería sonar independiente para impresionar a mi hermano Leo.
Mamá sonrió.
—No te esfuerces mucho con ese cabeza hueca— ¿A-eh? ¿Mamá se expresó mal de mí? ¿Yo, el chico perfección? ¿El hijito que debe tener cuidado con las chicas malas?
Cuchicuchicuchi.
—Ju ju ju.... - Mamá le decía algo al oído a Bel, me miraban y luego reían.
Mamá se fue riendo hacia la cocina.
—Oye, pastelito...

¿Pastelito...? pastelito... pastelito...

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