Y CON ESTO TERMINA EL SEGUNDO VOLUMEN QUE A DECIR VERDAD COMPARADO CON EL PRIMERO FUE MUCHO MAS EXTENSO, SE HARÁ UNA VERSIÓN PDF DEL TOMO COMPLETO DESPUÉS DE UNA REVISIÓN Y EDICIÓN, ESPERO PRONTO COMENZAR A ESCRIBIR AL TERCERO EL CUAL TRANSCURRIRÁ EN CIUDAD LUX DURANTE UN TORNEO MILENARIO REALIZADO POR LOS DRUÍDAS.
Y SIN MAS QUE DECIR AGRADEZCO SUS LECTURAS Y COMENTARIOS.
-¿Dónde estoy? ¿Qué pasó?-.
Jean despertó en una habitación blanca
acostado en una suave cama, por alguna razón le dolía demasiado la cabeza y sus
recuerdos estaban dispersos.
-Buenos días, bella durmiente-.
Lentamente movió su cabeza hacia la dirección
de donde había venido esa voz, ahí se encontraba Noa Warbringer con una gran
sonrisa en su rostro, tenía su brazo derecho envuelto en una férula con
grabados arcanos para facilitar la curación y un vendaje en su cabeza.
-Realmente dormiste bastante, tres días
completos aunque si debo ser justa mi record personal no se queda atrás-.
-Buenos días Noa, así que tres días, en
realidad lo consideró muy poco tiempo, una vez estuve en coma por un mes-.
-Me imagino que has tenido una vida difícil-.
-Sé que es lo mismo para ti, teniendo que
continuar con la tradición del coronel Gerald Warbringer-.
-¿Así que has oído hablar de mi padre?-.
-Técnicamente no he oído hablar de tu padre,
la información que tengo es de primera mano-.
-¿Ah? ¿Primera mano?-.
Noa tardó un tiempo en procesar lo que Jean
quiso decir.
-Jaja, hablas como si lo hubieras conocido-.
- A veces me arrepiento de haberlo conocido,
eso no lo puedo negar-.
-Jean parece que los golpes que te propinó
Nelu te afectaron más de lo que creí-.
-Ya veo, por eso me duele demasiado la cabeza por un momento pensé que un elefante me había pasado encima pero volviendo al
tema, tu padre esta vivito y coleando en la prisión de Le Morte ¿Has oído
hablar de ella?-.
El semblante de Noa se volvió grave.
-Jean ¿Quién eres realmente?-.
-Yo soy uno de los sobrevivientes de los
tratados de Paz celebrados hace más de diez años, mismos en los que unos
terroristas atacaron y asesinaron a los asistentes, ellos me llevaron a Le
Morte y en ese lugar conocí a tu padre, él se volvió mi maestro y me entrenó en
las artes de la guerra-.
-Esa es una historia increíble Jean, no sé si
creerla-.
-Si no puedes creerme a mí, tal vez a tu madre
si-.
Jean extendió su mano hacia un pequeño mueble
de madera encima del cual se encontraban algunos frascos con medicina así como
la ropa que había usado en batalla, revisó en las bolsas del pantalón y sacó
un arrugado sobre de papel.
-Es un alivio que esté en una sola pieza, mi
maestro me dijo que si la perdía me mataría un par de veces y aunque parezca
algo imposible sé que estaba hablando en serio-.
Jean le extendió el sobre a Noa.
-Esta es una carta de tu padre, me pidió que
la entregara personalmente a su esposa pero pienso que esto es lo correcto-.
-Si esto es una broma…
-Podrás hacerme lo que quieras, estaré
preparado para lo que sea-.
Noa después de recibir la carta se puso en pie.
-Yo…, si no te molesta iré inmediatamente a
entregársela a mi madre-.
-Adelante ve-.
El joven la despidió con una sonrisa llena de
comprensión.
Cuando ella salió de la habitación Jean
suspiró aliviado sin embargo aún tenía que encargarse de otro asunto, él
recordó mientras conversaba con Noa que durante la batalla lastimó a la
capitana Nelu Maeru Marshall.
La imagen donde sangre se derramaba de la
frente de ella manchando su delicado rostro cruzó su mente y la culpa le
invadió.
Y así la persona que ocupaba sus pensamientos apareció
cruzando el umbral de la puerta al verla Jean se cubrió con las sabanas, solo
la mitad superior de su rostro se veía.
-Buenos días, Noa me informó que ya habías
despertado así que decidí venir a verte-.
Como Jean temía, Nelu tenía un vendaje en la
cabeza, al verlo al joven le dolió el corazón, también se dio cuenta que ella
no había dormido en un buen tiempo pues tenía ojeras oscuras debajo de sus
ojos.
-Yo… lo siento capitana-.
La impresión que Nelu obtuvo de Jean en ese
instante fue de alguien sumamente avergonzado, algo que le extrañó.
-¿De qué te disculpas? Salvaste una gran
cantidad de vidas entre ellas la de mi hermana, eres un héroe-.
-Realmente lo lamentó-.
- ¿Estas escuchando lo que te digo?-.
-Perdóneme-.
-Jean Nox Crow estás haciendo que me sienta
mal, he tenido un poco de tiempo para pensar y me he dado cuenta que siempre te
estás disculpando conmigo aunque no tengas ninguna razón aunque no hallas
hecho nada indebido-.
El semblante de Nelu era de tristeza. Viéndola
a punto de derramar lágrimas, Jean intentó levantarse de la cama pero la
doncella se lo impidió.
-Es muy pronto para que te pongas en pie, por
favor recuestate-.
El joven noble levantó su mano y tocó la venda
que cubría la frente de la señorita.
-Yo le prometí que no le haría daño y que no
dejaría que otros lo hicieran sin embargo rompí mi promesa y la lastimé,
derramé su sangre… yo realmente lo siento-.
Un nudo se le hizo en la garganta a Nelu, la
herida de su frente fue debido a que ella le dio un cabezazo a Jean para
hacerlo reaccionar aunque técnicamente fue debido a él, no podía echarle toda
la culpa.
Sin saber que hacer ella le abrazó, puso la
cabeza del joven entre su pecho, intentando consolarle.
-Olvídalo también fue mi culpa, no te disculpes
por algo así, esta herida es culpa de mis acciones impulsivas-.
Viendo que Jean no decía nada Nelu continúo
hablando.
-Si hablamos de disculpas yo debería ser la
primera en pedir perdón te he tratado injustamente, prometo que a partir de
ahora seré más justa contigo-.
La puerta se abrió por segunda vez y una
procesión de señoritas entró en el lugar cargando flores así como una canasta
de frutas.
La capitana quedó petrificada.
-Jirem ¿Qué está haciendo Nelu con nuestro hermanito?-.
Una pequeña niña le preguntó a su hermana
mayor.
-¡Oh, lo siento, no sabía que estabas pasando
tiempo de calidad con tu novio!-.
Una hermosa doncella de ojos y cabello gris la
veía con una gran sonrisa que demostraba que contrario a sus palabras no sentía
ningún remordimiento.
-¡¿Qué significa esto?! ¿Habías dicho que no
tenías esa clase de relación con él?-.
Una segunda doncella idéntica a la primera
salvo por el color del cabello y ojos que eran rojizos, la cuestionó, su mirada
era acusatoria.
Nelu puso a trabajar su mente a toda velocidad
y al final solo pudo responder.
-¡No es lo que parece! ¡Juro que no es lo que
parece!-.
-¡A otros con esa mentira!-.
Jiram no se creyó las palabras de su hermana
mayor.
-¡Estoy diciendo la verdad! ¡Jean explícales
que esto es un malentendido!-.
Nelu apostó a su última esperanza pero
perdió. Jean no emitió ningún sonido pues se había desmayado debido a la
hiperestimulación del abrazo femenino y a la falta de oxígeno, un hilo de
sangre salía desde su nariz.
-¡Sangre! Kyaaaaa-.
La tropa de pequeñas comenzó a armar escándalo,
no pasó mucho tiempo y los sanadores llegaron a la habitación desalojando a
todas las señoritas y prohibiéndoles la entrada nuevamente.
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Al día siguiente Jean fue dado de alta, los sanadores
estaban asombrados debido a su rápida curación, ellos mismo habían intentado
ayudarle usando conjuros de curación basados en la luz pero en vez de sanarle
empeoraban su estado, al final solo pudieron usar plantas medicinales y
encantamientos basados en el elemento agua pero sabían que esa milagrosa
recuperación no se debía a su habilidad como sanadores.
Nelu pasó a recoger a Jean y le comunicó que
su padre había regresado y quería conocer al héroe que defendió su ciudad sin
poder negarse el joven aceptó. También le informó que una alianza entre la Ciudad Acorazada y los Trolls de Puente se había forjado. algo que el joven consideró como un desenlace ideal.
La capitana le llevó hasta la sala de guerra.
En el camino se toparon con muchos soldados que curiosos se asomaban para
verlos pasar, sus miradas eran una mezcla de admiración y miedo.
Ya en su destino, Nelu le dio un nuevo cambió
de ropa a Jean junto con un cinturón y un par de sables, uno en cada lado.
-Toma este uniforme, ya que es una ceremonia
formal es necesario que te veas presentable-.
El joven lo tomó y comenzó a quitarse la ropa
pero fue detenido.
-Aquí no a menos que quieras ser tratado como
un exhibicionista, ahí se encuentra un baño para hombres-.
Un grupo de soldados mujeres que se
encontraban cerca, chasquearon la lengua decepcionadas.
-No me di cuenta, lo siento-.
-Apúrate por favor-.
Nelu intentaba mantener la compostura, su rostro
enrojeció ligeramente.
Jean entró al baño y se puso el uniforme.
Cuando salió parecía otra persona, el aura que exudaba era noble y elegante, su
cabello suelto cubría toda su espalda lo que hacía que llamara más la atención.
El número de oficiales femeninos aumentó
drásticamente, ninguna apartaba la mirada de Jean, algunas se encontraban
hiperventilando peligrosamente.
-Muy bien no perdamos tiempo-.
Nelu le apuró a continuar.
En cinco minutos llegaron a una habitación
principal, inmediatamente abrieron la puerta y entraron.
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Leo Marshall se encontraba sentado en el
sillón principal de la cámara de ceremonias, a su lado se encontraba el coronel
Rait y otros oficiales de alto rango.
Mientras él se encontraba fuera de la ciudad
esta fue atacada, apenas recibió la noticia regresó inmediatamente pero cuando
puso un pie nuevamente en su amada ciudad, la batalla ya había terminado, lo
único que quedaba era una increíble cantidad de cadáveres enemigos, varios
grupos de soldados se encargaban de la limpieza para evitar la transmisión de
enfermedades pero la cantidad de trabajo que tenían era simplemente increíble,
por un momento temió que sus tropas hubieran sido diezmadas, pensó en la
tristeza que eso le causaría a sus respectivas familias pero cuando el coronel
Rait le entregó el reporte de pérdidas estas fueron insignificantes.
Intrigado le pidió un reporte más detallado a
su segundo al mando e inmediatamente se arrepintió, el nombre de Jean Nox Crow
salió en la conversación, él solo había derrotado a “Glotón” el líder de los ciclopes y masacrado a su ejército, al
principio no podía creerlo o mejor dicho no quería creerlo, pero al escuchar
los relatos de múltiples oficiales tuvo que aceptarlo como una verdad
innegable.
Él sabía que su hija mayor, Nelu, había traído
a ese hombre a la ciudad y quería presentárselo pero debido a las
circunstancias no habían podido conocerse algo que el gran general agradeció
al principio pero ahora era una historia distinta.
-(¿Por qué tuve que salir? Hubiera mandado a
algún representante, nadie se hubiera quejado. Ahora estoy en deuda con ese
hombre, incluso si me pide la mano de mi hija no podría oponerme, ¡Tranquilo
Leo Marshall, siempre hay una solución! ¡No te desesperes! Espera a ver qué
clase de persona es y trabaja sobre la marcha. Inhala y exhala, inhala y
exhala, enfría tu mente la necesitaras para enfrentarte a este monstruoso
oponente)-.
Mientras se encontraba perdido en su monólogo
interno la puerta se abrió, él agudizó sus sentidos pero solo fue una falsa
alarma, quién entró no fue Jean Nox Crow sino una de sus hijas, Jiram, la cual
se acercó hasta donde se encontraba su padre.
-¿Podría molestarte unos momentos, Padre?-.
-Siempre tengo tiempo para mis hijas, adelante
¿Hay algo que quieras decirme?-.
-Sí, no te lo dije antes porque te encontrabas
muy ocupado y no quería molestarte pero creo que ya puedo hablar, unas horas antes
del asedio a la ciudad unos hombres nos atacaron y me secuestraron-.
El Gran General Leo volteó a ver a todos los
presentes pues nadie le había notificado sobre tal evento, sus subalternos
desviaron la mirada y se encogieron de hombres.
-Continúa hija mía, dime ¿Quiénes fueron? ¿Te
hicieron algo? Me encargaré
personalmente de impartir justicia-.
Como todo padre sobreprotector Leo Marshall se
encontraba sumamente enojado.
-No será necesario padre, probablemente todos
ya están muertos, al parecer intentaron invocar a un guardian de piso de nivel
dorado, pero todo salió mal y fuimos arrastrados hasta el laberinto, el
Vizconde Jean Nox Crow persiguió a los secuestradores y también fue atrapado en
la misma situación-.
Todos los oficiales presentes empezaron a
interesarse en la historia. Ante las miradas de todos Jiram se detuvo un
momento y después continuó su relato.
-Ahí nos encontramos con un Gran Argos, una
bestia inmensa esférica que levitaba en el aire, con un ojo central gigante y
miles más pequeños alrededor de su cuerpo tal y como el que me habías contado que enfrentaste en tus historias,
Jean…Nox Crow para protegerme se enfrentó contra ella, y tras una dura batalla
le derrotó después fuimos rescatados por los magos del ejército-.
-Espere un momento señorita Marshall, ¿Nos
está diciendo, que antes de enfrentarse a Glotón y su ejército, él peleó contra
un guardián de nivel dorado?-.
La persona que preguntó fue el coronel Rait.
-Así es Coronel-.
-¿Está segura señorita?, tal vez se está
equivocando en algo-.
Otro oficial con rango alto le cuestionó.
-Mayor Alsir, se lo que ví, lo que estoy
diciendo es la verdad-.
-Yo lo siento señorita Marshall no es mi
intención dudar de su palabra-.
Los oficiales en el poder comenzaron a hablar entre ellos.
-Eso es increíble, dos grandes hazañas el
mismo día-.
-Ese hombre es el verdadero monstruo-.
- Debe ser uno de esos genios que solo nacen
cada cientos de años-.
-¿Eso es todo lo que me tienes que decir hija
mía?-.
-Así es Padre, espero no haberte quitado el
tiempo-.
-No has hecho tal cosa Jiram, ten por seguro
que premiaré adecuadamente a ese hombre-.
-Gracias Padre, en ese caso me retiro-.
La joven gemela salió de la habitación dejando
un cálido debate entre los altos rangos.
Leo Marshall en el exterior mantenía un aura
de calma pero en el interior estaba colapsando-.
-(¡Estoy perdido! ¡Todas mis oportunidades de
ganar han desaparecido! ¡Ni siquiera tengo vías de escape para poder hacer una retirada
estratégica! ¡Solo me queda sentarme y esperar a que lleguen los nietos! ¡Oh
pobre de mí!)-.
Minutos más tarde la puerta se abrió otra vez,
y entraron su hija mayor y un cadete varón de facciones algo femeninas que por
alguna razón se escondía detrás de su hija, los dos se pararon en medio del
salón y les saludaron al estilo militar.
-General Leo Marshall he traído al Vizconde
Jean Nox Crow como se me solicitó-.
-¿Ah? ¿Y en dónde está?-.
-Aquí-.
Nelu tomó a Jean de la espalda y lo colocó
delante de ella para que todos pudieran verlo.
Jean por su parte se encontraba aterrado al
ver tantos oficiales hombres y mujeres de alto rango. Leo examinó de pies a
cabeza a Jean una y otra vez después de un corto pero intenso silencio preguntó.
-¿Esto es una broma?-.
-No Señor-.
Nelu le respondió a su padre mientras
intentaba contenerse la risa.
-¿Estas segura?-.
-Si-.
Aún sin poder creerlo volteó a ver a sus
subalternos, los cuales movieron su cabeza de arriba hacia abajo confirmando
las palabras de su hija.
El Gran General se paró de su asiento y se
acercó hacia Jean, extendió una de sus brazos y con su gran mano levantó al
joven de la parte trasera del cuello de su uniforme como si fuera un gatito y
lo acercó a su rostro. El joven como si realmente fuera un felino comenzó a
temblar incontrolablemente.
-¿Tú eres Jean Nox Crow?-.
-Si-.
-¿Venciste a un Gran Argos y salvaste a mi
hija?
-Si-.
-¿Derrotaste a Glotón y su ejército?-.
-Creo que si-.
Leo Marshall nunca había estado más confundido
en toda su vida, movido por la curiosidad observó a Jean desde todos los
ángulos posibles intentando que las piezas que se habían formado en su cerebro
encajarán, la imagen que se había hecho
de él era la de un super hombre, rudo y musculoso, lleno de cicatrices y
curtido en el arte de la guerra pero lo que tenía delante de él solo podía ser
clasificado como un osito de felpa o tal vez una muñeca de porcelana.
-Cof, Cof, Señor creo que está siendo un poco
descortés con nuestro invitado-.
-¡Oh! Lo siento, tiene razón Coronel Rait-.
Como si Jean fuera una toalla usada lo entregó a su hija, Nelu al igual que su
padre lo tomó del cuello de su camisa y lo mantuvo en pie pues ante la presión
el joven se había desmayado.
Leo Marshall regresó a su lugar y se perdió en
sus pensamientos.
-Señor creo que debe decir algunas palabras-.
-Ah sí, disculpen mi distracción es que no
puedo entender lo que está pasando, ¿Alguno de ustedes podría explicarme?-.
Sus subalternos movieron su cabeza de un lado
a otro, ellos al igual que él estaban extrañados pero en menor medida, probablemente
si no hubieran visto con sus propios ojos la sangrienta batalla también se
habrían comportado de la misma forma como su General.
-Señor aquí están las condecoraciones-.
El coronel Rait le pasó a su superior una
pequeña caja de madera y un sable con una funda metálica de color carmesí, este
los tomó y nuevamente se levantó, destapó la caja y sacó una insignia hecha
totalmente de oro puro con la cabeza de un León de perfil.
-Jean Nox Crow por tus actos de valentía y
servicios prestados a la Honorable Ciudad Acorazada te hago entrega de la
máxima condecoración posible, la medalla Corazón de León, y te pido aceptes
esta muestra de nuestro aprecio, se trata del sable del Sol-.
El General colocó la medalla en el uniforme de
Jean y le extendió el sable de Mitril Rojo, el joven en su triste estado de
conciencia apenas logró despertar lo suficiente para recibir el arma.
-Las puertas de esta ciudad siempre estarán
abiertas para ti, aquí siempre hallarás
refugio nuevamente muchas gracias por todo. Si hay algo que quieras expresar
habla con confianza-.
El silencio se hizo presente, tomando eso como
una respuesta Leo Marshall continuó.
-Doy por terminada esta pequeña ceremonia,
gracias por su asistencia pueden retirarse-.
Realizando nuevamente el saludo militar, los
jóvenes salieron de la habitación o mejor dicho Nelu salió de la habitación
arrastrando a Jean.
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-Jajaja eso fue terriblemente divertido-.
Nelu no pudo contener su risa. Ella y Jean se
encontraban en un carruaje con dirección a la casa Marshall.
-Capitana usted es malvada, me dijo que solo
su padre quería verme no todo el gabinete de guerra-.
-Lo siento creí innecesario añadirlo pero
aún no ha terminado tu suplicio-.
-¿Qué quiere decir?-.
-Hoy en la noche se celebrara una fiesta en tú
honor-.
-Creo que no asistiré-.
-Creo que tu opinión no importa mucho-.
-No creí llegar a decir esto pero ya quiero
regresar a la Academia-.
-Te entiendo, si todo sale bien tal vez puedas
regresar-.
-Quizá sea mi imaginación pero me pareció
escuchar que dijo “tal vez”.
-No fue tu imaginación-.
-¡Explíqueme a que se refiere!-.
-Usa un poco tu cerebro con tus acciones
llamaste la atención de los altos mandos, lo que hiciste fue algo que nadie va
a olvidar y eso que todavía no todos se han enterado que para rescatar a Jiram
tuviste que vencer a un Argos-.
-Oh, ya se me había olvidado hasta que su padre lo mencionó-.
-¿Cómo es posible que una hazaña como esa se
te haya olvidado?-.
-Mis maestros me enseñaron a ser práctico-.
Mientras conversaban llegaron a su destino. En
esta ocasión Nelu no permitió que Jean regresara a la casa del árbol, el resto
de su estadía se quedaría en la mansión Marshall.
Los dos jóvenes bajaron del carruaje, Jean fue
recibido por un ataque masivo de pequeñas niñas.
-¡Hermanito!-.
-¿Ya te encuentras mejor?-.
-¡Ven a jugar con nosotras!-.
-¡Recuerda que lo prometiste!-.
-¡Niñas no acosen al Vizconde, necesita
descansar!-.
Jiram intentó controlar a sus hermanas menores
pero fallo.
-Ño ños molestes-.
-¡¿Cuándo se volvieron tan rebeldes, niñas?!-.
-Probablemente cuando comenzaste a tomarle
cariño al Vizconde-.
Jirem apareció detrás de su hermana gemela y
no perdió la oportunidad para tantear las aguas.
-¡Jirem, que estás diciendo! -.
La gemela pelirroja ahora parecía una llama al
rojo vivo.
-Bueno no perdamos tiempo, pasemos a
almorzar-.
-¡A comer!-.
La tropa de niñas corrió hacia adentro de su
casa mientras cargaban a Jean completamente coordinadas como un equipo.
En la mesa la comida fue deliciosa, el joven
invitado devoró todos los platillos que los sirvientes le pusieron enfrente.
-Vaya, realmente tenías mucha hambre-.
Nelu hizo su comentario.
-Disculpe mis modales capitana, gasté
demasiada energía y necesito recuperarme lo más pronto posible-.
-Eso suena peligroso ¿Piensas meterte en
nuevos problemas?-.
-Al final los problemas me encuentran sin que
tenga que hacer algo-.
-Señor Nox, mi familia tiene la tradición de
conversar sobre cosas cotidianas de nuestras vidas después de cada comida, ¿Le
parece si conversamos abiertamente para pasar el tiempo?-.
Jirem hizo una sugerencia, pero con
intenciones ocultas.
-Me parece bien Señorita Marshall-.
-Excelente, en ese caso comencemos, si no
estoy siendo grosera ¿me podría decir si tiene algún compromiso oficial?-.
-Cof, cof-.
Al unísono Jiram y Nelu se atragantaron con el
té que estaban bebiendo.
-Ah, ¿Qué tipo de compromiso?-.
-Ma-tri-mo-nio-.
Jirem hizo énfasis en cada silaba. Ignorando
el raro comportamiento de Nelu y Jiram, el joven respondió.
-No tengo esa clase de compromiso, si la
memoria no me falla mi abuelo tuvo planes pero nunca los concretó, ahora soy el
último miembro del linaje familiar así
que supongo que dependerá de mí buscar esposa en el futuro, tal vez le pida
ayuda al Anciano Wilkens quién ha sido amigo de mi familia por mucho tiempo ya
que en mi país los compromisos de matrimonio entre nobles deben ser autorizados
por la Realeza-.
-Es bastante interesante Señor Nox, realmente
pensé que alguien como usted ya tendría una prometida-.
-Por el momento soy libre-.
-Disculpe Señor Nox, solo por curiosidad ¿El
Reino de Ignis permite el matrimonio de nobles con personas extranjeras?-.
-¿Por qué pregunta Señorita Jiram?-.
-¡Solo por curiosidad! ¡Simple curiosidad!-.
-En realidad no estoy muy seguro pero parece
que en algunas ocasiones es permitido para reforzar las alianzas entre países-.
El raro intercambio de preguntas y respuestas
fue interrumpido por una sirvienta.
-Señoritas disculpen las molestias, pero
tienen una invitada, la Sargento Noa Warbringer-.
-Yo la recibiré Delia, deja que pase a la sala
principal-.
Nelu dio sus indicaciones y se levantó de su
silla.
-Aprovechando el momento, yo también quisiera
hablar con ella, con su permiso me retiro, gracias por la comida-.
Jean siguió a la capitana.
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En la sala principal encontraron a una
nerviosa Noa, quién se movía de un lado a otro.
-Noa bienvenida, ¿ Cómo van tus heridas?
déjame que te invite a comer-.
Nelu la recibió con un abrazo y una cálida
sonrisa.
- En dos días ya me habré curado completamente
según los sanadores y gracias por la invitación pero ya he almorzado, de todos
modos muchas gracias-.
-¿A qué se debe tu visita?-.
-En realidad vengo del hospital, quería hablar
con Jean pero ya le habían dado de alta, me dijeron que tú pasaste por él así
que pensé que lo habrías traído aquí-.
-Entiendo, en ese caso los dejaré a solas-.
-No será necesario pienso que también deberías
escuchar lo que tengo que decir-.
- Está bien, tomemos asiento-.
Los tres tomaron asiento y Noa inmediatamente
habló.
-Jean le entregué la carta a mi madre después
de leerla me dijo que era real y que mi padre estaba vivo, por alguna razón no
me dejó ver los contenidos me dijo con su rostro al rojo vivo que era
demasiado joven para leer ese tipo de literatura, que él me mandaba saludos, es
por eso que vine a hablar contigo, por favor cuéntame más acerca de él-.
-Esperen un momento, antes de que continúen
corríjanme si entendí mal, ¿Están diciendo que el coronel Gerald Warbringer,
“El demonio de la Guerra” y mano derecha de mi padre sigue vivo?-
-Así es capitana, al igual que yo fue
capturado y enviado a Le Morte, él fue uno de mis honorables maestros-.
-¿Por qué no me lo dijiste antes?-.
-No creí necesario hacerlo, mis maestros se
quedaron para fastidiar al imperio a su manera, ahora mismo deben estar
planeando algo grande-.
-Entiendo continúa por favor-.
-Bien ¿Qué quieres saber de tu padre?-.
-Todo, ¿Cómo se ve? ¿Cuál es su carácter? ¿Qué
ha hecho todo este tiempo? ¿Por qué no se comunicó antes con nosotros?-.
Jean suspiró comprendiendo los sentimientos de
Noa.
-Tú padre es un hombre, fuerte y justo,
siempre protegía a las mujeres y niños pero con otros hombres era un demonio,
durante su entrenamiento estuvo a punto de matarme cada bendito día, es un hijo de... disculpa por divagar-.
Jean hizo una pausa y después continuó.
-Estoy completamente seguro que le gustaban
las cosas lindas pero si se lo señalaba siempre me rompía un hueso o dos
intentando ocultar su vergüenza y sobre todo nunca dejaba de hablarme de su
hermosa esposa y de su hija, a veces me decía que lamentaba no poder estar
cerca de ti porque si heredabas la belleza de tu madre siempre estarías rodeada
de hombres, esos días sus entrenamientos se volvían tres veces más infernales
que de costumbre como si intentara descargarse conmigo, después aunque nunca lo
dijo abiertamente como modo de disculpa siempre cocinaba la cena, eso era lo
peor, era como comer madera podrida aderezado con aceite de pescado
de hace meses-.
A Noa se le escapó una risa sonora.
-Jajaja, parece una persona con problemas de
personalidad, a veces agresivo y otras veces tímido-.
-Creo que era bipolar pero nunca tuve el
valor para decírselo, la razón por la que no se comunicó antes con ustedes es porque
era prácticamente imposible, Le Morte es una isla fuertemente custodiada por
guardias de élite y aunque hubiésemos podido derrotarles de nada nos serviría,
para poder salir o entrar todo el lugar tiene un conjuro arcano especial, se
necesita una contraseña y una llave para que la puerta se abra, buscar la isla
desde afuera también es imposible, tiene una barrera que la aísla del mundo
exterior-.
-Y tú ¿Cómo escapaste?-.
-Hubo un motín sangriento, durante la
confusión logré colarme en un barco haciéndome pasar por uno de sus
tripulantes, le quité la piel y me la puse… olviden esta parte, tu padre y el
resto de mis maestros no quisieron huír decidieron quedarse, su intención era
ganar el control total de la isla y reescribir la contraseña, estoy seguro que
también querían ser libres pero a veces hay cosas que uno debe hacer aunque sea
doloroso-.
La joven Warbringer suspiró satisfecha.
-Es tal como me comentó mi madre, mi padre es
un hombre valiente y honorable pero algo denso para tratar a las personas. La
carta tenía una foto de él cuando era joven, mi madre me permitió quedarme con
ella, pero yo quiero saber cómo se ve ahora-.
- Soy malo con las descripciones ¿Tienes la
foto aquí? Si es así te podría decir que cambios ha tenido con el tiempo-.
Noa sacó de su bolsillo delantero una foto en
blanco y negro y se la dio al joven,
después de examinarla Jean dio su evaluación.
-Lo siento Noa pero esta no es una foto de su
juventud, es una actual, reconozco el Faro que se encuentra detrás de él-.
-Eso es imposible, tengo otras fotos en el
álbum familiar y se ve exactamente igual que aquí, su apariencia es de un joven
de veinte años-.
- Su envejecimiento se debe haber vuelto lento
debido a que ha dominado las artes marciales-.
-Espero que sea algo hereditario, sería genial
verse joven por siempre-.
Al escuchar esas palabras Jean puso un
semblante lleno de tristeza.
-Yo creo que no es tan genial como uno podría
pensarlo-.
-Discrepo todas las mujeres quieren ser jóvenes
para siempre-.
Noa no se dio cuenta del comportamiento extraño
de Jean pero Nelu si se percató, recordó que había dicho algo similar cuando se
cambiaban de ropa para engañar a los trolls Y ella se quejó de que la ropa de
él era muy pequeña, si su memoria no le fallaba sus palabras exactas fueron “Lo
siento Capitana mi cuerpo es muy pequeño para mi edad… y eso no cambiará en el
futuro”, un sentimiento de dolor llenó su pecho.
Los tres estuvieron hablando por un poco más
tiempo sobre cosas triviales, finalmente Noa le agradeció a Jean todo lo que
había hecho y se marchó, antes de irse añadió que acudiría a la celebración que
se realizaría en la noche.
El resto del día Jean estuvo en el cuarto de
las pequeñas jugando con ellas como había prometido, aunque no estaba claro si
estaba jugando o él era el juguete.
Una hora
antes de la celebración las sirvientas lo llevaron a una habitación para que
se bañara y cambiara de ropa, le entregaron un uniforme militar similar al que
traía puesto, después de asearse y vestirse colocó la insignia del León en su
pecho y el sable del Sol en su cinto.
Sin perder más tiempo se dirigió a la planta
alta de la mansión donde todos los preparativos para recibir a los invitados ya
estaban listos, viendo que llegó demasiado temprano salió al balcón y contemplo
a la luna que ahora estaba en su estado menguante.
-Parece como si estuvieras filosofando sobre
asuntos muy profundos-.
La capitana Nelu lo sorprendió.
-Nada como eso, en realidad estoy pensando
como hacer para escaparme de los militares de altos rangos-.
-Mejor ríndete, seguramente querrán hablar
contigo-.
-Supongo que debo prepararme mentalmente-.
La joven señorita se le quedó viendo por unos
breves instantes.
-¿Tengo algo en mi cabello?-.
Siguiendo la dirección de su mirada Jean le
preguntó.
-No, pero ¿Mis hermanas te pintaron el cabello?-.
Las puntas de su pelo habían cambiado de color
ahora eran doradas.
-Ya veo así que es eso, sus hermanas no
hicieron nada simplemente es un fenómeno natural es debido al cambio de
estación, el verano ya está llegando-.
-Creo que me perdí ¿Podrías explicarme
detenidamente?-.
-Debido a cierta situación mi cuerpo está
sincronizado con la tierra, en primavera el color de mi cabello y ojos es
negro, en verano se tornan dorados como los rayos del sol, en otoño carmesí
como las hojas que caen de los árboles, y en invierno son blanco como la nieve,
he intentado solucionarlo pero no he podido así que durante todo el año uso un
conjuro de ilusión para que se vean siempre de un solo color-.
-¡¿Acaso eres un conejo o un lobo que cambia
de pelaje con las estaciones?!-.
Nelu no pudo reprimir la urgencia de exclamar
su sorpresa.
-Jajaja, mis amigos solían decirme eso todo el
tiempo-.
Una brisa cálida inundó la noche, Jean
extendió sus brazos para recibirla, inmediatamente como una reacción en cadena
el resto de su cabello y ojos se tornaron dorados.
-Ve se lo dije, el verano ya llegó-.
La joven mujer no dijo nada por un tiempo solo
lo quedó contemplando. Un minuto después la curiosidad le hizo preguntar.
-¿De qué color son originalmente tus ojos y
cabello?-.
Con una sonrisa pícara el joven respondió.
-Eso es un secreto-.
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La ceremonia transcurrió sin problemas, a
diferencia del baile de bienvenida en la Ciudad Lux, fue bastante seria y
calmada, Jean quién había regresado a sus características físicas habituales fue
asediado por muchas personas que querían conocer al héroe de guerra, algunos
llegaban hasta el punto de presentarle a sus hijas con intenciones que el joven
empezaba a sospechar.
Jiram, Jirem, Noa y el resto de las pequeñas lo
sacaron a bailar los valses que la orquesta clásica tocaba, en eso no tuvo
problema ya que Laur le había impartido clases particulares.
Cercano a las tres de la mañana cuando todos
se habían retirado, el Gran General Leo Marshall lo llamó para tener una
plática privada con él.
Después de que entró a la habitación personal
del padre de la capitana, este cerró la puerta, le invitó a tomar asiento
enfrente de su escritorio y luego se sentó del otro lado.
-Jean Nox Crow déjame nuevamente agradecerte
lo que has hecho… (¡Hic!) Discúlpame tanta comida me dio hipo-.
Interrumpiendo por un momento la conversación
tomó una botella de vino cercana la destapó y comenzó a tomarla directamente
sin usar una copa.
-(Esto no va a terminar bien)-.
Viendo el rostro ligeramente rojo del general
y su hipo que no se debía a la comida, Jean comenzó a preocuparse.
El padre de familia continuó la conversación.
-…pero es necesario aclarar algo muy
importante… y eso es que sin importar que hayas hecho (hic) no te entregaré a
ninguna de mis preciosas hijas (hic), así que dime ¿Tienes alguna intención de
llevarte a Nelu lejos de mí? ... (hic).
-¡No señor!, ¡No se preocupe realmente no veo
a su hija de esa forma, me atrevo a decir que ella no es mi tipo después de
todo no es nada femenina!-.
Jean dijo lo primero que se le vino a la mente
Al escuchar eso Leo Marshall se estiró desde
su lugar y alzó a Jean del frente de su camisa.
-¡¿Estás diciendo que ella no es suficiente
para ti?! (Hic)-.
Asustado el joven respondió rápidamente.
-¡No señor! Digo ¡Si Señor! ¡Lo que quise
expresar es que alguien como yo no es el tipo de hombre que le gustaría a su
hija!-.
Satisfecho por esa respuesta Leo Marshall
soltó al aterrado Joven.
-¡Muy bien! ¡Muy bien! Tienes razón mi linda
niña nunca saldría con alguien tan escuálido y poco varonil como tú-.
-¡Así es Señor!-.
El Gran General dio la vuelta a su escritorio
y se puso delante del joven.
-Ponte en pie Jean Nox Crow.. (Hic)-.
Jean hizo lo que se le ordenó.
-Es bueno que hayamos tenido una plática de
hombre a hombre (Hic) ahora todas nuestras diferencias serán olvidadas…(Hic)-.
El corpulento hombre colocó sus manos en los
hombros del joven.
-…ahora eres libre pero recuerda algo muy
importante…Puaj-.
-¿Eh?-.
El General parecía estar teniendo una batalla
intensa con su estómago la cual al final perdió.
-¡Buaaaaaaaaaaaaaaargh!-.
Leo Marshall vomitó todo lo que pudo bañando a
Jean de porquería, después de terminar regreso a su escritorio como si nada
hubiera pasado se acurrucó en él y se durmió.
-(¡Sabía que esto no terminaría bien!)-.
Jean empapado en jugos gástricos y alimentos a
medio digerir regresó a la habitación que le habían otorgado, entró al baño y
estuvo más de una hora intentando quitarse el olor, cuando estuvo satisfecho se puso la pijama que los sirvientes le habían dejado y se acostó a dormir
forzando a su mente a olvidar lo ocurrido.
-Toc, toc, toc-.
Unos treinta minutos después alguien tocó a su
habitación, con cautela abrió la puerta y ahí se encontraba la capitana Nelu
Maeru Marshall, ella empujó la puerta con fuerza y tomó a Jean del cuello de su
pijama.
-¡Así que piensas que no soy nada femenina! (¡Hic!) ¡Así que no soy tu tipo! (¡Hic!)
¡Pues por mi púdrete! (Hic)-.
-(¡¿Usted también está ebria?! ¡Por favor
denme un respiro! ¡Es malo escuchar las conversaciones de los demás!) Capitana
por favor tranquilícese eso lo dije para calmar a su padre, él es muy
sobreprotector y celoso con sus hijas así que no me quedaba otra opción-.
La ira de Nelu pareció ceder un poco, soltó a
Jean y lo miró con ojos suplicantes.
-¿Estás diciendo la verdad? (Hic)-.
-Si-.
-¿No me engañas? (Hic)-.
-No-.
-¿Me lo juras?-.
-Si-.
-Te creeré en esta ocasión así que no vuelvas
a decir…(Hic)…(Hic)… ¡Buaaaaaaaaargh!-.
Al igual que su padre, Nelu vomitó encima de
Jean, se limpió la boca con una de sus mangas, caminó hasta la cama y se dejó
caer inmediatamente quedó dormida.
-(¡De tal padre tal hija! ¿Qué he hecho para
merecer esto? En verdad ¿Qué he hecho para merecer esto?)-.
Jean quedó parado en el mismo lugar mirando
hacia el techo, mientras lágrimas se escurrían de sus ojos.
Cuando hubo llorado lo suficiente salió de la
habitación pues no quería causar malos entendidos, apenas caminó unos metros se
topó con dos sirvientas, aunque solo reconoció a una que según él recordaba se
llamaba Delia.
-Madame Delia yo…-.
-Fuimos testigos de lo que pasó, no se
preocupe señor Nox, disculpe el comportamiento de nuestros amos no son malas personas
simplemente les es difícil expresar sus sentimientos, por favor sígame le
buscaré una nueva habitación y cambio de ropa-.
-Muchas gracias-.
Aliviado Jean la siguió, se bañó y cambió de
ropa por segunda vez y se acostó a dormir con la esperanza de que nadie más
entrara a su habitación.
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Nelu despertó con un fuerte dolor de cabeza y
un sabor amargo en la boca, en algún punto de la noche se deshizo de sus
prendas para dormir confortablemente como todas las mañanas realizó ejercicios
de calentamiento luego fue al closet con la intención de tomar ropa limpia
pues deseaba vestirse, medio dormida agarró lo primero que halló, con paso
tambaleante entró al baño y se lavó los dientes, no pudo encontrar su cepillo
habitual así que usó uno nuevo del botiquín que se encontraba frente al espejo.
Se aseó con calma pero al ponerse la ropa esta no le vino.
-¿Habré subido de peso? No lo creo he estado
cuidándome adecuadamente-.
-Señorita Nelu, como usted dice no ha subido
de peso-.
-¡Kyaa!-
Nelu gritó al ser sorprendida.
-Me asustaste Delia la próxima vez toca la
puerta por favor-.
-Lo tendré en cuenta señorita-.
-¿Qué me estabas diciendo?-.
-La ropa no le viene porque no es de usted-.
-¿Qué quieres decir?-.
-Todo en esta habitación fue preparado para
nuestro invitado Jean Nox Crow-.
-……… ...................................¡¿Y qué rayos hago en su habitación?!-.
Presa del pánico Nelu gritó.
-Bueno hoy a las cuatro de la mañana usted
vino a su habitación-.
-¡Eso no puede ser cierto!-.
Delia le ignoró y continuó hablando.
-Al parecer tenía algo muy importante que
comunicarle después de decirselo usted…usted…usted.........-.
-¡Yo qué! ¿Dime que pasó?-.
La
sirvienta suspiró aburrida. El corazón de Nelu estuvo a punto de
reventar.
-Nada de nada, lo que es peor es que se
encontraba alcoholizada y terminó vomitando encima de él, después se acostó en
su cama y comenzó a roncar sonoramente como su padre, afortunadamente el Señor Nox fue todo
un caballero y salió de la habitación-.
Nelu cayó hincada en el suelo mientras se
cubría el rostro con ambas manos.
-¡No puede ser! ¡Qué vergüenza!-.
-Lo mismo digo ¡Qué vergüenza! Esa era una
oportunidad de oro que difícilmente se presentará otra vez y la arruinó de la
peor forma posible-.
-¡¿Una oportunidad de oro?! ¡¿Para qué!?-.
-Bueno eso ya no importa, ahora vayámonos de
aquí antes de que sus hermanas o su padre la vean -.
Sin fuerzas Nelu salió de la habitación con
la pena devorando su corazón.
Durante el desayuno todos se reunieron con
excepción del General Leo Marshall quién tuvo que salir a tratar asuntos de
gobierno.
Nelu y Jean se sentaron uno delante del otro
pero ninguno de los dos se dirigía la mirada, el rostro de ambos estaba al rojo
vivo.
Jirem no perdió la oportunidad para preguntar
la razón de su comportamiento.
-Señor Nox, Nelu de casualidad ¿Pasó algo
entre ustedes dos?-.
-¡Pfffff!-
Nelu expulsó el caldo caliente que se
encontraba en su boca Jean hizo lo mismo y debido a que ambos se encontraban
uno enfrente del otro, el misil de líquido hirviendo les golpeó directo en los
ojos.
-¡Mis ojos! ¡Mis ojos!-.
-¡¿Otra vez lo mismo?! ¡¿Por qué a mí?!-.
Los dos jóvenes se retorcían en el suelo por
el dolor mientras se frotaban los ojos, cuando todo se hubo tranquilizado se
pusieron en pie y se observaron por unos segundos, después las risas salieron
de forma natural, sin decirlo decidieron olvidar lo que había pasado.
Ese mismo día tenían programado partir hacia
Ciudad Lux, la familia de Nelu y Noa se reunieron para despedirlos.
-Hija mia, ven de vez en cuando tu papi
siempre te extraña mucho-.
-Hermanito ¿Vendrás a visitarnos?-.
-Espero que sí-.
-¡Yey! Dijo que sí-.
-Jean recuerda que me prometiste salir conmigo
otra vez, no lo olvides-.
-No lo olvidaré Noa-.
-Señor Nox, hermana Nelu les deseo suerte en
su viaje de regreso-.
-Gracias Jirem-.
-Gracias señorita Jirem Marshall-.
Jean y Nelu se subieron al carruaje cuando
estaban a punto de cerrar la puerta Jiram les detuvo.
-Espere un momento Señor Nox, tengo algo que
decirle ¿Podría agacharse?-.
El joven desde el carruaje se inclinó.
-Gracias por salvarme y discúlpeme por haberlo
tratado mal-.
-No te preo…-.
Sin poder detenerla los labios de Jean fueron
sellados por los labios de la joven pelirroja, la cual después de besarlo salió
corriendo hacia su casa.
-¿Eehhhhhhhhhhhhhhhhhh?!-.
Todos quedaron con la boca abierta nadie vio
venir lo que pasó.
El primero en recuperarse de la impresión fue
Leo Marshall.
-¡Jean Nox Crow, traidor! ¡¿No te bastó con
Nelu?! ¡Y ahora quieres quitarme a mis otras hijas!-.
-¡Niñas detengan a papá!-.
Jirem alarmada les dio una orden a sus
hermanas al mismo tiempo que abrazaba a su padre con la intención de
inmovilizarlo.
-¡Señor Nox huya ahora mismo! ¡No sabemos
cuánto tiempo podremos detenerle!-.
-¡Conductor! ¡Adelante, sáqueme de aquí!-.
Jean no lo pensó dos veces, y rápidamente
comenzó su escape de vida o muerte.
A la velocidad que iban pronto dejaron la
Ciudad Acorazada, tomaron la única ruta disponible para llegar al mar es decir
el puente de los trolls, en el puerto de Faux tomarían un barco que los llevaría a la
isla de Ptah ahí se encontrarían con Blacky quien se encargaría del tramo
final.
Al llegar a la entrada del puente blanco,
fueron recibidos por Sitr, gracias a ello nadie se atrevió a molestarles pero
también estaba el hecho de que habían visto de lo que Jean era capaz, los dos
jóvenes decidieron quedarse a hablar con ella unos momentos.
-Sitr sé que durante la pelea con los cíclopes
perdí el control, no recuerdo claramente pero si te causé problemas lo
lamento-.
-No digas más Jean, lo que hiciste fue necesario
y lo entiendo, mi pueblo te agradece, cobraste venganza por todos aquellos que
ese monstruo asesinó, mis hermanas, hermanos y mi madre ya pueden descansar en
paz-.
-Sitr, espero que gracias a la alianza forjada
entre tu pueblo y el mío, nuestras relaciones mejoren y reine la prosperidad-.
-Yo también lo deseo Nelu-.
En algún momento Nelu Marshall superó aunque sea en parte la imagen negativa
que tenía de los Trolls, algo que Jean vio con buenos ojos.
Aunque Sitr les invitó para quedarse más
tiempo con ellos en su aldea, tuvieron que declinar la invitación explicándole
que era necesario que regresaran ya que los esperaban en Ciudad Lux, con
tristeza Sitr les despidió no sin antes entregarle a Jean como modo de agradecimiento una armadura hecha con piel y escamas de wivern unida con seda de las arañas blancas de tres cabezas, un tesoro que cualquier guerrero desearía tener.
Cuando llegaron al puerto se encontraron con
el mismo anciano y sus dos ayudantes pubertos con los que habían viajado la
primera vez quienes los recibieron con los brazos abiertos, aparentemente
debido a la nueva leyenda del “barco de los muertos”, la cantidad de turistas
que querían navegar por esas aguas había aumentado pero solo había pocos barcos
que se atrevían a partir, con lo que su negocio floreció nuevamente al menos
hasta el punto de poder hacerle reparaciones básicas a su nave además la
adornaron como si fuera un verdadero barco encantado.
En un par de horas llegaron a la isla de Ptah
donde una inmensa águila de color negro los estaba esperando con impaciencia,
la montaron y continuaron por vía aérea.
La noche les alcanzó pero gracias a la luz de
las estrellas y a la luna menguante eso no les impidió llegar a su destino,
aterrizaron en la montaña donde se separaron de Blacky, Jean le prometió que le
iría a ver de vez en cuando con lo cual la inmensa ave no presentó pelea.
Sintiéndose
a gusto por estar en tierra firme, Jean y Nelu se detuvieron en un
restaurante en el centro y cenaron, posteriormente caminaron hasta la Academia
del Sol y se despidieron cada quien fue a su respectivo dormitorio.
Exhausto Jean abrió la puerta de su
habitación, y se detuvo en seco, lentamente se asomó, dejó su equipaje y
desenvainó el sable de Mitril Rojo.
El joven se acercó a una de las camas, la que
se supone debía estar libre ahí se encontraba una persona que él no conocía vestido con el uniforme de la Academia, de facciones finas, cabello largo de
color carmesí intenso, su altura era mayor que la de Jean, pero su complexión
era igual de delgada.
-Luz-.
Con esa única palabra el cuarto se iluminó.
-¡Despierta!-.
La persona que se encontraba durmiendo saltó
de la cama y cayó en el suelo.
-¡Auchh! ese me dolió-.
Desde el suelo sobándose la espalda alzó la
mirada para ver quién le había gritado.
-¡¿Por qué interrumpiste mi meditación?!-.
-¡¿Por que rayos estás en mi habitación?!-.
-¡Esta también es mi habitación! Espera ahora
que lo veo bien tú eres Jean Nox Crow, la directora Seyd me pidió que me
convierta en tu compañero de habitación-.
-¿Compañero? Nadie me informó que tendría que
compartir la habitación, además estoy seguro que eso es imposible-.
-Si no me crees lee esto-.
El extraño se levantó y de un cajón de su
escritorio sacó un papel que le entregó a Jean quien comenzó a leerla.
-Señor Jean Nox Crow se le comunica que el
estudiante Carmil Carm pasará a ser su nuevo compañero de cuarto de acuerdo a
las disposiciones y reglamentos generales…bla…bla…bla Firmado la Directora
Seyd-.
-Debe haber algún error no creo que sea posible
la convivencia entre nosotros dos-.
-Tu opinión no importa, la directora misma me
pidió que sea tu compañero de cuarto, aunque no lo parezca yo Carmil Carm soy
el actual presidente del Consejo estudiantil, ella también me pidió que te
demos un puesto en dicho consejo para aprovechar tus habilidades-.
-Eso es injusto-.
-La vida es injusta-.
-Bueno en eso estoy de acuerdo, ¿Realmente la
directora lo autorizó?-.
-Así es, si dudas de mi noble persona puedes
ir mañana mismo a preguntarle-.
Jean suspiró resignado.
-Está bien si la directora te lo pidió y lo
autorizó, tendré que obedecer además estoy muy cansado para debatir, Buenas
noches, nada mas no se te ocurra atacar mi cuello a mitad de la noche-.
-¿Eh? ¿Qué quieres decir con eso? ¿Insinúas
que intentaré cortarte el cuello o te refieres a otra cosa?-.
-Zzzzzzzzzzzzzzz-
Jean se acostó y se durmió inmediatamente.
-¡No te duermas tan pronto! ¡Despierta no me
dejes con la duda!-.
Jean abrió nuevamente los ojos.
-Por favor déjame dormir, si tú no puedes
hacerlo es tu problema, te aconsejo que te pongas a contar ovejas o semillas-.
-¿Contar? ¿Por qué haría algo así? ¿Qué
quisiste decir?-.
El joven volvió a acurrucar su cabeza en la
almohada, queriendo guardar energía desactivó los conjuros que había puesto
sobre su persona que consideró innecesarios, su cabello nuevamente se volvió
dorado como si fueran hilos de oro.
-Tu cabello ¿por qué cambió de color? ¿Acaso
eres un…-.
Carm fue interrumpido, Jean por segunda vez se
reincorporó y vio firmemente a los ojos a su molesto compañero de habitación.
-Escucha bien Carmil Carm, tuve una semana
realmente agotadora así que te pido que me dejes dormir si me sigues
molestando, te ataré y te arrojaré a un río, ¿Entendiste?-.
En toda la habitación comenzaron a aparecer criaturas
esféricas de color negro con un ojo central de color rojo que abarcaba la mayor
parte de su cuerpo, estos pequeños monstruos abrieron sus fauces mostrando
decenas de afilados dientes.
-(¡Que familiares más monstruosos! ¡Son
demasiados!)-.
-Pregunté que si entendiste-.
-Fuerte y claro-.
-En ese caso hasta mañana, por favor apaga las
luces-.
Los pequeños monstruos se desvanecieron como
si nunca hubieran existido. Tras
derrotar al Gran Argos Jean recibió como premio por su victoria una corona de
oro de manos del espíritu del laberinto, que le otorgó una nueva habilidad
llamada “Los mil ojos del Argos”, esa misma habilidad es la que activó
momentáneamente para intimidar a Carmil Carm.
En la completa oscuridad Carmil se acostó en
su cama pensando profundamente.
-(Madre necesitaré tu consejo antes
de lo esperado… creo que han descubierto mi verdadera identidad por alguien
igual a mí)-.
Y la noche pasó en paz y tranquilidad.
Como sospeche quizas Carm si sea hembra.
ResponderEliminarsi fuera haci sería bueno :v
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