4 oct 2015

NOX VOLUMEN 2 CAPITULO 20 Y EPILOGO



Y CON ESTO TERMINA EL SEGUNDO VOLUMEN QUE A DECIR VERDAD COMPARADO CON EL PRIMERO FUE MUCHO MAS EXTENSO, SE HARÁ UNA VERSIÓN PDF DEL TOMO COMPLETO DESPUÉS DE UNA REVISIÓN Y EDICIÓN, ESPERO PRONTO COMENZAR A ESCRIBIR AL TERCERO EL CUAL TRANSCURRIRÁ EN CIUDAD LUX DURANTE UN TORNEO MILENARIO REALIZADO POR LOS DRUÍDAS.

Y SIN MAS QUE DECIR AGRADEZCO SUS LECTURAS Y COMENTARIOS.
















-¿Dónde estoy? ¿Qué pasó?-.



Jean despertó en una habitación blanca acostado en una suave cama, por alguna razón le dolía demasiado la cabeza y sus recuerdos estaban dispersos.



-Buenos días, bella durmiente-.



Lentamente movió su cabeza hacia la dirección de donde había venido esa voz, ahí se encontraba Noa Warbringer con una gran sonrisa en su rostro, tenía su brazo derecho envuelto en una férula con grabados arcanos para facilitar la curación y un vendaje en su cabeza.



-Realmente dormiste bastante, tres días completos aunque si debo ser justa mi record personal no se queda  atrás-.



-Buenos días Noa, así que tres días, en realidad lo consideró muy poco tiempo, una vez estuve en coma por un mes-.


-Me imagino que has tenido una vida difícil-.


-Sé que es lo mismo para ti, teniendo que continuar con la tradición del coronel Gerald Warbringer-.


-¿Así que has oído hablar de mi padre?-.


-Técnicamente no he oído hablar de tu padre, la información que tengo es de primera mano-.



-¿Ah? ¿Primera mano?-.


Noa tardó un tiempo en procesar lo que Jean quiso decir.



-Jaja, hablas como si lo hubieras conocido-.


- A veces me arrepiento de haberlo conocido, eso no lo puedo negar-.


-Jean parece que los golpes que te propinó Nelu te afectaron más de lo que creí-.



-Ya veo, por eso me duele demasiado la cabeza por un momento pensé que un elefante me había pasado encima pero volviendo al tema, tu padre esta vivito y coleando en la prisión de Le Morte ¿Has oído hablar de ella?-.


El semblante de Noa se volvió grave.



-Jean ¿Quién eres realmente?-.



-Yo soy uno de los sobrevivientes de los tratados de Paz celebrados hace más de diez años, mismos en los que unos terroristas atacaron y asesinaron a los asistentes, ellos me llevaron a Le Morte y en ese lugar conocí a tu padre, él se volvió mi maestro y me entrenó en las artes de la guerra-.



-Esa es una historia increíble Jean, no sé si creerla-.


-Si no puedes creerme a mí, tal vez a tu madre si-.



Jean extendió su mano hacia un pequeño mueble de madera encima del cual se encontraban algunos frascos con medicina así como la ropa que había usado en batalla, revisó en las bolsas del pantalón y sacó un arrugado sobre de papel.



-Es un alivio que esté en una sola pieza, mi maestro me dijo que si la perdía me mataría un par de veces y aunque parezca algo imposible sé que estaba hablando en serio-.



Jean le extendió el sobre a Noa.



-Esta es una carta de tu padre, me pidió que la entregara personalmente a su esposa pero pienso que esto es lo correcto-.



-Si esto es una broma…



-Podrás hacerme lo que quieras, estaré preparado para lo que sea-.


Noa después de recibir la carta se puso en pie.


-Yo…, si no te molesta iré inmediatamente a entregársela a mi madre-.


-Adelante ve-.


El joven la despidió con una sonrisa llena de comprensión.



Cuando ella salió de la habitación Jean suspiró aliviado sin embargo aún tenía que encargarse de otro asunto, él recordó mientras conversaba con Noa que durante la batalla lastimó a la capitana Nelu Maeru Marshall.


La imagen donde sangre se derramaba de la frente de ella manchando su delicado rostro cruzó su mente y la culpa le invadió.



Y así la persona que ocupaba sus pensamientos apareció cruzando el umbral de la puerta al verla Jean se cubrió con las sabanas, solo la mitad superior de su rostro se veía.


-Buenos días, Noa me informó que ya habías despertado así que decidí venir a verte-.


Como Jean temía, Nelu tenía un vendaje en la cabeza, al verlo al joven le dolió el corazón, también se dio cuenta que ella no había dormido en un buen tiempo pues tenía ojeras oscuras debajo de sus ojos.


-Yo… lo siento capitana-.



La impresión que Nelu obtuvo de Jean en ese instante fue de alguien sumamente avergonzado, algo que le extrañó.



-¿De qué te disculpas? Salvaste una gran cantidad de vidas entre ellas la de mi hermana, eres un héroe-.



-Realmente lo lamentó-.


- ¿Estas escuchando lo que te digo?-.


-Perdóneme-.



-Jean Nox Crow estás haciendo que me sienta mal, he tenido un poco de tiempo para pensar y me he dado cuenta que siempre te estás disculpando conmigo aunque no tengas ninguna razón aunque no hallas hecho nada indebido-.


El semblante de Nelu era de tristeza. Viéndola a punto de derramar lágrimas, Jean intentó levantarse de la cama pero la doncella se lo impidió.



-Es muy pronto para que te pongas en pie, por favor recuestate-.



El joven noble levantó su mano y tocó la venda que cubría la frente de la señorita.


-Yo le prometí que no le haría daño y que no dejaría que otros lo hicieran sin embargo rompí mi promesa y la lastimé, derramé su sangre… yo realmente lo siento-.



Un nudo se le hizo en la garganta a Nelu, la herida de su frente fue debido a que ella le dio un cabezazo a Jean para hacerlo reaccionar aunque técnicamente fue debido a él, no podía echarle toda la culpa.



Sin saber que hacer ella le abrazó, puso la cabeza del joven entre su pecho, intentando consolarle.



-Olvídalo también fue mi culpa, no te disculpes por algo así, esta herida es culpa de mis acciones impulsivas-.



Viendo que Jean no decía nada Nelu continúo hablando.



-Si hablamos de disculpas yo debería ser la primera en pedir perdón te he tratado injustamente, prometo que a partir de ahora seré más justa contigo-.



La puerta se abrió por segunda vez y una procesión de señoritas entró en el lugar cargando flores así como una canasta de frutas.



La capitana quedó petrificada.



-Jirem ¿Qué está  haciendo Nelu con nuestro hermanito?-.



Una pequeña niña le preguntó a su hermana mayor.


-¡Oh, lo siento, no sabía que estabas pasando tiempo de calidad con tu novio!-.



Una hermosa doncella de ojos y cabello gris la veía con una gran sonrisa que demostraba que contrario a sus palabras no sentía ningún remordimiento.



-¡¿Qué significa esto?! ¿Habías dicho que no tenías esa clase de relación con él?-.



Una segunda doncella idéntica a la primera salvo por el color del cabello y ojos que eran rojizos, la cuestionó, su mirada era acusatoria.


Nelu puso a trabajar su mente a toda velocidad y al final solo pudo responder.



-¡No es lo que parece! ¡Juro que no es lo que parece!-.


-¡A otros con esa mentira!-.



Jiram no se creyó las palabras de su hermana mayor.



-¡Estoy diciendo la verdad! ¡Jean explícales que esto es un malentendido!-.



Nelu apostó a su última esperanza pero perdió. Jean no emitió ningún sonido pues se había desmayado debido a la hiperestimulación del abrazo femenino y a la falta de oxígeno, un hilo de sangre salía desde su nariz.



-¡Sangre! Kyaaaaa-.



La tropa de pequeñas comenzó a armar escándalo, no pasó mucho tiempo y los sanadores llegaron a la habitación desalojando a todas las señoritas y prohibiéndoles la entrada nuevamente.


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Al día siguiente Jean fue dado de alta, los sanadores estaban asombrados debido a su rápida curación, ellos mismo habían intentado ayudarle usando conjuros de curación basados en la luz pero en vez de sanarle empeoraban su estado, al final solo pudieron usar plantas medicinales y encantamientos basados en el elemento agua pero sabían que esa milagrosa recuperación no se debía a su habilidad como sanadores.



Nelu pasó a recoger a Jean y le comunicó que su padre había regresado y quería conocer al héroe que defendió su ciudad sin poder negarse el joven aceptó. También le informó que una alianza entre la Ciudad Acorazada y los Trolls de Puente se había forjado. algo que el joven consideró como un desenlace ideal.



La capitana le llevó hasta la sala de guerra. En el camino se toparon con muchos soldados que curiosos se asomaban para verlos pasar, sus miradas eran una mezcla de admiración y miedo.



Ya en su destino, Nelu le dio un nuevo cambió de ropa a Jean junto con un cinturón y un par de sables, uno en cada lado.


-Toma este uniforme, ya que es una ceremonia formal es necesario que te veas presentable-.



El joven lo tomó y comenzó a quitarse la ropa pero fue detenido.



-Aquí no a menos que quieras ser tratado como un exhibicionista, ahí se encuentra un baño para hombres-.



Un grupo de soldados mujeres que se encontraban cerca, chasquearon la lengua decepcionadas.



-No me di cuenta, lo siento-.



-Apúrate por favor-.


Nelu intentaba mantener la compostura, su rostro enrojeció ligeramente.



Jean entró al baño y se puso el uniforme. Cuando salió parecía otra persona, el aura que exudaba era noble y elegante, su cabello suelto cubría toda su espalda lo que hacía que llamara más la atención.



El número de oficiales femeninos aumentó drásticamente, ninguna apartaba la mirada de Jean, algunas se encontraban hiperventilando peligrosamente.



-Muy bien no perdamos tiempo-.



Nelu le apuró a continuar.



En cinco minutos llegaron a una habitación principal, inmediatamente abrieron la puerta y entraron.


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Leo Marshall se encontraba sentado en el sillón principal de la cámara de ceremonias, a su lado se encontraba el coronel Rait y otros oficiales de alto rango.



Mientras él se encontraba fuera de la ciudad esta fue atacada, apenas recibió la noticia regresó inmediatamente pero cuando puso un pie nuevamente en su amada ciudad, la batalla ya había terminado, lo único que quedaba era una increíble cantidad de cadáveres enemigos, varios grupos de soldados se encargaban de la limpieza para evitar la transmisión de enfermedades pero la cantidad de trabajo que tenían era simplemente increíble, por un momento temió que sus tropas hubieran sido diezmadas, pensó en la tristeza que eso le causaría a sus respectivas familias pero cuando el coronel Rait le entregó el reporte de pérdidas estas fueron insignificantes.



Intrigado le pidió un reporte más detallado a su segundo al mando e inmediatamente se arrepintió, el nombre de Jean Nox Crow salió en la conversación, él solo había derrotado a “Glotón” el líder  de los ciclopes y masacrado a su ejército, al principio no podía creerlo o mejor dicho no quería creerlo, pero al escuchar los relatos de múltiples oficiales tuvo que aceptarlo como una verdad innegable.



Él sabía que su hija mayor, Nelu, había traído a ese hombre a la ciudad y quería presentárselo pero debido a las circunstancias no habían podido conocerse algo que el gran general agradeció al principio pero ahora era una historia distinta.



-(¿Por qué tuve que salir? Hubiera mandado a algún representante, nadie se hubiera quejado. Ahora estoy en deuda con ese hombre, incluso si me pide la mano de mi hija no podría oponerme, ¡Tranquilo Leo Marshall, siempre hay una solución! ¡No te desesperes! Espera a ver qué clase de persona es y trabaja sobre la marcha. Inhala y exhala, inhala y exhala, enfría tu mente la necesitaras para enfrentarte a este monstruoso oponente)-.



Mientras se encontraba perdido en su monólogo interno la puerta se abrió, él agudizó sus sentidos pero solo fue una falsa alarma, quién entró no fue Jean Nox Crow sino una de sus hijas, Jiram, la cual se acercó hasta donde se encontraba su padre.



-¿Podría molestarte unos momentos, Padre?-.


-Siempre tengo tiempo para mis hijas, adelante ¿Hay algo que quieras decirme?-.



-Sí, no te lo dije antes porque te encontrabas muy ocupado y no quería molestarte pero creo que ya puedo hablar, unas horas antes del asedio a la ciudad unos hombres nos atacaron y me secuestraron-.



El Gran General Leo volteó a ver a todos los presentes pues nadie le había notificado sobre tal evento, sus subalternos desviaron la mirada y se encogieron de hombres.



-Continúa hija mía, dime ¿Quiénes fueron? ¿Te hicieron algo?  Me encargaré personalmente de impartir justicia-.



Como todo padre sobreprotector Leo Marshall se encontraba sumamente enojado.



-No será necesario padre, probablemente todos ya están muertos, al parecer intentaron invocar a un guardian de piso de nivel dorado, pero todo salió mal y fuimos arrastrados hasta el laberinto, el Vizconde Jean Nox Crow persiguió a los secuestradores y también fue atrapado en la misma situación-.



Todos los oficiales presentes empezaron a interesarse en la historia. Ante las miradas de todos Jiram se detuvo un momento y después continuó su relato.



-Ahí nos encontramos con un Gran Argos, una bestia inmensa esférica que levitaba en el aire, con un ojo central gigante y miles más pequeños alrededor de su cuerpo tal y como el que me habías contado que enfrentaste en tus historias, Jean…Nox Crow para protegerme se enfrentó contra ella, y tras una dura batalla le derrotó después fuimos rescatados por los magos del ejército-.



-Espere un momento señorita Marshall, ¿Nos está diciendo, que antes de enfrentarse a Glotón y su ejército, él peleó contra un guardián de nivel dorado?-.



La persona que preguntó fue el coronel Rait.



-Así es Coronel-.


-¿Está segura señorita?, tal vez se está equivocando en algo-.


Otro oficial con rango alto le cuestionó.


-Mayor Alsir, se lo que ví, lo que estoy diciendo es la verdad-.


-Yo lo siento señorita Marshall no es mi intención dudar de su palabra-.



Los oficiales en el poder comenzaron a  hablar entre ellos.



-Eso es increíble, dos grandes hazañas el mismo día-.


-Ese hombre es el verdadero monstruo-.



- Debe ser uno de esos genios que solo nacen cada cientos de años-.



-¿Eso es todo lo que me tienes que decir hija mía?-.



-Así es Padre, espero no haberte quitado el tiempo-.


-No has hecho tal cosa Jiram, ten por seguro que premiaré adecuadamente a ese hombre-.



-Gracias Padre, en ese caso me retiro-.



La joven gemela salió de la habitación dejando un cálido debate entre los altos rangos.


Leo Marshall en el exterior mantenía un aura de calma pero en el interior estaba colapsando-.



-(¡Estoy perdido! ¡Todas mis oportunidades de ganar han desaparecido! ¡Ni siquiera tengo vías de escape para poder hacer una retirada estratégica! ¡Solo me queda sentarme y esperar a que lleguen los nietos! ¡Oh pobre de mí!)-.



Minutos más tarde la puerta se abrió otra vez, y entraron su hija mayor y un cadete varón de facciones algo femeninas que por alguna razón se escondía detrás de su hija, los dos se pararon en medio del salón y les saludaron al estilo militar.



-General Leo Marshall he traído al Vizconde Jean Nox Crow como se me solicitó-.



-¿Ah? ¿Y en dónde está?-.



-Aquí-.



Nelu tomó a Jean de la espalda y lo colocó delante de ella para que todos pudieran verlo.



Jean por su parte se encontraba aterrado al ver tantos oficiales hombres y mujeres de alto rango. Leo examinó de pies a cabeza a Jean una y otra vez después de un corto pero intenso silencio preguntó.



-¿Esto es una broma?-.



-No Señor-.



Nelu le respondió a su padre mientras intentaba contenerse la risa.



-¿Estas segura?-.



-Si-.



Aún sin poder creerlo volteó a ver a sus subalternos, los cuales movieron su cabeza de arriba hacia abajo confirmando las palabras de su hija.



El Gran General se paró de su asiento y se acercó hacia Jean, extendió una de sus brazos y con su gran mano levantó al joven de la parte trasera del cuello de su uniforme como si fuera un gatito y lo acercó a su rostro. El joven como si realmente fuera un felino comenzó a temblar incontrolablemente.



-¿Tú eres Jean Nox Crow?-.



-Si-.


-¿Venciste a un Gran Argos y salvaste a mi hija?


-Si-.


-¿Derrotaste a Glotón y su ejército?-.


-Creo que si-.



Leo Marshall nunca había estado más confundido en toda su vida, movido por la curiosidad observó a Jean desde todos los ángulos posibles intentando que las piezas que se habían formado en su cerebro encajarán, la imagen que se  había hecho de él era la de un super hombre, rudo y musculoso, lleno de cicatrices y curtido en el arte de la guerra pero lo que tenía delante de él solo podía ser clasificado como un osito de felpa o tal vez una muñeca de porcelana.



-Cof, Cof, Señor creo que está siendo un poco descortés con nuestro invitado-.



-¡Oh! Lo siento, tiene razón Coronel Rait-.



Como si Jean fuera una toalla usada  lo entregó a su hija, Nelu al igual que su padre lo tomó del cuello de su camisa y lo mantuvo en pie pues ante la presión el joven se había desmayado.



Leo Marshall regresó a su lugar y se perdió en sus pensamientos.



-Señor creo que debe decir algunas palabras-.



-Ah sí, disculpen mi distracción es que no puedo entender lo que está pasando, ¿Alguno de ustedes podría explicarme?-.



Sus subalternos movieron su cabeza de un lado a otro, ellos al igual que él estaban extrañados pero en menor medida, probablemente si no hubieran visto con sus propios ojos la sangrienta batalla también se habrían comportado de la misma forma como su General.



-Señor aquí están las condecoraciones-.



El coronel Rait le pasó a su superior una pequeña caja de madera y un sable con una funda metálica de color carmesí, este los tomó y nuevamente se levantó, destapó la caja y sacó una insignia hecha totalmente de oro puro con la cabeza de un León de perfil.



-Jean Nox Crow por tus actos de valentía y servicios prestados a la Honorable Ciudad Acorazada te hago entrega de la máxima condecoración posible, la medalla Corazón de León, y te pido aceptes esta muestra de nuestro aprecio, se trata del sable del Sol-.



El General colocó la medalla en el uniforme de Jean y le extendió el sable de Mitril Rojo, el joven en su triste estado de conciencia apenas logró despertar lo suficiente para recibir el arma.



-Las puertas de esta ciudad siempre estarán abiertas para ti,  aquí siempre hallarás refugio nuevamente muchas gracias por todo. Si hay algo que quieras expresar habla con confianza-.



El silencio se hizo presente, tomando eso como una respuesta Leo Marshall continuó.


-Doy por terminada esta pequeña ceremonia, gracias por su asistencia pueden retirarse-.



Realizando nuevamente el saludo militar, los jóvenes salieron de la habitación o mejor dicho Nelu salió de la habitación arrastrando a Jean.


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-Jajaja eso fue terriblemente divertido-.



Nelu no pudo contener su risa. Ella y Jean se encontraban en un carruaje con dirección a la casa Marshall.



-Capitana usted es malvada, me dijo que solo su padre quería verme no todo el gabinete de guerra-.



-Lo siento creí innecesario añadirlo pero aún no ha terminado tu suplicio-.



-¿Qué quiere decir?-.



-Hoy en la noche se celebrara una fiesta en tú honor-.



-Creo que no asistiré-.



-Creo que tu opinión no importa mucho-.



-No creí llegar a decir esto pero ya quiero regresar a la Academia-.



-Te entiendo, si todo sale bien tal vez puedas regresar-.



-Quizá sea mi imaginación pero me pareció escuchar que dijo “tal vez”.



-No fue tu imaginación-.



-¡Explíqueme a que se refiere!-.



-Usa un poco tu cerebro con tus acciones llamaste la atención de los altos mandos, lo que hiciste fue algo que nadie va a olvidar y eso que todavía no todos se han enterado que para rescatar a Jiram tuviste que vencer a un Argos-.


-Oh, ya se me había olvidado hasta que su padre lo mencionó-.



-¿Cómo es posible que una hazaña como esa se te haya olvidado?-.



-Mis maestros me enseñaron a ser práctico-.



Mientras conversaban llegaron a su destino. En esta ocasión Nelu no permitió que Jean regresara a la casa del árbol, el resto de su estadía se quedaría en la mansión Marshall.



Los dos jóvenes bajaron del carruaje, Jean fue recibido por un ataque masivo de pequeñas niñas.



-¡Hermanito!-.



-¿Ya te encuentras mejor?-.



-¡Ven a jugar con nosotras!-.



-¡Recuerda que lo prometiste!-.



-¡Niñas no acosen al Vizconde, necesita descansar!-.



Jiram intentó controlar a sus hermanas menores pero fallo.



-Ño ños molestes-.



-¡¿Cuándo se volvieron tan rebeldes, niñas?!-.



-Probablemente cuando comenzaste a tomarle cariño al Vizconde-.



Jirem apareció detrás de su hermana gemela y no perdió la oportunidad para tantear las aguas.


-¡Jirem, que estás diciendo! -.



La gemela pelirroja ahora parecía una llama al rojo vivo.



-Bueno no perdamos tiempo, pasemos a almorzar-.



-¡A comer!-.



La tropa de niñas corrió hacia adentro de su casa mientras cargaban a Jean completamente coordinadas como un equipo.



En la mesa la comida fue deliciosa, el joven invitado devoró todos los platillos que los sirvientes le pusieron enfrente.



-Vaya, realmente tenías mucha hambre-.



Nelu hizo su comentario.



-Disculpe mis modales capitana, gasté demasiada energía y necesito recuperarme lo más pronto posible-.



-Eso suena peligroso ¿Piensas meterte en nuevos problemas?-.



-Al final los problemas me encuentran sin que tenga que hacer algo-.



-Señor Nox, mi familia tiene la tradición de conversar sobre cosas cotidianas de nuestras vidas después de cada comida, ¿Le parece si conversamos abiertamente para pasar el tiempo?-.



Jirem hizo una sugerencia, pero con intenciones ocultas.



-Me parece bien Señorita Marshall-.



-Excelente, en ese caso comencemos, si no estoy siendo grosera ¿me podría decir si tiene algún compromiso oficial?-.



-Cof, cof-.



Al unísono Jiram y Nelu se atragantaron con el té que estaban bebiendo.



-Ah, ¿Qué tipo de compromiso?-.



-Ma-tri-mo-nio-.



Jirem hizo énfasis en cada silaba. Ignorando el raro comportamiento de Nelu y Jiram, el joven respondió.



-No tengo esa clase de compromiso, si la memoria no me falla mi abuelo tuvo planes pero nunca los concretó, ahora soy el último miembro del linaje familiar  así que supongo que dependerá de mí buscar esposa en el futuro, tal vez le pida ayuda al Anciano Wilkens quién ha sido amigo de mi familia por mucho tiempo ya que en mi país los compromisos de matrimonio entre nobles deben ser autorizados por la Realeza-.



-Es bastante interesante Señor Nox, realmente pensé que alguien como usted ya tendría una prometida-.



-Por el momento soy libre-.



-Disculpe Señor Nox, solo por curiosidad ¿El Reino de Ignis permite el matrimonio de nobles con personas extranjeras?-.



-¿Por qué pregunta Señorita Jiram?-.



-¡Solo por curiosidad! ¡Simple curiosidad!-.



-En realidad no estoy muy seguro pero parece que en algunas ocasiones es permitido para reforzar las alianzas entre países-.



El raro intercambio de preguntas y respuestas fue interrumpido por una sirvienta.



-Señoritas disculpen las molestias, pero tienen una invitada, la Sargento Noa Warbringer-.



-Yo la recibiré Delia, deja que pase a la sala principal-.


Nelu dio sus indicaciones y se levantó de su silla.



-Aprovechando el momento, yo también quisiera hablar con ella, con su permiso me retiro, gracias por la comida-.



Jean siguió a la capitana.

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En la sala principal encontraron a una nerviosa Noa, quién se movía de un lado a otro.



-Noa bienvenida, ¿ Cómo van tus heridas? déjame que te invite a comer-.



Nelu la recibió con un abrazo y una cálida sonrisa.



- En dos días ya me habré curado completamente según los sanadores y gracias por la invitación pero ya he almorzado, de todos modos muchas gracias-.



-¿A qué se debe tu visita?-.



-En realidad vengo del hospital, quería hablar con Jean pero ya le habían dado de alta, me dijeron que tú pasaste por él así que pensé que lo habrías traído aquí-.



-Entiendo, en ese caso los dejaré a solas-.



-No será necesario pienso que también deberías escuchar lo que tengo que decir-.



- Está bien, tomemos asiento-.


Los tres tomaron asiento y Noa inmediatamente habló.


-Jean le entregué la carta a mi madre después de leerla me dijo que era real y que mi padre estaba vivo, por alguna razón no me dejó ver los contenidos me dijo con su rostro al rojo vivo que era demasiado joven para leer ese tipo de literatura, que él me mandaba saludos, es por eso que vine a hablar contigo, por favor cuéntame más acerca de él-.



-Esperen un momento, antes de que continúen corríjanme si entendí mal, ¿Están diciendo que el coronel Gerald Warbringer, “El demonio de la Guerra” y mano derecha de mi padre sigue vivo?-



-Así es capitana, al igual que yo fue capturado y enviado a Le Morte, él fue uno de mis honorables maestros-.



-¿Por qué no me lo dijiste antes?-.



-No creí necesario hacerlo, mis maestros se quedaron para fastidiar al imperio a su manera, ahora mismo deben estar planeando algo grande-.



-Entiendo continúa por favor-.



-Bien ¿Qué quieres saber de tu padre?-.



-Todo, ¿Cómo se ve? ¿Cuál es su carácter? ¿Qué ha hecho todo este tiempo? ¿Por qué no se comunicó antes con nosotros?-.



Jean suspiró comprendiendo los sentimientos de Noa.



-Tú padre es un hombre, fuerte y justo, siempre protegía a las mujeres y niños pero con otros hombres era un demonio, durante su entrenamiento estuvo a punto de matarme cada bendito día, es un hijo de...  disculpa por divagar-.


Jean hizo una pausa y después continuó.



-Estoy completamente seguro que le gustaban las cosas lindas pero si se lo señalaba siempre me rompía un hueso o dos intentando ocultar su vergüenza y sobre todo nunca dejaba de hablarme de su hermosa esposa y de su hija, a veces me decía que lamentaba no poder estar cerca de ti porque si heredabas la belleza de tu madre siempre estarías rodeada de hombres, esos días sus entrenamientos se volvían tres veces más infernales que de costumbre como si intentara descargarse conmigo, después aunque nunca lo dijo abiertamente como modo de disculpa siempre cocinaba la cena, eso era lo peor, era como comer madera podrida aderezado con aceite de pescado de hace meses-.


A Noa se le escapó una risa sonora.



-Jajaja, parece una persona con problemas de personalidad, a veces agresivo y otras veces tímido-.



-Creo que era bipolar pero nunca tuve el valor para decírselo, la razón por la que no se comunicó antes con ustedes es porque era prácticamente imposible, Le Morte es una isla fuertemente custodiada por guardias de élite y aunque hubiésemos podido derrotarles de nada nos serviría, para poder salir o entrar todo el lugar tiene un conjuro arcano especial, se necesita una contraseña y una llave para que la puerta se abra, buscar la isla desde afuera también es imposible, tiene una barrera que la aísla del mundo exterior-.



-Y tú ¿Cómo escapaste?-.



-Hubo un motín sangriento, durante la confusión logré colarme en un barco haciéndome pasar por uno de sus tripulantes, le quité la piel y me la puse… olviden esta parte, tu padre y el resto de mis maestros no quisieron huír decidieron quedarse, su intención era ganar el control total de la isla y reescribir la contraseña, estoy seguro que también querían ser libres pero a veces hay cosas que uno debe hacer aunque sea doloroso-.



La joven Warbringer suspiró satisfecha.



-Es tal como me comentó mi madre, mi padre es un hombre valiente y honorable pero algo denso para tratar a las personas. La carta tenía una foto de él cuando era joven, mi madre me permitió quedarme con ella, pero yo quiero saber cómo se ve ahora-.



- Soy malo con las descripciones ¿Tienes la foto aquí? Si es así te podría decir que cambios ha tenido con el tiempo-.



Noa sacó de su bolsillo delantero una foto en blanco y negro  y se la dio al joven, después de examinarla Jean dio su evaluación.



-Lo siento Noa pero esta no es una foto de su juventud, es una actual, reconozco el Faro que se encuentra detrás de él-.



-Eso es imposible, tengo otras fotos en el álbum familiar y se ve exactamente igual que aquí, su apariencia es de un joven de veinte años-.



- Su envejecimiento se debe haber vuelto lento debido a que ha dominado las artes marciales-.



-Espero que sea algo hereditario, sería genial verse joven por siempre-.


Al escuchar esas palabras Jean puso un semblante lleno de tristeza.



-Yo creo que no es tan genial como uno podría pensarlo-.



-Discrepo todas las mujeres quieren ser jóvenes para siempre-.



Noa no se dio cuenta del comportamiento extraño de Jean pero Nelu si se percató, recordó que había dicho algo similar cuando se cambiaban de ropa para engañar a los trolls Y ella se quejó de que la ropa de él era muy pequeña, si su memoria no le fallaba sus palabras exactas fueron “Lo siento Capitana mi cuerpo es muy pequeño para mi edad… y eso no cambiará en el futuro”, un sentimiento de dolor llenó su pecho.



Los tres estuvieron hablando por un poco más tiempo sobre cosas triviales, finalmente Noa le agradeció a Jean todo lo que había hecho y se marchó, antes de irse añadió que acudiría a la celebración que se realizaría en la noche.



El resto del día Jean estuvo en el cuarto de las pequeñas jugando con ellas como había prometido, aunque no estaba claro si estaba jugando o él era el juguete.



Una hora antes de la celebración las sirvientas lo llevaron a una habitación para que se bañara y cambiara de ropa, le entregaron un uniforme militar similar al que traía puesto, después de asearse y vestirse colocó la insignia del León en su pecho y el sable del Sol en su cinto.



Sin perder más tiempo se dirigió a la planta alta de la mansión donde todos los preparativos para recibir a los invitados ya estaban listos, viendo que llegó demasiado temprano salió al balcón y contemplo a la luna que ahora estaba en su estado menguante.



-Parece como si estuvieras filosofando sobre asuntos muy profundos-.



La capitana Nelu lo sorprendió.



-Nada como eso, en realidad estoy pensando como hacer para escaparme de los militares de altos rangos-.



-Mejor ríndete, seguramente querrán hablar contigo-.



-Supongo que debo prepararme mentalmente-.



La joven señorita se le quedó viendo por unos breves instantes.


-¿Tengo algo en mi cabello?-.


Siguiendo la dirección de su mirada Jean le preguntó.


-No, pero ¿Mis hermanas te pintaron el cabello?-.


Las puntas de su pelo habían cambiado de color ahora eran doradas.



-Ya veo así que es eso, sus hermanas no hicieron nada simplemente es un fenómeno natural es debido al cambio de estación, el verano ya está llegando-.



-Creo que me perdí ¿Podrías explicarme detenidamente?-.



-Debido a cierta situación mi cuerpo está sincronizado con la tierra, en primavera el color de mi cabello y ojos es negro, en verano se tornan dorados como los rayos del sol, en otoño carmesí como las hojas que caen de los árboles, y en invierno son blanco como la nieve, he intentado solucionarlo pero no he podido así que durante todo el año uso un conjuro de ilusión para que se vean siempre de un solo color-.



-¡¿Acaso eres un conejo o un lobo que cambia de pelaje con las estaciones?!-.



Nelu no pudo reprimir la urgencia de exclamar su sorpresa.



-Jajaja, mis amigos solían decirme eso todo el tiempo-.



Una brisa cálida inundó la noche, Jean extendió sus brazos para recibirla, inmediatamente como una reacción en cadena el resto de su cabello y ojos se tornaron dorados.



-Ve se lo dije, el verano ya llegó-.



La joven mujer no dijo nada por un tiempo solo lo quedó contemplando. Un minuto después la curiosidad le hizo preguntar.



-¿De qué color son originalmente tus ojos y cabello?-.



Con una sonrisa pícara el joven respondió.


-Eso es un secreto-.
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La ceremonia transcurrió sin problemas, a diferencia del baile de bienvenida en la Ciudad Lux, fue bastante seria y calmada, Jean quién había regresado a sus características físicas habituales fue asediado por muchas personas que querían conocer al héroe de guerra, algunos llegaban hasta el punto de presentarle a sus hijas con intenciones que el joven empezaba a sospechar.



Jiram, Jirem, Noa y el resto de las pequeñas lo sacaron a bailar los valses que la orquesta clásica tocaba, en eso no tuvo problema ya que Laur le había impartido clases particulares.



Cercano a las tres de la mañana cuando todos se habían retirado, el Gran General Leo Marshall lo llamó para tener una plática privada con él.



Después de que entró a la habitación personal del padre de la capitana, este cerró la puerta, le invitó a tomar asiento enfrente de su escritorio y luego se sentó del otro lado.



-Jean Nox Crow déjame nuevamente agradecerte lo que has hecho… (¡Hic!) Discúlpame tanta comida me dio hipo-.



Interrumpiendo por un momento la conversación tomó una botella de vino cercana la destapó y comenzó a tomarla directamente sin usar una copa.



-(Esto no va a terminar bien)-.



Viendo el rostro ligeramente rojo del general y su hipo que no se debía a la comida, Jean comenzó a preocuparse.



El padre de familia continuó la conversación.



-…pero es necesario aclarar algo muy importante… y eso es que sin importar que hayas hecho (hic) no te entregaré a ninguna de mis preciosas hijas (hic), así que dime ¿Tienes alguna intención de llevarte a Nelu lejos de mí? ... (hic).



-¡No señor!, ¡No se preocupe realmente no veo a su hija de esa forma, me atrevo a decir que ella no es mi tipo después de todo no es nada femenina!-.



Jean dijo lo primero que se le vino a la mente



Al escuchar eso Leo Marshall se estiró desde su lugar y alzó a Jean del frente de su camisa.



-¡¿Estás diciendo que ella no es suficiente para ti?! (Hic)-.



Asustado el joven respondió rápidamente.



-¡No señor! Digo ¡Si Señor! ¡Lo que quise expresar es que alguien como yo no es el tipo de hombre que le gustaría a su hija!-.



Satisfecho por esa respuesta Leo Marshall soltó al aterrado Joven.



-¡Muy bien! ¡Muy bien! Tienes razón mi linda niña nunca saldría con alguien tan escuálido y poco varonil como tú-.



-¡Así es Señor!-.



El Gran General dio la vuelta a su escritorio y se puso delante del joven.



-Ponte en pie Jean Nox Crow.. (Hic)-.



Jean hizo lo que se le ordenó.



-Es bueno que hayamos tenido una plática de hombre a hombre (Hic) ahora todas nuestras diferencias serán olvidadas…(Hic)-.



El corpulento hombre colocó sus manos en los hombros del joven.



-…ahora eres libre pero recuerda algo muy importante…Puaj-.


-¿Eh?-.



El General parecía estar teniendo una batalla intensa con su estómago la cual al final perdió.



-¡Buaaaaaaaaaaaaaaargh!-.



Leo Marshall vomitó todo lo que pudo bañando a Jean de porquería, después de terminar regreso a su escritorio como si nada hubiera pasado se acurrucó en él y se durmió.



-(¡Sabía que esto no terminaría bien!)-.



Jean empapado en jugos gástricos y alimentos a medio digerir regresó a la habitación que le habían otorgado, entró al baño y estuvo más de una hora intentando quitarse el olor, cuando estuvo satisfecho se puso la pijama que los sirvientes le habían dejado y se acostó a dormir forzando a su mente a olvidar lo ocurrido.



-Toc, toc, toc-.



Unos treinta minutos después alguien tocó a su habitación, con cautela abrió la puerta y ahí se encontraba la capitana Nelu Maeru Marshall, ella empujó la puerta con fuerza y tomó a Jean del cuello de su pijama.



-¡Así que piensas que no soy nada femenina!  (¡Hic!) ¡Así que no soy tu tipo! (¡Hic!) ¡Pues por mi púdrete! (Hic)-.



-(¡¿Usted también está ebria?! ¡Por favor denme un respiro! ¡Es malo escuchar las conversaciones de los demás!) Capitana por favor tranquilícese eso lo dije para calmar a su padre, él es muy sobreprotector y celoso con sus hijas así que no me quedaba otra opción-.



La ira de Nelu pareció ceder un poco, soltó a Jean y lo miró con ojos suplicantes.



-¿Estás diciendo la verdad? (Hic)-.


-Si-.


-¿No me engañas? (Hic)-.


-No-.


-¿Me lo juras?-.


-Si-.


-Te creeré en esta ocasión así que no vuelvas a decir…(Hic)…(Hic)… ¡Buaaaaaaaaargh!-.



Al igual que su padre, Nelu vomitó encima de Jean, se limpió la boca con una de sus mangas, caminó hasta la cama y se dejó caer inmediatamente quedó dormida.



-(¡De tal padre tal hija! ¿Qué he hecho para merecer esto? En verdad ¿Qué he hecho para merecer esto?)-.



Jean quedó parado en el mismo lugar mirando hacia el techo, mientras lágrimas se escurrían de sus ojos.



Cuando hubo llorado lo suficiente salió de la habitación pues no quería causar malos entendidos, apenas caminó unos metros se topó con dos sirvientas, aunque solo reconoció a una que según él recordaba se llamaba Delia.



-Madame Delia yo…-.



-Fuimos testigos de lo que pasó, no se preocupe señor Nox, disculpe el comportamiento de nuestros amos no son malas personas simplemente les es difícil expresar sus sentimientos, por favor sígame le buscaré una nueva habitación y cambio de ropa-.



-Muchas gracias-.



Aliviado Jean la siguió, se bañó y cambió de ropa por segunda vez y se acostó a dormir con la esperanza de que nadie más entrara a su habitación.



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Nelu despertó con un fuerte dolor de cabeza y un sabor amargo en la boca, en algún punto de la noche se deshizo de sus prendas para dormir confortablemente como todas las mañanas realizó ejercicios de calentamiento luego fue al closet con la intención de tomar ropa limpia pues deseaba vestirse, medio dormida agarró lo primero que halló, con paso tambaleante entró al baño y se lavó los dientes, no pudo encontrar su cepillo habitual así que usó uno nuevo del botiquín que se encontraba frente al espejo.



Se aseó con calma pero al ponerse la ropa esta no le vino.



-¿Habré subido de peso? No lo creo he estado cuidándome adecuadamente-.


-Señorita Nelu, como usted dice no ha subido de peso-.



-¡Kyaa!-



Nelu gritó al ser sorprendida.



-Me asustaste Delia la próxima vez toca la puerta por favor-.



-Lo tendré en cuenta señorita-.



-¿Qué me estabas diciendo?-.


-La ropa no le viene porque no es de usted-.



-¿Qué quieres decir?-.



-Todo en esta habitación fue preparado para nuestro invitado Jean Nox Crow-.



-……… ...................................¡¿Y qué rayos hago en su habitación?!-.


Presa del pánico Nelu gritó.



-Bueno hoy a las cuatro de la mañana usted vino a su habitación-.



-¡Eso no puede ser cierto!-.



Delia le ignoró y continuó hablando.



-Al parecer tenía algo muy importante que comunicarle después de decirselo usted…usted…usted.........-.



-¡Yo qué! ¿Dime que pasó?-.



La  sirvienta suspiró aburrida. El corazón de Nelu estuvo a punto de reventar.



-Nada de nada, lo que es peor es que se encontraba alcoholizada y terminó vomitando encima de él, después se acostó en su cama y comenzó a roncar sonoramente como su padre, afortunadamente el Señor Nox fue todo un caballero y salió de la habitación-.



Nelu cayó hincada en el suelo mientras se cubría el rostro con ambas manos.



-¡No puede ser! ¡Qué vergüenza!-.



-Lo mismo digo ¡Qué vergüenza! Esa era una oportunidad de oro que difícilmente se presentará otra vez y la arruinó de la peor forma posible-.



-¡¿Una oportunidad de oro?! ¡¿Para qué!?-.



-Bueno eso ya no importa, ahora vayámonos de aquí antes de que sus hermanas o su padre la vean -.



Sin fuerzas Nelu salió de la habitación con la pena devorando su corazón.



Durante el desayuno todos se reunieron con excepción del General Leo Marshall quién tuvo que salir a tratar asuntos de gobierno.



Nelu y Jean se sentaron uno delante del otro pero ninguno de los dos se dirigía la mirada, el rostro de ambos estaba al rojo vivo.



Jirem no perdió la oportunidad para preguntar la razón de su comportamiento.



-Señor Nox, Nelu de casualidad ¿Pasó algo entre ustedes dos?-.


-¡Pfffff!-



Nelu expulsó el caldo caliente que se encontraba en su boca Jean hizo lo mismo y debido a que ambos se encontraban uno enfrente del otro, el misil de líquido hirviendo les golpeó directo en los ojos.



-¡Mis ojos! ¡Mis ojos!-.



-¡¿Otra vez lo mismo?! ¡¿Por qué a mí?!-.



Los dos jóvenes se retorcían en el suelo por el dolor mientras se frotaban los ojos, cuando todo se hubo tranquilizado se pusieron en pie y se observaron por unos segundos, después las risas salieron de forma natural, sin decirlo decidieron olvidar lo que había pasado.



Ese mismo día tenían programado partir hacia Ciudad Lux, la familia de Nelu y Noa se reunieron para despedirlos.



-Hija mia, ven de vez en cuando tu papi siempre te extraña mucho-.



-Hermanito ¿Vendrás a visitarnos?-.


-Espero que sí-.


-¡Yey! Dijo que sí-.



-Jean recuerda que me prometiste salir conmigo otra vez, no lo olvides-.



-No lo olvidaré Noa-.



-Señor Nox, hermana Nelu les deseo suerte en su viaje de regreso-.



-Gracias Jirem-.



-Gracias señorita Jirem Marshall-.



Jean y Nelu se subieron al carruaje cuando estaban a punto de cerrar la puerta Jiram les detuvo.



-Espere un momento Señor Nox, tengo algo que decirle ¿Podría agacharse?-.




El joven desde el carruaje se inclinó.



-Gracias por salvarme y discúlpeme por haberlo tratado mal-.



-No te preo…-.



Sin poder detenerla los labios de Jean fueron sellados por los labios de la joven pelirroja, la cual después de besarlo salió corriendo hacia su casa.



-¿Eehhhhhhhhhhhhhhhhhh?!-.



Todos quedaron con la boca abierta nadie vio venir lo que pasó.



El primero en recuperarse de la impresión fue Leo Marshall.



-¡Jean Nox Crow, traidor! ¡¿No te bastó con Nelu?! ¡Y ahora quieres quitarme a mis otras hijas!-.



-¡Niñas detengan a papá!-.



Jirem alarmada les dio una orden a sus hermanas al mismo tiempo que abrazaba a su padre con la intención de inmovilizarlo.



-¡Señor Nox huya ahora mismo! ¡No sabemos cuánto tiempo podremos detenerle!-.



-¡Conductor! ¡Adelante, sáqueme de aquí!-.



Jean no lo pensó dos veces, y rápidamente comenzó su escape de vida o muerte.



A la velocidad que iban pronto dejaron la Ciudad Acorazada, tomaron la única ruta disponible para llegar al mar es decir el puente de los trolls, en el puerto de Faux tomarían un barco que los llevaría a la isla de Ptah ahí se encontrarían con Blacky quien se encargaría del tramo final.



Al llegar a la entrada del puente blanco, fueron recibidos por Sitr, gracias a ello nadie se atrevió a molestarles pero también estaba el hecho de que habían visto de lo que Jean era capaz, los dos jóvenes decidieron quedarse a hablar con ella unos momentos.



-Sitr sé que durante la pelea con los cíclopes perdí el control, no recuerdo claramente pero si te causé problemas lo lamento-.



-No digas más Jean, lo que hiciste fue necesario y lo entiendo, mi pueblo te agradece, cobraste venganza por todos aquellos que ese monstruo asesinó, mis hermanas, hermanos y mi madre ya pueden descansar en paz-.



-Sitr, espero que gracias a la alianza forjada entre tu pueblo y el mío, nuestras relaciones mejoren y reine la prosperidad-.



-Yo también lo deseo Nelu-.



En algún momento Nelu Marshall  superó aunque sea en parte la imagen negativa que tenía de los Trolls, algo que Jean vio con buenos ojos.



Aunque Sitr les invitó para quedarse más tiempo con ellos en su aldea, tuvieron que declinar la invitación explicándole que era necesario que regresaran ya que los esperaban en Ciudad Lux, con tristeza Sitr les despidió no sin antes entregarle a Jean como modo de agradecimiento una armadura hecha con piel y escamas de wivern unida con seda de las arañas blancas de tres cabezas, un tesoro que cualquier guerrero desearía tener.



Cuando llegaron al puerto se encontraron con el mismo anciano y sus dos ayudantes pubertos con los que habían viajado la primera vez quienes los recibieron con los brazos abiertos, aparentemente debido a la nueva leyenda del “barco de los muertos”, la cantidad de turistas que querían navegar por esas aguas había aumentado pero solo había pocos barcos que se atrevían a partir, con lo que su negocio floreció nuevamente al menos hasta el punto de poder hacerle reparaciones básicas a su nave además la adornaron como si fuera un verdadero barco encantado.



En un par de horas llegaron a la isla de Ptah donde una inmensa águila de color negro los estaba esperando con impaciencia, la montaron y continuaron por vía aérea.




La noche les alcanzó pero gracias a la luz de las estrellas y a la luna menguante eso no les impidió llegar a su destino, aterrizaron en la montaña donde se separaron de Blacky, Jean le prometió que le iría a ver de vez en cuando con lo cual la inmensa ave no presentó pelea.



Sintiéndose  a gusto por estar en tierra firme, Jean y Nelu se detuvieron en un restaurante en el centro y cenaron, posteriormente caminaron hasta la Academia del Sol y se despidieron cada quien fue a su respectivo dormitorio.



Exhausto Jean abrió la puerta de su habitación, y se detuvo en seco, lentamente se asomó, dejó su equipaje y desenvainó el sable de Mitril Rojo.



El joven se acercó a una de las camas, la que se supone debía estar libre ahí se encontraba una persona que él no conocía vestido con el uniforme de la Academia, de facciones finas, cabello largo de color carmesí intenso, su altura era mayor que la de Jean, pero su complexión era igual de delgada.


-Luz-.



Con esa única palabra el cuarto se iluminó.


-¡Despierta!-.


La persona que se encontraba durmiendo saltó de la cama y cayó en el suelo.



-¡Auchh! ese me dolió-.


Desde el suelo sobándose la espalda alzó la mirada para ver  quién le había gritado.



-¡¿Por qué interrumpiste mi meditación?!-.



-¡¿Por que rayos estás en mi habitación?!-.



-¡Esta también es mi habitación! Espera ahora que lo veo bien tú eres Jean Nox Crow, la directora Seyd me pidió que me convierta en tu compañero de habitación-.



-¿Compañero? Nadie me informó que tendría que compartir la habitación, además estoy seguro que eso es imposible-.



-Si no me crees lee esto-.



El extraño se levantó y de un cajón de su escritorio sacó un papel que le entregó a Jean quien comenzó a leerla.



-Señor Jean Nox Crow se le comunica que el estudiante Carmil Carm pasará a ser su nuevo compañero de cuarto de acuerdo a las disposiciones y reglamentos generales…bla…bla…bla Firmado la Directora Seyd-.



-Debe haber algún error no creo que sea posible la convivencia entre nosotros dos-.



-Tu opinión no importa, la directora misma me pidió que sea tu compañero de cuarto, aunque no lo parezca yo Carmil Carm soy el actual presidente del Consejo estudiantil, ella también me pidió que te demos un puesto en dicho consejo para aprovechar tus habilidades-.



-Eso es injusto-.



-La vida es injusta-.



-Bueno en eso estoy de acuerdo, ¿Realmente la directora lo autorizó?-.



-Así es, si dudas de mi noble persona puedes ir mañana mismo a preguntarle-.



Jean suspiró resignado.



-Está bien si la directora te lo pidió y lo autorizó, tendré que obedecer además estoy muy cansado para debatir, Buenas noches, nada mas no se te ocurra atacar mi cuello a mitad de la noche-.



-¿Eh? ¿Qué quieres decir con eso? ¿Insinúas que intentaré cortarte el cuello o te refieres a otra cosa?-.



-Zzzzzzzzzzzzzzz-



Jean se acostó y se durmió inmediatamente.



-¡No te duermas tan pronto! ¡Despierta no me dejes con la duda!-.



Jean abrió nuevamente los ojos.



-Por favor déjame dormir, si tú no puedes hacerlo es tu problema, te aconsejo que te pongas a contar ovejas o semillas-.



-¿Contar? ¿Por qué haría algo así? ¿Qué quisiste decir?-.



El joven volvió a acurrucar su cabeza en la almohada, queriendo guardar energía desactivó los conjuros que había puesto sobre su persona que consideró innecesarios, su cabello nuevamente se volvió dorado como si fueran hilos de oro.



-Tu cabello ¿por qué cambió de color? ¿Acaso eres un…-.



Carm fue interrumpido, Jean por segunda vez se reincorporó y vio firmemente a los ojos a su molesto compañero de habitación.



-Escucha bien Carmil Carm, tuve una semana realmente agotadora así que te pido que me dejes dormir si me sigues molestando, te ataré y te arrojaré a un río, ¿Entendiste?-.



En toda la habitación comenzaron a aparecer criaturas esféricas de color negro con un ojo central de color rojo que abarcaba la mayor parte de su cuerpo, estos pequeños monstruos abrieron sus fauces mostrando decenas de afilados dientes.



-(¡Que familiares más monstruosos! ¡Son demasiados!)-.



-Pregunté que si entendiste-.


-Fuerte y claro-.



-En ese caso hasta mañana, por favor apaga las luces-.



Los pequeños monstruos se desvanecieron como si nunca hubieran existido.  Tras derrotar al Gran Argos Jean recibió como premio por su victoria una corona de oro de manos del espíritu del laberinto, que le otorgó una nueva habilidad llamada “Los mil ojos del Argos”, esa misma habilidad es la que activó momentáneamente para intimidar a Carmil Carm.



En la completa oscuridad Carmil se acostó en su cama pensando profundamente.



-(Madre necesitaré tu consejo antes de lo esperado… creo que han descubierto mi verdadera identidad por alguien igual a mí)-.




Y la noche pasó en paz y tranquilidad.

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