Aqui les dejo lo prometido. Disfrutenlo.
En un parpadeo se encontraron dentro de la
inmensa mansión tipo castillo propiedad de la familia Marshall, alrededor de
ellos yacían varios militares tirados en el suelo debido al agotamiento, eran
los magos que habían creado su vía de escape.
La joven doncella de cabello rojo se acercó
hasta donde su gemela se encontraba.
-Jirem necesitamos un sanador para tratar al
Vizconde Nox, algo de ropa limpia también sería útil-.
-¿Qué le pasó? ¿Por qué se encuentra tan
herido?-.
-Luego te contaré, pero ahora no podemos
perder el tiempo-.
La gemela de cabello gris pálido dio una orden
a uno de los hombres cercanos y a una de las sirvientas.
-Tú ve a buscar a un sanador y no pierdas
tiempo, y tú trae algo de ropa de mi padre-.
-¿Dónde está Nelu? ¿Por qué no la veo aquí?-.
Jiram miraba a todos lados pero no podía
localizar a
su hermana mayor.
-Estamos siendo atacados, un ejército de
humanoides está asediando todo el lugar, ella y Noa se encuentran peleando en
el frente-.
-Esto no puede ser coincidencia, eligieron un
momento en el que el Gran General Marshall está afuera tratando otros asuntos,
además tenían la intención de invocar a un guardian dentro de la ciudad, estoy
seguro que su plan era causar una gran conmoción para que sea mas fácil invadir
desde afuera-.
Jean se incluyó en la conversación al mismo tiempo que ponía encima de sus destrozadas ropas el uniforme que una sirviente le entregó.
-Si, concuerdo con usted Vizconde Nox, tal
parece que han planeado esto con mucha anticipación-.
-En ese caso iré a apoyar en el frente-.
El joven declaró su intención de seguir
peleando.
-No puedes dada tu condición morirías, no lo
permitiré.
Jiram se opuso fervientemente, y agarró con
fuerza el brazo de Jean.
-Señorita Marshall, he visto el ejército
enemigo y sé que es numeroso, si logran entrar en la ciudad personas inocentes
morirán, mientras halla aliento en mi continuaré peleando, además créame cuando
le digo que he estado en peores situaciones-.
Soltandose del agarré, Jean invocó a una de
sus monturas preferidas.
-Amado y bravo corcel que surcas el camino del
sol, cuya ira de tu especie puede secar los mares y quemar los bosques,
necesito tu veloz montura, dígnate en aparecer ante mí-.
Un semental formado totalmente de fuego
apareció delante de él, con prisa se subió en su montura y partió hacia las
murallas.
-¡No, espera!-.
Jiram intentó perseguirlo pero no pudo seguir
el paso.
Jirem se acercó a su hermana, sorprendida al
ver que su actitud había dado un giro de 360 grados.
-Jiram ¿Qué pasó entre ustedes dos?-.
-Él salvó mi vida, peleó contra un guardian
dorado, un Gran Argos y lo derrotó-.
La doncella pelirroja le respondió a su
hermana sin perder de vista la imagen de Jean haciéndose cada vez más distante.
La doncella de cabello gris solo se quedó en silencio.
-(Igual que nuestro padre en su juventud… lo
siento hermana Nelu pero creo que tendrás que esforzarte más de ahora en
adelante)-.
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Nelu, Noa y un grupo de soldados se
encontraban defendiendo una de las puertas principales, una horda de goblins,
kobolds y ogros intentaban atravesar.
-¡Retírate Nelu, lleva tu pelotón a las
murallas! ¡Yo me encargo de ellos!-.
Noa dentro de la cabina de su Neo Golem Terra
se comunicó con su mejor amiga.
-No podemos dejarte son demasiados-.
-¿Con quién crees que estás hablando?, soy Noa
Warbringer, descendiente del linaje que ama la guerra, si se quedan aquí solo
limitaran mis movimientos, podría aplastarlos sin que me dé cuenta-.
-Entendido, pero no dejes que te maten-.
-No te preocupes, acabo de conocer a mi hombre
ideal, no pienso tirar mi vida inútilmente-.
Con ese intercambio de palabras la joven
capitana ordenó a sus hombres la retirada, la situación era terrible, en pleno
aniversario cuando todos estaban felices fueron atacados, primero fue el
secuestro de su hermana, y después en distintas partes de la ciudad aparecieron
demonios grotescos que atacaban sin distinción, mantis religiosas de dos metros
con patas delanteras como cuchillas que podían cortar cualquier cosa, cabras
bípedas que saltaban de un lado a otro portando antorchas incendiando todo a su
paso.
Así como orugas gigantes con caras humanas que
lanzaban un ácido potente, e intentaban trepar por las murallas.
Nelu por fin llegó a auxiliar a un grupo de
arqueros totalmente diezmados, además de híbridos, el lugar se encontraba lleno
de demonios necrófagos, criaturas parecidas a ciempiés que en lugar de patas
tenían brazos, sus rostros eran humanoides, sin ojos, solo dos pequeños
agujeros en lugar de nariz, de color negro o gris, sus fauces estaban llenas de
dientes, babeaban profundamente.
Con un rápido movimiento, usando sus dos
espadas Nelu cortó a un necrófago en pedazos, después arrojó cuchillas de
viento cortante a los enemigos que estaban a punto de alcanzar la cima, los
cuales cayeron y golpearon a sus compañeros en el proceso, tirándolos al vació.
Algunos soldados aliados se dirigieron a una
caldera con aceite hirviendo y vertieron su contenido sin piedad.
-¡Gwaaaaaaaaaaaaaa!-.
Los enemigos alcanzados se prendieron en
llamas, mientras gritaban en agonía.
En represalia piedras enormes arrojadas desde
catapultas azotaron las murallas, sin embargo no lograban derribarlas sin
importar cuanto golpearan, no por algo el lugar era llamado la Ciudad
Acorazada, cada piedra usada para la construcción de la muralla contenía una
gran cantidad de encantamientos defensivos escritos en su superficie, no era
broma decir que eran las más resistentes del mundo.
Cuando los soldados comenzaban a recuperarse
del ataque sorpresa sucedió algo imprevisto, un cuerno de batalla sonó, a lo
lejos pudieron ver lo que se avecinaban cientos de ciclopes dos a tres veces más
grandes que los ogros comunes, y en medio de ellos vestido con una armadura que
le cubría totalmente estaba su líder, el cual
dada su corpulencia y altura hacia ver a sus súbditos como niños.
Y para hacer la situación todavía peor un
grupo de mantis aladas se acercaban volando a toda velocidad, en cuestión de un
minuto estaban a cien metros de la ciudad, la moral de los soldados cayó
nuevamente, pero otro evento no previsto los sacudió.
Otra horda de cerca de cincuenta criaturas
voladoras apareció desde el bosque cercano, se trataba de dragones menores
conocidos como wiverns, de múltiples colores, rojos, purpuras, negros, con grandes
alas y patas traseras, pero con el cuerpo corto, de diez metros de envergadura
y encima de ellos iban montados los trolls de puente, armados con jabalinas y
arcos, a la cabeza de todos ellos, se encontraba una fémina que Nelu reconoció
inmediatamente, se trataba de Sitr.
-¡Es hora de cobrar venganza por nuestras
hermanas y hermanos, destrúyanlos!-.
Con ese comando la batalla aérea inició, las
mantis y los wiverns intercambiaron salvajes ataques, las flechas y jabalinas
difícilmente fallaban sus blancos, los demonios voladores usaban sus patas
delanteras como espadas pero cada vez que topaban con la piel de los trolls,
estas rebotaban, momento que era aprovechado para contraatacar.
-¿Qué rayos está pasando?-.
Un joven soldado expresó el pensamiento grupal.
-¡Escuchen bien Sitr la líder de los Trolls es
nuestra aliada! ¡Repito los trolls son nuestros aliados en esta batalla, por
ningún motivo los ataquen!-.
Nelu intentó aclarar la situación.
Un soldado cerca de sus cuarenta años, con
diversas cicatrices en su rostro intentó desafiarla.
-¡¿Quién crees que eres, mujer?!-.
-¡Yo soy Nelu Maeru Marshall, hija del Gran
General Leo Marshall, si me desobedecen tendrán que atenerse a las
consecuencias!-.
Al escuchar eso el hombre cambió su
disposición.
-Entendido señora, obedeceremos su orden sin
falta-.
Los demás hombres y mujeres secundaron esa
decisión.
-(Probablemente seré juzgada por abuso de
autoridad, pero este no es el momento para pensar en eso)-.
Una nueva tropa de soldados subió hasta la
muralla para reforzar las defensas, entre ellos se encontraba el Coronel Rait
el hombre a quién su padre dejó a cargo.
-Coronel Rait yo…-.
-No se preocupe Señorita Marshall, estoy de
acuerdo con su decisión, puede estar tranquila-.
Al parecer el coronel era más comprensivo que
otros soldados de alto rango que Nelu había conocido.
El encargado de la defensa de la Ciudad mandó
a varios mensajeros a las diversas partes de la muralla para comunicarles, que
consideraran a los trolls de aliados.
El campo de batalla parecía haberse nivelado.
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Noa se encontraba en un grave aprieto cada vez
que le daba una orden a su Neo Golem, decenas de enemigos sucumbían, ya sea
cortados por su espada, o aplastados bajo las pisadas de su máquina de guerra,
pero aun así el número de goblins y kobolds no disminuía.
Lo peor eran los ogros que necesitaban mas de
un golpe para morir, además creaturas similares a orugas con rostro humano
usando su ácido habían derretido algunas de las articulaciones de su “Gran Armadura
Terra” con lo que la velocidad de sus movimientos disminuyó considerablemente.
-¡Mueran, mueran! ¡Nadie saldrá con vida!
¡Miserables criaturas!-.
La mente de Noa estaba sumergida en modo de
batalla, fríamente calculaba sus posibilidades de ganar y determinó, que en
poco tiempo sería derrotada, era necesario pedir ayuda si ella caía,hordas de
monstruos entrarían a la ciudad.
El Neo Golem hizo distancia de sus enemigos y
aprovechando el tiempo, tomo un gran rifle que tenía adherido en su pierna
izquierda y disparó al aire, una bengala explotó en el cielo dispersando humo
de color café.
Ahora tenía que esperar a que la ayuda
llegara, nuevamente tomó su espada y regresó a la confrontación.
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Jean se encontraba entre las calles de la
ciudad asesinando híbridos sin piedad alguna, usando la carga de su montura
creó una pica de fuego y embestía a todas las mantis que se acercaban a él,
desafortunadamente no morían inmediatamente, ya que se trataban de híbridos
maduros.
Así que su estrategia era atravesarlos y
anclarlos a la pared o el suelo, una vez inmovilizados creaba una inmensa
guadaña y les cortaba la cabeza, el plan funcionaba adecuadamente gracias a la
cooperación de los demás soldados que limitaban los movimientos del enemigo,
los cuales gustosos aceptaron su ayuda.
Sin embargo Jean no se había dado cuenta de
que la razón por la que no pusieron peros, era debido al uniforme que portaba,
antes de separarse de las gemelas, recibió un cambio de ropa que había
pertenecido a su padre, además de parecerse a un uniforme militar estándar
tenía en la espalda y los hombros un escudo de armas con un León de perfil en medio de dos espadas todo
enmarcado por una corona de olivo y en la parte delantera el rango de Mayor.
Ese era sin duda el escudo de la casa
Marshall, el cual solo podía ser usado por un miembro de dicha familia, los
soldados sabían que su general solo tenía hijas pero cabía la posibilidad de
que el joven enfrente de ellos aunque no sea un descendiente directo de Leo
Marshall, si era miembro de otro rama familiar, el hecho de que su líder era
conocido por ser algo mujeriego metía más incertidumbre a la situación.
Su apariencia física también jugó un gran
papel, ojos y cabello rojo, semblante fiero y actitud temeraria eran también
parte indiscutible de dicho linaje.
Una vez que los enemigos fueron mermados, Jean
continuó hasta el frente.
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Noa había sido rodeada por un grupo de seis
ogros, los cuales lograron derribar a Terra, y se encontraban arrancándole los
brazos y piernas, cuando terminaron volvieron su atención hacia la cabina
principal forzándola para abrirla y matar a su piloto.
-(Así que este es mi fin, es una verdadera
pena. Lo siento madre, lo siento padre te he fallado, el linaje Warbringer
termina conmigo)-.
Desde la frente de Noa un hilo abundante de
sangre corría, al caer su Neo Golem, su cabeza se impactó con fuerza.
-(Nelu…Jean por favor sobrevivan)-.
Mientras sus últimos pensamientos pasaban por
su mente, la luz se filtró en la cabina, los ogros lo habían conseguido ahora
solo le quedaba esperar la muerte, con un último esfuerzo arrancaron la
escotilla.
Ella pudo ver el rostro deforme de un apestoso
ogro el cual tenía una sonrisa de punta a punta.
Entregándose a su inevitable final Noa cerró
los ojos.
Pero su muerte no llegó, algo se impactó
contra el ogro y lo mandó a volar, el sonido de armas siendo disparadas, y
espadas chocando hizo que abriera los ojos nuevamente.
-¡Peleen, no dejen a nadie pasar!-.
-¡UHHHHHH!-.
El grito de guerra de seres humanos resonó,
pero entre todas esas voces escucho la de él.
-¡Mueran! ¡Mueran! ¡¿Creyeron que era fácil?!
¡Se equivocaron bestias inmundas, todos sus descendientes recordaran este día! ¡Bueno, eso es si alguno de
ustedes sobrevive! ¡Jajajja!-.
Desmontando su caballo de fuego, Jean decidió
pelear cuerpo a cuerpo, creando una guadaña de llamas se colocó en primera línea.
Cada vez que blandía su arma una vida era
segada, en determinado momento se adentró en el centro de la formación enemiga
y girando su guadaña alrededor de él mientras caminaba lentamente como si
estuviera dando un paseo, los diezmó, sangre y partes corporales volaban en todas direcciones, el tornado de muerte en el que se había convertido, infundió
miedo en el enemigo y valor en los aliados.
Por fin haciéndoles retroceder Jean azotó con
fuerza su pie derecho en el suelo y este se levantó, una pared de piedra sólida bloqueó la entrada, repitió el proceso
tres veces más para asegurarse que la barrera fuera lo suficientemente
resistente.
-¡Yeeeeeeeeahhhh!-
Los aliados comenzaron a celebrar, ahora veían
más posibilidades de ganar.
Jean se acercó al Neo Golem caído y encontró a
Noa quién le dirigió una mirada llena de incredulidad.
-Noa Warbringer hiciste un gran trabajo, ahora
es necesario que descanses déjame el resto a mí-.
El joven la sacó de la cabina con delicadeza y luego la entregó a un grupo de soldados que eran sanadores los cuales
inmediatamente comenzaron con el tratamiento.
-Vigilen este lugar, si ven que la situación
es difícil vuelvan al centro de la ciudad y usen guerra de guerrillas-.
-¡Entendido, Señor!-.
Los hombres colocaron una torreta portátil
guardando la entrada, sus semblantes mostraban decisión.
Jean subió a las murallas y lo que vio fue al
grueso del ejército enemigo combatiendo a campo abierto con los aliados que los
intentaban hacer retroceder, las puertas principales habían sido recuperadas.
Con agrado también observo que Sitr se había
unido a la pelea, su tribu montaba magníficos Wiverns y lanzaban proyectiles a
los enemigos.
Con la señal de su Jefe “Glotón”
los ciclopes atacaron con furia, hasta ese momento se habían mantenido
alejados del campo de batalla, esperando el momento adecuado en una guerra de desgaste, una vez que la
Ciudad se encontrará debilitada darían el golpe final, ese momento había
llegado.
-Jean, ¿Qué haces aquí? ¿Cómo está mi hermana?
¿Por qué estás vestido de esa forma?-.
Nelu se acercó corriendo al joven y lo llenó
de preguntas.
-Su hermana está bien, esta ropa me la dieron
ellas, y estoy aquí para ayudar-.
-Gracias al cielo, pensé que había perdido a
Jiram, muchas gracias por salvarla, mi hermana se comunicó primero conmigo y me
dijo que se encontraban atrapados en el laberinto de la ciudad, preparé a un
grupo de magos para salvarlos pero no pude quedarme debido a esta repentina
invasión, ¿Pasó algo que deba saber?-.
-Nada interesante capitana-.
-Mi familia te recompensará sin falta Jean Nox
Crow, te lo prometo-.
-No piense eso por favor, mejor concentrémonos
en vencer al enemigo-.
-Entiendo-.
Los dos regresaron sus ojos hacia la batalla.
Lo que vieron fue crudo, los ciclopes eran muy fuertes y resistentes a los
ataques físicos y mágicos, los aliados en tierra eran masacrados a un ritmo
alarmante.
-A este paso aunque ganemos, el precio será
muy alto-.
El coronel Rait caminó hacia donde se encontraban ellos de reojo miró a Jean pero no comentó nada de su vestimenta.
-Es necesario cortarle la cabeza a la
serpiente, así el cuerpo morirá-.
-Entiendo lo que quiere decir Coronel, pero
¿Cómo haremos eso? si concentramos todo el poder de fuego que tenemos tal vez
podamos lograrlo pero dudo que dejen desprotegido a su líder-.
-Así es, si tu padre estuviera aquí tendríamos
la mejor mano pero debemos ser realistas pelearemos hasta el último hombre en
pie-.
-Señor pero los civiles no se podrán
defender-.
-Ya ordené que los escolten fuera de la ciudad
usando dirigibles-.
Sitr se acercó a toda velocidad hasta donde
estaba Jean, su wivern se posó en la muralla.
-Es bueno ver que sigues con vida Jean Nox Crow-.
-Lo mismo digo Sitr, ¿te molesto si me llevas a
dar un pequeño paseo?-.
-Adelante sube-.
Con una sonrisa la joven líder le tendió una
mano y le ayudó a subir.
-Nox ¿A dónde vas?-.
Nelu se preocupó al ver ese comportamiento,
Jean era su responsabilidad si algo le pasaba no podría ver a los ojos a la
Duquesa Xellar, además él había salvado a su hermana.
-Voy a matar ciclopes, coronel dispersaré al
enemigo en grupos más pequeños en ese momento necesitaré que contraataquen y
los mantengan distraídos para que pueda retar a su jefe-.
El wivern despegó y volvió con los demás.
-Señor del Sol y Soberano de todas las artes,
te imploro tu ayuda para que la oscuridad no apague la Luz, para que la
ignorancia de las bestias no alcance la sabiduría de los seres pensantes,
bendice mis flechas para que no erren el corazón de mis enemigos-.
Una lluvia de flechas de fuego cayó sobre los
ciclopes, a pesar de sus increíbles defensas mágicas y físicas, tenían una gran
debilidad, su único ojo, el conjuro que Jean usó era uno que en teoría siempre
daba en el blanco.
Uno tras otro cayeron derribados con una
flecha de fuego atravesada en su cráneo.
Jean repitió el conjuro tres veces más, las
dos veces siguientes volvieron a cobrar muchas vidas enemigas, pero en la
última ronda ya preparados los enemigos se cubrieron su ojo.
Eso era lo que Jean estaba buscando,
dispersarlos y ponerlos a la defensiva, el coronel Rait aprovechó para ordenar el contraataque.
-Sitr, me enfrentaré a “Glotón” y para ello
tendré que recurrir a algo que odio mucho así que sin importar que, no te
acerques a mí hasta que la batalla haya terminado-.
-No entiendo lo que quieres decir pero lo
haré, solo te pediré una cosa, no mueras por favor-.
-Ya he muerto hace tiempo, Noctis
Ignis-.
Jean se arrojó al vacío mientras pronunciaba
el aspecto negativo de su nombre mágico, la parte oscura de su ser.
Las flamas que le rodeaban, sus ojos, cabellos
y uñas se tornaron negras y aumentaron su intensidad. En el aire invocó una
guadaña inmensa y la dirigió hacia su enemigo, el jefe de los ciclopes que era
tres veces más grande que uno normal se percató y usó el mango de su hacha
para detenerlo.
El impacto creó una onda de choque terrible,
un cráter apareció a los pies de su enemigo quien perdió el equilibrio y cayó
al suelo, Jean aprovechó para hacer distancia.
-¡Tú! ¿Quién eres?-.
Lentamente
“Glotón” se puso en pie, parecía totalmente intacto.
-No mereces saber mi nombre-.
La actitud de Jean cambió, a pesar de la
diferencia de tamaño respondió desafiantemente mientras miraba a su oponente
con desdén.
-Jajaja, cuando te aplaste no importará pero
primero haré que me pidas piedad-.
Sin previo aviso atacó, Jean le esquivó, el
hacha dejó una gran destrucción en la tierra.
El joven reunió chi alrededor de su cuerpo y
corrió alrededor de su oponente a una velocidad increíble, el enorme ciclope
atacaba una y otra vez sin dar en el blanco mientras Jean contraatacaba
golpeando a puño limpio el cuerpo de su enemigo.
-¿Eso es todo lo que tienes? ¿Tus golpes ni se sienten?-.
-Eso significa que todo va bien, bestia
ignorante-.
- Jajaja, disfrutaré devorarte pequeña
hormiga-.
El ciclope a pesar de su volumen dio un gran
salto, cuando aterrizó la onda generada mandó a volar a Jean varios metros,
“Glotón” nuevamente saltó sin perder tiempo pero esta vez en dirección a Jean intentando aplastarlo con su cuerpo, cuando estuvo a unos centímetros de él este desapareció.
Glotón terminó rodando en el suelo
misereblamente.
-¡¿Dónde estás?! ¡Pelea de frente!-.
-Jajaja, eres tan estúpido que me haces reír,
¿Quién en su sano juicio lucharía de frente contra una bola de grasa como tú?-.
Jean reapareció detrás del cíclope.
-¿Bola de grasa? ¡Me has enfadado pequeño,
ahora verás de lo que soy capaz!-
El cuerpo del monstruo se cubrió con una luz
verdosa y nuevamente atacó a Jean pero en esta ocasión su velocidad aunmentó
drásticamente, balanceando su hacha destruía todo a su alrededor incluso a sus
aliados que habían llegado a apoyarle.
Jean se transportaba de una sombra a otra
esquivando con éxito los ataques pero sin poder contraatacar.
-(Esto es bastante difícil afortunadamente,
estas bestias inútiles eligieron atacar al alba si fuera una noche sin luna no
tendría sombras en donde escapar)-.
-¡Ahí estás!-.
El monstruo de un ojo tomó un par de piedras y
las arrojó hacia el pequeño joven, tres escudos antiguos con serpientes en su
frente se materializaron delante de él deteniendo las rocas.
-Estoy comenzando a aburrirme, una bestia sin
cerebro como tú que solo confía en su fuerza física, es algo lamentable, ¿por
qué mejor no te vas de aquí?, y cuando aprendas a leer regresas tal vez así te
vuelvas un poco más inteligente-.
-¡Aghhhh!-.
El rostro del cíclope enrojeció de cólera,
venas se podían ver palpitar en su frente sin pensarlo atacó.
-JAJAJAJA-.
El joven comenzó a reír sin control, y
azotando su pie en el suelo un montículo de piedras se levantó, el cíclope
tropezó con el y por la inercia dio vueltas sin control azotando todo su
cuerpo, Jean creó otra saliente de piedra pero en esta ocasión de varios metros
de altura que golpeó a la bestia en el torso y lo envió varios metros hacia
arriba.
La escena de un gigante cayendo fue digna de
ver, al azotar contra el suelo sangre de color purpura salió disparada por su
boca, jadeaba constantemente intentando
recuperar el aliento.
-Deja de jugar Gran Jefe de los Cíclopes es
obvio que no has sufrido daño alguno, es mejor que te pongas serio o no tendrás
oportunidad de derrotarme-.
-Jajaja, vaya me descubriste pero debo
corregirte algo, tú eres el que no tiene ninguna oportunidad de derrotarme-.
El cíclope se levantó intacto, soltó su arma, retiró
su armadura y lanzó un puñetazo hacia el humano, la velocidad fue prácticamente
imperceptible incluso Jean no se percató pero instintivamente conjuró un escudo
Égida para defenderse, aun así una gran fuerza atravesó el escudo dañando
severamente el cuerpo de Jean, el cual salió rodando miserablemente.
Si perder tiempo su oponente lanzó una lluvia
de golpes, el joven invocó una decena de escudos creando un domo y se cubrió con ellos.
La tierra retumbaba una y otra vez tras cada golpe, era
imposible pensar que alguien sobreviviría ante tal castigo, finalmente Glotón
entrelazó ambas manos y reuniendo toda su fuerza destruyó los escudos.
El cíclope movió los restos de ellos
intentando buscar a su presa pero no halló nada en su lugar un geiser de fuego
estalló desde debajo de la tierra cubriendo todo su cuerpo al mismo tiempo
cuatro torres de piedra se erigieron alrededor de él.
-¡Aghhh!-.
Las flamas eran tan intensas que el monstruo
aulló de dolor, su piel gruesa no sirvió de nada, sus defensas mágicas fueron
inútiles frente a una técnica puramente alquímica.
Desde el inició de la pelea cuando el gran
Cíclope estaba subestimando a Jean, él colocó golpes en ciertas partes del
cuerpo del gigante no con la intención de dañarle sino con la meta de crear un
vínculo para usar el conjuro alquímico Niflheim y Muspelheim, robar la
energía del monstruo y usarla en su contra le permitió tener una forma de
resistir y debilitar a su oponente, mientras recuperaba sus propias fuerzas.
Una parte de esa energía la absorbió en su
cuerpo lo que le permitió usar una mayor cantidad de conjuros, la otra parte la
acumuló debajo de la tierra, el geiser de fuego que explotó era la
manifestación de ese hecho.
-¡Mi ojo! ¡¿Que has hecho?!-.
Al ver esa escena sus súbditos acudieron a su
auxilió, previendo eso Jean creó las torres de roca para mantenerse alejado de
ellos.
-¡Te devoraré!-.
Parcialmente ciego el monstruo atacó todo lo
que se le acercaba.
-Jajajajajaja-.
Jean desde la distancia se reía a carcajadas
disfrutando la escena.
Guiándose por el sonido el gran cíclope corrió en su
dirección, abrió su boca todo lo que pudo, un círculo mágico apareció dentro de
sus fauces y comenzó a absorber todo.
Jean quedó atrapado en ese torbellino y fue
arrastrado hacia la boca del monstruo, el cual al darse cuenta que lo había
atrapado cerró sus mandíbulas y comenzó a masticar, de repente se detuvo en
seco.
-Jaque Mate. Este es el final para ti-.
El joven habló con una voz fría y carente de
vida, él no había sido atrapado por el cíclope, él había atrapado al cíclope.
-“Déjame invitarte un banquete digno de los
reyes, de plato fuerte la carne de tus víctimas, de bebida la vid que hay en
sus venas, devora todo, no dejes nada, pues esta podría ser tu último día. ¡Río
Estigia!”-.
Los restos físicos de sus aliados goblins,
kobolds, ogros y otros ciclopes, se partieron en pedazos reuniéndose en un solo
lugar, la sangre derramada se combinó con ellos formando un río de porquería, el cual rápida y violentamente
se dirigió hacia la boca de “Glotón”.
Jean que se encontraba dentro forzó la
poderosa mandíbula del gigante y la abrió, el torrente de carne y sangre entró
sin resistencia, el joven fue llevado hacia el estómago del monstruo.
El líder de los ciclopes no podía gritar pero
el miedo se veía en su rostro, él no sabía qué demonios estaba pasando, intentó
cerrar su boca pero no pudo la presión que generaba ese río de muerte se lo
impedía, su estómago comenzó a crecer exageradamente, la respiración se detuvo,
finalmente cayó al suelo moviendo sus brazos en desesperación.
-¡Púmp!-.
Con un fuerte ruido acuoso su abdomen explotó
liberando su contenido, una lluvia fétida cayó del cielo abarcando varios
metros a la redonda.
Las tropas enemigas se detuvieron, ellos
tampoco sabían que había pasado, su grandioso líder aquél del cual estaban
seguros era invencible había sucumbido de una manera irónica. Su sobrenombre
era “Glotón”, pues tenía la costumbre de
comerse vivas a sus víctimas, la terrible escena delante de sus ojos parecía un
castigo divino por sus impiadosas acciones.
Pero Jean aún no había acabado, intacto y limpio emergió del interior de su
enemigo, las llamas negras que le envolvían habían aumentado su intensidad, una
sonrisa macabra de oreja a oreja se mostraba limpiamente, lentamente se subió
al pecho de su enemigo.
-Me dijiste que harías que te pidiera piedad,
en tu estado actual ¿Cómo piensas hacer eso?-.
Con una voz apenas audible el monstruo
respondió.
-¡Te mata…ré!-.
Más porquería salió de su boca lo que le
impidió continuar hablando.
-Lo dudo mucho, ahora si me disculpas quiero
disfrutar del fruto de mi victoria-.
El joven levantó su mano izquierda en la cual
tenía algo que se contraía lentamente, se trataba del corazón de su oponente,
el cual era tres veces el tamaño de su puño.
-Realmente pensé que tu corazón sería más
grande, digo tu cuerpo es inmenso, espero que la falta de cantidad sea
compensada por la calidad-.
Enfrente del derrotado y moribundo, como si
fuera una suculenta manzana Jean comenzó a devorar el corazón, mordida tras
mordida.
-¡Nooooooo! ¡Por favor, detente!-.
Cuando acabó de comer aunque era innecesario
creó una lanza de fuego negro y la hundió en el cráneo de su oponente, después
se viró para ver al resto de los enemigos, sus ojos parecían los de una bestia
sedienta de sangre, firmemente declaró.
-¡Aún tengo espacio para el postre! ¡Así que
corran, corran! ¡Tal vez solo pierdan sus vidas si huyen! Jajajajaja-.
Esa fue la señal para la retirada del enemigo,
soltando sus armas corrieron despavoridos, pero Jean no los dejaría escapar
fácilmente usando la energía recién adquirida al devorar un corazón exclamó un
nuevo conjuro.
-“Muerte, muerte y muerte, eso es todo lo que
hay, eso es todo lo que existe, despierto o dormido, en tus sueños o realidad,
nunca escaparás de ella, pero no estés triste la diversión que ofrece la
oscuridad es infinita, ¿Qué? ¿No me crees?, entonces déjame darte una mirada al
mundo del más allá, déjame invitarte al Walpurgisnacht”-.
Una puerta gigante apareció detrás de Jean, y
de un solo golpe se abrió, en ese momento las criaturas de las pesadillas se
liberaron en el mundo, la luz se desvaneció en pleno día la oscuridad reinó.
Una de las cuatro invocaciones masivas
prohibidas por la inquisición fue usada.
Bestias deformes, murciélagos gigantes,
esqueletos vestidos en sudarios usando guadañas, caballeros con armaduras
oxidadas montados en los restos óseos de corceles portando sus cabezas
cercenadas, brujas ancianas con horrendos rostros y piel putrefacta en escobas
de madera, como aquellas descritas en los cuentos de hadas, y una multitud más de criaturas bizarras
caminaron fuera de la puerta, todas y cada una de ellas voltearon a ver a Jean,
esperando sus órdenes.
-Maten a todos los goblins, kobolds, ogros,
demonios y especialmente a los cíclopes, el método que usen no me interesa-.
Esas palabras fueron suficientes para liberar
el pandemónium, los enemigos fueron masacrados brutalmente mientras se batían
en retirada, atravesados, cortados, aplastados, devorados, ahogados, quemados,
congelados, electrocutados y otras formas de morir se hicieron presentes en el
campo de batalla.
Los soldados aliados que habían comenzado a
celebrar se detuvieron, atónitos veían el infierno ,
algunos vertieron el contenido de su estómago al no poder soportar la escena
delante de sus ojos.
Sitr y los trolls se retiraron hasta la
muralla, ella se dio cuenta porque Jean le había pedido que no se acercara a él
durante la pelea, su cuerpo temblaba de miedo la persona amable que la había
salvado y curado sus heridas desapareció, él se había transformado en un avatar
de la muerte, era el ser más monstruoso que sus jóvenes ojos habían visto,
incluso más que el cíclope que mató a su madre.
En la muralla Nelu se encontraba
conmocionada, a su lado se encontraba
Noa envuelta en vendajes en el mismo estado.
-Tengo que hacer algo, ya sabía que algo
andaba mal con él, mis instintos me lo decían es mi obligación detenerlo antes
de que se salga fuera de control-.
-Es muy peligroso Nelu, es mejor que todos
tomen refugió detrás de la muralla hasta que todo se calme-.
Noa intentó detenerla.
-No puedo hacer eso, es mi responsabilidad
vigilarle, además después de todo lo que ha hecho por mi familia, por mi ciudad y
por mí, no me puedo quedar de brazos cruzados-.
La joven capitana corrió en búsqueda de Sitr, cuando la
encontró le pidió que la llevara cerca de Jean.
-Él me pidió que no me acercara, sabía que se
saldría de control, si intentas detenerlo tu vida correrá peligro-.
-No me importa, por favor ayúdame-.
Sitr la quedó viendo firmemente después de
unos segundos respondió.
-Si veo que estás en peligro, te sacaré de ahí
sin importar que-.
-Muchas gracias Sitr-.
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Montando al wivern, las dos mujeres se
acercaron hasta Jean, el cual se encontraba en éxtasis asesinando a sus
enemigos.
Nelu se plantó delante de él con los brazos
extendidos intentando llamar su atención.
-¡Jean Nox Crow detén está barbarie ahora
mismo!-.
Él la ignoró completamente, blandiendo su
guadaña cortó a la mitad a un pobre goblin que suplicaba por su vida.
-Dije que te detuvieras-.
Nelu nuevamente se puso enfrente de él y lo
tomó de su ropa, en esta ocasión no fue ignorada.
-Si quieres vivir, suéltame mujer-.
-¡No lo haré hasta que regreses a la
normalidad!-.
-No me dejas más opción-.
Jean extendió su mano izquierda y apretó el
cuello de la joven mujer, ella le quedó viendo con sorpresa en sus ojos
mientras su conciencia se desvanecía
-¡Jean suéltala! ¡Recuerda que ella es una
persona muy importante para ti!-.
Sitr intervino intentando razonar con él, el
despiadado ser soltó a Nelu.
-Llévatela ahora mismo o no habrá una segunda
oportunidad-.
La líder troll se acercó a su compañera, quien
se encontraba tosiendo intentando recuperar la respiración.
-¡Tú me prometiste que nunca me harías daño o
dejarías que alguien lo hiciera!-.
Las palabras pronunciadas por Nelu detuvieron
en seco a Jean, él extrañamente se agarró la cabeza con ambas manos como si luchara
con un intenso dolor.
-Capi..tana… yo-.
Viendo esa reacción Nelu decidió actuar.
-¡Así es, soy la capitana Nelu Maeru Marshall
y te ordeno que te detengas!-.
-Yo no..puedo, ¡Callate mujer!-.
El joven parecía estar sufriendo debatiéndose
sobre que hacer.
- ¡¿A quién crees que le hablas, escoria?!
¡Cuida tu tono de voz! ¡¿Quieres ser juzgado en una corte marcial por revelarte
ante tu oficial superior?!-.
-¡AGHH! No quiero…por favor… no me obligues-.
Nelu lo volvió a tomar de la ropa, extendió su cabeza para atrás y con un rápido movimiento le dio un cabezazo a Jean y luego
un golpe en el estómago.
-¡Eso duele! ¡Para!-.
-¡No pararé hasta que obedezcas mis órdenes,
gusano!-.
La joven capitana continuó con su abuso
físico, realizando combos de golpes en el pecho, piernas y brazos del joven.
-¡Esta bien usted gana! ¡Nunca más la
desobedeceré! ¡Pero por favor no me pegue más!-.
Jean volvió a su habitual ser.
La oscuridad se disipó como por arte de magia,
las llamas oscuras que envolvían su cuerpo se apagaron, la luz regresó, las
criaturas invocadas se detuvieron y se convirtieron en polvo mismo que fue
absorbido por la gran puerta después de lo cual se cerró y desapareció.
Nelu levantó a Jean del cuello de la camisa y
le quedó viendo fieramente.
-Espero que hallas aprendido tú lección-.
-Si… lo siento mucho… no me pegue otra vez…-
La voz del joven se fue haciendo más débil
hasta que cayó sumido en la inconsciencia.
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- Increíble ¿Quién es esa mujer?-.
-¿Cómo pudo controlar a ese monstruo?-.
Los soldados tanto hombres como mujeres
vociferaron sus dudas.
-Ella es Nelu Maeru Marshall, hija del Gran
General Leo Marshall. Y probablemente heredó la habilidad de su madre de poder
domar bestias peligrosas, así que tengan cuidado de no hacerla enojar-.
La persona que les respondió fue el coronel
Rait.
Todos los presentes asintieron fervientemente ante
sus palabras.
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