HOLA A TODOS, UNA GRAN DISCULPA POR LA TARDANZA, AQUÍ ESTÁ EL SIGUIENTE CAPÍTULO DE NOX. COMO NOTA APARTE TODAS LAS ORACIONES QUE ESTEN DENTRO DE PARENTESIS, SON LOS PENSAMIENTOS DE LOS PERSONAJES ().
-¿Padre? ¡Padre! Despierta, ¿Qué
tienes? ¿Te sientes mal?-.
La joven mujer observaba con
ligera preocupación a su padre.
-¡Oh! Nada hija, no te preocupes,
estoy bien-.
El general Leo regresó de su
trance.
-Entonces, ¿Cuándo me lo vas a
presentar?-.
-Si tienes tiempo, ahora mismo,
con tu permiso me gustaría que él se quedara en la casa-.
-(¡Oh, No! ¡Esto es más grave de
lo que pensé!)-.
La mente del hombre de familia
trabajaba a toda velocidad.
-¿Por qué en la casa?-.
El general Leo reuniendo todo su
valor hizo una pregunta de la cual temía escuchar la respuesta.
-Bueno, principalmente porque no
quisiera separarme de él. (No sé qué clase de problemas puede causar si lo dejo
andar libremente por la ciudad)-.
Nelu Maeru Marshall no sabía que
con sus inocentes palabras, estaba acortando la esperanza de vida de su padre.
El hombre de guerra se derrumbó
internamente al escuchar esa respuesta.
-(¡Este es el fin! ¡No! ¡Tienen
esa clase de relación! ¡Tranquilízate Leo Marshall has tenido incontables y
terribles batallas, eres capaz de enfrentar este nuevo peligro! ¡No entregaré a
ninguna de mis amadas hijas, en el peor de los casos, cometeré
homicidio-suicidio!)-.
-Vamos Nelu, quiero conocerlo-.
Tomando
la mano de su hija, se dirigió hacia el salón principal del castillo.
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-Jiram, no debiste hacer eso, Nelu se va a enojar mucho-.
Jirem se encontraba regañando a su hermana gemela, las dos
estaban sentadas enfrente de la chimenea de la sala principal, bebían algo de
té .
Adicionalmente las pequeñas estaban detrás de Jirem, mirando
con ojos de reproche a Jiram.
-Y ¿Qué querías que haga? Nuestra hermana nunca ha traído a
un hombre a la casa-.
-Por eso mismo, ella nunca traería a alguien que fuera mala
persona, debes confiar más en ella, además antes de que te desconectaras del
mundo ellos dijeron que no tienen esa clase de relación-.
-Pero… pero aun así, en esta casa solo hay mujeres. No creo
que nuestro padre hubiera aceptado que se quedara aquí-.
La gemela pelirroja no se veía ni un poco arrepentida,
estaba segura de que actuó correctamente.
-En eso tal vez tengas razón, pero había otras formas de
hacer las cosas, expulsar de la casa a alguien que uno mismo invito es de muy
mala educación, sobre todo si se trata de un noble de otro país, debiste dejar
que… padre se… encargara…-
Jirem se detuvo un momento antes de continuar.
-Pensándolo bien, creo que pudo haber sido mucho peor-.
Mientras se encontraban con su conversación, su padre y
hermana mayor aparecieron.
Pudieron observar que los ojos de su padre se habían
convertido en los de una bestia que buscaba destrozar a su presa.
-Jiram, Jirem, niñas ¿Dónde está nuestro invitado?-.
Su padre las cuestionó con una sonrisa forzada en su rostro.
Jirem volteó a ver a su gemela, quien le pedía con la mirada
que no dijera nada, luego decidió hablar.
-Bueno, Jiram le pidió que abandonara este lugar y buscara
habitación en otra parte-.
-Jiram, ¿Por qué hiciste eso? ¿Sabes lo que has hecho?-.
La capitana Nelu veía con reproche y preocupación a su
hermana, ella solo se encogió de hombros.
-No te quedes callada, dime a donde fue-.
-No lo sé, solo dijo que buscaría donde quedarse en la
ciudad-.
Sin poder soportar la mirada de su hermana mayor, Jiram
desvío la suya.
-Lo siento, Padre, las presentaciones tendrán que esperar,
iré a buscarlo. (Antes de que cause un gran problema)-.
Sin mediar palabras la joven mujer salió de la sala.
-Te lo dije, Jiram-.
Jirem le recriminó nuevamente a su hermana por sus acciones
precipitadas.
-¡Mala!-.
Las pequeñas también estaban molestas por las acciones de su
hermana.
-Hijas, ¿Pueden decirme que está pasando?-.
El Gran General Marshall fue dejado fuera de las
conversaciones.
-Exactamente ¿Qué quieres saber? Padre-.
-¡Todo!-.
El hombre de familia se dio cuenta de la excitación en su
voz, realizó ejercicios de respiración antes de continuar.
-Digo, todo, ¿Cómo es él?-.
-Bueno…-
Jirem tenía una gran sonrisa en su rostro.
-… ¿Qué opinan ustedes, pequeñas?-.
Haciendo una formación de equipo las niñas intercambiaron
sus opiniones, después de unos breves instantes de debate llegaron a un
acuerdo.
La más pequeña, que era su representante, respondió por
todas.
-Nosotras creemos que “Hermanito Nox”, es muy lindo y
divertido-.
-(¿Hermanito? ¡Maldición! ¡Tomé las cosas demasiado a la
ligera! ¡Ese tipo es muy astuto y terrible, sin que me diera cuenta se ha
ganado a las pequeñas! ¡ He perdido esta batalla, pero no la guerra!)-.
Sin notarlo el hombre de guerra mordió su labio
inferior en frustración por su derrota, un hilo de sangre corrió por su
barbilla-.
-¡Kya! ¡Sangre!-.
Al ver eso sus pequeñas hijas corrieron aterrorizadas.
-¡Esperen, hijas mías, no abandonen a su padre!-.
El pobre hombre quedó solo con los brazos y manos
extendidas.
-Vamos Padre, ¿No crees que estas exagerando?-.
Jirem intentó consolar a su padre.
-Nunca he visto a mi hermana preocuparse de esa manera por
un hombre, o enojarse con Jiram por lo que le hizo, ciertamente él es atractivo
y simpático, además de ser un noble.., realmente creo que se llevan muy bien, pero
aun así no es razón para que te
preocupes demasiado, Padre-.
La gemela de cabello gris casi blanco parecía disfrutar las
palabras que salían de su boca.
El Gran General Leo Marshall recibió un golpe crítico
después de otro, con cada palabra de su hija su cuerpo se acercaba al suelo,
hasta que finalmente quedó tendido en la lona incapaz de levantarse.
-Jirem, eres malvada-.
Ahora era Jiram quién recriminaba las acciones de su gemela.
-Jaja, es tu culpa que esto pasara, así que no me siento
mal. Padre y tú deberían dejar que nuestra hermana viva su vida, ella no es
ninguna tonta-.
Con esas palabras Jirem se retiró del lugar, solo Jiram se
quedó intentando que su padre reaccionara.
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La capitana Nelu se dirigió a su habitación y empezó a
revisar su equipaje hasta que finalmente encontró una efigie de madera.
-Nox ¿Me escuchas?-.
Con un poco de impaciencia en su voz, intentó comunicarse
con su acompañante.
-Sí, le escucho perfectamente, capitana-.
-Que alivió, te pido una disculpa por el comportamiento de mi hermana, ella solo
confía en nuestro padre, olvida lo que dijo y regresa aquí por favor-.
La joven mujer lamentaba sinceramente la situación en la que
se encontraba.
-No es necesaria una disculpa, además ya encontré un lugar
muy agradable donde quedarme-.
-Insisto, no es necesario que estés fuera, ya que fui yo quién te pidió que me
acompañaras, además no quiero que causes problemas-.
-No se preocupe, ya le prometí que intentaré no causar
problemas, de todos modos si me necesita puede comunicarse conmigo en cualquier
momento-.
-No me da tranquilidad dejarte libre por ahí, pero supongo
que no cederás y tampoco tengo derecho de obligarte después de esto, esta bien,
apenas tenga información o un plan de acción me comunicaré-.
La joven mujer parecía abatida.
-Entendido, por mi parte también investigaré, buenas
noches-.
Al finalizar esas palabras la comunicación terminó.
La capitana Nelu se sentó en su cama.
-Supongo que debe estar un poco enojado, hablaré con Jiram y
me encargaré de que se disculpe apropiadamente-.
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Jean se encontraba en el lago bañándose cuando recibió la “llamada”
de la capitana Nelu, después de quedar de acuerdo en cierto asuntos, continuó aseandose en calma, ya era de noche pero gracias a una hermosa luna llena que iluminaba
todo con luz etérea se podían observar hasta los más mínimos detalles de los árboles,
el agua, la cascada, incluso de los peces que habitaban ahí.
Como de costumbre su presencia había atraído a los espíritus
del bosque.
Las luciérnagas y hadas de diversos colores que brillaban
intermitente añadían misticismo al paisaje.
Jean perdió la noción del tiempo, disfrutando de la paz y
serenidad que la naturaleza le proporcionaba.
En contra de su voluntad, finalmente decidió salir.
El agua escurría por
su delgado cuerpo, su cabello negro cubría toda su espalda, camino lentamente
hasta su ropa que había colocado encima de una piedra.
-Ferus Ignis-.
Al usar su nombre mágico,
todo su cuerpo se envolvió en fuego, su cabello, ojos y uñas se tornaron de
color rojo.
El agua que se
encontraba encima de su piel y cabello inmediatamente desapareció, dejando solo
una pequeña estela de vapor.
De su ropa sacó un
pequeño peine y empezó arreglarse el cabello.
CRACK.
Un solo ruido rompió
la tranquilidad de la noche.
La expresión de calma
de su rostro desapareció, sin perder tiempo se abalanzó hacia la fuente de ese
sonido, una persona que no había detectado se encontraba entre los arbustos
cercanos.
Esa persona no pudo
reaccionar a la velocidad de Jean, él inmediatamente la inmovilizó en el suelo,
doblándole el brazo y colocando su peso en su espalda.
-¡Alto! ¡No te muevas!
¿Dime quién eres?-.
-¡Espera un momento,
por favor, no fue mi intención espiarte! ¡Solo estaba cazando, vi luces y vine
a revisar que era!-.
Se trataba de una bella
mujer en sus veinte, de cabello y ojos oscuros, piel morena, su cuerpo era atlético,
de agradables proporciones, vestía un uniforme militar, el emblema que denotaba
su rango de sargento, se podía ver en la hombrera de su camisa, al ver eso Jean
la soltó.
La joven mujer se
sentó y empezó a sobar el brazo que Jean le dobló.
-¿Eres una habitante
de esta ciudad?-.
-Sí, soy Noa Warbringer,
sargenta de la tercera compañía, y piloto del Neo Golem Terra-.
La mujer soldado
respondió descuidadamente, mientras revisaba su pequeña mochila, de la cual
sacó un pequeño frasco que contenía un aceite claro y aromático que empezó a
untar en su brazo.
-¿Warbringer? ¿Dijiste
Noa Warbringer?-.
-Si, así es, ese es mi
nombre-.
Al escuchar ese nombre
Jean perdió su compostura, sin perder tiempo azotó su cabeza en el suelo en
posición de disculpa.
-¡Lo siento mucho! ¡No
fue mi intención hacerle daño Sargenta Warbringer, le pido que busqué en su
corazón y tenga pie.. pie..piedad conmigo!-.
Por alguna razón Jean
comenzó a tartamudear.
-(¡Si ella es como mi
maestro, me va a matar! ¿Qué hag…hag..hago?)-.
Escenas de sus cortos 16 años pasaron a toda velocidad en su mente.
La joven mujer solo
podía ver como ese “delicado” ente de fuego que hasta hace unos momentos se
bañaba en el lago y se encontraba rodeado de hadas de Luz, temblaba
incontrolablemente.
-No te preocupes, fue
mi error acercarme sin precauciones, de hecho estoy agradecida por que no me
atacaste de manera letal-.
La joven sargento
sabía que la apariencia de la persona frene a ella se debía a que era un
practicante de las artes místicas de alto nivel, y si hubiese querido podría
haberla quemado hasta las cenizas.
-¡Por favor, sea
indulgente conmigo!-.
Por su parte Jean
parecía estar seguro de que recibiría un gran castigo por sus acciones, así que
continuaba pidiendo piedad desde el suelo.
-No hay problema, no
te haré nada -.
Noa dio un paso hacia
Jean con la intención de tranquilizarlo, pero él desde la misma posición de
sumisión se alejaba de ella, continuando con sus frases de disculpa.
-¡Hey! Escuchame, ya
te dije que no hay problema-.
Después de cinco minutos
de intentar llegar hasta él, la joven mujer desistió.
-Si quieres continuar
hablando, no me opondré pero al menos levántate, ponte algo de ropa y apaga ese
fuego, por favor. (Una señorita no debería andar desnuda por el bosque)-.
-¡Oh!-.
Jean dándose cuenta de
que se encontraba sin ropa, se puso de pie y fue por su ropa.
-(¡¿Que rayos es eso que le cuelga?! ¡Esta hermosa y pequeña creatura es un hombre!
¡No sabía que ellos podrían ser así de bellos,
este es un gran hallazgo! ¡¿Qué hago?!)-.
El rostro de Noa
Warbringer quedó rojo, una sonrisa de pura felicidad se dibujó en su rostro, su
mirada parecía estar viendo una escena muy placentera, de su nariz un hilo de
sangre comenzó a correr, ella quiso detenerlo pero su flujo sanguíneo aumento,
incapaz de contenerlo,tomó su arco y decidió huir de ese lugar, para evitar que ese “lindo
hombre” la viera en esas deplorables y poco femeninas condiciones.
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