30 jun 2015

NOX CAPÍTULO 7


COMO PROMETÍ, AQUÍ ESTÁ EL SIGUIENTE CAPÍTULO.








Al llegar al otro lado del puente, Jean y la capitana Nelu se encontraron con otro puesto de control troll, sin embargo al mostrar el documento de pago, atravesaron sin ningún problema.

Durante el transcurso que les quedaba para llegar hacia la Ciudad Acorazada, estuvieron atentos a cualquier señal de peligro, afortunadamente todo transcurrió bien, antes de divisar su hogar, la Capitana Maeru y Jean, repitieron la operación “cambio de ropa” con la misma incomodidad que la primera vez.

Finalmente divisaron grandes murallas hasta donde la vista les permitía.

-La Ciudad Acorazada, mi hogar, debe su nombre a esa gran muralla-.

La joven mujer dijo orgullosa.

-Entraremos por la puerta Norte-.

Añadió.

-Eso es… increíble-.

Jean se encontraba observando al imponente guardia de la puerta norte, una gran armadura de color blanco, con una espada a cado lado, que se movía grácilmente.

-Eso es un Neo-Golem, el nombre de ese modelo es Shiro, durante tiempos de guerra el uso de golems era muy útil cuando escaseaban los soldados, pero si el enemigo poseía magos más poderosos y hábiles que los aliados, el control de estos podía ser robado, ya qué su voluntad es muy débil, cosa que pasó muchas veces, así que para no jugar a los dados, mi país y el país tecnológico del Norte, desarrollaron este nuevo tipo tripulado -.

La capitana proveyó a Jean con una explicación.

-¿Tripulado?-.

El Vizconde se encontraba interesado.

-(Es extraño que a él le llame la atención algo)-.

-Sí, no poseen voluntad, por lo que necesitan un piloto-.

-¿Cualquiera puede manejarlos?-.

La joven mujer lo observó por un momento antes de responder.

-No, si no, no tendría sentido todo lo hecho. Solo una persona puede manejarlo, la cual le suple mana continuamente, si el piloto muere nadie más podrá activarlo, hasta que se cambien las especificaciones y eso puede durar hasta un año-.

-Entiendo, eso garantiza que al ser robado no será usado inmediatamente contra uno. Vi restos de este tipo de golem en el pasado pero estaban en malas condiciones, es grato ver uno en funcionamiento-.

Jean continuó observando detenidamente al Neo Golem.

La capitana continuó observándolo a él.

-(Probablemente está buscando puntos débiles, debe ser algún hábito que desarrollo en ese lugar, espero que no quiera medir fuerzas con una de esas cosas)-.

Antes de entrar la capitana Maeru habló con los guardias humanos que estaban a los pies del gigante de metal, al reconocerla la saludaron y dejaron pasar.

Dentro de la ciudad se encontraba una gran cantidad de personas circulando por la calles pavimentadas con roca sólida, las casas eran grandes  construidas del mismo material, las puertas y ventanas eran de madera, aunque en algunas construcciones eran de metal.

-(Ciertamente este lugar es digno de ser llamado Ciudad Acorazada)-.

Para Jean era la primera vez que visitaba un lugar así, se encontraba maravillado con todo.

Pronto llegaron a la “casa” de la joven mujer, se trataba de un castillo incluso más grande que el Fuerte de Ciudad Lux. El carruaje se detuvo enfrente.

-Antes de entrar repasemos las cosas una vez más, Jean Nox Crow, prométeme que no causaras problemas-.

Ella le miraba fijamente a los ojos.

-Prometo intentarlo-.

La joven mujer dio un suspiro ante esa respuesta.

-También si puedes, intenta no destacar, por favor-.

-Eso no depende de mi voluntad, pero haré lo que pueda-.

-Muy bien en ese caso, entremos-.

-¡!!Hermanaaa Neluu!!!!!-.

Apenas bajar del carruaje una multitud de pequeñas personas salieron corriendo del castillo y se abalanzaron sobre ella.

-¡Esperen deténganse!-.

La capitana quiso luchar pero fue incapaz de hacer algo.

Las pequeñas criaturas eran las hermanas de Nelu Maeru Marshall, quienes la abrazaban y se aferraban a ella con fuerza sofocándola.

Jean se hizo a un lado sin perder el tiempo y las contó rápidamente, se trataba de diez niñas, de distintas edades, pero según sus cálculos ninguna pasaba los diez años de edad.

Cuando la capitana empezó a ponerse morada por la falta de oxígeno, fue salvada por una gentil voz.

-Vamos niñas, suelten a nuestra hermana-.

Se trataba de una doncella con características físicas perfectas, facciones como las de una muñeca de porcelana, de piel blanca y ojos grises, con una expresión amable e inocente. Llevaba puesto un  vestido gótico rojo con adornos blancos

-¡No queremos! ¡Hace mucho tiempo que no nos visita!-.

Las pequeñas respondieron al unísono.

-¡Si no la sueltan ahora, las castigaré severamente!-.

En esta ocasión fue otra persona que regañó a las niñas, una señorita idéntica a la anterior salvo por el color del cabello que era de un rojo intenso, usaba un vestido blanco y puro con adornos rojos.

Se trataba de gemelas.

Ella fue más allá de las palabras y se acercó a su hermana mayor y empezó a despegarle a las niñas.

Finalmente liberada de esos abrazos mortales, Nelu fue capaz de respirar.

Las dos le ayudaron a ponerse de pie.

-Gracias Jiram, Jirem-.

-Es bueno que vuelvas hermana-.

-Te extrañamos mucho-.

-Lo siento mucho, he estado ocupada… -.

Sus hermanas la vieron con ojos de reproche.

-…pero intentaré venir más seguido de ahora en adelante-.

Añadió intimidada ante esas miradas, luego se volteó y se dirigió a sus pequeñas hermanas con una sonrisa.

-Yo también las extrañé, pequeñas. ¿Cómo han estado?-.

Después de intercambiar saludos con todas, decidieron entrar al castillo.

-Nelu, disculpa pero quien es esa persona-.

Jiram con ojos fieros señaló a Jean quien se había mantenido silencioso hasta el momento.

-¡Oh! Se me había olvidado, disculpen, déjenme hacer las presentaciones.

-Él es Jean Nox Crow, un Vizconde del Reino de Ignis-.

-Mucho gusto en conocerles-.

Jean hizo una amplia reverencia.

-El gusto es nuestro Señor Nox, mi nombre es Jirem Marshall y ella es mi hermana Jiram-. Jirem respondió educadamente.

La tropa de niñas rodeó a Jean y comenzaron a examinarle de pies a cabeza.

-Hohoho, creo que escuche mal, Hermana. Creo que dijiste él-.

Aparentemente Jiram no recibió bien las palabras de su hermana mayor.

-Si eso dije… aunque su apariencia es algo femenina, es un hombre-.

-Capitana, por favor no me ayude tanto-.

El joven se quejó en voz baja.

-Lo siento-.

-¡¿Por qué?! ¡Dímelo Hermana!-.

-No tienes que gritar Jiram, además no te lo puedo decir es algo confidencial-.

-¿Confidencial?-.

La gemela pelirroja entró en estado de shock.

-¡No me digas que tú y él son pareja!-.

-¡Es nuestro hermanito!-.

La tropa de niñas añadió más leña al fuego.

-¡Te equivocas Jean y yo no tenemos esa clase de relación!-.

Con la cara roja por la pena la joven doncella intentó aclarar el malentendido.

-¿Jean? ¿Le hablas con tanta confianza por su nombre? ¿Tan lejos han llegado?-.

Jiram cayó hincada apoyando sus manos en el suelo, todo el color abandonó su cuerpo.

-¡No es así! ¡Explícale Jean…digo Vizconde Nox!-.

La capitana busco apoyo en Jean.

Él se acercó lentamente a la pelirroja.

-Señorita Jiram Marshall, esto solo es un malentendido, para empezar es imposible que exista esa clase de relación entre nosotros-.

Las palabras del joven eran tranquilas, llenas de paz y convicción. Su rostro irradiaba serenidad.

Una vena a punto de estallar apareció en la frente de Nelu Maeru Marshall, por alguna razón esas palabras hirieron su ser.

-¡¿Así que es imposible que algún hombre se enamoré de mí?! ¡Pues déjame decirte que ninguna mujer querría salir con alguien tan pequeño como tú! Mmmph-.

Enojada volteo su cabeza con desdén.

-¡Aghh!- Jean, quién tiene un gran complejo por su cuerpo menudo, recibió un golpe crítico.

El color abandonó su ser, cayó arrodillado a lado de la gemela pelirroja en la misma posición que esta.

-Jajjaja-.

Jirem empezó a reír profundamente lagrimas se escapaban de sus ojos.

-Vamos, entremos a la casa a almorzar-.

Sin perder tiempo la capitana Maeru con paso veloz entró al castillo.

-Pequeñas carguen a esos dos y tráiganlos, por favor-.

Jirem dio una indicación a sus pequeñas hermanas.

-¡Entendido!-.

Prontamente la “chibi tropa” hizo lo que se les pidió, cargaron las dos estatuas de mármol viviente, y en procesión entraron a su hogar.

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